Amor gélido
Mi objetivo era matar a ese chico que le estaba causando varios problemas a la organización. La realidad es que apenas era una novata, era mi primera misión, pero mi trabajo es más bien rematarlo, se esperaba que resultara muy herido tras un enfrentamiento contra unos guerrilleros de la organización.
Esperaba de forma paciente por donde la presa pasaría, caminaba de forma tranquila, bien abrigada contra el frío de aquella zona. Espinadragón es un lugar que tiene sus partes lindas, pero la mayoría no tanto.
Prontamente vi a mi objetivo, me escondí detrás de algunas rocas, lo emboscaría. No se veía herido a simple vista, aunque contra los tres guerrilleros que mandaron, lo tuvieron que lastimar sí o sí.
Se notaba confiado, por lo que mandé a uno de mis pequeños a atacarlo, eso lo ralentizaría, dándome más ventaja. Aunque noté que...de hecho era bastante guapo, era una pena tener que matarlo, pero por algo me pagan.
Mi pequeño no le hizo daño, cayó de forma inmediata ante la espada de mi objetivo, lo que me sorprendió de verdad.
-¿Dónde estás, bruja? Muéstrate ya.
-Tranquilo, cariño. -Me descubrí de mi escondite, sonreía mientras caminaba tranquilamente, girando mi linterna mientras lo hacía. -Podemos hacer esto de dos formas...por la buena o por la mala.
-Tres guerrilleros y una bruja, esto ya no me es casualidad, ¿por qué quieren matarme?
-Das muchos problemas, chico guapo. La verdad es que me parece una pena tener que matar a alguien tan lindo como tú. Te puedes entregar...y no será un desperdicio.
-Si quieres llevarme con los tuyos...será a la mala, ¿de acuerdo, bruja?
-Está bien, cariño. Tú lo pediste. -Me llevé la mano a la frente, fingiendo molestia...inmediatamente, lancé a varios de mis cincin cryo para atacarlo, corriendo para invocar varias espinas debajo de él.
Todo bien hasta ese momento, hasta que saltó, invocando un monolito geo que aplastó a los murciélagos. Chisté la boca, poniéndome el escudo cryo.
-Espera...¿por qué tan de prisa? Al menos invítame a tomar un café. -Reí.
-Tratas de matarme, deberías invitármelo tú a mí, ¿no crees?
-¿Por qué no? Siendo honesta, eres de mi tipo, cariño, y una cita contigo no estaría mal...pero no me pagan para eso. -Invoqué más estalagmitas de hielo para enterrarlas en su cuerpo, pero él hizo aparecer otro monolito debajo suyo que impidió que alguna se le enterrara.
Se abalanzó contra mí saltando desde el monolito, siendo evadido por mi escudo...es más fuerte de lo que me dijeron.
Al tronar mis dedos, más murciégalos cryo aparecieron, los que se lanzaron contra él, pero poco daño le hicieron más que algunos rasguños. Maldición, esto no me comienza a gustar.
Mi siguiente carta fue atacar nuevamente con algunos pinchos de hielo, los que destruyó junto con mis murciégalos y mi escudo al crear "olas" de roca geo.
Salí disparada por el impactó que logró absolver mi escudo, me puse de inmediato de pie, recibiendo una estocada horizontal cerca de mi ojo, lo que me voló la máscara que uso.
Caí de nuevo por la herida; ahora yo era el objetivo. Me cubrí con las manos.
-¡Espera! ¡Po-por favor, no me mates!...por favor no me mates... -Comencé a llorar. -Tengo apenas diecinueve...no quiero morir, no así.
-¿Con que descaro me pides que no te mate si tú lo intentaste hace un momento?
-¡El duende verde lo hizo, yo no tuve nada que ver! (Ok, no :v)
-¡Me pagaron por hacerlo, yo no quería!...necesitaba dinero, por eso me uní a los Fatui...por favor, te lo ruego, no me mates.
-Déjame verte... -Pidió, yo lo vi a los ojos, notando que se sorprendía mucho.
Ahora que lo veo un poco más de cerca sin tener la máscara puesta y a pesar de que tengo la vista llena de lágrimas, me doy cuenta que es bastante más guapo de lo que pensé la primera vez...
Nos seguimos viendo sin decir nada, en el frío, me sonrojé al poco, desviando la mirada por la pena.
-Haré lo que sea...pero no me mates, por favor. -Guardó su espada, ofreciéndome la mano.
-¿Cómo te llamas?
-Irina...Irina Petróva
-Aether...encantado. -Sonrió, yo tomé su mano para que él me levantara, pero me di cuenta que me había lastimado el tobillo, por lo que solté un quejido, teniendo que sujetarme de él. -¡¿Estás bien?!
-N-no...me lastimé al caer cuando se rompió mi escudo.
-Oh rayos...lo siento. N-no era mi intención, trataba de defenderme...tú sabes.
-Sí...lo sé. Olvidemos eso, tenemos que irnos ya o nos congelaremos.
-Espero Albedo no se encuentre en el laboratorio...de lo contrario tendré problemas. -Aether me cargó en sus brazos, yo me sorprendí al no esperármelo. -Te llevaré a un lugar seguro, sujétate bien. -Sonrió de nuevo.
-D-de acuerdo... -Me sujeté el cuello de Aether, ambos quedamos bastante cerca compartíamos el poco calor que nos quedaba, calentándonos un poco en las hogueras prendidas del camino.
Me sorprendí a mí misma, había pactado una tregua con mi enemigo mortal al rogarle que no me matara. Pero no puedo regresar, los Fatui no me perdonaran por fallar en mi misión.
Nada me impide matarlo ahora mismo sin ningún problema, pero no puedo. Mejor dicho...no quiero matarlo, simplemente no quiero.
Otra razón por la que me sorprendí a mí misma es que, cuando lo vi a los ojos, no pude evitar enamorarme de él. Es bastante guapo, amable y me perdonó la vida cuando no tenía por qué hacerlo, no después de lo que yo intenté hacerle.
Llegamos a un pequeño refugio que se notaba era un laboratorio, él me dejó sentada sobre una caja, corriendo por una manta para ponérmela en los hombros. Estábamos cerca de una olla prendida, así que el calor no era problema.
El problema era otra cosa...una pequeña hada voladora salió de entre unas cajas, temblaba de frío.
-Oh, Aether, ya regresaste... -Hubo unos segundos de silencio. -¡¿Pero qué?! ¡Una bruja cryo de los Fatui! -La pequeña regresó a su caja, cobijándose. -¡Protege a Paimon, Aether, Paimon no quiere ser comida de emergencia congelada!
-Tranquila. Está bien, Paimon. No nos hará daño... -Me miró, sonriéndome. Él tiene razón, no pretendo hacerles nada, no quiero que Aether salga herido por nada del mundo. Ahora que él me salvó la vida, quiero protegerlo.
***
Me parecía bastante raro...me he enfrentado no solo a varios Fatui, sino también a algunas brujas electro en mi recorrido por Teyvat...pero con Irina es completamente diferente.
Creo que el saber que ella tiene nombre, necesidades, una edad, y que no deseaba morir me hizo verla de forma diferente.
Amber me dijo una cosa en concreto: jamás veas a tu objetivo a los ojos, porque cuando lo haces, pierdes el valor de quitarle la vida. (de hecho esto es una "ley de oro" de los francotiradores en la vida real, jamás deben ver a su objetivo a los ojos, ya que recuerdan que son humanos, y que los están por matar, etc., etc., si un día les van a disparar, vean a los ojos con cara de perrito :v)
Justo cuando estaba a nada de darle el corte final, aquel que la dejaría sin vida en el suelo, me detuve por verle los ojos...unos ojos azules tan bellos como el hielo, y una piel tan blanca como la nieve.
Irina era una chica muy bella, un poco menor que yo en años (creo que Aether tiene físicamente 23), su cabello corto color blanco también es hermoso, aunque se notaba endurecido por el frío que hacía y la nieve que cayó sobre él.
Le expliqué a Paimon lo que había pasado...ella comenzó a jalarme de los cabellos, estando enojadísima.
-¡Paimon no puede creer la tontería que cometiste! ¡Es entendible que lo hicieras, pero no deja de ser mala idea!
-¿Ella es tu hija? -Preguntó Irina, sonrojándose.
-¡No! -Dijimos Paimon y yo al mismo tiempo.
-Soy su compañera de viaje.
-Es mi comida de emergencia... -Nos quedamos viendo después de eso...ella volvió a jalarme de la coleta, dándome pequeños golpes en la cabeza.
Le expliqué de forma muy breve a Irina qué era Paimon de mí, y ella dio su propia versión. Claro que a ella le pareció curioso ya que nunca vio nada parecido a una Paimon en su vida.
-Ahora, Irina. Explícanos un poco...¿por qué querías matarme?
-Desde que tuviste la pelea con el señor Nobile...se puede decir que los Fatui están obsesionados contigo. Te quieren muerto a toda costa, por lo que te tendieron una trampa en un lugar tan complicado de sobrevivir como lo es Espinadragón.
-Tiene sentido... -Dijo Paimon, llevándose la mano a la barbilla. -¡Aunque Paimon cree que eso no le quita responsabilidad a Irina!
-¡De verdad, lo siento! -Ella tomó con más fuerza la manta, mirando al suelo mientras apretaba los ojos. -No diré que soy víctima de las circunstancias...pero necesitaba el dinero, era unirme a los Fatui o tomar otros caminos más sombríos...
-No te preocupes, Irina. -La tomé del hombro, sonriéndole de forma afable. -Hay preparada un poco de sopa, seguramente tendrás hambre. Y es lo mejor para este maldito frío.
-Gracias, Aether...te puedo llamar así, ¿verdad?
-Claro. -Mientras servía la sopa, Paimon me miraba con una cara de reproche...no creo que sea tanto por confiar en Irina de forma ciega, sino es más bien porque ella no tendrá ración doble, jeje.
Puedo ver en sus ojos que ella dice la verdad, que de verdad se siente arrepentida y no piensa apuñalarme por la espalda.
La desesperación siempre llevará a tomar caminos difíciles, y de hacer algunas cosas que, en circunstancias normales, se harían de otra forma.
Seguí charlando un poco más con Irina, su voz es tan linda, de eso no me cabe apenas duda; se nota sumamente feliz por comer algo caliente con el frío tan jodido que hace. Me siento muy bien por ella.
La veía tan sonriente, aunque luego recordé su herida en su ojo.
-Irina, ¿no te duele? -Me señalé el ojo, haciendo alusión al tema.
-Me arde, pero no es molesto. -De la nada, rió un poco. -Menos mal no quedé ciega, así que me considero afortunada. El antifaz me salvó de eso.
-En verdad lo siento...me siento terrible por haberte herido así...y si te hubiera dejado ciega de ese ojo, no tendría cara con la que mirarte.
-Hay que dejar eso de lado, Aether. Yo también pude haberte herido de mucha gravedad, también me siento apenada.
<<Hum...Paimon cree que Aether habla de manera muy distinta cuando se dirige a Irina...>>
-Déjame revisarte, por favor. -Me levanté, tomando suavemente el rostro de Irina, viendo a detalle su herida y su hermoso ojo de perla azul marino, la limpié con una mezcla de hierbas que tiene Albedo para curar heridas, así que eso evitaría que se infectara. -Solo falta el toque final.
Sin apenas querer evitarlo, le di un beso en el pómulo a Irina, haciendo que ella se pusiera un poco rosada de las mejillas, llevándose la mano a esa zona donde le había dado el beso.
-¿Qu-qué fue eso último?
-Cierta bruja me dijo que hay que dar un beso en la zona afectada para que sane más rápido. -Mentí...en realidad es para cuando alguien se convierte en el alumno estrella de la bruja y era un beso en la frente.
-A-ah...bueno, tendrá su lógica.
Tras eso hubo un pequeño silencio, aunque duró unos segundos. Únicamente se escuchaba como Paimon devoraba su plato de sopa, yo iba a comer de la mía, pero seguía muy caliente...por lo que, de idiota, me quemé los labios.
Irina me miró, vio que me tallaba los labios y que tenía una expresión notoria de dolor, ya que incluso tragarme la sopa fue especialmente difícil.
Nos quedamos viendo, ella dejó su plato a un lado, acercándose un poco a mí...yo no entendí en el momento, ¿aún tiene bastante frío y quiere compartir manta conmigo para que nos calentemos los dos?
No fue el caso, pues luego Irina llevó sus manos a mis mejillas, acercándose poco a poco a mí, dándome un beso en los labios que no me esperé en lo más mínimo.
Fue como un destello fugaz, por no decir que sentí algo, más que perteneciente al elemento cryo, fuera de elemento electro. Sentí un rayo atravesar mis labios por lo fugaz que fue ese beso en mis labios, pero a su vez, me llevó más alto que la punta de Espinadragón.
-N-note que te hiciste daño...como tú te tomaste la molestia de curarme, yo quise hacer lo propio...¿fue de tu agrado? -Irina se sonrojó, volteando a ver su plato de sopa, evitando mis ojos.
-¿Eh?... -Yo también quedé tan rojo como el caldo de la sopa que tomaba en ese momento, me agarró por sorpresa, pero fue más bien una sorpresa linda.
No sé si eso cuente como un beso...pero, de contar, fue mi primer beso.
Ella se acomodó un mechón de cabello, mirando a otro lado, Paimon estaba boquiabierta, aunque creo que no alcanza a comprender lo que pasó entre Irina y yo.
-Siéndote sincero...no me siento del todo curado aún. -Nos vimos a los ojos, sonrojándonos de forma inmediata, aunque tuvimos el difícil reto de mantenernos la mirada. Era complicado, pero no fue imposible.
-Entiendo lo que quieres decir... -Ella se acercó de nuevo a mí, cubriéndome con la manta para que Paimon no viera como nos besábamos, hasta yo admitiría que sería incomodo. Como ahora sí estaba listo, yo también la tomé de las mejillas, que estaban un poco cálidas por el hecho de que estamos pegados frente al fogón.
El beso fue más bien tímido, inseguro, pero no por eso fue menos disfrutado por mí y por ella. El contacto de nuestros labios era lento, no se tocaban a profundidad, lo que era bastante decir. Nos conteníamos, más que nada.
Llegado un momento, Irina y yo nos hundimos en un beso bastante interesante, por decirlo de alguna manera, nos juntábamos cada vez más, sujetando con fuerza la manta para suprimir un escalofrío que me subía por la espalda.
Finalizamos con que ella me besó el labio superior, casi como si fuera una forma de decir que hasta allí debíamos llegar. Acepté, no menos que dolido, quería seguir besándola.
-Oigan, no hagan tanto secretismo en un asunto tan banal. -Se quejó Paimon, llevando sus manos a su cintura. -¿Eh? Paimon cree que deben alejarse un poco de la hoguera, están completamente rojos de la cara.
-¿E-enserio? -Preguntó Irina, ambos miramos a otro lado, en efecto, estábamos tan rojos como una manzana.
Terminamos de comer prontamente, por ahora teníamos que pensar qué haríamos, no era solución sencilla, Irina estaba lastimada, Albedo no regresaba y en el viaje de regreso seguramente habría más Fatui, lo que representaba un enorme peligro.
La noche se acercaba, lo que empeoraba las cosas, Irina y yo nos cubrimos con la misma manta, la que cubría el hecho de que estábamos tomados de la mano.
Nunca nos pedimos como pareja, pero era de esa cosas en que es como si tuvieras una conexión con la otra persona, ya que no nos decíamos palabras de amor, pero sabíamos que estábamos enamorados el uno del otro.
Es una conexión tan especial que únicamente se tiene con una persona en toda la vida...e Irina era la persona con la que me tocó esa conexión.
Creo que en Inazuma la llaman "hilo rojo del destino". Supongo que Irina y yo, a pesar de estar distanciados por una distancia de mundos, de forma literal, nos encontramos aquí no por casualidad, sino porque ese era nuestro destino.
No permitiría que nadie rompiera ese hilo que había encontrado después de tantos viajes junto con Lumine...no, señor.
-¿Tienes una idea de qué harás? -Pregunté.
-Esperaba que tu fueras a responderme esa pregunta. No puedo volver, los Fatui me matarán apenas sepan que conviví contigo...tengo mucho miedo, Aether. -Su voz se notaba quebrada. -Mandarán a un cobrador a matarme apenas sepan lo que...
-No. -Interrumpí. -Lo sabrán, pero no permitiré que nadie te haga daño. -Apreté un poco su mano. -No pretendo dejar que nadie te haga daño mientras esté junto a ti.
-Pe-pero no puedo ir contigo, a dónde quiera que vaya seré tratada como criminal.
-No lo permitiré...maldita sea. -Susurré. -Tengo una idea, pero no sé que tanto te agrade.
-Dímela, si eso puede ayudarme, estaré dispuesta a aceptar. -Me pidió, desesperada, acercando su rostro al mío...yo me hice un poco para atrás.
-Podemos viajar juntos...
-¿Eh? -Ella se sonrojó un poco. -¡N-no lo sé, no quisiera ser una molestia para ti, de verdad! ¡N-no es necesario, podrías ayudarme a que los Caballeros de Favonius me consiguieran protección!
Ella separó su mano de la mía, es natural que sienta vértigo ante una propuesta así, ni siquiera yo estoy seguro de lo buena que sea esa idea tan alocada, no tengo ni idea de a dónde me llevarán mis viajes y el qué pasará después de que encuentre a mi hermana.
Sin embargo, la tomé de las mejillas, haciendo que centrara sus ojos en mí. Deseaba transmitirle la mayor seguridad posible, a pesar de que ni yo tengo.
-Irina, tranquila. No serás una carga para mí, todo es cuestión de que mantengas oculto tus poderes cryo mientras estamos en la ciudad. Si te quitas ese uniforme y actuas como si fueras una mujer más, todo estará bien...
-Confío en ti, Aether...llevamos apenas horas de conocernos, pero siento en mi alma que puedo confiar en ti y que no me arrepentiré por eso.
-Eso me alegra, Irina. yo confío en ti, sé que no me mientes, sé que tienes mucho miedo ante lo desconocido, lo comprendo. Ambos podemos tener miedo si estamos solos, pero si estamos juntos, nada nos pasará.
-Oye, no estás solo, Paimon te acompaña a todos lados. -Ella me miró mal.
-Bueno...entiendes lo que digo, ¿no, Paimon?
-Algo así. -Ella voló hasta Irina. -La verdad es que Paimon no confía mucho en ti, y que cuando Aether confía en alguien relacionado con los Fatui termina siendo traicionado...estarás bajo vigilancia estricta de Paimon, hum.
-Lo entiendo perfectamente...sé lo que pasó entre ustedes y Nobile, pero yo no soy igual a él. Él...es una persona muy malvada, retorcida, le gusta meter a los demás en problemas, pero yo no soy así.
-De cualquier modo... -Paimon miró de forma recelosa a Irina, ella rió de forma nerviosa. -Y hay que pensar en que decirle a Albedo cuando vea que trajiste a una bruja cryo a su laboratorio.
-Error. Irina no es una bruja cryo...ella es una chica que se perdió en Espinadragón y que tú y yo encontramos de camino para acá.
No era tan mala excusa, debíamos formarla un poco más para que fuera más creíble.
Por el momento, Irina se había tranquilizado, mi viaje por Espinadragón es solo un preparativo antes de ir Inazuma.
Una mano no me vendría mal, y menos si es de alguien que puede manejar el elemento cryo, no seremos la mejor de las duplas, pero los enemigos caerán como moscas, eso lo puedo ver, jeje.
Justamente cuando llegó Albedo y Sacarosa, ambos se nos quedaron viendo de forma sorprendida, él puso su mano en la empuñadura de su espada, hasta que expliqué lo "sucedido".
Sacarosa habló de forma inmediata con Irina, quizá le prestaría algo de ropa, mientras yo seguía hablando seriamente con Albedo afuera del laboratorio.
-Tiene sentido lo que hiciste, pero fue muy peligroso, cualquier persona la atacaría.
-No si viene con el caballero honorario.
-En eso tienes razón. -Albedo suspiró. -Pero recuerda, no hagas cosas buenas que parezcan malas, incluso pondrían pensar que te pasaste al lado de los Fatui, y no creo que te reciban con los brazos abiertos en la ciudad apenas pase eso.
-Hum, no lo pensé. -Me llevé una mano a la frente. -Como sea, cuando Sacarosa le dé ropa nueva, todo estará bien.
-No te crítico, hiciste algo sensato. Evitar la hipotermia era lo más necesario, y si era la única ropa a la mano...aunque me pregunto qué pensarán cuando vean el cuerpo de la bruja.
-Eso es lo de menos, compañero.
-Quizá no. Doblarán esfuerzos por matarte, eso es seguro. No te puedo decir nada como no sea buena suerte. -Albedo me dio unas palmaditas en el hombro.
Para la mañana siguiente, los cuatro bajábamos la enorme montaña, esperábamos que alguien nos facilitara ropa o algo similar para que Irina pudiera cambiarse de forma inmediata.
Caminaba junto a Irina, se notaba un poco más tranquila al saber que no hay Fatui...o no muy cerca de aquí.
Estábamos en territorio seguro, eso era definitivo, ya que en el campamento de aventureros rara vez se suele colar algo por aquí. Será a lo mucho un slime que acaba rápidamente eliminado.
-Bueno, Irina, aquí comienza tu nueva vida. -Nos detuvimos, todos nos miraban, aunque es más que probable que piensen que la estamos escoltando y que es una bruja prisionera.
-Espero que la próxima vez que la gente me miré de forma tan extraña sea por lo guapa que soy. -Sonrió.
-No dudo que algunos ya lo hagan ahora. Por cierto, recuerdo que me dijiste que soy de tu tipo y que te parezco muy guapo, ¿era eso cierto?
-Ah, pues... -Ella se sonrojó, mirando a varios lados. -N-no diré que es mentira, lo acepto y reconozco. -Me sentí bastante halagado por eso, incluso feliz de saber lo que piensa Irina de mí.
-Eres muy linda también, Irina. Tus ojos son muy bellos, y das buenos besos. También recuerdo que me pediste que te invitara un café...cuando lleguemos a Mondstadt, esa será la primera parada. -Le sonreí.
-D-de acuerdo...eres muy lindo, lo digo enserio.
Sacarosa, Albedo y Paimon se nos quedaban viendo raro ya que parecíamos una parejita de enamorados, y casi casi hasta lo éramos. Faltaban meras formalidades, pero nada que no se pudiera resolver.
Irina tenía puesta ya ropa nueva, no se parecía en nada a una bruja de los Fatui, se veía sumamente bella, y resaltaba un poco las curvas que ya tenía, lo que me robó un suspiro. Paimon me jaló una oreja.
Vestía con una falda negra que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, además de una blusa de manga larga y de cuello Mao.
-¿Lista? -Pregunté.
-Más que lista. -Sonrió.
Ambos nos tomamos de las manos, mirándonos a los ojos para, casi como si hubiera sido un reflejo, darnos un beso rápido. Al reaccionar a lo que hicimos, nos sorprendimos, dimos una risa tímida y emprendimos camino a Mondstadt para tomar ese café que de verdad se antoja tras el frío de Espinadragón.
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Las personas de mi audiencia son unas degeneradas 😂 me he dado cuenta que votan más a los capítulos donde hay setso que a los capítulos románticos, el único que empata es el capítulo de Mona y Sacarosa.
Ok, no soy el único que shipea a Aether con las magas cincin de los fatui, incluso hay un one-shot que les recomiendo, está entretenido, no recuerdo si es taaan romántico, pero de que lo recomiendo, lo hago uwu que creo que su autor lee esta historia, así que a lo mejor lo vemos aquí en los comentarios
El próximo capítulo con Aether de protagonista es la continuación del ship con Sacarosa...que se supone iba a publicarlo hoy pero la verdad es que no le he dado mucha forma, no lo tengo terminado y pues...¿qué puedo decir? Cuando no planeo las cosas es como tirar una moneda al aire: o sale algo muy malo o algo muy bueno, pero nada más es cosa de sazonarlo más ya que para qué publicar algo si no está bien hecho, ya he aprendido eso.
En cuanto a los fics de Lumine se refiere, primero será el de Xiao, situación romántica tranquilita y el lemmon (que siento que esto les va a gustar más a las chicas que son mayoría en la audiencia), será con Diluc uwu que también los hombres lo van a disfrutar, digo, es Diluc, el único hombre que puedes ver desnudo y no te quedas agradecido con el de arriba :v
Nos vemos entonces, ya retomaré el hilo de algunos capítulos que dejé ahí abandonados pero ya conté la mayoria los ships nuevos de los que quería escribir, retomaremos lo viejo y le daremos un segundo aire.
Siempre tuyo:
-Arturo.
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