Gato (3)
Auspiciado por: Fruit Basket y Lectora_sama
—¿qué estas haciendo?— su voz abrió paso a su pregunta, observando como la rubia con un botiquín al lado curaba al pequeño felino aún durmiente.
—al parecer mientras huía se hizo varias heridas, es mejor tratarlas antes de que se infecten— sonrió para luego acariciar suavemente con la yema de sus dedos su obscuro lomo— ¿no es lindo cuando duerme?
Yuugo se tomó un tiempo para revisar cada articulación suya, desde su facial hasta su cuerpo. Un pequeño temblor en su brazo la delató, además de que esa parte de su blusa lucia rasguñada. Se acercó y tomó con su brusquedad característica su brazo, viendo la herida en ella.
—Anna— la miro de forma seria, haciendo que tan solo se encogiera en su lugar.
—yo iba a curarme, lo juro, luego de hacerlo con Ray— se excuso, susurrando las últimas frases puesto que ella quería evitar problemas pero al parecer conseguía más.
—¡el esta y va a estar bien, vamos a curar esa herida de inmediato!— arrebato el botiquín de su lado tomando los materiales necesarios para ayudar a Anna con su herida, todo ante la atenta mirada de la rubia— esto... ¿Cómo era?
—¿no sabes como curar heridas?— comentó a su asombro de verlo complicarse con tantas cosas dentro de la pequeña caja blanca.
—... ¡Ray y Norman siempre fueron cuidadosos! La única que sufría heridas era Emma, pero además de curarse rápido ella era cuidada por Norman en ese aspecto— frunció el ceño con dos frascos completamente diferentes en cada mano, buscando cual era el indicado.
Pero su frustrante búsqueda fue interrumpida por la sonora risa de la ojiazul quien no podía escuchar lo que escuchaba, una risilla que para el mayor era contagiarse, acompañándola con una risa seca de su parte.
[...]
—¡Anna!— cuando se levantó sintió las sábanas encima de él, el techo caoba protegiendolo de las afueras y la oscuridad rodeandolo. Fue cuando se dio cuenta de que estaba en su cuarto, tan solo su cuerpo dolía pero nada más que eso—... ¿qué fue-?
Al pensar que todo fue un sueño, las marcas en su cuerpo y la falta del brazalete en su muñeca fueron suficiente prueba de que no, efectivamente no fue un sueño, el huyó de casa, lastimo a Anna y casi la pone en peligro.
[Nota: jaja si... releyendo sus capítulos anteriores me di cuenta que apenas pasaron unos días más o menos y ya se iban declarando su amor XD. Así que, amnesia para ti y para ti, nunca pasó xd]
Nada más se sentó en su cama se iba poniendo la ropa que yacía ordenadamente acomodada al lado suyo y como si leyeran sus actos apenas acabó su puerta fue tocada, siendo esta abierta cuando dio el permiso.
—Ray ¿cómo estás?— entró y cerró la puerta detrás suyo, mirándolo fijamente cómo ante la pregunta agachada el semblante y suspiraba con pesar.
—mejor...— decidió darse una pausa, puesto que no sabía cómo formular esa pregunta, que estaba en la punta de su lengua más no quería salir. —¿tú... estas bien?
—si, lo estoy— sonrió ante su preocupación pasando a sentarse a su lado, ya que aún sentía que algo andaba mal con el azabache— fue un día muy largo ¿verdad?
—lo fue— dijo sin más, aún sin dirigirle la mirada cuando hablaban. Seguido de ello estuvo un profundo silencio, ni el ruido del viento o de los grillos del verano parecian hacerle frente.
—no fue tan malo— mencionó Anna rompiendo de la nada el largo silencio entre ellos dos y la sorpresa del contrario no faltó, dedicándole por fin un cruce de ojos olivas y azules cielo.
—¿qué?— indagó incrédulo de lo que escuchaba de su parte, sin contexto alguno. Nada, nada más que leves sospechas de a que se referia.
—digo, tu forma sin el brazalete. Aunque al principio tenía miedo por la sorpresa todo eso se fue cuando te vi huir de nosotros, estaba preocupada por si sucedía algo, si te lastimabas, si te perdias, si te sentirías solo o abatido— contó mientras juntaba sus manos a su pecho en forma de confortarse a sí misma— sin importar a donde escaparas, nosotros te iríamos a buscar ¿si? Así que por favor, no creas que te abandonariamos por miedo a ti, como te veas o actúes, sigues siendo Ray.
—...— se quedó sin palabras, no sabía que decir, como actuar o que hacer. Tan solo pudo saber que ese cosquilleo que de pronto comenzaba a sentir en su pecho, era igual de reconfortante que ella— ¿todos?
—si, todos— sonrió comprensiva a el, aguantando las ganas de abrazarlo porque sino volvería a su forma de felino.
—¿tú también?— aquella duda la sorprendió, pero mayor fue su sorpresa cuando el apoyo su frente en su hombro mientras tenía los ojos cerrados.
—claro que si— aseguró con total confianza mientras sentía como su mano subía a su mejilla, acariciandola con un leve toque para luego desaparecer en una ligera nube blanquecina—¡Oh, Ray!
El chico que antes estaba sobre ella ahora estaba en su regazo con ojos aburridos de la situación.
—... ¡Pfft ajaja que lindo!— soltó mientras reía y reía de lo acontecido siendo ajena a la vergüenza del gato a su lado que no hacía más que poner sus oscuras patas sobre su propia cara.
Fue después de unos segundos más que siguió riendo y es que las acciones de Ray por evitar que Anna vea su pena solo hacían que ella riera más por su ternura en esa forma gatuna.
Hasta que sintió que las pequeñas patas delanteras del animal la presionaban una y otra vez como si le pidiera a gritos que deje de reírse.
—¡esta bien, esta bien!— limpio el rastro de lágrimas que ya comenzaba a brotar de sus ojos de tanto reírse y procedio a calmarse de a pocos— ¿feliz?
El gato satisfecho la dejó en paz y se sentó más tranquilo a su lado.
—vaya— suspiro ella aun con esa sonrisa en el rostro que en ningún momento faltaba en su rostro— ya que aclaramos todo, debería irme, no quisiera estar justo cuando te transformes.
La joven ya estaba por levantarse hasta que otro golpe en la puerta los interrumpe.
—Ray ¿Anna esta ahí contigo?— esa voz era perteneciente a Norman que al parecer buscaba a la rubia, pero al momento del que Anna iba a hablar para vez la típica nube blanquecina en signo de una transformación se hace presente.
—...— entre lo dos no se dijeron nada, el shock los había invadido. Hasta que por fin reaccionaron y...
—¡¡A-AAAAAHH!!— el chillido de Anna alarmó a todos los residentes de la casa, haciendo que el albino preocupado, entrará rápidamente a la habitación seguido de Yuugo detrás suyo que llegó rápidamente a la escena.
Y aquella escena era tan surreal e increíble.
—¿¡pero qué-!?— exclamo primero Yuugo ante su sorpresa, Ray sin rastro alguno de ropa alrededor más que las que estaban dispersadas en su cama. Y la dulce Anna con el rostro rojo y las manos sobre su rostro.
—lo siento— Norman sin pensarlo mucho rápidamente cerró la puerta, hasta que entró en cuenta y la volvió a abrir con la misma rapidez con la que lo cerro— un momento... ¡¡Ray!!
—¡ya me voy!— y la ojiazul trataba de salir con una mano en los ojos y con la otra tratando de ubicarse por donde iba tratando de salir de la habitación siendo esta acompañada y ayudada por el albino.
—aunque todos sabemos lo que en verdad sucedió, aún así es raro— le menciono Yuugo al menor que ya se encontraba terminando de acomodarse la parte superior de su ropa.
—si bueno, no es como si esa hubiera sido mi intención— exhalo de cansancio, la noche al parecer seria mas larga de lo que imaginaba.
Pero quitando el hecho de su inminente vergüenza de aquella escena, no hacía olvidar el suave y tierno cosquilleo que de pronto Anna ocasionaba en el. Lo hacía preguntarse, si siempre estuvo esa sensación ahí, desde cuando pasó o como. Más eso no lo molestaba en lo absoluto.
Fin.
*procede a revivir después de mucho como si nada
De la nada hoy día me dio por seguir con esto y que mejor que terminar con uno de los primeros pedidos. Ahí te va, nos vemos.
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