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Un alfa en celo

Advertencias: Omegaverse, continuación de "no es tan malo", insinuación a lemmon, pero no hay.

Recordatorio: sólo como dato sin importancia, los alfas y omegas internos son físicamente lobos.
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Controlar el celo de un omega no era tan difícil como muchos podrían pensar.

Si, está bien. Las feromonas que los omega soltaban por todo el sitio eran capaces de atontar a cualquier alfa, y ni se diga del comportamiento que estos asumian durante el celo. Sin embargo sólo era necesario bastante autocontrol para no sucumbir ante uno de estos. Luego sólo debían llenar el sitio de sus propias feromonas para calmar al omega y así evitar una situación de la que se arrepentiria luego.

Así había logrado calmar el celo de Aioria en esa ocasión cuando tuvo que salvarlo del imbécil de DeathMask, de hecho había sido bastante fácil, pues cuando llegó a la quinta casa, el caballero de leo estaba tan asustado por la voz de alfa del caballero de cáncer que cualquier comportamiento "erotico" se había esfumado. Y solo tuvo que calmar al menor lo que restaba de la noche.

Pero el celo de un alfa es una cosa totalmente distinta, no hay nada que los calme en esas épocas. La mayoría pierde cualquier rastro de cordura en esas épocas y sólo quiere acostarse con quien tenga enfrente. Las feromonas que libera son demasiado potentes, que hasta el omega con mejor resistencia se debilita ante estas.

Milo aveces maldecia su suerte como alfa. Sí, está bien, era genial casi todo el año. El casi nunca usaba la voz de alfa, no le gustaba tener ese control sobre otros de esa forma. Pero fuera de eso era genial como nadie se metía con él.

Pero odiaba la época del celo. Odiaba perder el control de su propio cuerpo. Odiaba querer acostarse con quien tuviera adelante. Odiaba todo lo relacionado con esa fecha.

Generalmente el se escondía en la casa de escorpio una semana entera. Todos sabían cuando llegaba su celo y lo evitaban a todo lugar, con excepción de los otros alfas de la orden, quienes iban a revisar que comiera y cosas por el estilo.

El problema es que su celo se había adelantado una semana, mientras no estaba en las doce casas.

No iba a arriesgarse a intentar subirlas para llegar a su templo. Tenía varios compañeros omegas antes de eso y no quería lastimar a ninguno.

Así que lo primero que hizo al notar como su cuerpo se calentaba, fue salir corriendo en dirección a su antigua casa.

Aquella casa en la que vivía mientras era un aspirante a caballero, y a la cual todavía visitaba algunas veces.

Estaba sentado en el piso de su habitación, respirando agitadamente y luchando por seguir cuerdo.

De repente un pequeño olor lo distrajo, miro en dirección a él mueble donde guardaba la ropa, y noto una camisa ahí.

Sabía de quien era. El había dejado que Aioria durmiera en ese sitio hace pocos días, pues estaba demasiado cansado para volver a leo.

Se levantó y camino en dirección a la prenda de ropa, agarrandola y pegandosela al pecho.

Aun olía a Aioria....

Jodido omega, su olor era tan dulce, su sonrisa era tan linda..

Sacudió la cabeza, sentándose nuevamente en el piso, apoyando la espalda en la cama. Aun con la prenda en manos.

No podía culpar a su celo de ese pensamiento, Aioria siempre le pareció tan lindo, incluso desde antes de que su segundo género se presentará.

Pero en cuanto lo hizo, oh por athena, tanto él como su alfa interno lo desearon demasiado. Ese omega era lo más bello que podía existir, con perdon de su amigo Beta camus, como no lo iba a desear para si mismo?

Muchas veces había soñado con él, lo cual era mucho más frecuente en su época de celo. Soño de todo, desde salidas amistosas hasta cosas no muy apropiadas.

Había tenido que tener demasiado autocontrol cuando lo ayudó en leo. Porque su alfa interno le gritaba que aprovechará, que Aioria no se enojaria, etc

Pero no. Él había sido incapaz de aprovecharse de esa manera de su amigo de toda la vida. Mucho menos después del susto que el caballero de cáncer le hizo pasar.

Pero ahora, durante su celo, no podía pensar en algo que no fuera ese jodido caballero de leo, y no de las maneras más puras sinceramente.

Apego la camisa de Aioria a su pecho, sintiendo el olor del omega muy cerca. Las personas tendian a pensar que eso de buscar prendas de la otra casta durante el celo para calmarse era cosa sólo de omegas. Pero sinceramente también era algo normal entre los alfa, aunque estos nunca lo admitirían.

De repente, el dulce olor del guardián de la quinta casa incremento. Podía sentirlo en toda la casa, y no era cosa de su imaginación

- Milo? Estas aquí?

Mierda....Aioria había entrado...

Tiro la prenda a la esquina y se abrazo a si mismo, luchando internamente por no correr en dirección al omega que había entrado a su casa.

Y vaya que le estaba costando mucho.

Rezo por que Aioria se fuera, pero era imposible. Su olor estába en todo el sitio, y el santo de leo era demasiado testarudo como para irse sin encontrar a su amigo.

- estas aquí? Dohko dice que no te vio en todo el día, y me preguntaba si-

Abrió la puerta de la habitación y ya no pudo seguir hablando. El aroma a Alfa en celo lo había golpeado.

Miro con nerviosismo al caballero de escorpio, quien estaba en el piso de su habitación, con la respiración agitada.

Aioria sinceramente pensó en darse la media vuelta e irse del lugar. Sabía lo peligroso que era un alfa en ese estado.

Pero, no sabía si fue su propio omega interno llorando por ayudar al escorpion, o su propia conciencia, lo que hizo que en vez de irse, entrará a la habitación.

- ...vete.

Pudo escuchar la voz del pelimorado, estaba cansada y claramente en conflicto, pero hizo todo lo contrario.

Sinceramente le costó llegar donde el chico. El aroma en la habitación le hacía temblar las piernas y rezaba porque no adelantará demasiado su celo.

Se agachó a la par del Escorpión dorado y acaricio su cabeza, a manera de reconfort.

- Milo, ¿estas..

- dije que te fueras mierda!

Aioria no se apartó por más que el alfa rugiera, no estaba usando su voz de alfa para darle ordenes, y no lo iba a dejar en ese estado sólo.

Abrazo al santo de escorpio, quien por un momento pareció calmarse por el olor del omega. Sabía que los omegas no podían calmar a los alfas de esa forma, pero mínimo evitaría que el pobre estuviera a punto de estallar.

- Aioria...

Aunque no lo pareciera, Aioria estaba teniendo demasiado autocontrol también. En el mismo momento en que entró en la habitación, cualquier omega hubiera entrado en celo inmediato e intentado acostarse con el alfa que estuviera ahí.

Pero, aunque sus piernas temblaban y su omega interno casi que gemia sólo por ese olor, se estaba manteniendo firme.

Se separó un poco para ver al mayor, quien, ya sin poder contenerse, lo beso.

El tampoco hizo mucho intento de apartarlos a decir verdad..

Cuando se separaron por aire, ya cualquier autocontrol en la habitación se había ido al caño.

- Milo...

Sintió a su omega interno agitar la cola, feliz.

- Aioria...

Si alguien terminaba marcado esa noche, sería culpa de los dos.

Una culpa de la cual ninguno se arrepentiria.

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