Advertencias: ⚠️Continuación  del cap del mismo nombre.
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- A como se te ocurra decirle algo a alguien y te parto la boca, cerebro de alacran.

Milo río suavemente y alzó las manos como si dijera "tranquilo".

- Tranquilizate  aioria, no tienes que llegar al grado de las amenazas

Y es que, después de aquella tierna escena de borrachera por parte de aioria, habían tenido que volver a las casas, y Milo se había ofrecido a cuidar de este hasta que se le pasará la resaca y lo borracho en primer lugar.

Y tal vez no había sido muy buena idea, porque ahora que Aioria estaba en sus cinco sentidos, lo de la noche anterior lo tenía bastante avergonzado, y cuando este león se avergüenza, empiezan las amenazas.

- Pero, puedo preguntar...¿Cuál era el motivo de tus lágrimas?

Aioria lo miro por un pequeño momento, como sorprendido de que el Escorpión dorado estuviera ¿Preocupado? ¿Curioso? de la razón detrás  de sus lágrimas el día anterior.

- No.

Milo suspiro, mirando fijamente al caballero de leo, quién permanecía con la vista en otro sitio al decir la negativa.

Se acercó un poco a él, lo suficiente como para estar justo en frente suyo, y con una voz algo suave, le llamo.

- Aioria...tu no eres de llorar por cualquier cosa, dime..

Aioria no dijo nada, seguía mirando hacia otro sitio, no tenía planeado decirle la razón por la que, estando fuera de sus cinco sentidos, había empezado a llorar.

Un nuevo suspiro salió de los labios del mayor de los dos, el león dorado podía ser increíblemente terco, y él lo sabía perfectamente. Si no podía sacarle la razón, sólo le quedaba otra opción.

Para sorpresa del menor, los brazos de Milo lo rodearon en un abrazo, tal y como la noche anterior, con la diferencia de que esta vez sí  estaban totalmente conscientes.

- Milo, que ha-

- Me da igual si no me quieres decir la razón por la que lloraste, pero odio verte llorar Aioria, así que..si necesitas desahogarte, aquí estoy...

Aioria se quedó callado por un momento ante las acciones del mayor de los dos, no se había esperado tales palabras por parte del caballero dorado de escorpio, quién siempre había sido conocido por hablar primero y pensar después, además de ser bastante directo y aveces cruel, sin  llegar a los extremos del difunto camus, claro está.

Para sorpresa del peli morado, el heleno no lo apartó, ni golpeo, ni le gritó... Sólo...correspondió su abrazo, hundiendo su cabeza en el cuello de este.

-Gracias...Milo..

Sin decir nada más, ambos se mantuvieron así un rato más.

"No dejaré que llores de nuevo...gatito"