Park JinYoung » GOT7
La lectura jamás había entrado en tu lista de cosas que te gustaran hacer.
Te aburría.
Se te era imposible mantenerte cien por ciento concentrada en la lectura además de que el sueño, siempre te terminaba ganando. Como en estos momentos.
— Oye, burra, estás babeando el libro. — soltó JinYoung sacudiéndote para que despertaras.
Abriste los ojos de inmediato y limpiaste el pequeño hilo de baba que se había escurrido de entre tus labios el cual, claramente, no te ayudaba en lo absoluto a verte muy atractiva frente al castaño, quien te reprendía con la mirada por haber babeado uno de sus tantos libros.
— Si vas a dormir, mejor busca una almohada y no lo hagas sobre mis libros. — Bufó, tomando el objeto entre sus manos y acariciando la hoja que ahora, poseía una mancha circular que fue creada por tu saliva.
Lo miraste visiblemente arrepentida por lo sucedido porque en verdad, esa no era tu intención. A diferencia de lo que JinYoung creía, tú estabas intentado muy fuertemente encontrar la misma diversión que él hallaba en los libros porque, el que tuvieran gustos y hobbies tan diferentes, te asustaba un poco. Y más aún, después de que una de tus amigas, te metiera en la cabeza que el tener gustos tan distintos, podía llegar a ser un gran problema en la relación.
Jin pareció percatarse de tu bajo ánimo y como algo te preocupaba por lo que, sorprendiéndote, tomó tu mentón y te hizo alzar la vista para verlo a los ojos.
— No sé qué es lo que está pasando por tu cabeza ahora pero quiero que sepas, que el que no te guste leer al igual que a mí, no hace que te quiera más o menos de lo que ya te quiero, ¿sí? — Te sonrió, deslizando con ternura su dedo pulgar por tu barbilla. Asentiste tras oír sus palabras, sintiéndome más aliviada gracias a ellas. — Además, nos combinamos bien, linda. Mientras yo leo, tú duermes.
Reíste ante eso, porque era verdad.
Escucharlo leerte alguno de sus libros favoritos durante las tardes frías en las que ambos se quedaban en casa a relajarse o, durante las noches difíciles en las que no eras capaz de conciliar el sueño, sí se encontraba en tu lista de cosas que te gustaban hacer. Específicamente en el segundo puesto, dado que el primero se encontraba ocupado por la gratificante sensación que te otorgaban sus generosos labios cada vez que besaban los tuyos.
Como lo estaba haciendo ahora.
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