Joshua & JeongHan» SEVENTEEN
Dedicado a NeigeHALL605lb
4 de octubre de 1930.
Los Ángeles, California, Estados Unidos.
La penetrante y oscura mirada de JeongHan se encontró con la tuya desde el otro lado del cuarto, consiguiendo que inspiraras por la nariz una gran cantidad de aire que dejaste escapar a los segundos y de la manera más sutil que se te fue posible. Consciente de lo que se avecinaba y ansiando que cortara la distancia entre ustedes de una vez por todas.
Lo viste avanzar con la misma elegancia que siempre lo acompañaba hacia ustedes y, sin pronunciar palabra alguna, admiraste cómo el rubio acarició el rostro del castaño junto a ti para seguido, inclinarse y tomar sus delgados labios entre los suyos.
Te quedaste ahí, observando la manera en que tu mejor amigo y confidente correspondía aquel dulce beso acercando más al mayor con una de sus manos y sin ningún tipo de titubeo en sus movimientos, porque al igual que tú, lo quería, a él y todo lo que significaba su presencia en sus pobres vidas. Estar entre sus manos, teniendo un lugar cálido al cual llamar hogar, y, además, comida en la mesa, era mejor que estar ahí afuera sufriendo otra vez, y al igual que muchos, de las horribles consecuencias de la gran depresión que trajo la caída de la bolsa el año pasado.
Ambos habían terminado siendo denominados más cómo cargas que apoyo a los bolsillos de sus respectivas familias y, a pesar de que la culpa no era precisamente de ustedes, eso no los detuvo a dejarlos tirados en la calle para que buscaran su propia manera de subsistir dentro de una sociedad con una economía que parecía estarse cayendo a pedazos. Encontrar trabajo en un mundo en donde muchos se encontraban hundidos en la misma situación que ustedes era, a lo menos, difícil, y más teniendo en cuenta que ninguno de los dos poseía grandes estudios de los que alardear o un currículum que los apoyara a la hora de buscar empleo.
Estaban perdidos.
Solos.
Y Yoon JeongHan, un joven y renombrado empresario surcoreano que no se vio gravemente afectado por el espantoso suceso, llegó a ustedes como un hermoso ángel caído del cielo para tenderles la mano dándoles ropa, comida, estudios y un lugar al que llamar hogar bajo una sola condición: sus cuerpos.
No sabías por qué aquel hombre de veintiséis años se sentía tan atraído a ustedes desde que se conocieron por accidente vagando por el barrio en busca de algo para comer. Tal vez, se trataba de lo gratificante que le resultaba el saber que ambos dependían de él para sobrevivir o que su enorme soledad ya pesaba mucho sobre sus hombros, pero, fuera lo que fuera, era una atracción tan extraña como real a la que tanto Joshua como tú se terminaron acostumbrando y a la que le agarraron el gusto luego de un tiempo.
Razón por la que recibir sus labios tras dejar los de Joshua no se te fue para nada extraño o incómodo. Te entregaste a aquel beso de la misma manera en que lo hizo el castaño antes, percibiendo como la tierna boca de a quien denominabas cómo tu mejor amigo, danzando por el costado de tu cuello y hombro, repartiendo húmedos besos.
Oíste el suave gemido de Joshua en tu oído cuando JeongHan comenzó a acariciar el bulto entre sus piernas por sobre la ropa. El dulce sonido envió una corriente que se terminó concentrando en tu vientre bajo y, sin poder contenerte, tus manos se encontraron con los botones de la pulcra camisa blanca de JeongHan, con claras intenciones de querer deshacerte de ella. Las atrapó en pleno viaje y con una sonrisa, las alejó de sí mismo tras besar el dorso de una de ellas.
— Todavía no — dijo, reincorporándose y arreglando su rubio cabello con ayuda de una de sus manos.
El brillo en sus ojos fue suficiente para que tanto tú como Joshua comprendieran qué era lo que quería y, sin perder el tiempo, lo hicieron.
Teniendo a JeongHan tan solo como un silencioso espectador, Joshua y tú se besaron y se dedicaron a delinear por sobre la ropa la figura del otro hasta que la inherente necesidad de sentir la piel del contrario floreció.
Incapaz de mantenerse por más tiempo al margen, JeongHan se sumó a ustedes para ayudarlos a quitar de en medio las molestas prendas que llevaban y, sin la necesidad de palabras, tú y el rubio se coordinaron para complacer al menor de los tres, deleitándose de sus dulces muecas y sonidos que, aun después de tanto tiempo, todavía conseguían avergonzarlo.
Jamás te habías destacado por tu trabajo en equipo, pero la manera en que esta habilidad surgía y mejoraba tras cada encuentro con tus convivientes, solo conseguía enorgullecerte y asombrarte más.
"El trabajo en equipo siempre es importante". Las palabras de JeongHan rezaron en tu cabeza y no pudiste estar más de acuerdo mientras te deshacías entre las manos de ambos chicos, quienes estimulaban tus puntos eróticos y evaporaran todos aquellos prejuicios que te infundieron desde pequeña.
Linda, no sabes lo mucho que me hiciste partirme la cabeza con tu pedido. En serio 😂
No sé si logré captar lo que deseabas y si no es así, lo siento 😔✊
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