Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Jackson Wang» GOT7

— ¿No piensas comer?

Desviaste tus ojos del libro que descansaba entre tus manos para encontrarte con la mirada curiosa de tu amiga, la cual, a diferencia de ti, se encontraba disfrutando de su almuerzo durante el receso entre sus clases universitarias que, coincidentemente, tocaba a medio día. Una gran suerte que pocos tenían.

Forzando una sonrisa e ignorando la manera en que tu estómago rugía, negaste.

— No, no tengo hambre.

Los labios de tu amiga se tensaron formando una línea y te observó fijamente, reprendiéndote con la mirada porque, a diferencia de los demás, intentar engañarla era algo imposible. Mas todavía cuando ella era consciente de muchos aspectos de tu actual relación amorosa; relación que parecía estar destruyéndote sin que te percataras tu misma de ello.

— Sabes que es una estupidez lo que estás haciendo, ¿no? Dejar de comer no es una buena dieta — dice recalcando la última oración. Pudiste notar la frustración reflejada en su rostro por tu incapacidad de poder comprender aquello que, desde hace días, llevaba repitiéndote cuando se le daba la oportunidad. — Es estúpido que hagas esto por él.

" Estás muy gorda. Deberías perder algo de peso... Si es que quieres que sigamos juntos " Las palabras de tu novio resonaron en tu cabeza, y fueron lo suficientemente poderosas para que volvieras a hacer oídos sordos frente a las sabias palabras de tu amiga. Claro que dejar de comer no era una buena dieta, pero era lo que te acercaba más rápido a tu objetivo: evitar que EunWoo te dejara.

— No lo hago por él — mentiste horriblemente, sin siquiera mirar a la cara a la chica que te hacía compañía en una de las tantas mesas al aire libre que poseía el campus y, mucho menos, con esperanzas de que ella se tragara tus palabras.

— Sí, claro. Continúa repitiéndote eso hasta que te lo creas, burra — soltó, bufando de manera sonora para hacer todavía más evidente su enfado contigo.

Le dedicaste una mirada ligeramente molesta que ella ignoró con gran maestría, como si ni siquiera fuera consciente de tu presencia ahí. Sabías que el tema la enfadada mucho, pero ella simplemente no parecía entenderlo. No comprendía que amabas a EunWoo y que, a veces, debías hacer sacrificios por amor.

«Algún día lo va a entender» Pensaste con terquedad, volviendo a sumergirte en tu lectura he intentado ignorar la tensión que se había apoderado del ambiente.


[-]


Tomaste una profunda bocanada de aire mientras obligabas a tus pies a avanzar por la acera, percibiéndolos ridículamente pesados. Te sentías débil, cansada y subir las escaleras del metro pareció ser un duro golpe a tu deplorable estado físico, debido a que solo consiguió empeorar ese malestar dentro de ti que se llevaba gestando desde hace horas.

Tus manos temblaban de forma sutil, y un potente mareo por poco consigue hacerte caer de bruces contra el duro pavimento bajo tus pies. Tus rodillas y manos se posaron sobre el piso, en busca de estabilidad, entretanto te esforzabas por recuperar las energías perdidas para poder levantarte otra vez y continuar con tu camino en dirección a tu hogar. No quedaba tan lejos de donde te encontrabas ahora, y es por eso mismo que no pudiste evitar soltar una maldición entre dientes contra tu cuerpo, que le dio por desplomarse estando tan cerca de tu meta.

— Hey, ¿estás bien? — la masculina voz de un chico se abrió paso por tus canales auditivos, capturando tu atención.

Alzaste un poco la mirada hasta dar de frente con un joven de cabello castaño y expresión preocupada, el cual se encontraba hincado ante ti a menos de un metro de distancia a la espera de una respuesta de tu parte.

Asentiste con torpeza y lentitud, inspirando profundamente y reuniendo fuerzas para empujar algunas palabras por tu garganta, ya que hasta eso te costaba hacer en tu actual estado.

— S- sí... Solo... me siento algo cansada...

Te sorprendió lo endeble que se escuchó tu tono de voz, y quisiste bufar con frustración al notar que aquello, no hizo más que aumentar la preocupación del chico que se había detenido a ver qué te ocurría.

— Hum... Ven, déjame ayudarte a sentarte allí — dijo, señalando unas escaleras cercanas hechas de cemento, pertenecientes a un edificio de quince pisos.

Te tomó con cuidado por la cintura y tu brazo derecho, como si temiera hacerte daño con tan solo un mal movimiento de su parte, para ayudarte a llegar al lugar prometido con una increíble paciencia. Te sentaste dejando escapar un suspiro moribundo y te permitiste cerrar los ojos por un momento, deseando que al volver abrirlos tanto el mareo como esa horrible fatiga que te acompañaban, se disiparan y dejaran en paz de una vez por todas.

— ¿Has comido algo? ¿Quieres un dulce? ¿Agua? Te ves muy pálida ¿Sabes qué?... No te muevas, quédate aquí. Iré a comprar algo para que comas y ya vuelvo — habló con tanta rapidez que por poco consigue marearte otra vez.

No fuiste capaz de responder a ninguna de las tantas preguntas que te lanzó como balas y tampoco de detenerlo, ya que para cuando pudiste reunir fuerzas para hablar otra vez, lo único que divisaste de él era su espalda alejándose de manera veloz en busca de la tienda de conveniencia más cercana.

Suspiraste y, como él te ordenó, te mantuviste sentada en el mismo lugar hasta que regresó cargando una bolsa blanca llena de diferentes tipos de caramelos. La verdad es que te quedaste sentada ahí más que nada por tu incapacidad de mantenerte de pie por ti misma, que porque un extraño de lindas facciones te lo pidió.

— No sabía qué te gustaba o si eras o no alérgica a algo, así que traje varias opciones — dijo hincándose otra vez frente a ti y mostrándote todo lo que había traído consigo. — Además, también te compré una botella de agua. — Te la tendió con una sonrisa amable. Al notar tu mirada recelosa sobre el objeto de plástico, la acercó aún más a tus manos. — Tranquila, está sellada. Puedes confiar en mí.

— Gracias... — murmuraste, aceptando el objeto con inseguridad. Intentaste abrir la botella y quisiste lanzarla contra el piso al notarlo lo apretada que esta estaba. — Oye... Hum...

— Jackson. Mi nombre es Jackson.

— Jackson, ¿podrías ayudarme a abrirla? Por favor.

Aceptó sin dudarlo y con una facilidad que envidiaste, la abrió para de inmediato devolvértela con otra dulce sonrisa decorando sus labios.

— Ten, come algo.

Te tendió la bolsa, pero negaste con vergüenza, sintiéndote mal al ver la gran cantidad de cosas que aquel extraño compró solo para ayudarte.

— No puedo.

— ¿Ah? ¿Por qué?

— Estoy a dieta... Con el agua es sufi...

— ¡Tonterías! ¡Tienes que comer algo para recuperar fuerzas! — Negó con fuerza, pareciendo indignado por tus palabras y rechazo. — ¿Qué tipo de dieta estás haciendo? ¿Morirte de hambre?

— Tengo que bajar de peso... — te justificaste, aferrándote a la botella que se hallaba entre tus manos. — Mi novio dice que estoy muy gorda y... — continuaste explicando sin saber el por qué, le estabas contando tus problemas a un completo extraño.

— ¡A la mierda con él entonces si te dice eso! — chilló molesto, sorprendiéndote por lo enérgico que era. — Él no debería jamás juzgar tu tamaño y mucho menos obligarte a bajar de peso. Eres hermosa, ¿sí? Además, esta no es una manera sana de hacerlo. Dejar de comer no trae más que problemas de salud. Estás lastimando a tu cuerpo por un idiota sin cerebro y eso no está bien.

Contrajiste los labios, reteniendo las repentinas lágrimas que se habían acumulado en tus ojos y nublaban tu mirada. No querías llorar, pero el chico fue capaz de tocar una fibra sensible dentro de ti que tu novio siempre usaba en tu contra para manipularte: tu baja autoestima.

— Tú no lo entien...

— No, tú no lo entiendes. — Te interrumpe de manera abrupta, con el entrecejo fruncido. — Hay mejores maneras y más saludables de perder peso si así lo quieres, pero dejar de comer nunca será una de ellas. Puedes hacer ejercicio. Está ciudad está llena de gimnasios y los parques poseen máquinas para ello también...

— ¿Ahora es cuando me dices que eres entrenador personal y me entregas tu tarjeta? — preguntas con burla, limpiando velozmente la lágrima que se te escapó.

— Bueno...

— ¿Estás bromeando? — cuestionas dejando escapar una pequeña carcajada por la cara que puso de haber sido "pillado".

— Nah, es mentira. No soy entrenador personal, pero sí asisto al gimnasio seguido.

— Eso lo puedo notar... — murmuraste, fijándote en los musculosos brazos que su camisa sin mangas dejaba a la vista.

Rió por tu comentario y se tomó el permiso de tomar asiento a tu lado, manteniendo una distancia prudente.

— Mira, el tema de la autoestima es muy complicado, por lo que no te puedo dar una respuesta concreta para que te sientas bien contigo misma el resto de tu vida... Pero sí te puedo asegurar que haciendo cosas para satisfacer a los demás y no a ti misma, no es un buen camino a seguir. Y mucho menos el lastimar a tu cuerpo de la manera en que lo estás haciendo.

— ¿Y qué sugieres que haga? — interrogaste, recibiendo el pedazo de chocolate que te tendió.

— Bueno... Primero que todo, que mandes a volar al idiota de tu novio. Ese sería un excelente primer paso. Tener cerca a personas que lastiman tu autoestima no me parece lo más saludable.

Asentiste, dejándole ver que lo estabas escuchando y que considerabas su idea.

— ¿Y luego?

— Hacer lo que a ti te haga sentir mejor... — Te sonrió, ladeando la cabeza y dándole un mordisco al chocolate que sostenía entre sus manos. — Tanto física como mentalmente. Pero por favor, no vuelvas a hacerte está locura de matarte de hambre. No es bueno para ti destruirte de esa manera.

— Supongo que podría intentarlo... — bisbiseas, atreviéndote a darle una probada al dulce que ese tal Jackson te compartió.

— ¿Prometes que lo intentarás?

— Lo prometo.

— ¿Promesa de dedito? — preguntó acercando a ti su dedo meñique y enarcando las cejas, haciéndote sonreír.

— Sí... lo prometo... — susurraste, entrelazando tu dedo con el de él y sellando tu promesa.

Después de todo, podías permitirte al menos intentarlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro