
XXXVII
Sentencia.
—¡Eres terco! Vete ahora a estar con ella. —gruñe totalmente molesto.
Jacob no estaba actuando como debía ser, si seguía así no solo perdería a su impronta, la manada perdería a un miembro y como padre a un hijo.
—¡Déjame ya papá, no hay nada que pueda hacer!—replicó intentando librarse de su pesada mirada pero en cuanto intentó pararse, cayó de rodillas y luego su mentón tocó abruptamente el suelo, adolorido no entendió que le estaba pasando— ¿Q-qué me está pasando?
—Llamaré a Sam, a partir de hoy irás a vivir con ellos. —sentenció Billy, mirándolo preocupado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro