
XI
Serafina resopló totalmente aburrida, un mes había pasado desde que la tenían en extrema atención por las enfermeras, no tenía ninguna duda que esto era la culpa del doctor vampiro, ahora más que nunca no le agrada esa inmortal raza. Bufó y pataleó totalmente incómoda, quería gritar, correr y estar de nuevo refrescando sus pies en el humedo y fresco suelo del bosque, pero no había de otra.
Su corazón había tenido una recaída que preocupaba a doctores y enfermeras, pero eso no era asunto por el cual preocuparse, lo que si era preocupante era sentir el malestar estomacal, dolía.
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