Para Dust, Blue hace la comida más deliciosa que ha probado (sin contar a su difunto hermano). No siempre cocinaba tacos (como muchos creen), sino pasteles, galletas, dulces, bebidas.

Blue amaba la gastronomía, y por ende le pidió a Ink que le consiguiera un libro de recetas de otros mundos. Allí descubrió la gastronomía italiana y, su favorita, la mexicana. Logró preparar quesadillas, enchiladas, pozole, chilaquiles, mole, chile poblano, y obviamente tacos, etc...

Y el esquizofrénico cada vez que entraba a la cocina se quedaba con la boca abierta, casi queriendo babear. ¡Había un chingo de comida, no mames!

—Sin mí, te mueres de hambre, polvito.—mencionó y luego pasó a la siguiente página de “Don Quijote de la Mancha”.

Dust cocinaba, sí, pero no hacía semejantes platillos como los de su novio.

Una razón más para amarlo, de las millones de razones que tenía.