La florerista y el boxeador, parte 1.
¿Han escuchado hablar de la canción "así es la vida"?
Recordarán que esa canción menciona que "Así es la vida de caprichosa, a veces negra y a veces color rosa que así es la vida jacarandosa porque te quita, te pone, te sube, te baja y a veces te lo da."
Bueno, yo me encuentro en una situación parecida. Salí del Ejército, más precisamente de la rama de fuerzas especiales porque tuve un accidente, aparte de que vi e hice cosas de las que me arrepentiré toda la vida.
Eran las 2 de la mañana, acostado en mi cama, miraba al techo, la mujer que me hacía compañía se iría quizá a la mañana siguiente, o no lo sé, porque es una admiradora.
Soy boxeador, estoy a una pelea de ir contra el campeón, por ahora soy un don nadie, pero cuando tenga ese cinturón en mis manos, cuando lo tenga puesto...siento que esto habrá valido un poco la pena, un poco aunque sea.
Tenía un ojo morado, y a pesar de que la pelea me dejó un poco cansado, no fue problema, la chica me duró más rounds que aquel saco de papas. Solo quería dormir, abrazado a una persona a la que le tenga aprecio, todos al menos una vez en la vida hemos de tener ese sentimiento de vacío en el corazón.
No sé si lo tengo todo...o no tengo nada.
Despertándome ya a la mañana siguiente, una pequeña nota estaba en mi mesa de noche.
"Muy buena pelea la de anoche, campeón, y no la que tuviste en el ring. Espero volver a verte, pero ahora debo irme a casa".
Me dejó su número de teléfono, tenía una pelea de campeonato en puerta, tengo las mujeres que quiero y cuando quiero...pero me falta algo. Me siento triste, como si no me sintiera lleno.
Preparo el desayuno, todos descansan menos yo, debo ir a entrenar sabiendo que en unos meses puedo ser campeón del mundo, lo que es más importante que nada en mi vida.
Fui con el bueno de Barrett, el grandulón es mi maestro y entrenador, y a pesar de que no tiene un brazo, el maldito sabe lo que hace.
Llegué, él me esperaba en la puerta atendiendo a los otros muchachos, pero en cuanto me vio, incluso se quitó sus lentes de sol para verme bien.
-Vean a quién tenemos aquí. Muy buena pelea la anoche, Clound.
-Gracias, Barrett.
-Sabes lo que te diré, y a pesar de que tuviste una buena actuación, te falta algo, esa energía, esas ganas...chico, puede que no tengas una oportunidad así en tu vida, y la pelea ya está prácticamente en puerta.
-Lo sé, Barret...pero algo me molesta, algo me tiene inquieto, y no sé lo que es.
-Deja de llorar y empieza a hacer saco.
-¿Hago los 3 rounds de siempre?
-Hum, debes andar cansado por la pelea de ayer...has 5.
-Serás cabrón. -Sonreí.
Eso es lo que nos gusta de Barret, no consiente a nadie, exige mucho más de lo que incluso tú crees que puedes dar porque sabe que todavía te falta un empujón para llegar al límite.
Terminé el entrenamiento como normalmente se haría, veía la tabla de clasificación...estaba en tercer lugar, y si gano, seré el segundo, y de ahí a ser el gran campeón, lo que no suena difícil. Conseguirlo sí es lo complicado.
Independientemente de eso, era hora de irme a descansar, solía pasar por la florería, y vi a la misma chica de vestido rosa y saco rojo. No tengo ni la más remota idea de cómo se llama, pero se me hace linda, aunque claro, la mitad del gimnasio va detrás de ella como si fueran perros, aunque eso no me interesa.
Al entrar a mi departamento, ese viejo y destartalado lugar, me acosté, poniéndome hielo en uno de los ojos, donde seguía teniendo inflamado. Me sorprende cómo es que todavía me quedó energía para la "pelea estelar" que tuvo lugar en mi cama.
Seguía viendo al techo y ese sentimiento de vacío, incluso de desesperación, de agobio, de perdida de la voluntad...me sentía mal.
Barret me dijo que no le diera importancia, y quizá no la tiene, pero me sigue persiguiendo, hay días en donde llego de entrenar y no quiero levantarme de la cama apenas caigo en ella. Tendré hambre, sed, deberes por hacer...pero es como si esa cama fuera mi maldita prisión, y por más que quiero liberarme de ese yugo no puedo...algo me lo impide, y no sé qué es.
¿De verdad tengo razones serias para vivir?
Para el día siguiente me levanté con duro pesar, llegaría tarde a entrenar ya que esa misma sensación nocturna no me abandonó al despertar. Barret me regañaría, pero lo más curioso es que no me importaba.
Y así, entré al gimnasio, ese mismo que se encuentra debajo del tren que pasa por encima de la ciudad para evitar el tráfico. Como era de esperarse, Barret me gritó, yo fingí prestarle atención y me puse a trotar alrededor de la manzana, como solía hacerlo a diario.
No me había tardado más de media hora, llegué tarde media hora y siempre que solía pasar por esa calle la florería estaba cerrada, sin nadie que interrumpiera mi camino habitual. Lo dicho, ese día llegué tarde, y por esa misma razón nada sería igual, aunque tarde me di cuenta de ese hecho.
En una de las esquinas, y sin darme cuenta por estar distraído pensando en mis problemas, choqué contra una chica, por lo que ambos caímos de trasero, aunque mirándonos de frente.
-¡Ouch! -Exclamó ella, dolida, sorprendida, llevándose una mano a la pierna.
-¡Jum! -Me quejé yo, sorprendido, pero cuando reaccioné, me sentí apenado. -¡Disculpa, no te vi, fue mi culpa, lo siento!
-Ah, no te preocupes. Tampoco es que haya sido un golpe tan grave. -Se levantó como si nada, solo sacudiéndose el vestido. -Lo que me preocupaban eran éstas. -No me había percatado que llevaba una canasta con lirios blancos y amarillos.
-Al menos salieron ilesos. -Sonreí torpemente.
-Exactamente, si no te habrías metido en un problema conmigo. -Ella agudizó su mirada, pero la misma pasó a ser una de sorpresa. -Estás golpeado.
-Tuve una pelea hace poco, pero no te preocupes, fue de boxeo. Soy profesional, de hecho.
-Ah, interesante. No sabía que en el gimnasio del barrio hubiera gente de tu calibre, pero es lindo saberlo, aquí se escriben historias muy buenas.
-Algo así...por cierto, ¿cómo te llamas?
-Aeris. ¿Y qué hay de ti, chico boxeador?
-Cloud.
-Nube en inglés. Es un nombre bien pensado tomando en cuenta que eres de ojos azules y tu cabello es rubio. Se podría decir que tú eres una nube en sí, tus ojos es el cielo y tu cabello el sol.
No me esperaba ese comentario, por lo que solamente sentí sonrojarme, algo muy impropio de mí, pero recuperé la compostura rápidamente, llevándome una mano a la nuca mientras sonreía un poco.
-¿Aparte de ser floretista eres poeta o algo así?
-Fue lo primero que se me ocurrió. -Aeris revisó su reloj, teniendo una mueca de sorpresa. -Debo irme, tengo que abrir el negocio o mi jefa se enojará. Ten esto como disculpa. Nos vemos pronto, nubecita. -Sonrió, despidiéndose con la mano mientras me daba un lirio. Yo me quedé sin hacer o decir nada, solo levanté la mano en señal de despedirme.
-¿"Nubecita"? -Me quedé pensando un momento, y luego recordé que todo eso surgió de un pequeño accidente. Seguí trotando como debía de hacerlo después de oler el lirio, cuyo aroma era fresco.
Ya en el gimnasio, golpeaba el saco con fuerza, usando mis mejores golpes, Barret sujetaba el mismo, dándome alientos, al sonar la campana él gritó "tiempo".
Me dijo que me notaba distraído, la pelea no sería pronto, pero que tenía que empeñarme en hacer posible lo imposible y que así no podría lograrlo, por lo que debía despejarme.
-Supongo que sigues pensando en eso que me dijiste ayer.
-Algo así. Choqué con la florerista mientras trotaba, intercambiamos unas pocas palabras y...y sigo pensando en eso.
-¿La florerista? ¿La que tiene como gatos en celo a mis muchachos? Jum, esa chica expulsa feromonas por donde quiera que vaya...y estos imbéciles, en vez de mantener la disciplina, solo se dejan llevar por sus bajos instintos. No hagas lo mismo.
-Bueno, simplemente fue un accidente y por eso hablamos, nada más. Aunque me dijo dos tres palabras que me dejaron sorprendido.
Barret, con cierta severidad y mientras me enchinaba los ojos, me puso una mano en el hombro, acercándose a mí.
-Lo único que debe dejarte sorprendido es ver el resplandor del cinturón en tus manos, ¿de acuerdo?
-Hecho... -Barret me aventó una cuerda, y naturalmente me puse a saltarla para así seguir con el entrenamiento de ese día.
Para esa noche, debía ir a comprar unas cosas en la tienda, pues no tenía un carajo para cenar, estaba esperando a que se pusiera el semáforo en rojo y así poder pasar. Veía la florería, ya estaba cerrada, y me acordé de lo ocurrido esa misma mañana, a unos metros del lugar.
Aeris...es un nombre difícil de olvidar, me suena a un nombre que tendría una flor muy linda, o quizá una planta, algo de la naturaleza. Lo que me sorprendió fue cuando una persona me tomó del brazo, asustándome, ya estaba preparando mi golpe cuando volteé y era ella, justamente, casi como si la hubiera invocado.
-¡Amor, ¿dónde estabas?! -Me dio un beso en la mejilla. -Te dije que no llegaras tarde.
Por unos segundos me quedé de "qué está pasando aquí" ya que pensé que me confundía con otra persona, pero la miré bien y noté que trataba de decirme algo, aparte de que se veía nerviosa y sus manos le temblaban, miré para atrás y dos tipos estaban detrás de ella, más o menos cerca.
-Ah perdón, iba a pasar a la tienda a comprar algo, no sabía que ya habías llegado.
-No te preocupes, vámonos ya, de una vez. Lo que debas comprar mejor cerca de la casa, ya es tarde.
Nos fuimos caminando, ella llevaba la batuta de la velocidad, y claramente tenía muchísima prisa. Casi parecía que quería irse volando de donde estábamos, seguía temblando muy fuerte.
-Gracias... -Me dijo, su voz estaba quebrada. -Me estaban siguiendo, pensé que estaba jodida pero te vi y no lo dudé un segundo.
-¿Me reconociste?
-Por tu cabello...pero vámonos de aquí lo más rápido posible, por favor.
Para nuestra mala suerte, una persona se nos cruzó, poniéndose de frente, sacando una navaja, era uno de los maleantes que había corrido y se nos adelantó, el otro llegó por detrás.
-Danos el bolso y asunto arreglado.
-Mira, suelta esa cosa. Te doy un golpe, y si me tumbas, es tuyo. -Dije, altanero pero confiado, Aeris se me quedó viendo con una mirada de sorpresa a mal, pues abrió los ojos como platos.
-Hecho. -El sujeto guardó la navaja, sonriendo. Nos pusimos en guardia y, como prometí, le dejé soltar el primer golpe, el que le esquivé. Se metieron con el tercer lugar de peso ligero, así que claramente me abalancé contra el tipo dándole de ostias que le saqué la sangre de la nariz.
-¡Hijo de puta! -El otro me soltó un buen golpe en el costado izquierdo, cosa que resentí un poco, pero claro...de tres golpes en la mandíbula y de un upper cut, lo mandé al suelo.
De inmediato tomé la mano de Aeris, gritándole "corre" mientras escapábamos de la escena, ella me señalaba para dónde ir, y cuando nos vimos a salvo, descansamos unos segundos.
-Me dijiste que boxeabas, pero pensé que lo de ser profesional era solo para tratar de hacerte el macho e impresionarme.
-No bromeaba, yo no suelo mentir, Aeris.
-Al menos te acuerdas de mi nombre. -Ahora ella tomó mi mano, dirigiéndome a su casa.
Nos fuimos con notoria prisa por obvias razones, y aunque su casa queda en una barriada distinta, el camino no se nos hizo pesado debido a la velocidad con la que íbamos. Posteriormente, y cuando ya estábamos en un lugar "seguro", finalmente nos soltamos de la mano.
-Eso fue caótico. Malamente venía más dormida que despierta en el metro y bueno...me bajé una estación antes de lo que debí. Pero por suerte mi guardaespaldas vino a ayudarme.
-¿Guardaespaldas? No soy nada de eso...aparte te recuerdo que fuiste tú quién me agarró de sorpresa, yo solo estaba ahí, pensando. Y ni siquiera recuerdo qué es lo que era.
-Me refiero a que peleaste para defenderme, eso no lo haría cualquiera. Aparte, eres muy bueno en el boxeo.
-Sí...no quería decirlo ya que no me gusta presumir, pero si gano la pelea del próximo mes, tendré una oportunidad de disputar el campeonato.
-Bien, eso sí me dejó sorprendida. -Ella se adelantó, colocándose delante de mí. -¿Por qué no me lo dijiste antes? No sabía que estaba frente a una persona tan importante. -Sonrió.
-Pensé que no me ibas a creer. Y eso que medio me creíste cuando te dije que boxeaba.
-¿Peleas en la arena de Don Corneo? Eso es para impresionarse.
-Sí, ahí peleo y me gano la vida. Lo malo es que debo pelear seguido para poder comer, pero cuando sea campeón...eso se acabara.
-No lo dudo. Tú ten fe en eso y lo lograrás.
-Gracias... -Miré al suelo, llevándome la mano a la cabeza.
La parte que me sorprendió es que Aeris vive en una casa grande, con un patio muy hermoso. Sin mentir, su jardín era más grande que su misma casa, y había toda clase de flores: rosas, azaleas, calabazas...pero lo que más destaca eran sus famosos lirios. Había solo de dos colores, el amarillo y el blanco, y me acordé del que ella me había regalado esa misma mañana, y que justamente lo tenía en mi cocina.
El pequeño río y cascada que pasaban por su casa era lo más espectacular, sin duda alguna era la joya de la corona, pues le daba un ambiente de lo más diferente a esa parte de la barriada, ya que estoy acostumbrado a los autos, al tren, al ajetreo de la vida diaria. Pero aquí...aquí era diferente.
-Esta es mi humilde morada. Seguramente mi madre estará preocupada, y ahora que lo pienso, te quedas a cenar.
-No gracias, en realidad yo...
-No te preguntaba. -Sonrió con cierta malicia y de forma divertida.
-ª.
Ella abrió la puerta de su casa, la verdad es que comparado con mi departamento...me siento pobre. Todo era tan hogareño, inclusive como rustico y cálido, no podía quejarme en lo absoluto. Una mujer muy parecida a Aeris bajó de la escalera, se notaba un poco molesta.
-Aeris, ¿te das cuenta de las horas que son de llegar? Me tenías pre...oh. -Guardó silencio al verme. -¿Y este quién es?
-Mamá, más respeto al invitado. -Rió. -Se tomó la molestia de venir a acompañarme, es un amigo. Así que estaba bien.
-¿Por qué viene golpeado? ¿Pasó algo de lo que deba enterarme?
-En realidad...
-Es boxeador. -Me interrumpió Aeris. -Pero él te puede decir más.
Le conté que entrenaba en el gimnasio de la barriada 7, que era humilde en comparación con el del mercado muro, pero tenía su encanto. Inventamos un cuento de cómo nos conocimos y cómo nos encontramos "casualmente" en el metro esa noche. Parece que ella no quiere decir la verdad, y tampoco puedo echarla de cabeza.
Entre otras cosas, cenamos y la madre de Aeris, Elmyra, se despidió de mí, dándome las gracias por acompañar a su hija ya tan noche.
-¿Por qué no te quedas? Es lo menos que podemos hacer por ti. -Preguntó Elmyra
-No podría, me invitaron de cenar, con eso es suficiente.
-Boberías. Ya es noche, no hay trenes y la barriada 7 queda lejos, al menos a una hora caminando. Eres fuerte pero no invencible. Me tendrás con un pendiente menos, amigo. -Insistió Aeris.
-Tch. Está bien. -Suspiré.
Me acomodaron en el cuarto de invitados, la madre de Aeris estaba ciertamente al pendiente de que ella no se metiera de incognito a mi cuarto, enchinándome la mirada con cierta suspicacia. Yo solo desviaba la mirada, haciéndome el loco.
-No sé a qué hora despiertes mañana, pero podemos irnos juntos si no hay problema.
-Mi entrenador se enojará conmigo, pero sería grosero irme así como así.
-¿Qué te gustaría de desayunar mañana? Me levantaré temprano y podría hacerlo para ti.
-No, no te molestes. Me siento mal, como si abusara de tu confianza. Nos conocimos ayer apenas.
-Me gusta ser amable con la gente, aunque tu caso es diferente...mi héroe. -Se rió, yo me sonrojé.
-No lo soy. O no creo serlo. -Hubo unos segundos de silencio. -Favor se paga con favor...en mi próxima pelea te daré un lugar especial, ¿de acuerdo?
-Oh, eso sí me agrada, eh. No suelo ir a ver ese tipo de espectáculos, pero no puedo rechazar esa invitación.
-Trato hecho. Así me sentiré más tranquilo. Y respondiendo tu otra pregunta... -Me acosté, dándole la espalda. -Quizá un omelette no estaría mal. -Ella se rió, yo me cubrí con la sábana.
-Sin problemas. -Aeris apagó la luz. -Buenas noches, nubecita. -Susurró, cerrando la puerta. Yo regresé la mirada, relajándome. "En qué lío me metí" pensé.
Lo dicho, Barret me regañará, me gritará, me insultará...y cuando sepa que fue por culpa de Aeris le dará el infarto. En fin, a lo hecho, pecho. Aparte, se puede decir que tuve un "sparring" de chocolate con esos dos tipos, aunque no pretendo contarlo al ser algo tan irrelevante en cuanto a la táctica se refiere.
Curiosamente, sí me di cuenta que Aeris había entrado al cuarto antes de que yo lo hiciera...y es sospechoso, las sábanas huelen a su perfume, por lo que me acuerdo mucho de ella.
Para mi sorpresa, no podía dormir esa noche, daba vueltas en la cama, veía el reloj, pasaban de las 12, debería de estar dormido hace más de una hora. La una...me desesperé, levantándome de la cama, abriendo la puerta con cuidado y evitando hacer ruido, y antes de entrar a la casa vi un balcón, así que subí las escaleras, logrando dar con esa parte de la casa.
Al abrir la puerta, todo estaba tranquilo, así que simplemente me senté, mirando el cielo estrellado, escuchando suavemente el agua cayendo de la cascada y el suave aroma floran que desprendía el jardín, aparte de sentir el fresco de esa noche, sonreí para mí mismo...todo estaba perfecto.
-Es hermoso, ¿verdad? -Dijo Aeris, yo me di el susto de mi vida, pues no la había visto, así que me fui para atrás, cayendo sobre mi trasero, ella se llevó la mano a la boca para no reírse, viendo por la ventana del cuarto de su madre, ella solo se movió un poco, pero seguía dormida.
Mientras seguía aguantándose la risa, ella me ayudó a levantarme, yo me dolí mientras le hacía una mala cara.
-Perdón, mil veces perdón, pero no pensé que fueras a reaccionar así.
-¡¿Cómo no lo haría?! Pensé que estaba solo, se supone que deberías estar dormida.
-Digo lo mismo de ti.
-Bien, tienes un punto. -Suspiré, sentándome nuevamente. Los dos susurrábamos muy bajo. -¿Qué es lo que haces aquí?
-Supongo que lo mismo que tú. Cuando no puedo dormir, aquí es donde suelo meditar o pensar hasta que me entra el sueño y finalmente caigo rendida. Las vistas son muy lindas.
-Y el sonido de la cascada es relajante... -Nos miramos mientras sonreíamos. -Pensé lo mismo.
-Oye, Cloud...¿por qué boxeas? ¿No haces algo más? Yo suelo vender flores, pero también ayudo en una casa hogar, hago pequeños mandados...así es esto.
-No. Era soldado, pero lo dejé porque simplemente no es lo mío, y ahí fue donde me enseñé a pelear, así que no sé hacer otra cosa.
-¿Tienes familia?
-No. Y jamás me preocupé por tenerla.
-Si tú lo dices...gracias por lo de hace rato, si no hubieras estado ahí...no quiero pensar qué me habría sucedido.
-Fue casualidad, así que no me llevaré el crédito de algo donde estuvo más relacionada la suerte.
-Sé que dirás que te he pagado con creces...pero quiero hacer algo más.
-Ahórratelo, ya has hecho mucho por mí, no hace falta que... -Aeris me dio un beso en la mejilla, yo me sentí como si una pequeña carga eléctrica me recorriera todo el cuerpo, sentí mi cara arder como solo me pasa cuando hago un ejercicio muy exigente, y de igual manera mi corazón latió tan fuerte como cuando corro a toda velocidad.
-Nos vemos mañana, ahora sí tengo sueño. -Ella se estiró, yo solo reí de los nervios, su sonrisa de despedida fue algo que me dejó en blanco.
-Wow...
Al amanecer, justamente fue a la hora de siempre, pero esperé un momento en la cama, algo impropio de mí, había olvidado que el perfume de Aeris invadía toda la habitación, y justamente lo recordé cuando mi sentido del olfato se hizo presente. Aparte de eso, recordé muy bien el beso que Aeris me dio anoche, algo que me sonrojó en el momento.
Ella entró, sobresaltándome un poco, pero fingí estar dormido. Aeris rió, acercándose a mí para darme un golpe con una almohada, moviéndome el hombro.
-Despierta, nubecita. Prepararé el omelette que me pediste, ¿de acuerdo?
-Te debo un buen favor, eh.
-Boberías, está bien.
Me levanté y me vestí como es normal, apresurándome ya que pasaban de las 7, Barret me matará apenas me vea, pero creo que se calmará cuando sepa que hice una buena acción, o de plano sí me expulsa. Que pase lo que tenga que pasar.
Al bajar, la mesa estaba puesta, Elmyra y Aeris estaban apuradas, y justamente mi plato estaba servido junto con un lirio en el florero de la mesa.
-Al fin bajaste, dormilón. -Sonrió Aeris, Elmyra la miró de reojo, sospechosa.
-Aeris me dijo que irán juntos, pues tu gimnasio está cerca de su trabajo. Gracias por cuidar de mi niña.
-Fue casualidad que nos encontráramos en el tren, así que no hay nada que agradecer.
-Si tú lo dices. Ahora come, no se les vaya a hacer tarde.
Mientras desayunábamos, yo contaba parte de mi historia, eso debido a que Elmyra me interrogaba mucho, si tenía familia, amigos...y la única amiga que tuve hace tiempo que no la veo, y mi pueblo...eso quedó atrás después de una larga noche de consuelo.
Recogimos la cocina, los platos, yo pedí hacerlo para que Elmyra no tuviera otra preocupación, y aunque igualmente se lo pedí a Aeris, ella insistió en ayudarme en el fregadero, estábamos juntos, ella riendo, yo serio, pues parece que solo quiere molestarme ya que me pregunta algo de florería, de lo que claramente no sé, y si respondo mal, me moja el rostro.
Es una chica tan enérgica...pero a la vez eso me saca un poco de quicio.
-Cloud, no olvides beber el batido que te preparé, debes consumí proteínas y vitaminas. -Me recriminó Aeris.
-Sentí que eras mi madre por un segundo. -Me quejé mientras fruncía el ceño. Lo bebí de golpe, al bajar el vaso, Aeris solo se comenzó a carcajear. -¿Qué es tan gracioso?
-Mírate en el espejo. -Siguió riendo, roja de la cara. Le hice caso, me miré en el reflejo de una ventana y noté que me quedó un bochornoso bigote con la espuma del batido. Yo me limpié rápidamente, pero eso no quitó que ya había pasado vergüenza. Aeris respiraba, tratando de aguantarse la risa mientras me ponía una mano en el hombro. -Lo siento, lo siento mucho, de verdad. Sé que nos conocemos de poco, pero fue muy divertido.
-Jum...
Salimos directamente a un chocobo taxi, como le hice favores al dueño de la empresa prácticamente viajo gratis, por lo que eso nos ahorraría el viaje en el tren, llegando relativamente más rápido ya que no nos tendríamos que parar en cada estación.
Platicamos un poco dentro del taxi, ella me contó que muchos chicos del gimnasio la pretendían, pero que al final ninguno era de su interés.
-Siempre es igual...pienso que es alguien lindo, salimos...y resulta como cualquier otro. ¿Entiendes lo que te explico? Solo piensan en sí mismos, en sus peleas, en hacerse los machos, pero eso ya está pasado de moda.
-Supongo que lo entiendo. Espero no haberte dado la misma impresión ya que...no es como que yo haya hablado de algo distinto.
-Cierto. -Sonrió ella. -Supongo que todos tienen el ego un poco inflado, pero tú te justificas, estás a nada de una pelea de campeonato y poca cosa no es. Aunque llegaras a perder en la gran pelea, ya habrás logrado algo que pocos pueden tan siquiera soñar.
-Gracias por el cumplido...aunque siento que fue un golpe indirecto. -Ambos reímos.
Una vez llegamos, yo bajé primero, ayudándole a Aeris, y de ahí la acompañé a abrir la florería, estábamos a tiempo. Ya iba media hora tarde, pero no importaba, creo que cumplí mi cuota mensual de buenas acciones.
Cuando ella entró, solamente me sonrió, nos despedimos y de ahí ella me dio un fuerte abrazo, uno que me dejó sorprendido. Tardé incluso unos segundos en regresar el gesto.
-A pesar de todo...sí eres un chico lindo y diferente a los demás gorilas de tu gimnasio. -Me dio un beso en la mejilla, pero uno que incluso su sonido me retumbó en los oídos, y ni hablar del alma... -Suerte, nubecita. -Me quedé pasmado unos segundos sin saber qué hacer o decir. -Je, vas tarde, y no me eches la culpa si te regañan.
-Ah, sí...lo siento. Nos vemos, Aeris. -Di unos pasos hacia atrás, tropezando, ella se rió, yo simplemente me fui.
Me sentía un poco tonto, jamás me sentí tan distraído, y tampoco descuidé mis entrenamientos por algo que antes me parecía tan inverosímil...algo no anda bien conmigo, pero no creo que sea culpa de Aeris...¿o sí?
Justamente antes de llegar, Barret salió del gimnasio, pues ya me había visto desde antes, estaba encabronadísimo, por lo que solo me restó escuchar sus regaños y sus gritos mientras caminaba cabizbajo a la vez que todos nos veían. Me dio un poco de vergüenza, aunque reconozco que me lo merezco.
-Te vi con la floretista, ¿tuviste algo con ella anoche?
-No.
-Mientes, apestas a su perfume que incluso parece que es tu olor natural. ¡Debes centrarte, las mujeres solo...!
-Debilitan las piernas, también vi Rocky, Barret. ¿Quieres saber qué pasó? Maldita sea, solo salí a la tienda, quería algo para cenar, ella llegó, la venían siguiendo dos matones que quería su bolso, o incluso hacerle daño a ella, me pidió ayuda, la acompañé a casa y me dijo que me quedara porque no había trenes, su madre se llama Elmyra, es igual de desconfiada que tú, y vinimos juntos porque ella me lo pidió, ¿satisfecho? -Me empecé a vendar las manos, Barret estaba que no se creía lo que le dije, más que por lo contado, por el hecho de que le respondiera.
-Chico, tú y yo debemos tener "la charla". Estás más cerca que cualquier de nosotros de ser campeón, y eso es una gran responsabilidad, ¿ya sabes quién es tu siguiente rival? Jules, y luego será Rude, ¡Rude, el campeón! Y los campeones defienden su título como si se metieran en su casa.
-Dime qué debo hacer entonces.
Barret me llevó a los vestidores, se notaba serio, pero no enojado, yo simplemente esperaba qué es lo que me fuera decir. No había nadie más entre nosotros.
-Cloud...se nota a leguas que estás interesado en ella, para lo que sea, pero se nota. Y ella en ti, así que entiendo que estés distraído.
-No lo estoy. Solo han sido estos días, pero recobraré el tono de los entrenamientos, lo haré hasta dejarme la vida en ellos.
-Eso no importa. Debes ser paciente, no te pido que no la veas porque de igual manera me vas a ignorar...solo pídele tiempo, dile lo que te estoy diciendo, pues una vez que seas campeón, todo estará resuelto. Dinero, fama, glamur, ¿qué mujer no desea eso? Y aunque ella no lo quiera, si quiere lo mejor para ti, sabrá que debe esperar.
-Barret, llevas las cosas muy lejos, apenas nos conocemos.
-Hijo, he visto esto hasta el cansancio. Apenas se conocen, sí...luego las citas, luego los besos, el noviazgo, el sexo, y terminarás igual que todos los que no conocen la disciplina: en el basurero.
-Ya entendí.
-Eso espero...ahora, a entrenar.
Jules, he visto sus peleas, es fuerte pero no muy rápido, de una buena combinación me dejaría en el suelo, y siendo honestos, no tengo potencia para tumbarlo. La técnica que planteo con Barret es resistir, por eso entreno para soportar los 12 rounds, hostigando, como un mosco: estar jode y jode, pero cuando traten de golpearme, que no puedan alcanzarme, así que también entreno mi velocidad de golpe y de esquiva.
Al acabar el entrenamiento, me duché, me sentía algo cansado, pues como soy de alto rendimiento, entreno 3 horas, y falta todavía en la noche, así que por lo mismo debía descansar un rato en mi casa.
Barret me dijo una última vez que me concentrara mucho, pues no quiere verme perder la pelea ya que una oportunidad así quizá nunca más pueda tenerla. Entre tanto, cuando salí y pasé por la florería, Aeris me hizo una seña, por lo que yo entré en la misma.
-Cloud, quería pedirte un favor.
-¿Qué pase por ti otra vez en la noche?
-Jaja, tonto. No, no lo decía por eso. Pero si te ofreces, por mí no hay problema, nubecita. -Se rió.
-Sé directa, llevo un poco de prisa.
-Hum, que rudo. Lo que quería es...si me podías pasar tu dirección para llevarte un regalo a tu casa, será algo pequeño.
-Viéndolo así, no tengo problema, pero no podrías quedarte a dormir.
-¿Lo dices por mi madre o por tu entrenador?
-Por ninguna, curiosamente. Si vas...tendré que dormirme en el suelo porque la cama es individual y...es un espacio pequeño y encima tengo cocina compartida.
-Ok...eso no me lo esperaba. -Se rió. -Pero no te sientas acomplejado, cuando seas campeón podrás comprarte una buena casa, y más importante aún...una cama más grande. -Volvió a reír.
-No sé si es burla o lisonja, me hace sentir pobre de todos modos.
-Un poco de ambas, tal vez. Ya, pásame tu dirección, ¿no tienes cosas por hacer?
-Está bien...es el edifico comunal en el centro de la barriada del sector 5, habitación 5, ¿de acuerdo?
-Hecho. Cuando menos lo esperes, te llevaré una sorpresa.
Lo gracioso es que no sabía a qué se refería Aeris con eso o si, al menos, debía preocuparme. Fui hasta mi casa, lo dicho, pues era el plan inicial, y después de comer me quedé dormido un buen rato, por lo que al despertar empecé a ejercitarme la hora que faltaba, y como a eso de los 40 minutos, alguien tocó mi puerta, supuse casi de inmediato que sería Aeris.
Y se puede decir que sí y no había sido ella, debido a que, en efecto, tocaron la puerta, pero al abrir la misma no había nadie, así que solamente miré a los lados y, al dirigir mi mirada al suelo, me percate que un lirio amarillo se encontraba en el sitio, por lo que me sorprendí.
Y sí era ella... sonreí para mí mismo, pues ya no necesitaba mas aclaracion, así que solamente tomé el lirio y lo llevé al mismo florero donde reposaba el lirio blanco que me había dado días atras, cuando la conocí, de hecho.
¿Y si Aeris era lo que en realidad estaba buscando
Tendría sentido, pues desde que ella llegó a mi vida...la misma ya no es tan dura, pero tampoco tengo todas mis dudas resueltas, de hecho tengo más dudas que respuestas, lo que es gracioso, pero es la verdad.
Independientemente de eso, las cosas ya están hechas, para bien o mal. Y eso que me dijo Barret, que ella está interesada en mí, ¿Genuinamente será verdad?
No lo sé, Aeris para mí es solamente una amiga y nada mas, una companera, aunque Barret diga lo contrario. Ciertamente no es necesario que una persona sea tu pareja para traiga luz a tu vida, y como dijo él, debo centrarme a ganar las peleas que vienen o no podré ofrecerle nada a Aeris, pero claro, ofrecerle algo como amigos nada más.
Qué es lo que sentirá ella. Esa pregunta me causa mucha intriga, y de los besos que me ha dado, solo han sido por agradecimiento u "obsequio" por alguna acción que hice. Sí, no creo que sea indirecta.
Ya veremos en dónde desemboca esto.
LET'S FUCKING GOOOOOOOOOOO!!!!!
Para los que no me conocen, soy Arturo y ya tengo una amplia (muy amplia, de hecho), experiencia haciendo fics, y ahora decidí incursionar en los de ff7 ya que me gustó la historia :v
Tengo ataques de depresión en lo que va del año, estuve unos 5 meses sin escribir por la misma razón, así que no daré una fecha de cuándo será mi próximo capítulo ya que puede darme depressão y todo irse al carajo, así como también puedo estar atacado de tareas porque ya soy estudiante de último semestre de la carrera, y bueno, me van a tener en putiza seguramente.
En fin, ojalá les haya gustado el capítulo, le echo que esta historia me llevará unas dos o o tres partes, y después seguirá una historia de Cloud con Jessie, espero se queden para entonces owo
Nos vemos después :D
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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