—¡Sanae por aquí! — señaló un lado Maki y empezó a correr en lo que la llovizna se transformaba en una lluvia fuerte, siendo seguida por su compañera detrás.

Ambas corrieron hasta llegar a una parada de autobús. Bastante empapadas no dudaron en sentarse en el pequeño banco que había, respiraron agitadas por la pequeña corrida que hicieron.

—Al menos llegamos antes de que la lluvia se pusiera peor. — Lanzó Nakazawa al aire, mirando como las gotas caían en picada. Akamine iba a acotar pero un rayo fuerte la hizo sobresaltar -al igual que a su compañera-.
—Eso debió ser cerca. —dijo con temor.

—Al lado nuestro, mejor dicho. — bromeó la de pelo corto esperando que la contraria lo hiciera también, pero simplemente no oyó nada. "Bueno, lo intenté" pensó por adentro suyo.

Vio a su compañera, estaba temblando, probablemente del frío que hacía, sin contar de las ráfagas de viento que pasaban de vez en cuando. No dudó, se sacó la campera y se paró enfrente de ella para ponérsela al rededor.

—Pero... — fue interrumpida por un beso.

—Estás muriéndote de frío, lo necesitas más que yo. —sonrío la deportista mientras se sentaba al lado de ella.

—Muchas gracias, amor. — Sanae simplemente le agradeció sonriéndole y puso su cabeza en el hombro de Maki.

Esperarían a que pasara el autobús para irse a casa, pero mientras ambas disfrutarían del escenario con la otra.