Drabble (Tratie)
Katie Gardner nunca fue una persona de muchas palabras, en cambio, era tímida y reservada. Su única pasión era cuidar de plantas. Sus padres nunca habitaban en su presencia ya que ambos trabajaban, las únicas veces que los veía era para pedir cosas. No que ella le gustaba pero era lo único que podía hacer.
Sin embargo, hace 4 años su padre le había regalado a Bingo.Si, así le había puesto al pobre perro. Él husky blanco ya estaba grande y muy fuerte para ella sacar a pasear, le había comentado esto a su padre varias veces para poder obtener ayuda.
El Sr. Gardener no lo pensó y dos veces para contratar a el mejor entrenador de perros en el mundo. Si, así de exagerado era el, igual que tú.
Era un día soleado cuando lo conoció, se encontraba en el jardín jugando con su perro. Al principio se le vino a la mente que podría ser alguien de la servidumbre, pero cuando observó el logo de una compañía supo de inmediato quién era.
—¡Holap!— le dijo el empleado sin aliento. Al parecer había corrido hacia ella para saludarla.
—Ho-ho-ho— nunca pareció acabar su oración por la timidez. El se rió, era una risa encantadora, muy enriquecedora. Ella río levemente con el.
—Lo siento señorita pero se escucho como él mismo Papa Noel— dijo mientras seguía carcajeando. Tenía unos ojos azul cielo hermosos, unos hoyuelos hipnotizadores, labios rosados y sedoso cabello castaño.
Su nombre era Travis. Travis Stoll.
•••
Pasaron 5 meses y Bingo se puso mal de salud. Travis le daba esperanzas sobre su mascota pero ella de antemano sabía que lo había perdido.
Un mes paso y su amigo fiel había pasado. Era tanta la tristeza que no quiso saber más de nadien. Se encerró en su cuarto y no salió. No tenía porque creerle a nadien.
Afuera del cuarto de Katie el Sr. Gardener despidió a Travis. Algo de... Ya no necesitar más de sus servicios. A Travis se le partió el corazón pues, se había enamorado de cierta chica en cuestión de meses.
•••
5 años han pasado y ninguno de los dos han compartido algún destino.
Katie ejerció su carrera de Jardinera y emprendió un vivero en el cual se encuentran de las plantas más exóticas.
Travis siguió en la misma compañía, decidido de que el Sr. Gardener hablara otra vez. Pero lo único que había conseguido era cuidar de un gato en un vivero mientras la dueña trabajaba. "¿Tanto dinero gastado por un gato?" Se decía a el mismo.
Al entrar en el vivero una empleada le ayudó ir hacia la oficina de la dueña. Y cuando abrió la puerta...
—Katie?—
—Travis!—
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