El amor llega tres veces a tu vida.

Tu alma gemela, tu amor adolescente, ese por el que posiblemente estabas con facilidad y comodidad, no estaba destinado para siempre, pero no significaba algo malo.

Eso había sido Jisoo para Lisa.

El amor karmico, pasional y frenético, una avalancha de emociones que pifia terminar en un ciclo vicioso, con una montaña rusa de emociones no siempre buenas, altibajos y demás, que te daba una lección.

Eso había sido Rosé para Lisa.

Y la llama Gemela, que se suponía llegaba en el momento adecuado y menos esperado, comprensivo y maduro, especial, duradero.

Solo que Lisa, aún no lo tenía...