Sus muslos escurrian de sangre mientras caminaba balanceándose debido al dolor, la pequeñas manos de la niña de 8 años también estaban repletas del mismo líquido.

Los gritos es su espalda ya no la asustaban ¿que más podían hacerle? Perdió, en ese momento, sintió que perdió su alma mientras ultrajaron su cuerpo y la dejaron tirada como un trapo sucio.

Estaba sucio.

Por eso se arrastro hasta que pudo caminar y camino aunque no pudiera hacerlo en línea recta.

Las personas del orfanato venían tras ella, ha estaban cerca, también se preguntaba porque terminó ahí. No había padres cariñosos para ella ¿eran sus ojos una maldición? ¿O lo era su cara?

No quería escuchar a más gente diciendo que ella tenía la culpa cuando la tocaban. No quería escuchar como decían que los provocaba con esa linda cara.

Así que asumió que sus ojos eran el problema, tan negros como la noche misma donde ella estaba caminando en ese momento, no había estrellas ni luna.

Quizá por eso no se sorprendió cuando la tomaron del hombro con violencia y la lanzaron al suelo.

Quizá por eso tampoco se sorprendió cuando tuvo un despertar que la clasificó como un cazador, el más alto rango entre los indices de magia.

Por esos ojos malditos tampoco se sorprendió cuando el despertar invoco armas que mataron a esos hombres.

Simplemente lo acepto todo, incluida esa sangre que ahora salpicaba su rostro.