La primera vez que la vio ella estaba en clase de matemáticas y desde el segundo piso podía ver el lugar de jardinería.

Era muy bonito, el color verde predominaba y las flores del lugar se veían preciosas.

Pero su vista siempre se desviaba sin poder evitarlo a la encargada del club, por alguna razón ella era la única miembro.

Supuso, a nadie le interesaba cuidar plantas, pero a la omega si.

Tenía un cabello castaño que le llegaba a la cintura y sus rasgos faciales eran suaves y bonitos como los propios.

Su piel se veía suave y sus ojos siempre se perdían admirando la belleza tan pura que emanaba la omega que se movía con destreza en el jardín rodeada de flores que solo decoraban su resplandor propio.

Suspiro inconscientemente y se recargo en su asiento tratando de esconderse cuando la omega la miró a la lejanía, sus mejillas se calentaron de golpe y sus ojos se desviaron de esa mirada que la tenía embelesada desde hace algún tiempo.

Era una omega más bonita que ella.

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