La vida en el orfanato le había enseñado a Lisa algunas cosas, tenía varias reglas no escritas que seguir.

Lección uno. Siempre se agradecida con las cosas que la vida te de.

— Mira Lisa, son algunos suéteres viejos y están bastante grandes, pero seguro servirán para hacerte sentir cómoda —Murmuró con una mueca una de las mujeres que la cuidaba, Lisa era una de las dos niñas que se había presentado en el orfanato como alfa, sonrió pausadamente ante el ofrecimiento—

— No hay problema Unnie, estoy feliz con este obsequio —sonrió haciendo una reverencia y aceptando las prendas gastadas—

No había preguntas.
No merecía más.

Lección dos. No seas un inconveniente.

— Su nombre es Lalisa Manoban, presentó como alfa hace poco y es un a niña realmente tranquila y encantadora —

— ¿Esta bien de salud? —preguntó la mujer beta que iba junto a otro sujeto beta— está algo delgada, no queremos niños con problemas de salud —

— Ella está bien, solo que en ocasiones no tenemos comida suficiente en el orfanato —

Guárdate las cosa para ti, si tienes hambre o frío.

— Escucha Lisa, hemos tenido problemas para concebir, así que nos recomendaron adoptar un niño para que nuestros lobos muestren más disposición y podamos concebir un bebé —sonrió la mujer tomando la mano de Lisa, como si sus palabras no fueran tan frías y afiladas—

— Oye cariño... Creo que estas siendo algo... —

Repite y recuerda.

Se agradecida.

— Sí, está bien, muchas gracias por adoptarme —

No desees por más.

Después de todo, tu vida, en esos momentos, ni siquiera es tuya...