La piel de un inconsciente que se
dejó llevar por algo más allá de la
conciencia, el descaro de aquel que se
restregaba en un bulto con la creciente adrenalina, era un poco enfermo, estaba esperando que alguien entrará por la puerta.

El ligero sonido de la cerradura siendo abierta acompañó su abertura de piernas, ciertamente no tenía muchas expectativas de lo que iba a pasar, las paredes de su ano siendo estiradas no le causaba mucha gracia aun con eso espero pacientemente a que la rubia asomara su cabeza por la ranura de la puerta, que sus ojos se abrieran de sorpresa así el le mostraría una de sus mejores sonrisas, ella no se movería de la sorpresa, en ese momento lo vería, su cara desfigurandose del dolor y placer cuando el pedazo de carne bajó
el entrará, iba taladrar en lo profundo
de su mente, y él lo disfrutaría en primera fila.