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Especial 1

Kim Mila observaba la pantalla de su teléfono esperando que su tío Jungkook o su esposo Taehyung le contestara. Sabía que era más probable que si tío Kim lo hiciera primero, pero casi se acababa su última hora de clase y ninguno le respondía. Suspiró frustrada bajando la cabeza hasta dejarla apoyada en la mesa, sintiendo los dedos de Lena presionar los costados de su cuerpo. Su mejor amiga sabía que esto le daba cosquillas, que le incomodaba aunque a ella no le dijese mucho por esto.

Ya era una adolescente de quince años. Tenía diez cuando sus padres, un año después fue su cumpleaños más memorable porque no solo pasó el susto de su vida creyendo que no tendría fiesta, sino que fue la única vez que no faltó absolutamente nadie de su familia. Desde entonces, cuatro años habían pasado.

— Ya regresa la maestra, levanta la cabeza, Mila. — Musitó la chica de ojos azules que baja su teléfono para continuar viendo las fotos de Instagram sin ser vista, auspiciada porque ambas se sentaban en la última mesa.

— Da igual, ya hice todos los ejercicios que mandó y hasta te copiaste. — Respondió aún sin alzar la cabeza.

Cuando la maestra finalmente entró y revisó sus ejercicios, dejándole la tarea que debían realizar en casa, fue muy poco el tiempo que pasó antes de que sonara el timbre. Cuidando ahora su actuar, Mila Kim terminó de recoger la única pertenencia que dejó fuera para disimular antes de tomar su mochila para dirigirse al baño del colegio. Ella nunca salía sin asegurarse que lucía impecable desde su alta cola de caballa, hasta sus zapatos.

No obstante, antes de salir, la maestra le pidió que se quedara unos segundos. Le hizo una seña a Lena para que la esperase afuera y regresó sobre sus pasos hacia la maestra. La mujer mayor no la miraba directamente a los ojos, sus manos se movían nerviosas y se aclaró más de dos veces su garganta antes de finalmente pronunciar palabra. Por supuesto, nada de esto pasó desapercibido para la menor Kim que aún sin saber lo que quería, rodó sus ojos, fastidiada.

— Aquí está tu boletín de notas físico, aunque también podrás encontrarlo a partir de mañana en la página de la escuela. — Ningún alumno había recibido aún su boletín, la fecha prevista para eso era el día siguiente y no ese, pero la menor la aceptó.

Una amplia sonrisa se adueñó de su rostro porque se imaginaba a sus padres cuando vieran que volvía a tener la puntuación perfecta. Seguramente su papá la acomodaría en el pequeño mural con todos sus diplomas que tenía en la oficina presidencial. Ya casi le avergonzaba ir allí, Jimin incluso le había dicho que podían tener lo mismo en la casa, pero Namjoon se empeñaba en tenerlas en su ofician.

— Mila, me gustaría hablar con tu padre, el señor Kim.

— ¿Cuál de los dos? — Hizo la pregunta obvia solo para mortificar un poco a su nerviosa maestra, pero su pregunta era válida. Sus dos padres llevaban el apellido Kim, así que ella tendría que ser un poco específica.

— Kim Namjoon. — La menor asintió ante esto y su maestra prosiguió. — ¿Podrías decirle que necesito hablar con él? Que me haga un tiempo en su agenda para una reunión. — Ahí esta, otra interesada. Mila jugueteó con su moño antes de mirar a la mayor.

— Lo siento, Frau Kranz, pero no puedo ayudarla con eso. — Espetó calma. — No me corresponde a mí organizarles las reuniones a mi padre. Si necesita hablar con él con algo referente a la escuela, puede mandarlo a buscar como profesora, vendrá en cuanto se lo indique. Ahora, si se trata de algo personal, entonces menos podría ayudarle porque el tiempo de mi padre es valioso y reducido, no puedo interferir en este. Pero usted podría llamar a su oficina y concertar una cita con su asistente, quizás tenga algún hueco disponible en su agenda.

La señora Kranz parpadeó sus ojos rápidamente mientras la miraba incrédula. Incluso abrió sus labios para decirle algo, mas no pudo. Todo lo que hizo fue empuñar sus brazos y asentir, permitiéndole retirarse. Cuando la menor se volteó, una risa de satisfacción la azotó. No soportaba a esa maestra, tiempo atrás, la regañaba por la mínima cosa incluso sin razón, porque dentro de clases, ella era la alumna modelo. Jimin incluso la regañó creyendo en sus palabras hasta que le demostró que sí era inquina personal de esa maestra porque ningún otro profesor tenía quejas de su desempeño o comportamiento.

— ¿Ya? ¿Qué te dijo la bruja? — Mila negó en cuanto Lena se aferró a su brazo para ir al baño.

— No mucho. — La miró risueña, aceptando sacarse una foto.

— Oye... ¿En serio no piensas hacerle caso a Thomas? Todavía no entiendo por qué terminaste con él si es bellísimo y se muere por ti.

— No me gusta, es un idiota infantil que se cree la gran cosa. — Lo cierto es que ella había aceptado ser novia de Thomas más por el entusiasmo de su mejor amiga que por ella misma. Sí, era lindo, parecía mayor que la mayoría de su año, eso era todo.

— Seguro después que otra se lo lleve te arrepentirás, tonta. — Sentenció mirando su teléfono mientras daba brincos en su lugar y Mila se peinaba a pesar de haber estado ya perfecta, solo sentía su moño un poco flojo. — Dios, tu tío estuvo en el estreno de la nueva película de Jung Hoseok junto a su esposo y Agust D. ¿Cómo puede ser toda tu familia tan guapa? ¡Estoy enamorada de Jungkook!

—¡Ay por Dios, Lena! Mi tío ya es un viejo. — Protestó molesta e incómoda con el comentario. Cada vez que adolescentes o niñas de su edad decía que alguno de sus familiares era atractivo, incluyendo sus padres, su estómago se revolvía. ¿Qué tenían de atractivos? Solo eran sus familiares.

— ¿Cómo que viejo? Estás loca, tiene treinta y cinco, pero parece de veinticinco.

— Tú tienes quince, aunque tuviera esa edad, serías diez años menor y él es gay, felizmente casado. — Replicó volviendo a tomar su mochila.— Podría ser tu padre.

— No lo es, mi padre nunca lució atractivo, el pobre, ni cuando era joven y es mucho mayor que tus padres, ya está cumpliendo cincuenta. O sea, no hay comparación. — Seguía admirando las fotos, deleitándose con sus visuales. Taehyung igual era atractivo, pero le encanaba lo joven que lucía Jungkook. Solo tres años más y sería legal para todos esos bellos hombres. — ¡Ay!

Lena no pudo evitar exclamar cuando su muñeca dolió bajo el agarre de la Kim. Esta la miraba con sus oscuros y serios ojos castaños que contrastabas con su rubia melena antes de apretar con mayor fuera la muñeca donde sostenía su teléfono. Con su mano libre sostuvo las mejillas de Lena y, sin decir más, unió sus labios en un beso. Fue claro que su mejor amiga no se esperó aquello en un principio, por lo que no supo cómo reaccionar. Varios segundos después, le estaba correspondiendo el beso a Mila, intentando abrazar su cuello.

Fue entonces que la hija de los Kim se separó asustada y se marchó apresuradamente sin decirle nada más, dejándola sola y confundida en el baño del colegio. Se apresuró a correr escaleras abajo hasta llegar a la parada del autobús que en dos minutos llegó. Montándose en este, recibió para su sorpresa un mensaje de su tío Jungkook y, aunque primero chasqueó su lengua molesta porque era agóbienme siempre escuchar a Lena hablando de él, supo que el mayor no tenía culpa de nada.

— ¿A ti también te escribió, bebé? — Indagó Jungkook, todavía extrañado por el mensaje que recibió de su sobrina. — A mí me dijo lo mismo, me preguntó si podía hablar conmigo hoy, pero me extraña.

Bueno, habrá que esperar para ver qué quiere. Yo saldré de mi consultorio en una hora, ¿te espero para comer? — Taehyung preguntaba del otro lado dela línea.

— Claro que sí, hoy es viernes y desde hoy comienza nuestra celebración, nuestro aniversario de casados que más te vale no haber olvidado, Jeon Taehyung. — Le advirtió en un tono serio.

Sabes que no lo he olvidado, por eso organicé una cena para hoy y un fin de semana especial para nosotros. — Solo hubo una vez que olvidó su aniversario con Jungkook.

Se asustó tanto recordando su pasado con Hobi, que permaneció casi un mes queriendo compensarlo cada día, disculpándose hasta que Jungkook se sentó con él para aclararle que todo estaba bien. Lo único que tenía que hacer según su esposo, era poner un recordatorio en su calendario y los recordatorios de su teléfono. Había funcionado, desde una semana antes le comenzaban llegar los recordatorios.

— Perfecto, entonces nos vemos en casa en un rato, bebé. — La puerta de su oficina se abrió dejando ver a su asistente y esto le hizo fruncir el ceño, indicándole que hablara.

— Señor Jeon, su sobrina solicita verlo. — Jungkook asintió para que la dejaran pasar.

— Mi amor, te dejo, Mila vino a verme. Nos vemos después, espérame desnudo con una copa de vino en nuestro comedor. — La risa del mayor del otro lado fue estruendosa, mas estuvo de acuerdo. — Te amo.

Yo también te amo, Kook, mucho.

La llamada se terminó justo en el momento que la menor entró por la puerta. Su físico gritaba, Park Jimin, su actuar gritaba, Kim Namjoon. Alguien tenía que hacerle una prueba de ADN a su sobrina porque estaba cien por ciento seguro que salió de los testículos de su hermano. Casi rio ante su pensamiento, mas solo se levantó para abrazarla.

— ¿Todo bien? — Indagó al sentirla tan tensa y ver su semblante tan serio.

— Ay, no sé, oppa. — Protestó dejándose caer en la silla.

— Yah, no soy tu oppa, soy tu tío, soy al único que no llamas tío todavía.

— No eres mi tío, eres un traidor que se roba todos los corazones. Voy a tener que hablar serio con mi tío Tae porque esto no puede seguir así. No puedes andar por la vida siendo tan lindo y atractivo, sonriéndole a todos, no es justo. Le gustas hasta a las niñas adolescentes. ¿Crees que eso es correcto? — Preguntó protestando, dejando a Jungkook un tanto confundido, entrecerrando sus ojos con suspicacia.

— Es natural que tu tío guste, ¿no me has visto?

— Eres horrible.

— No es lo que acabas de decir, dijiste que soy lindo y atractivo.

— Retiro lo dicho. — Recostó su cabeza en la silla y suspiró. — Me quedaré en tu casa este fin de semana.

— Eso es imposible. — Negó súbitamente haciendo que la menor lo mirase con súplica.

— Tío...

— Ah, ahora soy tu tío, interesante, pero no, mi princesa.

— ¡Oppa!

— ¡Mila! — Respondió en el mismo tono haciéndola bufar. — ¿Por qué no me dices el motivo? Tal vez, podría pensármelo.

— No seas mentiroso, ya me acordé que es tu aniversario con el tío Tae, aunque te diga que mi vida dependiese  eso no me ayudarás. — Jungkook rio por el dramatismo en su voz, eso definitivamente era una mezcla de Jimin con Soobin. — Este fin de semana cumple seis años de muerte mi mamá. Sé que tengo que ir al cementerio con mis abuelos, pero no quiero quedarme con ellos. Cada año es igual, quieren que me quede y que pase todo esos días adorando a mi mamá, a su recuerdo.

— ¿Ya le dijiste a tus papás?

Ella negó acomodándose en su asiento, volviendo a tomar una postura correcta y no esa que tenía donde lo único que estaba en la silla era su espalda mientras expandía sus piernas. Algo más de su papi, Jimin era quien solía sentarse siempre como quería sin cuidar su postura.

— No le has dicho, ¿por? Si algo tienen tus padres es que siempre te escuchan, si no quieres ir, ellos serán los primeros en respetar tu decisión.

— Ya lo sé, pero justo por eso. Si les digo que no quiero ir, sé que me dejarán en casa, pero cuando mis abuelos vayan a buscarme, van a creer que ellos no me quieren dejar ir sin importar lo que yo diga. No quiero que discutan, odio las discusiones. Sé que mi papá las detesta y evita tanto como yo, mas mis abuelos son... Uffff... Los quiero, en verdad lo haga y sé que ellos también me quieren, pero hay cosas que no me gustan. Justo como su carácter y la forma en que quieren siempre obtener las cosas. ¡Odio que me hagan adorar a mi madre cuando ella no me adoraba a mí, que me digan mentiras a pesar de la edad que tengo como si yo no recordara absolutamente nada!

El volumen en su voz se elevó más de lo que hubiera querido, pero no pudo evitarlo. Comprendía a sus abuelos, deseaban que ella amara a su madre, que tuviese la mejor de los recuerdos de ella, que la añorara. No podía mentir, no extrañaba absolutamente nada de vivir con su madre aunque eso por momentos la hiciera sentir como una mala hija. No recordaba si Roseanne alguna vez la quiso porque todos los cariños que recordaba venían acompañados de peticiones para hacer que su papá estuviese cerca. De lo contrario, eran gritos, maltratos, era ignorada completamente como si no existiera o ni siquiera estaba en casa.

Entonces, respetaba que fuera su madre, cada año iba al cementerio en su aniversario luctuoso y de nacimiento. Participaba en las misas de hogar que hacían sus abuelos e incluso vestía de negro por respeto. Hasta ahí estaba bien, pero no le agradaba que sus abuelos quisieran forzar recuerdos en su memoria que no existían.

Tenía que dar gracias a lo que existía, a sus padres por colmarla de tanto amor, paz y respeto que pudo remplazar todos los recuerdos malos por buenos sin olvidarlos. Aprendió de ellos y no le afectaban, no eran cosas que en su día a día le chocaran, mas cada vez que iba a casa de sus abuelos en esas fechas, era lo mismo. Ese sí la molestaba, agotaba su paciencia e incluso sacaba lo peor de su carácter.

— Si me quedara en tu casa, tendría una excusa perfecta.

— Si te quedaras en mi casa, estarías huyendo de tus problemas y tus padres, esos que siempre te han dado la confianza para que les cuentes todo, se sentirán dolidos porque su hija anda sintiéndose mal sin que ellos lo sepan. Eras una niña muy madura que sabe cómo sentarse a dialogar, esto que me has dicho a mí, puedes explicárselos a ellos. Estoy seguro de que no discutirán con tus abuelos y encontrarán la mejor solución para todos. — Jungkook se levantó de su silla para acercarse a ella y besar su frente. — Vamos, te llevo a tu casa.

— Te odio.

— Me amas. — Los dos se rieron mientras el pelinegro tomaba la mochila de su sobrina y la empujaba hacia la puerta de su oficina. — ¿Ahora me vas a decir a quién de tus amigas le gusto?

— No seas un viejo verde.

+++

— ¡Papá! ¡Papi! ¡Llegué! — Entraba Mila gritando por la sala de su casa.

— Lo sabemos y no hay necesidad de gritar cuando tus padres no solo tienen dos oídos que funcionan perfectamente , sino que también tienen una perfecta visión y pueden verte entrar. — Habló Namjoon pausado y serio, elevando sus comisuras cuando su princesa grande corrió hasta tirarse sobre él y llenarlo de besos. — ¿Qué quieres?

— Papá, estás igual que mi papá Jimin. ¿Llenarlos de beso significa que quiero algo?

— El noventa por ciento del tiempo, sí, eso significa. — La menor asintió dándole la razón, recostándose al pecho de su padre mientras sacaba de su mochila el boletín de sus notas y se lo entregaba. — ¡Felicitaciones, princesa! — Exclamó abrazándola fuertemente desde atrás, haciéndole cosquillas mientras miraba sus notas.

— ¿Por qué tanta alegría?

— Nuestra princesa volvió a sacar una calificación perfecta en todas sus materias. — Mencionó Namjoon estirando las manos para recibir al rubio que pleito por un poco de espacio en su regazo, dejando un beso en sus labios ignorando las quejas de su hija.

— ¿Por qué son así? Estoy aquí, su hija está entre los dos. — Protestó recibiendo un fuerte abrazo de ambos con excesiva fuerza. — ¡Ay, ya no tengo diez años! — Jimin se encogió de hombros quitándole la liga de su coleta para ver como la menor se paraba en casi una rabieta para burlarse.

— Yo sigo viendo una niña berrinchuda que no sabe controlarse. — Le sacó la lengua y Namjoon contuvo la risa. — Que por cierto, se fue esta mañana sin recoger su habitación. La señora Madjovic no está aquí para organizar tu cuarto y creo que eso lo teníamos claro.

— Papi, no puedo ser perfecta en la escuela y en la casa, algún defecto debe tener tu preciosa hija. — Pestañeó fingiendo inocencia, una que Jimin no compró hasta que esta se lanzó para abrazarlo y llenarlo de besos. — ¿Están ocupados ahora? — Los dos negaron, Mila se levantó dejando que Jimin se acomodara más sobre Namjoon mientras ambos la observaban. — Me gustaría conversar con ustedes, pero no me interrumpan hasta que termine.

— Te escuchamos. — Aseguró Namjoon, entregándole como siempre toda la atención a su hija.

Con gran elocuencia y seguridad, les dejó saber todo aquello que la mortificaba con respecto a sus abuelos y esas fechas. Fue evidente la molestia de Jimin, si su papá también se molestó no le quedó claro, mas ambos accedieron a manejar las cosas con cautela para que todos quedaran felices. Ese fin de semana, Jimin la acompañaría a casa de sus abuelos para ir al cementerio y tras la misa en casa, los dos regresarían. Los Park protestaron, pero al final accedieron. Ya la próxima semana, ellos tendrían una conversación más seria con ellos.

— Ahora otra cosa... — Comentó la menor jugando con sus dedos, ambos padres fruncieron un poco su ceño. — T-Tengo miedo.

— ¿De qué tienes miedo, tesoro? — Indagó Jimin preocupado mirando por breves segundos a un Namjoon que se acomodó en su asiento.

— ¿Quién te gusta?

— ¡Papá! ¿Por qué lo estropeas? — Protestó al verse descubierta por Namjoon. Jimin lo miró sorprendido y él se encogió de hombros acariciándole la cadera en un tácito "te explico luego".

Lo cierto era que él estudiaba constantemente el comportamiento de su hija, sabía hasta cuando su mirar era diferente a pesar de darle siempre su espacio. Para él no pasó desapercibido cuando Mila comenzó a mostrar índices de nerviosismo cuando Lena iba a la casa. Ella siempre fue presumida con su aspecto como sus padres, mas cuando iba a salir con ella, últimamente era peor, enloqueciendo casi a Jimin para que la ayudara a escoger aunque esto siempre terminara con ella protestando porque nada le gustaba, optando por otra pieza de ropa sola.

Las miradas que su princesa le daba a su mejor amiga cuando estaban comiendo en casa o la invitaban a algún paseo familiar, también fue evidente. Jimin lo notó, pero también lo dejó de lado creyendo que estaba pensando de más. Namjoon por su lado, estaba completamente seguro. Supo que su hija no gustaba de ese tal Thomas y por eso conversó con ella, algo que la menor quiso olvidar porque odiaba que su papá le hablara tan tranquilamente de esos temas. Su tío Soobin le dijo que se acostumbrara y lo hizo, pero cuando no estaba segura, se sentía un poco incómoda y prefería hablarlo con Jimin antes de pasar al peligris.

— Ya ni te voy a preguntar. — Se quejó una vez más dejándose caer en los cojines del suelo jugando con sus dedos. — El problema es que en vez de decirle a esa persona que me gustaba y pedirle su autorización para salir con ella o besarla, simplemente lo hice.

— ¡Esa es mi sobrina! — La voz de un Soobin que llegaba hizo que la menor riera negando mientras que Namjoon regañaba con la mirada a su hermano de veinticinco años. — Ok, esperaré en la cocina, me avisan cuando terminen.

— ¿Besaste a Lena sin su autorización?

— ¿A Lena? — Reiteró Jimin y la menor exhaló bruscamente.

— ¿Podrás actuar alguna vez como si no supieras algo papá? Es molesto que siempre te me adelantes.

— Uy, de acuerdo, lo siento, lo siento. — Elevó las manos fingiendo rendición.

— Pues eso, besé a Lena sin su permiso y ahora no sé cómo hablarle.

— ¿Temes que no le gustes?

— Yo sé que le gustan los chicos, pero puedo gustarle yo. Eso no me da miedo, además, si no le gusto, tengo solo quince, supongo que podré olvidarla en algún momento. Mi temor es que esté molesta por haber dado ese paso sin su autorización.

— No sabrás lo que ella opina hasta que no lo conversen. Lo peor que puedes hacer es dar por sentado la reacción de otra persona antes de decirle. — Pronunció Jimin, él aún recordaba todo lo que sucedió con Namjoon justamente por su miedo a contarte que estaba casado con Rosé y que la tenía a ella temiendo la reacción del mayor. — Si te disculpas por lo que sabes que hiciste mal y dialogan al respecto, todo estará bien. Es tu mejor amiga después de todo.

— ¿Puedo ir a su casa?

— Ya hoy no, mañana si quieras o el domingo, hoy no. — La menor revoleó los ojos ante esto.

— Se me va a ir la valentía.

— Pues harás que aparezca nuevamente. Ve a bañarte, la comida ya está adelantada, falta nada para terminar. Cuando salgas del baño ya podrás comer. — La menor se levantó yendo hacia su cuarto. — ¡Mila Kim! — La aludida regresó sobre sus pasos con fastidio. Jimin no le dijo nada, solo miró su mochila tirada en el suelo haciéndola poner los ojos en blanco antes de recogerla para llevarla a su cuarto.

No pasaron ni cinco minutos antes de que ambos brincaran en su asiento escuchando como ella ponía la música en su habitación a todo volumen. Namjoon iba a llamarle la atención para que la bajara o activara la insonorización de las ventanas y puerta, pero como si esta hubiese adivinado, lo hizo.

— ¿Lena?

— A nuestra hija le gusta ella desde hace un tiempo. ¿No lo notaste?

— Hace unos meses lo sospeché por un momento, pero creí que me había confundido. — Respondió Jimin levantándose para ir a la cocina con Soobin. — Tu teléfono está vibrando. — Mencionó lanzándoselo y el mayor notó que se trataba de su hermano.

— ¿Kook? ¿Qué sucede?

¿Cómo estás?

— Bien, iba a bañarme para comer ahora. Por cierto, vi que trajiste a Mila.

Padre controlador. — Se burló. — Sí, llevé a mi sobrina a casa. Por cierto, ella seguramente quiera hablar de algo contigo, escúchala.

— Siempre escucho a mi hija, Kook, además, ya hablamos. ¿Cómo sabías que tenía algo que decirme?

¿Intuición de Oppa y tío? — Ambos se carcajearon. — Solo llamaba para asegurarme que todo estuviese bien, pero veo que sí así que colgaré, tengo un esposo que atender.

Sin decir algo más, el pelinegro terminó la llamada antes de ingresar el código de acceso a su casa. Al entrar, escuchó la tenue música acompañada por la perfecta iluminación media. No pudo ocultar su sonrisa ante esto, dejando sus llaves y todo de lado para apresurarse a la cocina donde, tal cual él lo pidió, el castaño aguardaba por él, desnudo con dos copas de vino en la mano.

Sus pasos fueron lentos y seductores aunque no se sabía quién seducía a quien. Se quitó la corbata y su saco para dejarlos tirado a un lado. Lo primero que quiso fue abrazarlo y besarlo, pero el mayor no se lo permitió, alejó su cabeza mientras llevaba una de las copas a su boca. De la otra, dejó caer varios chorros de vino tinto sobre su cuerpo que Jungkook rápidamente limpió.

— Arrodíllate. — Demandó Taehyung y su esposo obedeció. Ambos sonrieron con gran lascivia, segundos más tarde, nuevas gotas de vino cayeron tanto en la boca del menor como sobre la erección del castaño. — Bienvenido a casa, amor.

💙💙💙
¡Hola por aquí! Ha pasado mucho tiempo... 🙈 Sé que no esperaban que esta historia tuviera mucho más, de hecho hice varios especiales que se quedaron guardados. Ahora que no puedo escribir, creí que era el mejor momento para sacar alguno.
Espero que haya sido de su agrado🙈
LORED

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