Epílogo 1/2
— Creí que llegarían ayer, incluso vi las publicaciones en las redes sociales cuando salieron del aeropuerto de Toronto. — Musitaba Taehyung caminando por la sala de su casa con un cachorro que se metía entre sus piernas mientras él recogía la evidencia de la noche de cine que tuvieron en casa el día anterior. — ¿Crees que llegarán a tiempo?
— Sí, por el mal tiempo la escala en Hong Kong se extendió pero llegaremos hoy. Ahora mismo nos estamos preparando para dejar el hotel y si perdemos el avión, alguien más estará perdiendo sus testículos por andar de inventor hasta la madrugada. ¿No es así, Agust D? — Gritó Hoseok la última oración y el castaño no pudo evitar sonreír al escucharlos a los dos peleando. — Nos quedamos aquí por el mal tiempo pero aún así al señor se lo ocurrió una cita improvisada en la ciudad.
— Eso es dulce, Hobi, no actúes como si no te gustaran esos detalles. — Murmuró terminando de doblar las mantas y colocar correctamente los controles remotos sobre la mesita en el medio de la sala.
— Pues sí, pero le advertí que se quedaría dormido y prometió que no. ¿Adivina quién se quedó dormido? Si perdemos este vuelo podríamos llegar tarde y no ayudaríamos con los preparativos.
Hoseok había retomado en el último año algo que dejó de lado por lo que le parecieron eones, el baile. Él ahora era no solo el coreógrafo sino el bailarín principal de Yoongi y por este motivo, viajaban constantemente juntos. No querían mantener una relación a distancia, tampoco querían pausar la carrera del mayor en su mejor momento por lo que a Hobi se le ocurrió la idea de retomar el baile. Siempre quiso hacerlo pero fue una idea que dejó olvidada en un cajón porque, si de por sí el tiempo de él y Taehyung era limitado, si él volvía a bailar profesionalmente su tiempo juntos hubiera sido casi nulo.
— No te preocupes, habrán personas suficientes para los preparativos del cumpleaños de Mila. Realmente lo que haremos son cosas mínimas porque la comida y esas cosas que consumen mucho más tiempo Namjoon las organizó ya.
— Da igual, quería verlos y pasar más tiempo juntos antes de que todos vuelvan a tomar su camino, somos adultos muy ocupados. — Taehyung caminó con su mascota hasta la cocina, era hora de darle su comida y esa era la razón por la cual no se le despegaba ni un centímetro. — Los extraño, te extraño...
— Nosotros también los extrañamos, te extraño. — Musitó con una sonrisa en su rostro.
— Que sepan que esas palabras llegarán también a los oídos de Jungkook. — Escuchó a Yoongi decir en una fingida molestia. — Ya cuelguen, se verán en pocas horas. — El chasquido de un beso brusco y el sonido de lo que parecía ser una nalgada resonaron en el oído de Taehyung. — Es mío, ni piensen recordar viejos tiempos porque sigo teniendo el teléfono y la dirección de Jungkook.
— Dile a Yoongi hyung que a él también le envío un beso y que deje de tener esos pensamientos sucios porque creeré que es él quien quiere recordar viejos tiempos con mi hombre y ahí es donde las cosas se ponen peligrosas. — Los tres rieron mientras negaban. — Ahora apresúrense, no creo que quieran pasar más horas en Hong Kong.
— Un beso para ustedes.
— Otro para ustedes, Hobi.
Tras terminar la llamada con una sonrisa, el castaño termino de alimentar a Yeontan antes de preparar la mesa y caminar hacia su habitación, permaneciendo parado contemplando el panorama con una sonrisa. Jungkook tenía la pierna de Mila sobre su cuello mientras su mano descansaba en el cabeza de la pequeña y esta abrazaba el peluche que ellos le habían regalado meses atrás pero que decidió dejarlo ahí para cuando fuera.
En su mente nunca pasó la idea de un hijo, ahora tampoco pero le agradaba mucho tener a Mila con ellos de vez en cuando. Le gustaba ver las interacciones de tío y sobrina, formar parte de ellas también. Era gracioso como esa pequeña revolucionó la vida de tantos hombres a la vez. Estaba consciente de que cuando se trataba de diversión ella siempre buscaba a Soobin y Jungkook pero, cuando quería librarse de algún castigo o regañada, Taemin y él eran sus escondites porque sabía que los hermanos no se enfrentarían a Namjoon.
Él normalmente tampoco lo hacía, solo le daba la vuelta cuando sabía que el otro Kim estaba siendo muy estricto o intransigente con algo de leve importancia. El caso de Taemin era un poco diferente, es como si él tuviera de pasatiempo pelear con Namjoon y cualquier cosa era el pretexto exacto para esas blancas e infantiles peleas.
Miró el tamaño de la menor, ya estaba demasiado grande para poder seguir durmiendo con ellos. Le tenían un cuarto preparado pero había noches como la anterior en que no se daban cuenta en qué momento esa intrusa llegaba a su cama y se adueñaba de ella. Tenía el conocimiento que esto no lo hacía casi ni con sus padres pero su tío Jungkook la malcriaba demasiado. Caminó lentamente hacia ellos, llamándolos para que se despertaran a desayunar. Sacudió el cabello de la niña que adormilada se sentó en la cama antes de volverse a acostar abrazando a un tío que le respondió vagamente el abrazo.
— El último en levantarse de la cama deberá tenderla correctamente. — La menor se incorporó casi en un brinco y salió de la cama hacia su habitación.
— Traidora... — Murmuró el pelinegro sin abrir sus ojos.
— No puedo creer que tu sobrina se levante primero que tú.
— Ella no tuvo que intentar cantar y bailar como un ídolo casi hasta la madrugada todas las canciones que le decían como si fuera una jodida rockola de música moderna. — Protestó cubriéndose la cabeza con la almohada.
— Yo también lo hice.
— Dos canciones y después te pusiste en modo público con ella burlándote de mí. Déjame dormir.
— Mi amor, ya hice el desayuno. No seas así, levántate. — El castaño esperó una respuesta o que la menos se levantara pero Jungkook ni siquiera se inmutó. Exhaló con pesadez porque aunque lo amaba, esos comportamientos infantiles y malcriados de su novio a veces se metían con su paciencia. — Jeon, no te lo volveré a repetir. — Se acercó para quitarle la almohada pero cuando lo hizo, el menor tiró de su brazo para hacerlo caer en la cama sin abrir los ojos, rodeándolos con pies y brazos. — Kook.
— Solo cinco minutos.
— No, ¿quieres llegar tarde a casa de tu hermano? — Sin respuestas. — Bueno, le avisaré que llegaremos tarde. — Intentó moverse pero Jungkook solo lo sostuvo con mayor fuerza comenzando a llenar su cuello y mejillas de beso. — Mila está aquí, no seas así.
— Solo un besito. — Taehyung rodó sus ojos pero terminó por inclinarse para besarlo, sonriendo junto con el pelinegro que finalmente abrió sus ojos. — Huevos revueltos con pimienta blanca, tostadas de mantequilla y miel, Philadelphia y mermelada de fresa, leche con chocolate, frutas...
— Conquistándome por la barriga.
— Ya yo te conquisté hace mucho y no por la barriga precisamente. — Se burló levantándose y dándole una palmada en el trasero. — Arriba.
A diferencia de cuando vivía con Hoseok, donde aún cuando su ex esposo le preparaba el desayuna rara vez se daba el tiempo de desayunar correctamente, ahora era él quien siempre preparaba el desayuno para Jungkook y él cuando estaban en casa. La paciencia del menor no era tan amplia como la de Hobi, tenían a veces sus pequeñas diferencias peros siempre sabían cómo alinearse.
Se encontró logrando cosas que en sus años de matrimonio no logró porque aunque carecía de paciencia, Jungkook estaba llenos de trucos que con solo una mirada le hacía darse cuenta cuando estaba haciendo algo que no era bueno para su relación. Él también aprendió a darse cuenta solo de muchas cosas que todavía no comprendía por qué no notó antes. Las prioridades en su vida ahora estaban mejores organizadas y, aunque su trabajo era importante, sus vida privada y su relación con Jungkook también lo eran.
No se daría el lujo de perderlo, no recibiría tantas buenas oportunidades y lo cierto era que no quería otra oportunidad, solo quería a ese pelinegro que ahora lo abrazaba mientras él terminaba de servir los huevos revueltos.
— Deja de abrazarme con tu sobrina presente.
— Son novios, ¿por qué no se abrazarían y besarían? Es normal que demuestren su amor de esa manera. — La voz de Mila resonó con tranquilidad mientras veía todo lo servido. — ¿No hay Duo Nussetti?
— No hay para ti. Hasta donde tengo entendido tu papá te dijo que no comerías más Nussetti o Nutella por un buen tiempo. Sigues castigada, Mila y ya fuimos bastante condescendiente dejándote ver el televisor ayer. Si Namjoon...
— De acuerdo, de acuerdo... — Se apresuró a decir bajando su mirada y sentándose en la mesa.
Namjoon a veces era incluso más estricto que Jimin pero a la vez era mucho más complaciente. Sin embargo, habían reglas que no podían romperse y Mila las conocía muy bien, cuando las rompía, cosa que era muy rara, casi siempre el castigo llegaba luego de una corta conversación. Sus padres solo debían decirle las cosas una vez, al menos Namjoon porque con Jimin a veces bordeaba hasta lograr su cometido pero con su papi Nam no era así.
Él le daba la vida, lo que Mila pidiera, siempre que pudiera dárselo, él lo hacía. Existían límites, claramente la menor debía conocer el valor de las cosas y saber que todo no caía del cielo pero Namjoon era bastante complaciente siempre que su comportamiento lo mereciera. Fueron varias las razones por las que castigo esta vez a su hija. La primera, llevarse continuamente la Duo Nussetti a escondidas para su habitación después de que la hacían ya dormida, comía en su cuarto y luego no volvía a cepillarse.
Le dieron dos advertencias por lo que ella siempre la regresaba después a la cocina y se lavaba los dientes pero hacía una semana se quedó dormida con la crema e chocolate doble a su lado. Namjoon la vio cuando fue a despertarla y su únicas palabras fueron "cero Nussetti o Nuttela hasta nuevo aviso."
El segundo motivo de su castigo se debía a su escuela. Los profesores en la reunión de padres comentaron que Mila jugaba demasiado en clases y, aunque sus notas seguían siendo excelentes, dejaba de hacer continuamente las tareas o hablaba demasiado en el aula. Ellos tuvieron cierta paciencia por su comportamiento cuando recién empezaron a vivir juntos y luego de la muerte de Rosé. Sin embargo, sorprendentemente ella no tuvo o pasó por cambios severos.
Los tres asistieron al psicólogo pero recibieron un diagnóstico positivo desde el inicio. Hubo un seguimiento de varios meses debido a la insistencia de Namjoon pero este le dijo que todo estaba bien con Mila y no necesitaba continuar con sus consultas. Su comportamiento en todos los ámbitos de su vida ya fuera en la casa, escuela o en general no se vio afectado desde que ellos comenzaron a vivir juntos.
Esto que estaba ocurriendo no era más que Mila siendo niña con sus compañeros pero la diversión en la escuela no era para los horarios de clase. Jimin habló con ella, se encargaba personalmente de revisar sus tareas diariamente como siempre hizo pero sin desistir cuando ella le decía que no había nada.
Su maestra había creado un sitio web a petición de Namjoon donde cada día subía las actividades que eran para la casa e incluso el contenido impartido. Ya fuera Namjoon, Jimin o incluso cualquiera de sus tío, siempre había alguien ayudándola con las tareas si tenía alguna duda y la ayudaban a repasar también.
Las tareas de casa no volvieron a quedar sin hacer pero los juegos en el aula continuaban, por este motivo Namjoon interfirió esta vez cancelándole en casa durante un mes todo entretenimiento audiovisual. Nada de quedada en casa de amigos sus amigos quedarse en casa, incluso, para Mila, ella ni siquiera tendría una fiesta de cumpleaños. Porque todo era recíproco y equitativo, ese tiempo que perdió jugando en la escuela cuando debería estar atendiendo a sus clases, debía ser devuelto en el tiempo libre designado para jugar en casa.
— Tenemos que salir antes de que tu hija venga a buscarnos rebozando la energía que ahora quiero gastar contigo. — Comentó Jimin haciendo su mejor esfuerzo para seducir a su esposo colado bajo las sábanas que toda la noche los arroparon. — Nam...
Ya estaba tan acostumbrado a despertarse a su lado, de hecho, desde la primera vez que durmió junto, separarse era algo problemático. Una batalla entre sus obligaciones como adultos y sus necesidades de pareja. A veces resultaba difícil mantener un ritmo estable cuando de sus actividades íntimas se trataban. Para eso siempre existía un momento pero comparado con un año atrás, se redujeron considerablemente.
— ¿Qué hora es? — Preguntaba el mayor sintiendo los labios de Jimin surcar su pecho.— Jungkook llegará en minutos con Mila, quedamos en que tú y yo desayunaríamos juntos antes de recibirlos e ir al aeropuerto. J-Jimin... — El nombrado asentía a cada palabra pero no se detenía, girando suavemente su cuerpo mientras sus boca descendía por el contrario hasta llegar a su entrepierna. — Tú mismo acabas de decir que Mila llegará buscarnos y... Mierda...
Enredando sus dedos en la melena rubia se acomodó en ese colchón como si se hubiera derretido. No necesitaba mucho, solo un roce o beso de su esposo era suficiente para animarse. Tuvieron que trabajar hasta tarde, dijeron que lo compensarían en la noche aprovechando que estarían solos pero en cuanto los dos rozaron la cama, se quedaron dormidos. Presionó sutilmente la cabeza contraria mientras alzaba sus caderas, perdiéndose en esa húmeda cavidad bucal que lo envolvía.
— Vírate completamente y ven aquí, debemos ahorrar tiempo. — Musitó ahora llevando su mano derecha para acariciar su espalda y descender hasta apretar su trasero. — Siéntate en mi boca.
El menor no necesitaba oír ese mandato dos veces, eliminó su pijama, colocó las rodillas al costado de su cabeza e inclinó para para reanudar su tarea aunque con un poco más de dificultad. Esos besos negros dados por Namjoon lo sacaban completamente de circulación. Fueron rápidos pero no por eso disfrutaron menos, sus orgasmos explotaron en sus bocas con gran intensidad antes de que ellos se levantaran para ir al baño aún un poco renuentes a salir de la cama.
— No puedo creer que la niña ya vaya a cumplir once años. Va a ser nuestro segundo cumpleaños juntos. — Namjoon a veces no creía todo lo que estaba viviendo. En los últimos años su vida dio un giro de cinto ochenta grados del que no se arrepentían solo segundo de su vida. — Está tan grande, tan hermosa como tú. — Musitó salpicando un poco de agua en el rostro del menor.
— Solo el físico es mío porque esa niña es idéntica a ti. — Esa fue una falsa protesta que hinchaba el pecho de Namjoon con orgullo. Le encantaba cuando le decían que Mila se parecía a él y no podía negarlo, él mismo se sorprendía de ser en ella tantas cosas de su propia personalidad. — ¿Crees que la dejaron ver televisión ayer?
— ¿Todavía dudas de eso? Jungkook no es confiable para cumplir con los castigos de Mila, ella bate sus pestañas dos veces y ya lo tiene comiendo en la palma de su mano. Así quiere adoptar, sus hijos harían lo que quisieran con él.
— ¿Quiere adoptar? Tae no me ha dicho nada de eso.
— No en un futuro próximo. Me dijo que a Taehyung y a él le gustan los niños pero ahora mismo ninguno quiere uno. Las posibilidades sin embargo están abiertas para el futuro. No es una idea segura. — Contestó envolviendo al menor en una bata. — Creo que ya llegaron.
Los dos guardaron silencio escuchando los murmullos que provenían de la planta baja, el volumen en la voz de su hija era inconfundible. Se apresuraron a vestirse para salir al cuarto, sintiendo la puerta de su habitación resonar.
— Papá, papi, ya llegamos. — La escucharon decir y ambos sonrieron. Al principio se sabía papá era para uno y papi para el otro pero casi desde el comienzo Mila lo comenzó a mezclar. No sabían cómo pero ambos sabían casi siempre a quién estaba ella llamando. — ¡Buenos días!
— Buenos días, princesa. — Devolvió Namjoon el saludo besando su frente. — ¿Cómo te fue en casa de tu tío?
— Buenos día, mi amor. ¿Qué hicieron?
— Después de la escuela fui con Oppa a buscar a mi tío Tae al trabajo, después fuimos a comer fuera. Hicimos todas mis tareas y luego vimos juntos algunas películas. — Dicho esto la menor calló buscando con disimulo la mirada de Namjoon y luego la de Jimin. — Oppa bailó y cantó para nosotros. Le enseñé un baile a él y a mi tío Tae.
— Sabías que no podías ver el televisor Kim Mila. — Musitó el de plateada cabellera sentándose en su cama. — Creí que tú y yo habíamos quedado en algo.
— Dijiste en casa, papá, yo estaba en casa de mis tío.
— No, te dije en tu tiempo libre y eso incluye todos los lugares fuera de la escuela. Sé que eres inteligente, así que no intentes hacerte la desentendida conmigo, señorita. Conmigo no...
— Lo siento.
— Que no vuelva a ocurrir de lo contrario ni siquiera irás a casa de tus tíos. ¿Queda claro? — Mila asintió mirando a Jimin en busca de alguna defensa que no llegó.
— Vamos a vestirte. — Habló Jimin apretando con mayor fuera el cinturón de su bata. — Veamos qué te ponemos para recibir a tus bisabuelos y tíos. Regreso ahora, amor. — Se volteó para mirar a Namjoon que les sonreía. — Por favor, nada de trajes.
— No iba a usar traje, solo pantalón y camisa.
— Es casi igual papá. Papi, ¿por qué no ayuda a mi papá para vestirse? Yo ya sé qué ponerme. — Jimin contuvo una risa y asintió. — ¿Te traigo la ropa y te muestro?
El rubio asintió y la menor casi corrió a su cuarto mientras Namjoon miraba casi con la boca abierta hacia la puerta. No pudo evitar negar y reír junto a Jimin cuando este se carcajeó. Había mejorado mucho, se vestía casa vez más casual para estar con ellos pero le era difícil dejar de lado sus camisas y pantalones combinados con elegantes zapatos de vestir. Mila solía decirle que cuando no se vestía como empresario y él solo escogía la ropa, lucía como su biso, sin ningún sentido de la moda.
Ese quizás era una de las pocas cosas que Jimin y su hija tenían similares fuera de su apariencia física. Su gusto por la moda, lo presumidos que eran con su apariencia también. Namjoon siempre estaba impecable y exquisitamente bien vestido siempre y cuando se tratara de atuendos formales.
Veinte minutos después, padres e hija se reunían en la sala con Jungkook y Taehyung. El psicólogo fue quien se quedó en la casa a esperar a que llegara el personal que traerían las decoraciones y otras cosas necesarias para el cumpleaños de Mila mientras los otros tres adultos y la menor tomaban tres autos para irse al aeropuerto.
La razón por la que necesitaban los tres vehículos y debían ir todos ellos era sencilla. No solamente recogerían a los abuelos de Namjoon en el aeropuerto, sino también a Taemin y Sungwoon que venían en el mismo vuelo procedente de Seúl. Después de tantos años, Taemin finalmente aceptó regresar a su país natal y del que no guardaba ningún grato recuerdo. De hecho, sino hubiese sido por su pareja y la seguridad que este le transmitía sabiendo que su visita no tendría nada que ver con su pasado, él jamás hubiera regresado, al menos no en un futuro próximo.
Otros que también llegaban de viaje solo que una hora antes eran Soobin y Jackson. Namjoon no podía negar lo orgulloso que estaba de su hermanito, había sorprendido gratamente a todos cuando presentó y se convirtió en socio de la empresa de Jackson por mérito propio y con una decisión unánime de la junta directiva. Namjoon ni siquiera sabía que él contaba con el capital necesario para hacer la compra de acciones necesarias. Él acudió a su hermano para asesorarse pero jamás le dijo que se trataba de él ni le comentó sus planes.
A pesar de ya ser socio, seguía aprendiendo con su pareja desde abajo y sin precipitarse. Trabajaba como asistente de Wang y así, se aseguró también de que el trabajo no fuese un motivo de separación o falta de tiempo para ellos. Si bien Namjoon le dijo que no siempre trabajar junto a la pareja era la mejor opción porque necesitaban también su espacio, él demostraba que para ellos solo traía ventajas. Su madurez continuaba sorprendiéndolo cada día y estaba orgulloso no solo como hermana sino también como padre.
— ¡Tío Binnie! — Exclamó la menor en cuanto lo vio salir por la puerta arrastrando su maleta con una mano mientras la otra sostenía la de Jackson.
— ¿Dónde está la princesa de su tío? — Preguntó en casi un grito soltando tanto la maleta como a su prometido. — ¡Ay, Dios mío, como te extrañé! Me estaba volviendo loco sin mi sobrina preferida.
— Soy la única que tienes.
— Por eso eres mi preferida. — Se rieron entre abrazos mientras Jackson llevaba ambas maletas al encuentro con los demás. — Hermanos, cuñado, ya estoy de regreso.
— Eso podemos ver. — Musitó Jungkook con una mueca, — Ven acá, dame un abrazo.
El menor colocó en el piso a la niña que fue a saludar a Jackson y le estiró una mano a su hermano que fue sostenida antes de tirarlo para un abrazo fuerte entre risas. Si bien solo viajó hacía un mes, era la primera vez que él se alejaba por tanto tiempo. Se separaron para que el menor de los hermanos pudiera abrazar ahora a Namjoon pero sus mayores como si se hubieran puesto de acuerdo sostuvieron su mano. Por un momento quedó confundido pero luego, elevó sus comisuras. Lo ojos de Jimin siguieron la escena antes de mirar la mano de Jackson y notar que este llevaba una alianza como la que tenía Soobin y estaba tan sonrojado como el menor.
— ¿Esto qué significa? Creía que habían ido a Estados Unidos por negocio. — Musitó Jungkook todavía en shock.
— Lo hicimos pero, nos escapamos a Las Vegas para celebrar nuestro aniversario y le pedí que se casara conmigo. Aceptó y ahora somos oficialmente esposos. — Todos estaban en trance, pudo ver la pequeña decepción en la cara del mayor de los Kim y no pudo evitar abrazarlo. — No fue planificado pero haremos una pequeña fiesta con todos para celebrarlo, fue una de las condiciones que me impusieron.
— ¡Muchas felicidades, Binnie! — Exclamó Jimin abrazando a Jackson. — Felicitaciones, Jackson, bienvenido legalmente a la familia. — Sonrió palmeando su hombro antes de ir hacia Soobin para también abrazarlo.
Entre felicitaciones y cuentos sobre su viaje a los Estados Unidos, el tiempo pasó volando. Antes de que se dieran cuenta, se encontraban una vez más frente a la puerta de llegadas en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Munich. La energía que de todos emanaba era tan positiva que contagiaba a todos los que los rodeaban. Cuando Taemin divisó a Jimin, corrió hacia él para abrazarlo diciéndole lo mucho que tenía que contarle.
Jimin disfrutó del abrazo de sus hermanos, tanto de quien lo acompañó desde niño como aquel con quien compartía sangre. No obstante esa ronda de abrazos fue un poco corta porque también tuvieron que darle la bienvenida a los señores Kim. Ellos abrazaron y saludaron a todos felices pero su atención estaba completamente volcada en su bisnieta. Desde el momento en que la conocieron, Mila era la hija de su único nieto, desde el comienzo esta los llamó bisa y biso, ellos eran sus bisabuelos, los amaba tanto como ellos la adoraban a ella.
— No nos invitaron a la boda, tampoco al primer cumpleaños que le celebraron a nuestra pequeña, no pensamos perdernos uno más. — Reclamaba la señora Kim mientras llegaban a la casa y la señora Mardjovic se acercaba para tomar sus maletas. — Oh no, señora, no se molesta, esta maleta es para mi nieta. — Comentó mirando a la niña emocionada. — Bueno, puede llevarla a su habitación pero es muy pesada.
— Abuela, ya le expliqué por qué no asistieron a mi boda o al cumpleaños de mi hija. — Intervino Namjoon ayudándolos a acomodarse.
— Esas son excusas tuyas pero ya no nos importa, aquí estamos. A ver, hazte un lado, déjame saludar apropiadamente al resto de la familia. — Namjoon rodó sus ojos con una sonrisa y se apartó permitiéndole abrazar correctamente a Jungkook y Soobin.
Al comienzo les costó un poco aceptar a Jungkook, creían que era la réplica de su padre a diferencia de Soobin que lo conocieron desde niño pero con el tiempo, esas asperezas de animaron. Jungkook incluso viajó a Corea del Sur expresamente para pedirles disculpa acompañado de Taehyung. Ellos ahora lo consideraban un nieto más como lo hacían con Soobin y trataban a sus parejas casi igual que a Jimin. Este último sin embargo se podía decir que era el consentido junto con Mila.
— Señor, han llegado el señor Min y el señor Jung. — Avisó su empleada doméstica y Namjoon le agradeció antes de ir a recibirlos con Jimin. Estos le dieron los presentes que eran para Mila para que los guardaran y luego se acercaron a la sala para saludar al resto de los presentes.
Era la primera vez que estaban absolutamente todos juntos incluyendo a los abuelos de Namjoon. Todos se sentían en familia y era una sensación tan agradable que calentaban sus corazones.
— Psssst... — Llamó Taemin a Jimin a un rincón aunque Namjoon y Sungwoon también estaba con ellos. — Mira eso.
— ¿Miro qué? — El castaño señaló hacia el suelo de la casa donde todos jugaban un gigantesco Twister completamente enredados y risueños, siendo la risa de Mila la que más resonaba en el lugar.
— ¿Qué hay con esos cuatro?
— ¿Con quiénes? — Preguntó Jimin un tanto confundido pero pronto cayó en cuenta. — Oh no, no otra vez, estás obsesionado con ellos.
— Es que no hay forma de que ellos ni siquiera hayan pensado en hacer una orgía, darse besitos, intercambiar pareja. Es que mira esa tensión constante entre los cuatro es demasiado. Jungkook y Hoseok son los único que hasta donde sabemos nunca se han mezclado pero todos ellos se conocen íntimamente. Esas miradas, esos roces...
— Estás obsesionados con ellos desde que dijeron que estaban juntos. Deja de echarle siempre leña a la hoguera, no todos tienen tu mente sucia y morbosa. Son simples amigos como lo somos tú y yo, que hayan estado juntos no significa que se traen ganas.
Namjoon y Sungwoon se miraron risueños mientras negaban y rodaban los ojos frente a las palabras de Taemin. No era un secreto para nadie que él más allá de las bromas realmente tenía fijación y casi fantasías con esos cuatro.
— Pareces un fanático creando escenarios y relaciones ficticios.
— Oh casi pero si lo fuera, ya esos se hubieran revolcado en mis historias infinitas veces. — Sungwoon apretó sus caderas para hacerlo callar, volteándolo incluso para presionar sus mejillas y besarlo. — ¿Esa es mi señal para que me calle? Porque funciona de maravillas.
— Entonces no dejaré de besarte siempre que esos cuatro estén presentes.
— Por favor, no sé si esa sea la mejor solución. — Rió Namjoon viendo a la empleada que volvía a acercarse. — ¿Qué sucede? — La señora parecía no querer darle una respuesta y esto llamó incluso la atención de Jimin pues estaba evidentemente nerviosa.
— Lo siento, señor, no puede detener a la señora Jeon.
¿La señora Jeon? Namjoon levantó la mirada viéndola acercarse. Maldijo en su interior y miró rápidamente hacia donde estaban sus abuelos, sabía que no sería bonito si ellos la veían ahí por lo que se apresuró a llevarla a su oficina por el patio para que nadie los viera solo que, sus hermanos también la habían visto y disimuladamente fueron a su encuentro algo preocupados.
— ¿Qué está haciendo aquí?
— E-Es el cumpleaños de mi nieta y quería traer un regalo. — Musitó sacando de su bolsa una Barbie que dejó sobre la mesa.
— El cumpleaños de Mila es mañana pero, gracias por el presente. — Respondió frunciendo el sueño porque no compraba las buenas intenciones de su madre. Que lo que existía lo disculparan pero no creía nada de lo que esa señora pudiera decirle. — ¿Cuál es la verdadera razón de su presencia?
— ¿Puedo ver a tus hermanos? Ninguno me contesta el teléfono, ni siquiera Jungkook.
— ¿Qué sucede? — Se escuchó la voz de Jungkook y ambos miraron para verlo entrar con Soobin cerrando la puerta detrás de ellos.
— ¡Hijos! — La mujer caminó hacia ellos para abrazarlos llorando y aunque ninguno se movió, tampoco estaban muy seguros de cómo reaccionar.
Era su madre después de todo pero a todos les costaba soportar su presencia un poco. Jungkook la abrazó pero Soobin solo se quedó con sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras Namjoon se cruzaba de brazos acomodándose en su escritorio. La mujer lloraba desconsolada y no sabían muy bien qué hacer.
— Hijos, su p-padre. — Soobin rodó sus ojos apartándose apenas escuchó esas palabras. — A su padre lo asesinaron anoche en la prisión. Encontraron su cuerpo desnudo y ensangrentado en las duchas, fueron realmente brutales con él.
— ¿Es en serio? — Preguntó Soobin disgustado. — Ha venido aquí para hablar de ese hombre, es increíble.
— Es su padre, ha muerto...
— Como mueren todas las personas y si lo asesinaron pues, lo siento pero que bueno. — Espetó Soobin disgustado yendo hacia Namjoon para asegurarse que este estuviera bien dado que ni siquiera se escuchaba su reacción.
— No hables así, Soobinnie, es su padre. Yo ni siquiera podré darle un entierro apropiado cuando mañana me entreguen su cuerpo porque confiscaron todos nuestros bienes. Ustedes son sus hijos y...
— Puede vender sus joyas. — Expresó Jungkook en un tono tan filoso como el de su hermano menor. — Usted vivió con él, fue siempre su esposa abnegada así que le toca hacerse cargo de su difunto marido, nosotros no tenemos nada que ver con eso. Tampoco creo que sea prudente de su parte venir a dar esa noticia cuando sabe que será el cumpleaños de su nieta, que siquiera se atreviera a venir aquí ya es una ofensa bastante grande. Sin embargo, no está pidiendo disculpas, no se está arrepintiendo ni disculpando frente al hijo que por años fue abusado, no se está disculpando con ninguno de nosotros. ¿Solo ha venido a pedirnos dinero para su entierro?
— No solo dinero, sino que estén presentes y...
Soobin soltó una carcajada antes de mirarla estupefacto. Su mirada viajó a Namjoon que salió de su lado para buscar algo en su escritorio, estrechando sus ojos al ver que era su chequera. Se la arrebató furioso, enfrentándolo como pocas veces.
— Que ni siquiera se te ocurra darle un centavo, hyung. — Espetó molesto. — Tú menos que nadie puedes darle un solo centavo.
— Ella tiene las joyas suficientes, autos que todavía puede vender que le pueden reportar dinero. — Fue esta vez Jungkook el que habló tomando su brazo para dirigirla hacia la salida. — Binnie...
El menor asintió asomándose en la puerta para asegurar que sus abuelos no estuvieran presentes para junto a Jungkook escoltar a su madre a la salida. Todos estaban demasiados entretenidos para notar algo pero Jimin sí vio todo y, en cuento los vio pasar por el jardín, se dirigió al estudio de Namjoon. Lo vio recostado a su escritorio con sus ojos cerrados y cabeza echada hacia atrás.
— Ey... — Llamó suavemente cerrando la puerta, caminando hacia el mayor que abrió sus brazos dándole la bienvenida. — ¿Todo bien? ¿Qué quería?
— Todo bien, mi amor. Ella vino a pedir dinero y a decir que su esposo fue asesinado en la cárcel anoche. Por un momento creí que realmente venía por Mila, fue gracioso como casi caigo en su farsa pero lo que más me incomodó fue ver la esperanza en los ojos de mis hermanos a pesar de todo. Supongo que esperábamos que ahora que ha estado tocando fondo ella viera las cosas de otra forma pero jamás cambiará y nosotros no podemos poner nuestra vida en pausa por ella aunque llevemos su sangre. — Contestó sosteniendo la cabeza de Jimin para besarla. — ¿Vamos con nuestra familia?
Jimin también tomó sus mejillas para depositar un casto beso en sus labios.
— Vamos con nuestra familia, amor.
💙💙💙
Una eternidad después llego con el epílogo de esta historia 🥺😭 Ni siquiera sé si quienes la leyeron logren verlo porque seguro ya archivaron la historia pero a quienes lo estarán leyendo, espero que sea de su agrado. 🙈🥰😘
LORED
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