Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 72

Jimin despertó esa mañana entusiasmado, reluciente y feliz. Aunque quisiera ocultarlo, le hubiese sido muy difícil hacerlo porque rebosaba de alegría, más que de costumbre. No era solo el hecho de que Namjoon le hubiera propuesto matrimonio frente a todo aquel que ocupaba un lugar en su vida.

Tampoco se trataba de lo enamorado que estaba de sus anillos, aquellos que contemplaba desde que abrió sus ojos, tanto el que le regaló en navidad como el recibido la noche anterior. Ni siquiera era por tener al hombre más maravilloso que cualquiera podría conocer acostado a su lado mientras le abrazaba su cintura y respiraba con pesadez simulando pequeños ronquidos.

No se trataba de que finalmente estaba divorciado de una Rosé que llevaba años martirizándole la vida o el haber obtenido la patria potestad de su hija.

Por separado ninguna de esas cosas lo podrían tener en el estado eufórico en el que se encontraba en ese momento pero, todo junto, todo eso lo hacía sentir el hombre más feliz y afortunado del mundo. Finalmente tenía la confianza y sabía que no había vuelta atrás, que las desgracias para él deberían quedar en el pasado porque ya habían sido suficiente.

Que su vida no siempre sería brillos y colores alegres, lo sabía. Solamente deseaba no vivir en esa inconstante desdicha en la que estuvo sumido desde que fue concebido. En caso de quedar aún momentos tristes por venir que fueran efímeros y no tan seguidos. Esos eran sus mudos pedidos.

Besó la frente de Namjoon con suavidad, contemplando por milésima su perfecta imperfección, cada facción, cada vello, cada poro de su cuerpo le parecía perfecto. En el recorrido matutino de su mirada por el cuerpo de aquel hombre terminó sonriendo al ver que fue una de esas mañana en el que como cada hombre despertaba con un problemita entre piernas que lo hizo sonreír.

Al parecer, ambos estaban llenos de energía mismo si hacían escasas horas se fueron a dormir luego de haber bebido un poco más de la cuenta. No se sentía cansado en lo más mínimo, al contrario, podría correr una maratón o cabalgar a su hombre hasta que el sol volviera a perderse en el horizonte. De acuerdo, eso sería un poco exagerado pero más o menos esa era la idea.

Con cuidado de no despertarlo aún, se movió de su sitio gateando por toda la cama hasta colarse debajo del edredón que lo cubría. Aún en la tenue oscuridad y su pijama, podía ver el movimiento de su vientre debido a la respiración. Recordó cuando aún no vivían juntos y Mila no estaba con ellos como por una forma u otra siempre terminaban yéndose a dormir desnudos. De haber sido así en ese instante, le hubiera facilitado mucho la tarea que estaba a punto de hacer.

Descendió varios centímetros el elástico delantero de su pantalón para darle la libertad a su nada dormido miembro. Depositando suaves besos a lo largo de su extensión e incluso testículos, se recreó por todo un minuto calculado mentalmente hasta que decidió que era momento de pasar al siguiente nivel.

Bajo él, el cuerpo de su prometido se removió pero volvió a quedarse quieto durante un varios minutos más. Un gemido llegó a su oído y, mismo si no podía mostrar su sonrisa ya que sus labios estaban distorsionados, sintió sonreír en antelación porque al mayor no le quedaba mucho para despertar completamente.

— Buenos días... — Una suave caricia en sus mejillas lo sorprendió. — Este es un asombroso despertar, podría amanecer así cada día. ¿Cómo dormiste?

El rubio succionó con fuerza, sacó aquella dulce erección de su boca creando un sonido sordo mientras aclamaba por un poco de aire.

— Sí, dormí bien, mi amor. — Logró responder ascendiendo hasta sus labios, donde dejó un beso y se regocijó con la sonrisa contraria. — Dormí excelente.

—Me alegro por eso. — Musitó observando con lascivia esos carnosos labios que brillaban por la saliva y algo más. — Pero no perdemos el tiempo, no te distraigas. — Agarró entre sus dedos un gran mechón de pelo y tiró del menor hacia abajo mientras que con su mano libre agitaba su ansioso falo para colocarlo una vez más en su boca.

Pasaron algunos minutos entre succiones, besos y la atrevida lengua de Jimin que se negaba a darle tregua a su pareja, arrancándole gemidos que pronto dejaron de ser comedidos para volverse desordenados. Namjoon siempre se entregaba pero casi nunca gemía de esa forma, parecía no solamente más sensible de lo común sino también entregado y no podía quejarse por ello, muy por el contrario.

Le permitió que guiara la actividad a su gusto. Por eso no se quejó cuando sostuvo su cabeza con ambas manos y penetró su boca tan profundamente que no le daba tiempo a jugar con su garganta para abrirle paso y terminando haciendo obscenas arcadas. Tampoco puso resistencia cuando le permitió respirar por varios segundos antes de bajar su cabeza. Instintivamente abrigo su boca para engullir su erección pero lo llevaron más allá.

— Q-quiero probar... — Expresó el peligris cuando sus miradas su cruzaron, debiendo adivinar su confusión. — Me gustó lo que hiciste aquella vez en el sofá.

— Oh... — Jimin besó suavemente uno de sus muslos algo reticente. — ¿E-Estás seguro?

Namjoon se lo estaba pidiendo personalmente pero sabiendo por todo lo que había pasado, se hizo a la idea de no volver hacer eso o intentar cualquier cosa que pudiera hacerlo sentir mal. Fue atraído para un violento y a su vez suave beso que lo desconcertó por completo porque la dualidad de ese beso era tanta, variaba tan constantemente que no sabía cómo corresponderlo correctamente.

Un beso idéntico al hombre que lo daba, el mayor podía ser tan dual en la cama que lo sorprendía con frecuencia aún cuando creía que ya le resultaría difícil que algo nuevo lo sorprendiera.

En vez de responder a su pregunta, el peligris simplemente llevó su cabeza directamente hasta su periné y de ahí, Jimin se abrió paso tomando la batuta. Bajo la escasa claridad que atravesaba la cortina, podía ver cada reacción de su pareja. Asimismo, aún si lo intentó, no pudo evitar mirar en busca de una marca de la que ahora sí tenía conocimiento, encontrándola en el interior de su nalga izquierda.

Su pecho se oprimió al ver aquella "J" blanca rodeada de un fino círculo con la que el malnacido de Jeon lo había marcado. Dios odiaba a ese hombre y sufría ante la idea de todo lo que el mayor tuvo que pasar en su infancia. Deliberadamente acarició la zona con su pulgar y lo besó. Eso no significaba nada más allá de una cicatriz física y mental que él ayudaría a olvidar con su amor y cuidado.

Besó unas dos veces más ese lugar, sin embargo, su atención se centró en el anillo de carne que por segunda vez podía ver en todo su esplendor. No iba a negar que estaba tan acostumbra a estar del otro lado que todo aquello le resultaba extraño, mas también estaba muy emocionado. Se sentía feliz porque si su pareja tomó esa decisión es porque ha ido superando muchos de los traumas que traía a cuestas por un buen tiempo. Estaba feliz de saber que confiaba en él y lo amaba lo suficiente como para hacerlo. Eso es lo que hacía todo mucho mejor.

Su lengua jugueteó, consintió y degustó con vehemencia su trasero, conteniendo el torrentoso ímpetu que lo azotaba para no tocarse. Una tarea difícil sin lugar a dudas porque lo que sus oídos estaban escuchando era suficiente para hacerlo enloquecer. Utilizando tanto su saliva como el frasco de lubricante que Namjoon le alcanzó, tanteó la zona hasta que un primer dedo bien empapado entró en él.

Se quedó quieto por un instante al ver al mayor encogerse, inclusive iba a retirarse pero su mano fue sostenida en su lugar.

— Nam, no fuerces esto. — Musitó tranquilo acariciando aquellos gloriosos muslos con las yemas de sus dedos.

— Solo dame tiempo para acostumbrarme porque se siente incómodo. — Buscó sus mejillas para sostenerlo e hizo que lo mirara. — Quiero hacerlo, aunque no lo vayamos a hacer siempre quiero intentarlo, saber qué se siente hacerlo de esta forma con la persona que amo, el hombre con quien me voy a casar. ¿De acuerdo?

Jimin asintió con la comisura de sus labios elevadas antes de inclinarse para besarlo, descendiendo, dejando un camino de besos y lamidas por todo su torso, centrándose principalmente en su prominente pecho sin dejar de mover ahora dos dedos en su interior.

Lamentablemente en esa posición jamás podría alcanzar su próstata con sus dedos, estos carecían del largo que los de Namjoon tenían. A decir verdad, cuando hablaban de proporciones físicas, todo en él era más pequeño que los de su novio y de cierta forma era gracioso.

Para el momento en que un tercer dedo se incluyó, ya el peligris se encontraba más relajado. Aún cuando sus ojos permanecían cerrado, su boca guardaba exquisitos gemidos que no dejaba salir del todo pero podía oír. Fue incluso por un cuarto dedo, quería dilatarlo bien porque lo último que quería era hacerle daño y hacer de esta una experiencia dolorosa. Quería borrar todo recuerdo amargo de su mente y cuerpo.

— ¿Sabías que de ti me enamoré dos veces? — Preguntó mientras se ubicaba entre sus piernas y untaba una nueva dosis de lubricante sobre su miembro, besando los costados de su cuerpo y abdomen. — Me enamoré físicamente del Doctor Control en cuanto lo vi, después, mi corazón y todo yo caímos rendidos ante tu inteligencia, así como el increíble hombre de grandes sentimientos que eres.

— ¡Ah! — Exclamó luchando por contenerse cuando sintió a Jimin comenzar a penetrarlo. No supo si esa exclamación fue por dolor, incomodidad o un reflejo de sus pensamientos porque vaciló brevemente sobre seguir con aquello. Mas su vacilación se esfumó entre los besos y caricias del menor. — No se compara con...

Calló rápidamente porque no creyó oportuno mencionar algo así en el momento que el rubio estuvo por completo en su interior. No quería arruinarlo y no quería pensar más en ello.

— Claro que no se compara y jamás lo hará porque en este momento, estamos haciendo el amor por gusto propio. No estamos poseyendo nuestros cuerpos, los estamos compartiendo, con dos estamos creando uno solo. — Se apresuró a decir antes de que el mayor tuviera tiempo para pensar en nada más. Cuando lo vio asentir y sonreírle, pudo exhalar con alivio.

Sus movimientos iniciaron tras un tiempo prudente de espera y su vista lo hizo reír. Namjoon era tan grande, tan masculino, ancho y fuerte que le parecía gracioso todo aquello ahora que finalmente lo estaban haciendo.

Sin embargo, fue poco el tiempo que tuvo para reír, cuando su trasero apretó alrededor de su miembro, gruñó. Hacía años que él no entraba en alguien, se había olvidado de esa exquisita sensación cálida, apretada y húmeda gracias al lubricante. Sobre todo, estar en el peligris lo hacía sentir fuera de este mundo.

— Tenemos un problemas... — Habló muy seriamente Jimin mientras se aferraba a sus caderas. — Creo que no duraré nada, ahora mismo esto es demasiado para mí, tú y mi mente me están torturando. — Los dos se carcajearon ante la confesión. — Quiero aprovechar la oportunidad pero si me muevo, la función terminará antes de empezar correctamente.

— Hoy no es el último día de nuestras vidas, tendremos muchas oportunidades. — Comentó acariciando su propio miembro mientras observaba al menor morder su labio inferior, moviéndose con parsimonia concentrando la vista en su virilidad entrando y saliendo de él.

— Mierda... — Susurró cuando la mano de Namjoon se aferró a su cuello con fuerza. — Ah... Nam...

— ¡Muévete! — Le ordenó secamente dándole una mirada que lo terminó por desarmar. Todo Jimin se tensó con sus labios entreabiertos mientras se liberaba en su interior como un adolescente precoz e inexperto.

— Te he dado la experiencia más mierda que podría existir. — Se quejó incómodo.

— No lo hiciste... — Habló el peligris con sinceridad colocando su mano libre en la cintura del menor cuando se retiró. — Ahora me toca a mí.

Sin avisarle, lo volteó hasta pegar su espalda a la cama y con lo que escurría entre sus muslos, procedió a preparar a Jimin. Este último lo miró necesitado, mordiendo y gimiendo en sus labios cuando el contrario entró en él.

— Definitivamente deberíamos dejar las cosas así, no soy un buen top para ti, mi amor. Oh mierda, que rico... — Jadeó cuando su próstata fue golpeada en un primer intento.

— Lo serás, ya verás. Podrás la próxima vez aunque prefiera verte así, sentirte deshaciéndote conmigo en tu interior, quiero que cambiemos.

— Oye, deja de forzar la versatilidad en este momento, deja de hablar de eso y ya que estás en mí, fóllame bien rico. — Exigió Jimin haciendo que el mayor abriera sus ojos como pelotas de golf.

— Esa vulgar boquita acaba de meterte en un problema serio. — Avisó con una sonrisa ladina provocando que el menor se estremeciera e intentara huir, mas no fue tan veloz como las manos que lo agarraron por las rodillas y tiraron de él hasta dejarlo a completa merced.

Las misma rodillas que Nam sostenía, las llevó hasta ambos lados de la cabeza del rubio que literalmente solo tenía los hombros apoyados en la cama. Lo penetró con fuerza y aquello fue tan profundo que terminó gritando hasta que una mano lo impidió.

— ¿Te olvidas de Mila? Baja el volumen o créeme que te haré bajarlo. — Lo cargó y se puso en pie sobre el colchón para caminar hacia la pared que quedaba detrás del espaldar de la cama. — Presiona bien tus piernas en mis caderas, amor.

Jimin acató su orden para acto y seguido sentir la fría pared contra la que su espalda colisionó. Su cuello era apretado con fuerza, las caderas contrarias lo embestían sin condescendencia mientras que su boca era callada por la otra que lo besaba de la forma más lasciva que podía existir.

— N-Nam... Ya... — Jadeó en aviso sintiéndose sudar frío y temblar, necesitaba liberarse pero una de las manos que abandonó su cuello y coaccionó su miembro opinaba diferente. — H-Hoy no, N-Nam.

— Shhh... — Mordidas y lamidas fueron dadas en sus clavículas y pecho cuando el mayor volvió a ponerlo en la cama al ver como comenzaba a perder fuerza en sus muslos. — Maldición, eres tan perfecto. — Unió sus frentes en busca de un beso ahora más suave, ralentizando sus movimientos, arañando lentamente el cuerpo que yacía bajo el suyo. — Ven a mi encuentro amor, apriétame y gime para mí bebé. Pero... — Quitó la mano que llevaba a su entrepierna. — No te toques, eso déjamelo a mí.

Esa sensación en la que no se sabía si deseaba llorar, gritar o reír, estuvo envuelto Jimin por los minutos que su le pareja retrasó el momento de venirse. No obstante, cuando finalmente se lo permitió, literalmente lloró de placer aferrándose a su cuello. Todo influyó para que ambos explotaran en intentos orgasmos, sus pieles, sus gemidos, su cercanía y miradas intensas, los obscenos sonidos de sus pelvis al chocar.

Quedaron listos para un segundo round que no podían tener pero extremadamente satisfechos. Se abrazaron sin importarles en sus liberaciones. Namjoon besaba los dedos de Jimin, amando como lucían sus anillos, lo finas y hermosas que se veían.

— No me equivoqué al escogerlo, sabía que se te vería hermoso. — Besó la palma de su mano, sus nudillos, muñecas y así sucesivamente fue ascendiendo hasta llegar una vez más a esos labios a los que era adicto. — ¿De verdad te gustó? Podemos cambiarlo, el material del anillo es lo de menos sino su significado.

— Eso lo sé pero justo este me encantó. Además ya contiene tu esfuerzo para elegirlo, las lágrimas derramadas ayer, los recuerdos que ya hemos hecho con él que le da un valor aún mayor. Me gustan los anillos que me has dado aunque... Creo que ya no deberíamos comprar más ninguno. Pienso que podemos usar los que ya teníamos de novio como alianzas de matrimonio.

— No tiene sentido, quiero alianzas nuevas, estas son igual de valiosas y han pasado por mucho pero, el matrimonio es un nuevo comienzo en la continuación de nuestras vidas y me gustaría empezarlo con nuevas alianzas. — Jimin rodó los ojos y su pareja mordió su manzana de Adán. — Deja de estar poniendo tus ojos en blanco, eso solamente se ve bien cuando estás gimiendo mi nombre.

El menor lo golpeó con carente fuerza y se separó de él para ir hacia el baño, con un Namjoon risueño que lo siguió a pasos lentos. Le agradaba molestar un poquito a Jimin, en ocasiones era demasiado satisfactorio verlo molestarse o ponerse tímida para luego ver que con un abrazo o un beso todo quedaba en el olvido, justo como en ese instante. Tallaron sus cuerpos y ducharon juntos tomándose un poco de tiempo para ellos.

— Yo tengo que ir a la empresa, tengo unos asuntos que atender pero en cuanto termine te llamaré para hacer algo con la niña afuera. Va a ser un buen día hoy, tenemos que aprovechar el buen tiempo. — Musitó Namjoon secando su cabello con una toalla envuelta en su cintura mientras caminaba al cuarto de vestir.

— ¿Por qué tienes que ir tan repentinamente a la empresa hoy? Es sábado y hasta donde tengo entendido hoy pasarías todo el día con nosotros. — Jimin entró junto con el al cuarto, buscando unos jeans para él y una camisa para su pareja. — Es sábado no tienes que usar corbata, no seas siempre tan formal, ven aquí. — Le abrió los dos primeros botones de su camisa y besó su cuello.

— Lo siento, no pensaba ir pero recibí una llamada que no pude ignorar. Me reuniré con alguien porque es un asunto importante, sino lo hubiera pospuesto para el lunes. — Miró las manos que arreglaban el cuello de su camisa y sonrió. — ¿Te vas a poner ese pantalón? — Señaló la prenda de vestir. — Jimin esos pantalones no te cubren casi nada, está roto por todos los lados, mira eso, puedo ver tu ropa interior.

— Eres un exagerado, no puedes ver nada porque la tela de los bolsillos cubren todo.

— Si no tienes cincuenta pantalones no tienes ninguno, puedes usar otro y te quedarán igual de bien. — El rubio mordió su labio inferior para controlar su sonrisa porque era muy extraño verlo actuar así, nunca le decía nada con respecto a su vestimenta, los lugares que visitaba o con quién iba por lo que era muy notorio el día que decía algo. — ¿Qué?

— ¿Preocupado porque pueden mirar a tu prometido?

— Pueden mirar pero yo solo puedo tocar así que no, no estoy preocupado. — Mencionó en un tono bajo haciendo casi un puchero.

— Perfecto, esa es la actitud mi amor. Por eso no importa lo que use, aunque puedan ver mi piel, solamente tú la puedes tocar. — Admitió terminando de subir la cremallera cuando fue detenido.

Fue todo muy rápido, en un momento se ponía su pantalón y en el otro estaba recostado a la puerta mientras que Namjoon se los quitaba, lanzándolos hacia algún lugar del suelo. Sostuvo su mandíbula y lo besó para depositar una suave nalgada en su trasero.

— Deja de provocarme. — Sentenció el mayor dándole otro beso.

— Es bueno cuando te sales de tu línea recta. Siempre eres demasiado calmado, centrado, es bueno cuando tu pareja sabe que despierta cositas en ti.

— Sabes de sobra que siento más que cositas por ti, te lo demuestro diariamente pero hay algo llamado confianza que tengo en ti, por eso aunque pueda ponerme celoso por algún motivo, no digo nada porque es una emoción efímera, egoísta y posesiva que nos da a todos los que estamos enamorados en algún momento. Sucede incluso entre amigos, es algo normal y no soy ajeno a ello. No necesitas demostraciones como esas, no seas infantil, mi amor.

— A veces te odio, aunque tengas razón te odio. — Recibió un nuevo beso antes de moverse a buscar otro pantalón. — Creo que iré contigo a la empresa.

— No es necesario, puedes quedarte aquí con Mila, yo te llamaré o vendré a recogerlas.

— Como hoy la señora Madjovic estará haciendo limpieza, iré contigo. Sabes que la niña lleva semanas pidiendo regresar a la empresa, es una buena oportunidad. Yo sé que no te gusta que los niños anden por la empresa pero podrá estar en mi oficina o en tu piso. Ya sabes, seguro le gustará imitarte en alguna sala de juntas. Se pondrá contenta si se lo decimos.

— Estoy empezando a sospechar que ustedes dos saben muy bien cómo comprarme. Son demasiados inteligentes. — Fingió una mirada seria y el menor sonrió yendo a abrazarlo. — No intentes sobornarme con besos y abrazos.

Entre risas, besos y abrazos se encontraban jugando los dos cuando varios golpes en su puerta les hicieron separarse. Namjoon fue quien fue a abrir ya que el menor terminaba de vestirse, encontrándose en la puerta a la señora Madjovic.

— ¿Qué sucede?

— Señor Kim, ha venido una señora que desea hablar con ustedes, dice que es la madre del señor Park. — Informó en el instante que Jimin se acercaba. — Se encuentra esperando en la sala.

💙💙💙
1/2

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro