Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 50

El primer plan fue ir a conversar hacia la oficina presidencial de KNJ Enterpreises, sin embargo, luego de pensarlo bien, terminaron en un muy discreto bar con una música baja que les permitía conversar tranquilamente. Mirándose como si el contrario fuese un padre al que rendirle cuenta, se encontraban el presidente y Ha Sungwoon.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro de que Park Jimin es tu hermano? Es decir, lo vistes dos veces en Corea del Sur y no sabes absolutamente nada de él. Jimin creció...

— En un orfanato junto a Taemin, lo sé. Sé que todo esto te puede parecer raro pero dada tu relación con él, quiero contarte todo para que puedas comprender. — Suspiró alcanzando su whisky. — es una larga historia pero te la voy a resumir.

— Por favor...

Pasaron largas horas hablando en donde su socio  le contó en confianza la historia que abrazaba a Jimin y sinceramente, no sabía qué decir. Pensaba en todo lo ocurrido con el rubio y su corazón se arrugaba en dolor. Por él, por su pasado. No era la primera persona que conocía en esas circunstancias, de hecho, cuando huyó de su casa, antes de ser regresado por la fuerza a su familia, él también conoció a un niño que escapó de uno de los tantos orfanatos de Corea.

No creció en uno de esos lugares pero sinceramente no sabía qué hubiese sido mejor. Su casa fue el peor lugar para vivir, motivo por el cual se emancipó y escapó cual cobarde en cuanto tuvo la oportunidad llevándose consigo a Soobin siendo aún un niño. Pensó que sus padres se preocuparían por él pero ni su madre ni el señor Jeon movieron un dedo para reclamar al menor de sus hijos.

— Entonces... ¿Debería llamarte cuñado?  — Alzó sus cejas con una sonrisa haciendo remover al contrario en su puesto. — Deberías relajarte, nos conocemos desde hace algún tiempo, fuimos a la misma escuela y tenemos la misma edad. A eso vamos añadirle que eres la pareja de mi hermano o, ¿me equivoco?

— Sí, entre nosotros no hay nada, no tenemos ese tipo de relación. Por si no completaste tu investigación él es un hombre casado, tiene una hija.

— ¿Y?

— ¿Cómo que, y? — Lo miró entre sorprendido y molesto por la forma en que este se encogía de hombros sonriendo.

— Si bien en Corea del Sur los vi en dos ocasiones, me bastaron para darme cuenta que existía algo entre ustedes. Se miraban como enamorados, como una pareja que tenía su amor consolidado y latente, no como un par de amantes que vivían un momento pasional y lujurioso sin trascendencia. No los conozco verdaderamente, estoy temporalmente en Alemania buscando acercarme a él pero aún así, sé lo suficiente como para darme cuenta que la relación de ambos es más real que su matrimonio.

— No sabes de lo que hablas. — Musitó negando pero pensando nuevamente en todo lo visto y escuchado en los últimos dos días mientras se daba un trago desviando la vista. — Entre nosotros no hay nada.

— Hay más de lo que quieres admitir pero ese no es mi problema. Sinceramente, ahora lo único que me importa es Jimin y su bienestar. Necesita tener el apoyo y cariño que le ha faltado desde que nació, yo se lo daré todo e incluso más de lo que pueda darle. Aclara tu cabeza y decide qué vas hacer, estás o no con mi hermano pero no lo confundas ni lo trates mal mirando desde tu punto de vista sin ponerte a pensar en él y todo lo que vive diariamente. Quiero que sigamos teniendo una fructífera relación que no sea únicamente de negocios. Si bien debo de ser imparcial y separar la vida personal de la profesional, en este momento ignoraré esa regla. No me temblará el pulso para ir contra ti, Kim.

Namjoon frunció el ceño dedicándole una mirada seria por encima de su copa, dejando que una risa cínica se adueñara de su boca. Colocó con elegancia su vaso sobre la mesilla, cruzó sus piernas apoyando el mentón sobre sus dedos índice y pulgar para mirarlo fijamente.

— Lo tomaré como una advertencia aunque esté fuera de lugar. Puedes recoger en estos momentos todos los papeles de nuestro contrato y darlo por anulado porque contigo o sin ti, sin el grupo Ha, yo sigo siendo Kim Namjoon, presidente y dueño de KNJ Enterprises, la empresa que ustedes necesitan en estos momentos para extenderse por el mercado internacional. Si algo sabían ustedes desde el comienzo es que nadie estaba dispuesto a tomar los mismos riesgos que yo, nadie crearía un consorcio con su empresa sabiendo todo lo que guardan bajo las alfombras.

— ¡Kim! Te estás extralimitando.

— ¿Lo estoy? No, creo que no, solamente estoy poniendo los puntos sobre las íes. Sí, nuestros negocios nos proporcionará buenas ganancias a ambos pero no son los únicos. Nadie es imprescindible en los negocios y a mí nadie me amenaza o dice qué hacer. ¿Park Jimin? A ese hombre lo amé sin saber quién era o qué tenía, cuando supe a qué familia pertenecía me separé de él no por no amarlo, sino por las mentiras que me destruyeron como nada lo había hecho antes.

Sungwoon lo miró fríamente dispuesto a interrumpirlo pero Namjoon no le dio chance, hablaba con gran elocuencia, pausadamente pero sin detenerse un solo instante.

— Ahora que sé que es tu hermano, absolutamente nada cambió, mi amor por él sigue siendo el mismo pero lo que pase entre nosotros, nos concierne única y exclusivamente a él y a mí. Los demás sobran. Acepto y me alegro que te preocupes por él, que lo defiendas. Te comprendo porque yo también soy hermano y velo por él. No obstante, no se te ocurra volver amenazarme con los negocios porque te juro que terminarás vendiéndome tu grupo solamente para desmantelarlo y venderlo por piezas. ¡Buenas noches!

Se levantó de la mesa para retirarse del sitio sin mirar atrás, dejando a un sorprendido pero sonriente Sungwoon revolviendo el hielo en lo que restaba de bebida antes de tomarse el último trago. Vio en la mesa el dinero que Namjoon dejó para pagar la cuenta sin haberse dado cuenta y negó con una sonrisa. Ese hombre era realmente interesante y comprendía muy bien por qué las personas tendían a sentirse atraídas por él.

Seguía comportándose como en sus tiempos de escuela, a diferencia que en la primaria no sonreía ni siquiera por educación e hipocresía. Ahora había domado ese lado que dos años atrás le sorprendió gratamente sintiéndose atraído por él. Agradecía no haber intentado nada en aquel entonces para no sentirse culpable ahora que sabía que el hermanito que estuvo buscando por tantos años amaba con locura a ese hombre.

— Ya estoy aquí. — Alzó la vista para encontrarse con el castaño que le sonreía ampliamente. — ¿Qué es esa cara? Mejor vamos a salir de aquí para que me cuentes con calma.

— ¿Recuerdas lo que hablamos con Jimin el día que nos cruzamos con Namjoon en aquel restaurante? — Asintió acomodándose en el auto. —Esos dos tienen muchos problemas para resolver pero puedo asegurarte que los dos se aman. Namjoon lo ama tanto que es por eso que está así dolido, no es como Jimin piensa que él, ese hombre si tiene sentimientos por él. Si no, no estuviese tan herido.

— Puede que tengas razón. Yo hablé con él varias veces y sabía que todo iba a resultar así si no le decía la verdad a tiempo. Es normal que pusiera en duda sus sentimientos y todo lo demás. El ser humano sigue siendo un animal que cuando está herido carece de racionalidad y se entrega al dolor. Aún cuando se pretende seguir adelante haciendo como si nada pasó, la herida continúa ahí, latente y vigente.

— Cada vez me sorprendes más, Taemin. — Sonrió extendiendo la mano para acariciar su rostro. — Por esta boquita salen cosas tan sorprendentes que no parece ser la misma que me insulta y dice cosas lascivas en la cama. — Musitó buscando sus labios para aprisionarlos en un beso.

— Solamente nos hemos acostado dos veces, no hables como si conocieras todo lo que mi boca es capaz de decir o hacer. — Le guiñó un ojo y el menor sonrió. — De acuerdo, vamos a mi apartamento.

— No, no quiero ir a tu apartamento, a un club o a mi hotel. — El mayor lo miró confundido sin saber a don podrían ir entonces a esa hora. — Conduciremos durante toda la noche, vamos a Ticino.

— ¿Ticino? ¿Como Ticino, frontera de Suiza e Italia? — Preguntó desconcertado.

— Sí, debo estar allí mañana en la tarde pero nos iremos ahora que aún son las diez de la noche y para las tres de la madrugada estaremos ahí. Hagamos una escapada nocturna. Descansamos luego de hacer algunas actividades, voy a mi reunión y le sacamos luego provecho a la ciudad. ¿Qué te parece?

— Genial. — Admitió. — Vamos a mi apartamento para recoger todo lo que pueda hacernos falta.

— Ya tengo todo lo que puede hacernos falta. — Se inclinó para besarlo. — Tú, tu auto, mi billetera y yo. Somos todo lo que necesitamos. ¡Comienza a conducir! — Exclamó colocando la música de forma casi ensordecedora, haciendo reír al mayor que se mordía los labios sin comprender qué era eso que ese hombre estaba despertando en él.

+++

— Amor, ¿quieres que te lleve a casa de Yoongi? Aún queda algo  de tiempo para encontrarme con Namjoon, me dijo que le surgió un inconveniente y que se tardará un poco. — Taehyung se movía por su casa con la bufanda en la mano, arrastrando sus pantuflas mientras buscaba las llaves del auto.

Sus planes para esa noche habían sido simples, quedarse en casa mirando el televisor con su esposo hasta que les diera el amanecer o ambos terminasen dormidos. No obstante, cuando Namjoon llamó queriendo hablar con él como psicólogo y amiga a esa hora de la noche, el mismo Hoseok le instó a ir. No quería hacerlo pero cuando pensó en que Nam no lo llamaría si realmente no estuviese pasándolo mal, optó por hacerle caso e ir.

— No hace falta, él está en la ciudad desde hace más de un mes pero no se ha puesto en contacto conmigo. Supongo que si tú no te lo hubieses encontrado no me hubiera enterado de que está aquí, hace una semana me dijo que estaba en un viaje importante pero no que vendría a Corea. — Estaba molesto, no comprendía por qué su mejor amigo lo alejaba de esa manera cuando le dijo que todo estaba bien. — Supongo que no somos tan amigos después de todo, me quedaré en casa.

Taehyung se volteó al sentirlo tan enojado, estaba aparentando estar bien pero quizás que su amigo le mintiera lo había puesto en ese estado. No entendía por qué Min haría eso si lo primero que siempre hacía era contactar a su esposo. Lo único que podía pensar es que ambos discutieron o estaban molestos pero no le quisieron decir nada.

— ¿Discutieron?

— ¿Nosotros? No tenemos motivos para hacerlo, parece que simplemente la fama se le subió para la cabeza al gran August D. — Chasqueó su lengua y subió el volumen de su televisor. — Da igual.

— Yo me iré pero regresaré quizás un poco tarde, no sé cuánto me lleve mi reunión con Namjoon, a veces me rapta olvidándose que tengo una vida. — Sonrió pensando en que era rara que este hubiera terminado abruptamente sus sesiones y las retomara de la misma manera un mes atrás. — Cualquier cosa te aviso, ¿de acuerdo?

Se arrastró por la cama hasta abrazar al pelirrojo, recibiendo la cálida sonrisa que tanto le gustaba. Buscó sus labios para besarlo, un lánguido y duradero beso que le estaba haciendo dudar sobre la idea de irse. Alargó su mano con suaves caricias por todo su cuerpo, colándola por debajo del pantalón de su pijama.

— Si haces eso llegarás tarde a tu encuentro. — Musitó poniendo pausa a la película que acababa de comenzar tomando el rostro de Taehyung para profundizar su beso.

Esa era la boca que siempre amó, la que quería besar y adorar eternamente. Ese era su esposo, el hombre que juró amar hasta el día de su muerte sin el cual tiempo atrás no se hallaba. Quien conocía cada parte de su cuerpo, a quien llevaba amando más de una década, alguien que lo catapultaba con una sola caricia.

Sin embargo, aunque no podía decir que ya no lo amaba, combatía diariamente con su corazón y cabeza que sentían que ya ese hombre no era suficiente. Tenía que regañar a su mente por estar centrada en un hombre kilómetros de distancia y a su corazón por comenzar a latir desbocado por un mensaje, foto o llamada de la misma persona y no del ser que ahora mismo lo estaba masturbando tan placenteramente.

— ¿Estás conmigo? — Murmuró Taehyung subiéndose a su regazo para unir sus miembros.

¿En qué momento se había quitado su pantalón?

Estuvo tan ensimismado en sus pensamientos que no notó nada más y se volvió a regañar por ello. Apretó fuertemente su trasero y lo hizo moverse mientras su boca volvía a buscarlo desesperadamente. Solamente en él tenía que pensar, en su esposo. Todo demás tenía que claudicar frente a ello. Solamente Kim Taehyung tenía que importarle, nada más.

— Sí, me gusta cuando me aprietas así. — Gimió el castaño moviéndose a mayor velocidad y haciendo que su mano aumentara el ritmo. — ¡Oh por Dios, mi amor! — Exclamó entregándose a su orgasmo, besándolo profundamente.

Permanecieron abrazados pocos minutos antes de que el menor se levantase apresurado para limpiarse y volver a vestirse, entregándole un paquete de toallas húmedas a Hoseok para que pudiera limpiarse.

— ¿Ya? — Preguntó mirando que su esposo había terminado de limpiarse. — Dámelas que las voy a botar en la basura antes de lavarme las manos.

— Gracias. — Dijo viéndolo caminar hacia el baño, reacomodándose en su cama.

— ¿Quieres que te traiga algo? Sé que una vez que te sientas odias levantarte, aprovéchame antes de que me marche. — Negó con una sonrisa. — De acuerdo, entonces ahora sí me voy porque no quiero que Namjoon llegue al restaurante antes que yo. No entiendo cómo pueden estar abiertos tan tarde pero allá voy. — Se acercó para darle un beso. — Te quiero. ¡Chao!

— ¡Chao!

El pelirrojo lo vio desaparecer por la puerta de su habitación y suspiró con alivio. No es que su presencia le incomodara, por todos los cielos pasó años deseando tenerlo siempre así. Simplemente quería estar solo. Chequeó su teléfono viendo que no tenía mensaje alguno. Miró las redes sociales y notó en la nueva actualización de Yoongi donde mostraba algo en lo que estaba escribiendo, que este estaba en su casa.

Reconocía la planta que se veía detrás del cuaderno y viendo que hacía nada también transmitió en vivo, no le quedó ninguna duda. Sin embargo, lo que más lo impactó fue la letra de la canción.

"Lo que siento por ti es incomprendido,

nuestro amor es prohibido.

No soy tuyo, no eres mío, lo nuestro es un olvido.

No puedo hablarte pero no paro de pensarte

no puedo tenerte pero rezo para complacerte.

Eres feliz y yo sinceramente quiero ser egoísta y

romper todo aquello que por tanto tiempo construirte

pero no, soy un ser triste que no sirve, no te arrastraré, te levantaré.

¿Me oíste?"

¿Qué significaba eso?

Empujó su labio inferior hacia sus dientes con su pulgar mientras releía todo una y otra vez hasta que se cansó y negó dejando eso de lado. No tenía significado o valor alguno, era una de las cientos de canciones que escribía regularmente. Reprodujo nuevamente su película durante quince minutos antes de levantarse a buscar una cerveza y regresar. Fue al baño, volvió a la cocina a buscar algo para picar y regresó a la cama, reanudando la reproducción del filme sin poder concentrarse en lo absoluto.

— Estoy mal... — Se dijo en voz alta, levantándose para buscar su abrigo, las llaves de su vehículo y salir aún con su pijama puesto hacia casa de Min Yoongi.

En algún otro sitio de la ciudad de Munich, Taehyung estacionaba su auto en el restaurante que debía encontrarse con Namjoon. No estuvo seguro pero el chico que vio pasar en un taxi por su lado mientras aparcaba, lucía exactamente como Min Yoongi. Se encogió de hombros revisando su móvil para suspirar con calma al ver que no tenía llamadas perdidas, señal de que su amigo y paciente no había llegado.

Acomodó su cabello mirando por el retrovisor pero la imagen que vio lo dejó completamente idiotizado y en shock. Reconocía al señor Jeon con su hombre de confianza y ese bastón que agitaba en el aire golpeando como si fuera un delincuente a alguien en aquel estacionamiento. Mordió su labio molesto, recordando la vez que le vio hacer lo mismo con Namjoon en su casa siendo el testigo obligatorio porque no se le permitió marchar.

— Joonie... — Musitó preocupado tomando nuevamente su móvil para llamarlo e impedirle que llegara ahí.

No era un momento para que él y su padrastro se encontraran, debía decirle que llegara un poco más tarde o con suerte cambiar el lugar. Siempre le dijo que debía enfrentar las cosas pero existían situaciones que eran mejor evitar. Llamó varias veces pero no obtuvo respuesta, pensó incluso en llamar a la policía pero sabía que ese hombre al igual que todas las veces anteriores ni siquiera sería llamado a la estación policial por lo que únicamente siguió intentando hablarle hasta que vio al señor Jeon caminar lentamente hacia un vehículo negro e irse.

— Nunca le deseo el mal a las personas pero en vez de cojo tú deberías estar lisiado o muerto. — Musitó descendiendo del auto mirando por curiosidad hacia el lugar en donde estaba, viendo a un hombre tirado en el suelo al que recién en ese momento un camarero parecía estar ayudando.

Quiso ir pero al escuchar su teléfono sonar y ver el nombre de su mejor amigo optó por tomar la llamada.

— Lo siento, no creo que podamos encontrarnos, lo siento mucho. — Escuchó decir a su amigo y no pudo sentirse más aliviado.

— No te preocupes, hablamos otro día. Solamente debes llamarme, ya lo sabes. — Lo escuchó asentir del otro lado.— Buenas noches, Joonie.

— Buenas noches.

La llamada terminó y él se volteó para entrar en su vehículo cuando reconoció al hombre ensangrentado y golpeado. ¿Jungkook? Guardó rápidamente su teléfono en el bolsillo y corrió hasta él para ayudarlo, quitando las manos del torpe camarero.

— Lo primero que debieron hacer fue llamar a una maldita ambulancia. — Recriminó sosteniendo la cintura del pelinegro para pasar el brazo ajeno sobre sus hombros y ayudarlo a sostenerse en pie. — ¿Crees que puedas dar un paso?

— ¿T-Taehyung? — Preguntó sorprendido sin poder distinguirlo bien debido a los golpes cerca de su muy hinchado ojo. — ¿Eres tú?

— Sí, soy yo, Kook. No te preocupes, te llevaré al hospital — Musitó conteniendo las ganas de expulsar lo que todavía no había comido.

Su rostro, su cuerpo, su ropa, todo estaba hecho un desastre y había mucha más sangre de lo que podía creer. ¿Ese malnacido fue capaz de golpear así a su propio hijo? No justificaba que le pegara a Namjoon pero bueno, no era nada suyo después de todo pero dejar de esa forma a su propio hijo era aberrante.

— N-No, no quiero ir a un hospital. Llévame a mi casa. — Habló con dificultad sosteniendo su estómago.

— Te llevaré al hospital y ya después si deseas te llevaré a casa. Vamos...

💙💙💙

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro