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Capítulo 32

Había subido al último piso del edificio esperando ver a su presidente. Sí deseaba verlo porque estuvo todo el fin de semana sin poder contemplar su rostro pero también porque tenía que hablarle de varias cosas, algunas referentes a su trabajo y otras, no tanto. Llevarle por escrito los cambios que se realizarían a una aplicación ya aprobada. Dar el paso de pedirle una conversación informal para conversar sobre su matrimonio, su hija. No se esperó que al llegar a su oficina Kim Namjoon se encontrara ene se estado. Era una escena que oprimía su pecho y no sabía cómo mejorar.

Eso era tal vez una señal de que definitivamente no era el momento para hablar con él. No tenía siquiera la más mínima idea de lo que le diría, estaba yendo hacia a pasos ciegos y ese episodio lo detuvo totalmente. No creía prudente forzar las cosas, ya tendría la oportunidad de hablarlo.

— Respira con calma, trata de inhalar y exhalar junto a mí. — Musitaba acariciando su cabeza lentamente. — Así es, despacio, solamente mírame a mí.

El rostro de Jimin funcionaba mucho mejor que las bolsas de aires y otros tratamientos que lo hicieron probar a lo largo de su vida. Estaba avergonzado pero agradecía que estuviera allí ayudándolo, sin mirarlo con lástima, simplemente acompañando ese trance por el cual hacía tanto no pasaba. Solamente Jackson lo había visto así, era el único que se le acercaba y él no reaccionaba negativamente empeorando la crisis. Taehyung tenía conocimientos de estos episodios y lo había ayudado bastante pero jamás lo había visto. Hasta ese momento esa parte de su vida que mantiene prisionera no la conocía casi nada. El rubio había presenciado algo que él odiaba vivir o mostrar.

Sintió sus dedos acercarse a su rostro para limpiar sus lágrimas y no rehuyó al tacto, no lo hizo alterarse más, muy por el contrario. Las caricias en su cabeza, sentir como presionaba su boca contra esta aún sin besarlo como tal era relajante, le daba la calma que él mismo no se podía dar. Se siente bien, ser emocionalmente arropado por alguien se siente bien. Nunca lo había permitido, no porque no quisiese,, sino que sus reacciones naturales se lo impedían.

Ese hombre lo había jodido tanto y de tantas maneras que lo dejó hecho un guiñapo de persona. Llegó a su vida tres meses después de la muerte de su padre biológico, su madre se lo presentó como su nuevo papá y esa fue la primera vez que tan solo la presencia del mayor de los Jeon arruinó su estado mental. Su risa, su aspecto, ese maldito bastón con el que tantas veces quiso golpearlo, todo en él lo intimidó por años. Nunca se amedrentó, al contrario, luchó contra sus miedos pero, cuando toda pasaba, terminaba justo como en ese momento, traumatizado y descontrolado.

Perdía el control de sus sentidos, no tenía el control de sus sentimientos, sus emociones. Carecía de control para contener las situaciones, para detenerlo. No podía controlarlo y él siempre hacía con su familia, con su persona, con su vida lo que le daba la gana. Tomaba, avasallaba sin pedir perdón o permiso. Estuvo tan descontrolado, estuvo tan carente de control, que justo eso fue todo lo que le quedó una vez que revirtió de cierta forma la situación. Control.

Cuando salió de la casa lo sintió como una huida y a decir verdad no estaba lejos de la realidad. Necesitó escapar de esa jaula de monstruos que era peor que el mismísimo infierno. Eclipsó a esas personas, a la madre que ignoraba y justificaba lo que vivía. Al padrastro que lo hundía en el calvario, al hermano con las entrañas de sus progenitores que incluso contribuyó a muchas de sus desgracias a veces inconscientemente otras, no tanto. Lo único que allí no tenía gota de maldad pura, era Soobin.

Al momento de su llegada temió, porque no creía que nada proveniente de la mujer que le dio la vida y ese hombre pudiese ser bueno. Jungkook había nacido cuatro años después que él, su padre todavía vivía y por algunos meses creyó que ese era su hijo. Tenía cinco años ya cuando recuerda haber escuchado la discusión entre sus padres, tiene tan claro en su memoria ese momento como si hubiese ocurrido ayer. Pese a su edad, lo conservó intacto sin olvidar nada. Los gritos y reclamos, las frases e insultos que su madre le dedicó a su padre.

Aún podía ver las lágrimas y enojo de su progenitor, cuando salió y lo vio con una forzada sonrisa lo abrazó, pidiéndole que olvidara cualquier cosa que había escuchado o visto. Lo llevó a la cocina y se sentó a su lado hasta que terminó de comer, acarició su cabello y presionó su boca contra su cabeza sin darle un beso pero transmitiéndole tanto que a su corta edad no podía comprender. Recuerda que se despidió con una sonrisa prometiéndole volver rápido, lo vio tomar la llave de su coche y dirigirse a la puerta. Corrió por alguna extraña razón y se aferró a su pantalón hasta que con un mal paso cayó al suelo y este se sentó junto a él para abrazarlo y consolarlo.

"Papá sólo irá a tomar un poco de aire y regresará antes de que te vayas a la cama." Esa fue la última frase que escucho, el último momento que compartió con su padre. Esa noche se quedó dormido sin recibir unas buenas noches, fue la última vez que alguien le dio las buenas noches por largos años hasta que Soobin comenzó hablar. Al día siguiente tampoco tuvo sus buenos días, solamente una de las niñeras lo vistió con un traje negro y de la mano lo llevó hasta un lugar lleno de flores en donde encontró a su madre llorando en el suelo junto a una gigantesca foto de su padre.

Su padre murió y de ahí en adelante su vida simplemente fue de mal en peor. Tres meses después llegó su madre junto a su nuevo padre y días después otro niño que le presentaron como su hermano. Un niño que quiso con locura hasta que lentamente se fue percatando de lo mentiroso, manipulador y cruel que era. Aún así lo siguió tratando, intentando que este volviera a ser esa inocente niño al que no le habían corrompido el alma, intentó batallar contra todo, hasta ese día. Después de ese día, enterró a Jeon Jungkook en lo más profundo de su olvido. Él tampoco era su hermano, ninguno de los Jeon, a excepción de Soobin, era familia suya.

— ¿Te encuentras mejor? — La clara y suave voz de Jimin lo trajo devuelta a la realidad. Su semblante se había oscurecido a medida que recordaba esos sucesos, las barreras de su cuerpo y mente volvían a levantarse. — ¡Me has asustado muchísimo!

— Estoy bien. — Fue su escueta respuesta mientras volvía a ponerse en pie. Caminó hasta el espejo que había en su oficina, arreglándose hasta volver a mostrar la impecable imagen que solía mostrarle al mundo. Todo estaba bien, todo estaba bajo su control y así debía permanecer. — No tienes nada de qué preocuparte, Park.

— Me alegra saber que te encuentras mejor, si necesitas...

— No necesito nada, descuida. — Lo interrumpió haciendo que Jimin arrugara su frente confundido ante el gran cambio que estaba presenciando.

— Cuando venía hacia aquí vi a un hombre, no sé quién era pero me preocupé por alguna razón. Entré aquí y te vi en ese estado... — Se acercó a él pero Namjoon solamente se alejó dando la vuelta. Cerró la puerta y fue a su escritorio. — ¿Qué ocurrió?

No le respondió, en cambio se sentó acomodando su corbata perfectamente acomodada, tomó el teléfono con seriedad y habló luego de algunos segundos.

— Quiero que recursos humanos tramite a la brevedad el despido de todo el personal de seguridad que está trabajando en estos momentos, las recepcionistas principales también. A partir de mañana no los quiero trabajando en la empresa. Es inconcebible que aquí pueda entrar cualquier persona y venir hasta la oficina del presidente sin que nadie lo vea, anuncie o detenga. ¿Para qué se les paga? ¿Cuál es su trabajo y función en esta compañía?

Jimin lo miraba estupefacto, todo el aura que desprendía era gélida, su voz, su rostro, todo era frío, inexpresivo. La calma con la que pidió el despido de lo que vendrían siendo no menos de veinte personas era abrumador.

— ¿Qué te trajo aquí? — Se dirigió al rubio una vez que terminó su llamada. Quería adivinar qué pensaba o por qué la mirada que le estaba dando era tan diferente pero no tenía explicación alguna. Quizás era porque estaba molesto, suponía que a causa de ese hombre pero, ¿por qué lo trataba así? — Supongo que si viniste personalmente a mi oficina fue por algo. — Añadió al no recibir respuesta.

— E-Esto. — Recompuso su voz y estiró la carpeta que traía en su mano. — Aquí están por escrito todos los cambios que solicitó, así como otros que añadí yo para la nueva aplicación. Puede revisarlo y...

— Para eso está el equipo de desarrollo y producción, Park. No tiene que traerme cada cosa que hace, imagínese que yo tuviera que mirar cada cambio que aquí se hace. No daría a basto con mi trabajo, para eso están los distintos departamento y empleados.

— Usted mismo me dijo que era el único que podía dar autorización para cualquier cambio referente a este proyecto, sino no lo hubiese traído. — Respondió molesto, el mayor lo miró con cierta culpa y asintió.

— Puede dejarlo aquí, yo lo revisaré en cuanto termine con estos documentos. Ya yo me encargaré de hacérmelo llegar al equipo de producción. ¿Algo más?

— Eso sería todo presidente, ahora si me disculpa. — Seco realizó una venia y se dio la vuelta para salir de ahí de una buena vez.

— ¡Park! — El aludido se volteó para verlo. — Gracias. — Jimin asintió y él lo imitó. — Le pido que...

— De mí nadie sabrá lo que pasó, no se preocupe.

Retomó su camino y avanzó sin detenerse hasta el elevador. Estaba confundido por la actitud de Namjoon. Definitivamente necesitaba unos subtítulo que le ayudaran  comprender lo que estaba viendo porque simplemente así no lo lograba. En un momento lo abrazaba deshaciéndose en sus brazos envuelto en llanto y al siguiente lo trataba como si fuera un chicle que se le pegó en la suela de su zapato incomodándole al caminar.

+++

Ya había pasado una semana desde el incidente en la oficina de Namjoon, no había vuelto a verlo y sabía que estaba viajando. Los mensajes que recibían y despedían su día seguían llegando, respondiéndolos por cortesía. No iba a negar que le agradaba saber que de alguna forma lo pensaba pero no le causaba la misma emoción que días atrás porque estaba confundido, dolido por aquel distante trato.

Sabía que estaban en la empresa y allí siempre se hablaban formalmente guardando cierta distancia pero la forma en la que le habló aquel día todavía erizaba los vellos de su piel. Se sintió tan mal al verlo tan destrozado, nunca se pensó verlo en una situación similar. Su corazón latía desbocada, aún preocupado y susceptible por lo ocurrido cuando él volvió a esa arrogante actitud que tanto odiaba.

Intentó encararlo, pedirle una explicación pero Wang le informó que el viaje se había extendido mirándolo de una forma tan incómoda que lo hizo abstenerse de hacer cualquier otra pregunta. Jackson siempre había sido cordial y jovial con él pero parecía que se le pegaban los estados de ánimos de su jefe porque parecía un tipo seco, frío, arrogante e insufrible.

Al día siguiente fue diferente, recibió por primera vez en ocho días una señal de Namjoon que no fuese un "buenos días" o "buenas noches" en su teléfono. Lo había llamado y preguntado cómo estaba, le contó que estaba en un viaje de negocios en Corea del Sur y que regresaría en una semana. Su tono fue más jovial y aunque al comienzo se mantuvo distante, terminó cediendo a sus propios deseos. No se podía mentir, extrañaba escucharlo, verlo aunque fuese de lejos.

— ¿Con quién hablabas tan sonriente? — Interrogó su abuela dándole una taza de té. — Es bueno que hayas venido a Corea y nos hayas venido a visitar. Nosotros estábamos pensando en irte a ver para final de año.

— Hablaba con un amigo y sinceramente me haría mucho bien que me hicieran la visita, así que no rompan sus planes. — Allí se sentía en paz, era agradable estar junto con sus abuelos. — ¿Dónde está el abuelo?

— Seguro con otros viejos hablando de tonterías, entre alcohol y algunas jovencitas bailándole alrededor. — Namjoon se tensó y su abuela sonrió. — Que todavía estamos fuertes a pesar de la edad, fuimos padres jóvenes y fácilmente podríamos ser tus padres así que no nos subestimes. No creo que me sea infiel pero sé lo que hacen los hombres cuando se reúnen en esos locales. Aunque estoy seguro que si supiera que tú estás aquí, ya hubiese estado con nosotros.

— Tengo deseo de verlo.

— Él también muere por ver a su único nieto. — Acarició su mano y la retiró rápidamente conociendo lo incómodo que podía volverse su nieto con el contacto. — ¿Qué negocios te trae por aquí?

— Queremos hacer una expansión y por ello vine a verme con Ha Sungwoo, quien es el CEO de la compañía con la que estamos tratando. En caso de que todo salga según lo planificado, me tendrán viniendo aquí con más frecuencia.

La señora asintió sonriendo, sopesando si debía decirle su opinión o no. Habían acordado no abordar esos temas o entrometerse en sus negocios y decisiones pero seguía teniendo la necesidad de decirle. Namjoon podía ver que detrás de esa sonrisa había algo que quería decirle pero no se atrevía.

— Namjoonie... Sigues teniendo nuestro apoyo, nuestra empresa puede asociarte contigo, no necesitas buscar a otros. Somos familia pero podemos hacer negocios, no estarías aprovechándote de nada y seguirán siendo méritos propios. No te estamos regalando nada.

— Abuela, ya hemos hablado de eso. Sabe que siempre estaré agradecido porque gracias a ustedes que confiaron en mí y mi visión es que pude comenzar llegando hasta donde estoy hoy pero no quiero tener nada que ver con su empresa.

— Pero es tuya, iba a ser de tu padre pero eres tú quien deberá quedarse con ella en un futuro.

— No pienso tomar lo que a mi padre le correspondía, él era su hijo y yo...

— Eres lo que él más amó, lo único que queda de su persona, lo único que nos queda. Eres nuestro nieto y un segundo hijo. — Namjoon sonrió agradecido por sus palabras sosteniéndole firmemente las manos. — Pero aún así no lo vas aceptar, ¿cierto? — El menor asintió y esta rió palmeando su mano entre las suyas con cariño. — Tan terco y orgulloso como él. Te pareces mucho a tu padre.

— Me lo ha dicho tantas veces, abuela.

— Porque es cierto. — Limpió una lágrima que comenzaba a descender y se levantó por el pastel olvidado. — Creo que deberás estar al pendiente de la familia Ha. El hijo es el que ahora lleva la empresa y es bueno en lo que hace, ha logrado subir mucho los activos y el nombre de Ha Jib Group pero su madre que es la presidente desde que murió extrañamente su esposo, es de cuidado.

Namjoon rió porque más de una vez había escuchado esas historias y aunque quizás eran cierta, las seguía viendo como chismes de sociedad. Le causaba gracia que su abuela lo susurrase como si de un secreto de estado se tratara.

— De acuerdo, tendré cuidado.

— También con Jeon, ten cuidado con ese despreciable hombre. Puede que no sepas de todo lo que es capaz pero ese sujeto es el peor de los demonios. — Soltó con desdén.

Su sonrisa se atenuó al escucharla, ella no sabía nada pero él mejor que nadie conocía de la maldad ilimitada de su padrastro. Continuaron hablando durante un buen rato hasta que llegó su abuelo dándole las mismas lecciones ya recibidas por su esposa pero aún así lo escuchó alegre. Eran personas que se preocupaban por él sin interés alguno. Se quedó no solo a la cena, sino que lo obligaron dormir ahí impidiéndole que se fuera a algún hotel, aceptando sin poder negarse.

+++

— Dios, muero por llegar a casa de Taemin y finalmente descansar. — Jimin hablaba solo en su oficina mientras recogía sus pertenencia.

Estaba extrañamente feliz con sólo saber que era viernes y su hija pasaría el fin de semana con sus abuelos. No tener que permanecer en aquella casa con Rosé hostigándolo constantemente era maravilloso. Amaba estar con su hija pero a veces que ella estuviese con sus abuelos, tíos que adoraban consentirla y a ella ser consentida a la par de sus primos, era un alivio. Necesitaba esos días sin tensión, discusión o incomodidad.

Estuvo preocupado debido a que esa mañana no recibió ningún mensaje de Namjoon, despertó como siempre controlando su teléfono en busca de aquel mensaje que le arrancaba una sonrisa pero no estaba. Sin embargo, a medida que pasaba el día cayó en consciencia de que la diferencia de horario y sus obligaciones podían haberle hecho olvidar que le escribiera. Tampoco tenía obligación de hacerlo pero se había acostumbrado a ello.

Traqueaba su cuello en el elevador, observando las ojeras por no haber dormido bien mientras descendía para irse finalmente. Como siempre buscaba irse bien tarde para no tener que enfrentar la odisea de llegar a casa pero siendo que dormiría con Taemin y tendría una noche relajada, mejoraba su humor sobre manera. Caminó hasta el estacionamiento cantando y silbando, jugueteando con sus llaves hasta llegar a su vehículo, quedándose petrificado.

La esbelta figura de un perfectamente arreglado y atractivo Namjoon, recostado a su auto era simple y llanamente extraordinaria. Estaba totalmente vestido de negro, no había un solo color diferente que hiciera contraste en sus accesorios o ropa. Su cabello parecía estar mojado pero era el efecto del gel y se veía extremadamente bien. La sonrisa que le dedicó aún cruzando sus brazos lo desarmó internamente. Dudó algunos segundos antes de dar varios pasos y acercarse.

— Es el último viernes del mes de septiembre, creo que es el día en el que tú y yo tenemos una cita pendiente. — Jimin abrió sus ojos como orbes que se movían de un lado a otro y el mayor no pudo evitar sonreír ante esto. Eliminó la distancia restante entre sus cuerpos y tomándolo de los cachetes, dejó que sus labios presionaran contra los contrarios, suspirando aliviado. — Siento mucho si te confundí con mi cambio de actitud, me disculpo nuevamente. — Volvió a unir sus bocas, yendo un poquito más allá, envolviéndose en un beso sosegado. — Te extrañé demasiado, te pensé cada día que estuve lejos y no pude ver este rostro.

💙💙💙

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