Capítulo 31
Nuevamente la semana comenzaba pero él no estaba listo para entrar en ella. Su cabeza era un panal de abejas donde cada uno de esos animalitos era un pensamientos, ensordeciéndolo con el ruido al aletear todos a la vez. Tenía deseos de regresar a su época de estudiantes y simplemente fingir estar enfermo para saltarse esa semanas de clases. En cambio para su desgracia, era un psicólogo con un gran número de pacientes que aguardaban por él, su profesionalismo no le permitiría jamás abandonar todas las consultas así sin más.
No quería estar allí pero tampoco podía estar en su casa, las paredes lo asfixiaban tanto como lo desolaban. Su esposo no llegó el fin de semana, no obstante un lado de su ser se sentía más calmado de ahora saber que Hoseok había estado todo ese tiempo en casa de su mejor amigo. El sábado cuando dejaba su trabajo recibió una llamada de Yoongi citándolo para hablar, confesándole en la comida que habían estado todos esos días juntos y que su pareja lo que tal vez necesitaba era un poco espacio para aclarar las ideas. Le dejó claro que podía ir a su casa cuando quisiera y le pidió de favor que no le contara nada de aquella conversación. Claramente que no lo haría, agradecía que este se tomara la molestia de interceder por Hobi e ir a su encuentro para tranquilizarlo.
Sin embargo aquello no fue suficiente. No dejaba de sentirse angustiado y cohibido por varias razones. Su casa había sido una jaula que solamente lo enfureció sin motivo y esa era la razón por la que prácticamente había amanecido en su consultorio. Su asistente y secretaria no había llegado, todavía le quedaban dos hora para llegar pero le parecía bien que fuera así.
Analizaba nuevamente sus notas sobre la última sesión que tuvo con quien sería su primer paciente esa mañana cuando la puerta se abrió sobresaltándolo. Dejó su bolígrafo de lado manteniendo una expresión seria a pesar de que en su interior todo se removía. Ese extraño hormigueo que ya había experimentado anteriormente, mismo que había ignorado y ahora regresaba. Con un pulcro y entallado traje azul con camisa y zapatos negros, Jungkook hacía alto de presencia portando una bolsa en su mano. Su cabello color azabache meticulosamente peinado y su inexpresivo rostro mientras cerraba la puerta y se acercaba a su escritorio lo pusieron inquieto.
Lo vio colocar la bolsa delante de él, haciéndolo un gesto vago con la cabeza indicándole que mirara su contenido. Un coctel de frutas en un pozuelo conservante, chocolate caliente, un huevo hervido, sándwich de pan negro integral con queso crema y jamón. ¿Le había llevado desayuno? ¿Cómo sabía que estaría ahí a esa hora?
— No he podido dormir, doctor. He tenido tantas cosas en mi cabeza que terminé madrugando y conduciendo hasta su casa. Estuve estacionado delante por casi una hora debatiéndome entre si sería una locura o no llegar sin avisar. Necesitaba hablar con usted con urgencia y cuando me decidí finalmente a marcharme, vi salir su vehículo. No sé por qué lo hice pero terminé siguiéndolo, viendo como entraba al consultorio. — Era como si hubiese leído su mente y respondido antes de ser cuestionado.
Era raro, todo lo que le decía, que le hablara tan formalmente cuando ya se habían familiarizado con el "tú". Que lo haya seguido también le parecía un tanto enfermizo pero conociéndolo un poco sabía que no fue por mala intención aunque no aprobara su comportamiento.
— Supuse que por la hora y lo que ya sé de usted que no había desayunado nada, que probablemente no comería nada hasta medio día y eso era si hacía el tiempo para ello. — Su tono era tranquilo, algo distante y sin la jocosidad que utilizaba siempre que estaban en el consultorio.
— No tenemos consultas programadas hasta dentro de una semana y hasta donde acordamos, no se harían aquí sino en el lugar designado para ellas. No pueden verte aquí, así que no entiendo tu presencia. Te agradezco el desayuno pero creo que será mejor que te retires.
Jungkook dejó escapar un bufido con una sonrisa un tanto cínica antes de lamer sus labios y regresar a su inexpresivo semblante. Negó acomodándose en la silla y lo miró fijamente a los ojos causándole un poco — quizás no tan poco — de incomodidad al castaño que lo miraba manteniendo la misma expresividad que su paciente.
— No estoy aquí por una consulta. — Le deja saber y Taehyung eleva las cejas con confusión. — Me debes una respuesta. Como siempre terminaste de huir de mi casa en medio del desayuno. Quizás para ti es un juego y yo soy buen jugador puedo acompañarte en eso pero sino lo es, necesito saberlo. Necesito saber cómo comportarme contigo porque realmente me estás confundiendo. — El trato formal volvió a quedar de lado.
Mientras más avanzaba con sus palabras, más se agitaba. Luchaba por controlarse y no mostrar su molestia y frustración pero le estaba costando más de lo que imaginó. En esos momentos deseaba tener el temple de su hermano mayor donde podía estar explotando de la ira o muriendo del dolor sin siquiera pestañear. Namjoon controlaba sus emociones, sus palabras, incluso su mirada pero él nunca había logrado igualarle en ese sentido o cualquier otro. Deseaba no sentir, dejar de sentir como lo hizo su hermano y así no estar cometiendo la estupidez que estaba cometiendo.
Él tenía un objetivo meses atrás, utilizar a Taehyung para llegar a su hermano, tenía a su padre pisándole los talones pero luego de las dos primera consultas, todo lo planeado simplemente se esfumó. No pensaba en las órdenes de su padre, ni siquiera quería dañar a su hermano. Dejó de querer tener a Min Yoongi a su lado para canalizar toda su rabia, dejó de presionarlo y comenzó a entrar en contacto con esa parte de su persona que había encerrado con candado y tirado la llave a la nada. Llave que Taehyung recogió y utilizó, abriendo cada reja con cada pregunta que lo hacía volver a pensar en cosas indeseables, con cada recuerdo y cada sentimiento que no quería tocar.
— No huí, te dije que no hicieras preguntas absurdas y me despedí cordialmente de ti.
— ¿Absurdas? ¿Preguntarte si yo te gusto es algo absurdo? ¿Preguntarte sobre lo que nos está pasando es algo absurdo? Esa noche...
— Lo que pasó esa noche fue a causa del alcohol. — Era estúpido de su parte refugiarse en una frase tan cliché pero era cierto. En sus cincos sentidos, él nunca hubiera permitido que ocurriese aquello, ni siquiera leo hubiera pensado. — Yo soy un hombre casado, Jeon. Lo que ocurrió fue producto del alcohol.
La lengua del menor empujaba su mejilla izquierda mientras lo observaba incrédulo, molesto. Odiaba esa actitud de Taehyung tanto como le sacaba del paso y gustaba al mismo tiempo. Era un raro lío que tenía en su interior y necesitaba ponerle orden para poder seguir con su vida. Si ese hombre estaba jugando con él o no sentía nada, sabía perfectamente lo que debía hacer, así como también tenía claro lo que haría si sus sospechas de que el doctor sentía algo por él eran ciertas.
— ¿Que me pidieras tener sexo contigo mientras decías que era un hombre increíblemente atractivo mientras me besabas y restregabas contra mí? — Enarcó ambas cejas y el castaño no sabía hacia dónde correr. — Sí, sé que eso fue a causa del alcohol que normalmente ayuda a decir lo que callamos sobrios.
Aquella noche mientras bebían, Taehyung perfilaba el rostro tensado del pelinegro con sus dedos. La chispa del atrevimiento que el alcohol encendió, lo a llevó a decir frases como esas y otras más atrevidas. "Tus labios parecen decir que eres un buen besador." "Me gustaría comprobar que tan bien sabes." "Tu cuerpo es jodidamente atractivo." "Tu mirada es excitante." Entre otras tantas frases.
Jungkook al comienzo rio e incluso logró que no bebiera más obligándolo a irse, ignorando todo aquello. Pero no era de hierro, él no era la persona con la mejor moral o mayor control. No pudo resistirse a corresponder sus besos cuando una vez dentro de su automóvil este se colocó en su regazo y comenzó a devorarle la boca. Detuvo todo cuando sintió a Taehyung restregarse contra su entrepiernas, gimiendo entre besos. Condujo hasta su casa e intentó dejarlo allí pero este le dio que había dejado la llave en casa de Namjoon cuando salió rápidamente al recibir su mensaje.
Terminó llevándolo a su casa y justo como la vez anterior, le preparó una habitación para él irse a otra. Sus planes no se dieron tan bien, no cuando antes de salir Taehyung entró cerrando la puerta y lo lanzó a la cama para comenzar una nueva sesión de besos que fue mucho más lejos. En algún momento su cuerpo estuvo tan sensible y receptivo que con la mínima succión, caricia o beso gemía anhelante y necesitado. Se deshacía bajo él, guiando su mano hacia su entrepierna, confesándole que hacía meses no tenía sexo y que no recordaba la última vez que se sintió tan excitado.
Aquello hizo a su cerebro estallar, reclamando sus labios, su cuerpo y antes de darse cuenta tuvo el miembro del castaño en su boca, dejándolo usarla a su antojo, limitándose solamente a incrementar un poco su placer con caricias que iban aquí y allá hasta que este finalmente explotó. Se acercó a él para besarlo pero una consciencia que Jungkook no sabía que tenía, lo hizo escapar cuando le pidió que lo follara. Se liberó como pudo de su agarre y escapó a la otra habitación encerrándose para que el mayor no fuera a entrar.
Estaba pasado de tragos y desinhibido, si hubiera estado cumpliendo con su plan inicial las cosas serían muy distintas pero al igual que la última vez que se quedó dormido en su casa, no podía hacerlo. Le gustaba, lo valoraba y respetaba hasta cierto punto. No quería que si tenían algo fuera bajo los efectos del alcohol porque sabía que podía ser fácilmente descartado a la mañana siguiente con esa excusa y él quería cualquier cosa menos que su presencia para ese hombre fuera descartable.
— Mi pregunta de esa mañana no tiene nada que ver con lo que ocurrió en la noche, si hubiese querido realmente consumar el hecho de esa forma no me hubiese detenido. — Exhaló frustrado. —No quiero importunarte. Simplemente necesito que seas sincero y me digas la verdad. Sólo responde a mi pregunta, Kim. ¿Te gusto?
Necesitaba escucharlo, necesitaba saber que el hombre que le estaba gustando también se sentía atraído por él. No bajo los efectos del alcohol y en la noche donde todos los gatos eran pardos. Esperaba calmado por la respuesta pero esa parecía no llegar, Taehyung no lo negaba pero tampoco lo aceptaba y no sabía exactamente cómo tomarse eso. Asintió mordiendo el interior de sus mejillas y se levantó tras palmear sus muslos.
— Aliméntate bien sino terminarás como paciente. Ten un buen día.
Se volteó sin querer mirarlo más y encaminó a la puerta, la abrió escuchando el grito que se escuchó detrás. Ese que lo hizo voltear con el ceño fruncido. Taehyung ahora estaba de pie detrás de su mesa y lo miraba agitado, completamente ruborizado.
— ¡Sí! Sí me gustas Jeon, creo que ambos sabemos eso desde hace mucho pero es un gusto que no va a ser trascendental. Puedo gustar de ti pero sigo amando a mi marido a pesar de todas las cosas por las que estamos pasando. Agradezco todas las veces que te has comportado como un caballero en todos estos meses sin aprovecharte de mi ebriedad. Sé que lo de la otra noche se dio porque apenas te di opción pero no se repetirá. No te preocupes.
— Espero que así sea, Kim. Porque si hay una próxima vez, no va a estar el caballero que se comporta. Me he contenido varias veces, has estado en mi casa dos veces en las que te me has insinuado y yo he huido, no habrá una tercera vez. No me volveré a contener cuando acudas a mí así que a partir de ahora, no me busques.
La puerta se estrelló y Taehyung se sobresaltó en su sitio, permaneciendo parado hasta que sus debilitadas piernas lo obligaron a sentarse. Observó aquel desayuno y cerró sus ojos con fuerza escondiendo su rostro tras sus manos.
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Jimin no podía borrar la sonrisa de su rostro. Cuando entró a su oficina y vio la caja de Ferrero Rocher junto a una tarjeta roja con las iniciales DC en ella, su rostro se iluminó. No solamente había recibido como ya era costumbre su mensaje de "buenos días" y buenos deseos, sino que ahora también recibía esos detalles en su lugar de trabajo. Podía parecer tonto pero aquello le parecía romántico.
El día anterior mientras su hija y Taemin compartían una sesión de maquillajes y peinados, había revisado por casualidad la página de Doctor Control y notó como habían cambiado algunos detalles. Entre ellos, ahora se especificaba que era un único encuentro del que no se arrepentirían pero que sucedería una sola vez. Ya no se aceptaban más de una sesión y el calendario también se había reducido considerablemente. No es que este dejara ver las reservaciones que tenía o sus fechas libres pero sí permitía sugerir un día deseado para el encuentro. Ya Namjoon más adelante dejaba saber si era posible o no a aquellos que les respondía, sin embargo ahora los días que se podían pedir estaban reducidos.
En su momento no pudo ocultar la extraña felicidad que aquello le ofreció pero así como llegó, se disipó. Miró a su hija y las palabras de Taemin retumbaron nuevamente en su cabeza. Ese hombre en serio estaba cambiando aspectos de su vida por una petición suya a pesar de no ser pareja. Le dejaba ver con cada acto que estaba dispuesto a conocerse, a intentar algo y él comenzaba a pensar que tal vez sí debía decirle de su hija e incluso de Rosé. Debía arreglar un nuevo encuentro fuera de la empresa e iba aprovechar que en un par de horas debía entregarle algunos informes para personalmente pedirles verse una vez que tuviera tiempo.
Volvió a contemplar sus chocolates, permitiendo que nuevamente una sonrisa se dibujara en su rostro. Desenvolvió uno y tras llevárselo a la boca tomó su teléfono para agradecerle por el detalle.
Namjoon estaba reunido con Wang que lo miraba notando que estaba distraído cuando recibió el mensaje que estaba esperando. Sonrió conforme y dejó de lado el aparato retomando la conversación.
Eso sí que era una novedad para Jackson, ver a su jefe sonreír de una forma tan natural que le alegraba pero apretujaba el corazón a la misma vez. Él no era el causante de esa sonrisa y suponía el nombre que llevaba como causa. No entendía muy bien el motivo por el cuál el presidente se había envuelto precisamente con alguien que estaba casado y con hijo. Quizás era solamente una aventura o encuentros casuales pero eran comportamientos tan raros en él que no lograba entenderlo. Desvió su mirada para volver a centrarse en los documentos.
— Entonces puedes tomarte el resto del día para que concretes esto y ya mañana nos veremos para cerrar esto. Necesito tenerlo todo en marcha antes de mi viajes el viernes. Estaré quince días afuera así que quiero que todo marche sobre ruedas. Pensé que sería solamente una semana pero ahora teniendo la confirmación de que todo tardará más de lo esperado, no puedo dejar asuntos inconclusos que nos puedan atrasar.
— Así lo haré, señor Kim. ¿Algo más? — Su voz salió más seca y firme de lo usual.
Lo intentaba pero la molestia que se estaba desarrollando en su interior lo estaba sobrepasando. No debía ser así pero las pocas veces que vio a Namjoon enredarse con alguien, se había sentido igual, simplemente no lo podía controlar. Llegaba la molestia, luego la tristeza que lo abatía con fuerza y nuevamente la resignación.
— ¿Todo bien, Wang? — EL nombrado asintió y tras una venia se retiró de su oficina. — Extraño... — Musitó una vez que lo vio salir.
Su mañana continuó avanzando entre llamadas internacionales y documentos que tenía que revisar antes de firmar. Todo era como un día cualquiera de trabajo por lo que no esperó ver frente a él, entrando por la puerta de su oficina como si de la de su propia casa se tratara a aquel hombre.
Se puso rápidamente de pie para enfrentarlo pero al sentirlo acercarse simplemente dio un paso atrás. Tardó unos segundos en fortalecer su postura pero como siempre se las arregló perfectamente para no dejarlo ver.
— ¿Qué haces en mi oficina, Jeon? Creo que tú y yo no tenemos asuntos que tratar.
— No deberías tratar de esa forma a tu padre, creo que la edad te ha hecho olvidar quién soy. — Respondió con una sonrisa ladina mientras sus ojos lo recorrieron de arriba abajo.
— Sé perfectamente que eres el marido de mi madre pero no tenemos parentesco algunos, tampoco negocios que tratar. Entre tú y yo no hay tema alguno que pueda ser tratado. Así que nuevamente te pregunto y agradecería una respuesta. ¿Qué haces aquí?
El mayor abrió su saco y tomo asiento apoyándose en su bastón luego de dejar en la mesa una carpeta que Namjoon revisó con una sonrisa llena de cinismo antes de volverlo a dejar en su sitio.
— No me interesa, mi empresa no desea asociarse con ninguna constructora o expandirse en ese ámbito. Además por muy adornados que estén los número es demasiado bueno para ser verdad, tanto que a simple vista deja ver sus inconsistencias. Sinceramente, me decepcionas.
— ¿Por qué?
— Te creía más astuto, realmente no sé como llevas una organización con tan poca vista y astucia. Creo que sabes perfectamente que si vas a venir a por mí tienes que esforzarte mucho más. El mundo es un mercado y yo hago de él mi negocio, este es mi terreno y todo se hace al son que yo toque.
Su padrastro se puso de pie buscando intimidarlo, acercándose a él para luego estirar su mano y tomar su carpeta. Sabía perfectamente que no lo aceptaría pero simplemente estaba tanteando el terreno para cuando su hijo apareciera con un verdadero proyecto al que no pudiera decirle que no.
— ¿Seguro que no deseas pensártelo? Las oportunidades no tocan a tu puerta dos veces.
— No sé qué estás tramando ahora pero creo que será mejor que no pierdas tu tiempo y desistas de una vez. Lo que me mostraste es tan carente que ni es más ingenuo novato lo creería.
— No seas un mal hijo y pasa a ver a tu madre. Se te extraña en casa. — Habló acariciando su bastón, intentó palmear su rostro pero Namjoon lo esquivó. Se encogió de hombros sonriente y a paso lento volvió a retirarse.
Namjoon cada vez era más hermético y calculador, entendía perfectamente porqué su hijo mayor no podía llegar a él con facilidad, sin embargo, el tiempo comenzaba apremiar para sus planes. Iba a presionar el botón del elevador cuando vio a ese joven que se le hacía conocido salir de este. Lo saludó cortésmente y le respondió inclinando levemente su cabeza mientras lo veía dirigirse a la oficina de su hijastro.
Jimin volvió a mirarlo antes de que se perdiera entre las puertas del elevador y frunció su sueño con una rara sensación que permanecía en él desde que sus ojos se cruzaron. Sacudió la cabeza alejando sus ideas y entró a la oficina viendo que la puerta se encontraba abierta.
— ¡¿Namjoon?!
Jimin dejó las carpetas de lado y corrió a su lado sin saber qué le ocurría. No podía darse cuenta que Namjoon estaba sufriendo un ataque de pánico como los que hacía mucho tiempo no sufría, dos años para ser exactos. Estaba hiperventilando, desabrochaba su camisa y corbata totalmente descontrolado. Intentó hablarle, ayudarle con algo pero el mayor cayó al suelo aferrándose a sus pantalones.
Estaba llorando, sus lágrimas caían mientras con sus puños se aferraba con fuerza a Jimin como si de un niño se tratase. El rubio no comprendía nada, estaba realmente asustado y por eso iba a pedir ayuda pero cuando intentó moverse, el presidente simplemente tiró de él con fuerza y lo único que atinó hacer fue sentarse en el suelo junto a él y fundirlo en un abrazo.
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