Capítulo 3
— ¿Sigues jugando a ser un pequeño empresario? Ya no eres un niño, tienes que poner los pies sobre la tierra, dejar de vagar por el mundo persiguiendo sueños y metas inalcanzables. Nadie en su sano juicio patrocinará uno de tus proyectos mágicamente y te volverás millonario.
El castaño sabía que sus palabras estaban entrando por un oído y saliendo por el otro pero, no iba a dejar nunca de velar por el bienestar de su hermano. Negó con la cabeza viendo como el rubio estaba tan centrado en su computador que no le prestaba atención a nada más. Sus dedos se movían rítmicamente y el sonido de las teclas entonaban su típica melodía, porque sí, para Taemin, el sonido del teclado cuando su pequeño hermano trabajaba era la melodía más relajante.
Limpió con una servilleta las gotas que escurrían por la taza humeante y la colocó justo arriba del teclado, en su lado derecho. Era el único lugar que le aseguraba que en algún momento él tomaría la bebida, de lo contrario, si la dejaba en cualquier otro sitio, él no haría ni siquiera el intento de moverse y allí la dejaría, sin acordarse al menos de ello.
— Jimin, debes centrarte y te lo digo de todo corazón. Sabes que para mí eres como un hermano menor desde el momento en que nuestros caminos se cruzaron en aquel diabólico orfanato. Siempre te voy apoyar y seguiré escuchando con atención cada locura que me dices. Sin embargo, no puedes vivir solamente de esto, deberías buscar un trabajo estable mientras tanto y en tus tiempos libres dedicarte a lo que sea que estés organizando ahora.
— Créeme cuando te digo que la aplicación que estoy desarrollando ahora será un gran éxito. Cualquier persona o empresa desearía contar con una seguridad tan firme, asequible e infalible a su mano. — Lo miró con una sonrisa buscando que su hermano se dejara de preocupar. Miró su vieja taza que contenía sus tres colores favoritos, — Naranja, azul y negro como aquella camiseta que recibió de niño — misma que conservaba desde su adolescencia y sonrió.— ¿Cuándo piensas deshacerte de esto? Ya sabes que no necesitas dejarla ocupando espacio en tu casa.
— Por dios, que una taza no añadirá ni quitará más reguero con todo lo que tengo aquí. Además, sé que aunque digas eso, adoras beber en ella porque siempre que vienes, ese es el único recipiente para bebida que usas. — Se cruzó de brazos y lo miró fijamente. — ¡Bebe!
Sin rechistar, tomó un sorbo de su té de frutos rojos y lo saboreó, dejando escapar un gemido de complacencia. Eso era justo lo que necesitaba para continuar su faena de programación. Un té bien caliente con un poco de jengibre que calentara su cuerpo en ese frío marzo. Si alguien lo conocía aunque fuera un poco, ese era Lee Taemin.
— Como siempre, exquisito...
— Sí, exquisito. — Volvió a cruzar sus brazos y se quedó mirándolo fijamente, de tal forma que el menor se vio obligado a mirarlo nuevamente. — ¿No me piensas contar?
— ¿Contar qué precisamente? — Sabía a lo que se refería pero no deseaba entrar en detalles.
— Lo que haces aquí en mi casa un día entre semana. A ver, sabes que puedes quedarte aquí siempre que quieras, este jamás dejará de ser nuestro apartamento. Tu cuarto sigue intacto y no lo he compartido con nadie más pero...
— ¿Te incomodo? Si tienes planes o te molesto puedo irme.
— No seas tan zoquete, idiota. Sabes que no es eso. Tú tienes obligaciones Park, tienes tu casa y no es normal que vengas así sin más a decirme que te quedarás una semana cuando a veces tengo que rogarte un mes entero para que te quedes una noche viendo películas. — Se sentó en una esquina de la cama que quedaba atrás y giró su silla obligándolo a mirarle. — ¿Pelearon?
— Eso no es novedad, pero no quiero hablar del tema, por favor.
Taemin levantó las manos en son de paz y asintió. — De acuerdo, no preguntaré nada más o bueno, sí, una cosa más. — El rubio volteó sus ojos hacia arriba dejando escapar un suspiro. — ¿Qué te parece si mañana quedamos con Yoongi, Jongi y Hoseok? Ya que estarás aquí podremos reunirnos para recordar viejos tiempos, es viernes así que de nosotros nadie trabaja el sábado.
— ¿Jongi? — Enarcó sus cejas extrañado. — Es un milagro que Hoseok se vaya a unir, se la pasa todo el tiempo tras los huesos de su esposo. Si sale con nosotros es porque somos de los pocos coreanos que hay en esta ciudad.
— Bueno, somos más de los que imaginamos. Así como yo pude venir gracias a ti hay muchos más que han venido por trabajo u otro asunto. — Agitó su cabello como solía hacerlo en la infancia ganándose una mirada de molestia que como siempre ignoró. — En cuanto a Jongi, sabes muy bien que se trata de Kai, lo conocemos desde la secundaria, ¿cómo es posible que siempre te olvides de su verdadero nombre? — Se rió mirando como su amigo encogía los brazos.
— Es que solíamos siempre llamarnos por apodos y no sé por qué, pero se me dificulta llamarlos por su nombre completo aunque ahora seamos adultos. Incluso los olvido.
— Bueno el de tu ex Suga no se te olvidó nunca. Tu memoria parece ser muy selectiva por que a Min Yoongi lo recuerdas perfectamente. — Bromeó el castaño.
Min Yoongi había sido su primera experiencia sexual, ambos eran niños que estaban experimentando en aquel entonces pero, eso no trascendió ni significó nada para ninguno de ellos. No obstante, parecía que solamente ellos dos aceptaban eso porque todos sus amigos continuaban mencionando algo que ya debía haber quedado en el olvido.
— ¿Cuántas veces tengo que repetir que eso solamente fue una etapa de mi vida? Fue un experimento que caducó hace mucho tiempo.
— Ya, es que al no ser que sean científicos, ningún experimento dura dos, casi tres años.
— Como sea Taem. No me vas a fastidiar con eso ahora. — Giró su silla y bebió todo lo que quedaba de su té ya casi frío. Pero hubo algo que que lo hizo detener todo movimiento. Miró su celular y sonrió al ver la notificación de correo que se mostraba en la pantalla. Mordió sus labios con satisfacción, la verdad era que no esperaba obtener respuesta alguna de su parte, había enviado ese email desde hacía alrededor de un mes y recién en ese momento recibía una respuesta. — Sobre mañana, no podré ir de todos modos. Ya tengo planes.
— ¿Qué planes surgieron en menos de cinco minutos? — Taemin habló pero fue ignorado, podía ver a su amigo sonriéndole a la pantalla de su celular como un tonto. — Jimin...
— No surgió hace minutos, era algo que tenía organizado desde hacía un mes, solo que tú no me dejaste decirte. Como siempre te despachas hablando sin escuchar a los demás, estaba esperando a que te detuvieras para decirte. — Se levantó repentinamente sorprendiendo al castaño que miraba intentando descifrar su reacción.
Había recibido una respuesta positiva del doctor cuando menos estaba preparado. Se miró al espejo e hizo una mueca de desagrado al ver su descuidado aspecto. Era algo exagerado para cualquiera que lo viera pero para él, realmente lucía como una piltrafa humana. Cruzó del otro lado de la cama tropezando con Taemin para ver su armario.
— ¡No, no, no! — Exclamó subiendo su tono hasta dejarlo en un paranoico grito. — Esto no me puede estar pasando.
— ¿Qué no te puede estar pasando?
— No tengo nada decente que usar aquí. Solamente tengo ropas comunes y necesito verme presentable, no puedo ir a mi casa sólo para buscar nueva vestimenta. No me queda crema depilatoria, no tengo nada.
Su hermano mayor se levantó de la cama y sostuvo sus hombros obligándolo a voltearse.
— Respira con calma. — Agitó su mano indicándole que respirara y el menor así lo hizo. Inhaló y exhaló varias veces hasta lograr calmarse. — ¿De qué se trata tu cita que estás tan exigente? Tu rostro no tiene rastro de vello, es invierno y el resto de tu cuerpo no queda al descubierto.
— ¿Y?
— ¿Y? — Bufó — Que no necesitarías crema depilatoria al no ser que vayas a un lugar donde necesites desvestirte y dejar tu cuerpo al descubierto... ¿Estás viendo a alguien Park Jimin?
Permaneció en silencio por breves segundos tras sentirse descubierto. ¿Cómo podía ser tan evidente? Elevó la comisura de sus labios esbozando una despreocupada sonrisa.
— No estoy saliendo con nadie, aunque quisiera no puedo y lo sabes. Así que no te preocupes. Será algo de una vez.
— ¿Una vez? Entonces, sí te verás con alguien. Mira Jimin eres un adulto y sabes lo que haces con tu vida pero recuerda que tienes muchas cosas en juego. — El rubio asintió tranquilo. — Por otro lado, ¿tienes condones? Las personas últimamente llevan la vida sin frenos, así que queda de nuestra parte cuidarnos. Por favor...
— Ya, ya... No te preocupes que sabes que siempre me cuido pero, aunque me veré con alguien no será para eso que piensas. No voy a intimar con nadie pero quiero mostrar mi mejor imagen. Me conoces. — Controló la hora en su móvil, ya era de madrugada.
Sacó rápidamente a su amigo de la habitación y quedó recostado a su puerta, asimilando lo que haría. No sabía si verlo como contratación de un servicio privado para su autosatisfacción o algo más. Era confuso, era primera vez que se aventuraría a vivir algo parecido, pagando por placer. Jamás lo hubiera hecho pero, estaba en un punto de su vida donde eso era lo único a lo que podía aspirar, una esperanza en su oscuridad. Ya no sentía con nada ni nadie, sin importar el sexo o la edad, había dejado de sentir placer.
Cerró sus ojos volviendo a calmarse. No podía tener altas expectativas en algo que encontró por internet. No sabía si realmente sería eficaz y efectivo todo aquello. Por dios, ni siquiera sabía cómo lucía el sujeto con el que se iba a encontrar o el lugar del encuentro a pesar de tener ya la dirección. ¿Qué demonios estaba haciendo? Definitivamente había perdido la razón. Le había mandado fotos desnudo a un desconocido sin saber un nombre o algo más. ¿Estaba tan desesperado?
...
— ¡Buenos días , presidente Kim!
— ¡Buenos días, Wang! Agenda... — Entró en el ascensor junto a su hermano y el asistente escuchando todo lo que tenía agendado para el día.
Namjoon observaba como siempre la distancia creciente entre él y el pavimento de la calle desde el cristal del elevador. Su hermano estaba en silencio y sabía que estaba sufriendo, quizás no era algo tan grave como lo que atravesaban otras tantas personas pero, era dolor a fin de cuentas. Lo que para algunos era lo más simple y trivial para otras personas podrían ser asuntos de vida o muerte. Nadie conocía el dolor y tormento como aquel que lo padecía.
— Algunas personas incluso son adictas al dolor. Tienen que sufrir hasta que no puedan soportarlo más, es ahí cuando finalmente se dan cuenta y admiten que están siendo tontos. Necesitan tocar el fondo para impulsarse hacia la superficie. Por eso en el mundo hay algunos fénix que renacen de las cenizas más bellos y vigorosos que cuando padecían, ese momento cumbre cuando están a punto de desaparecer.
— Hyung, ¿de qué hablas tan de repente? ¿Otra vez con tus cosas raras?
El presidente se percató que había dicho sus pensamientos en voz alta pero fingió no estar al tanto. Se miró en el espejo para comprobar que su aspecto luciera impecable y, tras apretar el nudo de su corbata, se preparó para esperar que las puertas se abrieran.
Como siempre caminó al frente teniendo a Jackson siguiéndolo exactamente dos pasos por detrás y a su hermano algo más rezagado controlando su teléfono.
— Cambia mi cita con el señor Kim, pregúntale si es posible que me reciba el lunes y de no ser así, pues nos vemos el próximo viernes como está programado.
— Hyung, ¿todavía recibes consultas de Kim Taehyung? ¿Por qué no le escribes tú directamente? No los entiendo, a fin de cuentas son amigos, él es prácticamente tu único amigo.
Jackson apretó las carpetas que tenía entre sus manos escuchando de forma tranquila, al menos en apariencia, lo que los hermanos hablaban. Él conocía al CEO por lo que, para él no era un secreto que su jefe aún con los más allegados, separara tajantemente lo personal de lo profesional. Era por eso que aunque Taehyung fuera su amigo, cuando se trataba del trabajo de alguno de los dos, Namjoon siempre trataba las cosas como profesionales y no conocidos.
— ¿Viniste a aprender y ayudarme como dijiste o viniste a chismear y jugar con tu móvil? Si es así puedes irte porque los adultos debemos trabajar.
— Por si no lo sabes también soy adulto, ya tengo dieciocho años. Te recuerdo que esto es Alemania, no Corea del Sur. — Chasqueó la lengua y se volteó para tomar el brazo del asistente. — Da igual, creo que irme a controlar la empresa será una mejor opción. ¿Me acompañas Jackson?
El hongkonés le dedicó una mirada interrogativa a su jefe pero al recibir su afirmación carente de palabras, se disculpó y abandonó la oficina seguido del menor que se enganchó a su brazo.
— Oye... ¿Cuántos años llevas trabajando ya con mi hermano? No recuerdo cuando fue la primera vez que te vi.
— Pues por aquel entonces ambos estábamos en el primer semestre de nuestra carrera, con la única diferencia que él adelantó cursos. Pero, desde entonces usted me conocía. — Soobin lo miró pero no pudo descifrar esa mirada. — ¿Qué área desea visitar primero joven Jeon?
— Ay, detesto que me llames así, habla casual cuando estemos solos y fuera de la empresa, siempre te he dicho que solamente delante de mis padres debes medirte si deseas, los demás lugares y personas son irrelevantes. Eres casi parte de la familia.
Con todo lo que había visto, vivido y de lo que había sido testigo, agradecía enormemente no ser parte de esa familia. De cierta forma, parecían de todo menos familia. Aún así limitó sus palabras y simplemente asintió, indicándole el camino que el joven ya conocía.
Namjoon en cambio permaneció sentado tras el escritorio de su oficina, contempló el paisaje que tenía tras de si como hacía cada mañana. Había logrado llegar a la cima, ahora solamente restaba mantenerse y tal vez, encontrar una colina aún más difícil de subir. Necesitaba de los retos en su vida profesional para de alguna forma, sentirse vivo y con propósito.
Se levantó de aquella silla y a pasos lento caminó hasta su oscuro sofá. Estiró sus piernas hasta la mesilla que tenia al frente y se dejó caer en el espaldar del asiento, acomodando su cabeza. Eso era relajante. La comisura de sus labios se elevaron hasta dejar unos perfectamente marcados camanances. Desconoció el momento en el que sus ojos dejaron de pretender estar adormilados para realmente dormirse.
— ¡Hyung, hyung! — Soobin agitó con fuerza el cuerpo de su hermano. — ¡Despierta!
Los párpados del CEO se elevaron dejando rápidamente a la vista sus exaltados orbes. Su respiración era entrecortada, su pecho subía y bajaba a mayor velocidad de lo normal, sintiendo su frente y manos sudadas.
— ¿Nuevamente tuviste pesadillas? — Sí, nuevamente había revivido aquellos momentos que venían a su subconsciente disfrazados de pesadillas. — Estabas balbuceando algo mientras movías tu cabeza de un lado a otro.
— No estaba soñando, simplemente me estaba quejando del calor, la calefacción de mi oficina a veces está demasiado alta.
Se levantó sin mirar a su hermano y caminó hasta su escritorio. Ya había pasado una hora desde que él había decidido tomar ese pequeño descanso. Tenía cosas que hacer. El menor caminó hasta su mesa y observó el termómetro digital que marcaba la temperatura ambiental de la oficina, viendo como marcaba el número dieciocho. No estaba tan caliente como para que él sudara de esa manera. Escudriñó a su hermano con la mirada para acto y seguido negar con su cabeza. Sí, ese era Namjoon, jamás diría lo que realmente le ocurría. Suspiró y jugueteó con los botones del termómetro, cambiándolo de celcius a fahrenheit, de ahí a kelvin para luego regresarlo al punto inicial.
— ¿Cuántas veces te he dicho que no te sientes encima de las mesas? ¡Bájate y déjame trabajar!
— Hyung, no trabajes hoy... — abultó su labio inferior adquiriendo una imagen tierna. — ¿No podemos salir a disfrutar el resto de la tarde juntos? Por favor...
El mayor iba a contestarle pero el estruendo de su puerta, les mostró la llegada de una visita inesperada y poco deseada. Ambos voltearon sus ojos, intercambiando brevemente una mirada cómplice.
— ¡Oh, miren a quienes tenemos aquí! Pero si son los hermanitos Grimm reunidos. — Bufó con una falsa sonrisa. — Ya veo que como siempre, el del medio queda afuera, excluido. ¿Por qué no me invitaron a esta pequeña reunión?
— ¿Será porque siempre eres un amargado y sangrón, Jungkook hyung? No lo sé, sí, quizás sea esa la respuesta,
— ¿No piensas respetarme? No solo Namjoon es mayor que tú. — Se quejó el del medio.
— Por si no lo saben, esto es una oficina y yo estoy trabajando. Soobin, acaba de bajarte de la mesa de una vez, no pienso repetírtelo. — Regañó manteniendo la vista en sus papeles pero deteniendo todo movimiento. — Y tú Jeon, deberías aprender los modales básicos. Tienes que avisar antes de presentarte en un lugar, en estos momento no tengo tiempo para hablar contigo.
— Si llamo me ignoras, por eso decidí correr el riesgo y venir a verte. Corrí con suerte porque tu perro faldero está haciendo una diligencia en alguna otra planta porque sino, de seguro hubiera intentado impedirme el paso. — Habló refiriéndose a Jackson Wang. — Si no es hoy y ahora, ¿cuándo podremos vernos para conversar? Es de negocios.
— Pídele a Jackson que te agende una cita para el martes. ¡Hasta entonces!
¿Tenía que humillarse de esa forma para hablar con su propio hermano? Después preguntaban por qué lo odiaba. Jungkook mordió el interior de sus mejillas y asintió, volteándose y saliendo de la oficina estallando la puerta al salir. El menor dio un pequeño brinco en el sitio y se encogió frente al estruendo.
— Tú también, Soobin. ¡Nos vemos!
— Pero hyung...
— Cierra la puerta cuando salgas y por favor, no utilices la misma fuerza que tu hermano.
— ¡Hyung! — Protestó.
— Tschüss!
...
Ahí estaba, después de tanto pensarlo, de estar a punto de arrepentirse y cancelar esa reunión, sesión o lo que fuera que fuese, ahí estaba él... Recibiendo el cambio del taxista, mirando frente a él el sitio a donde tenía que dirigirse. Cerró sus ojos y tras escuchar que el chofer llamara su atención, se acomodó su abrigo y salió del vehículo, caminando a pasos certeros y seguros hasta aquella puerta blanca. Miró el timbre de la puerta y por un último segundo volvió a pensar en huir de ahí.
— ¿Qué sucede contigo Park Jimin? ¡Contrólate! — Se llamó la atención a si mismo.
Sin pensarlo dos veces, eliminó el guante de su mano derecha y presionó el botón, escuchándolo resonar melodiosamente.
— ¡Buenas tardes!
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😈😈🦋Hola a todos, aquí les dejo un nuevo capítulo que espero sea de su agrado. 🙈Nos vemos en el próximo 🦋😈😈
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