Capítulo 28
Kim Namjoon y Park Jimin juntos. No terminaba de superar o entender esa imagen, no quería creer en lo que sus ojos vieron y oídos escucharon. Los vio besándose, escuchó que ellos ya tenían algo desde tiempo atrás pero no quería aceptarlo.
Lo peor de todo es que su sentido de alerta se activó desde el momento que lo hizo recogerlo y llevarlos a un restaurante donde se le pidió dejarlos solos. Su jefe era tan serio, tan cuadrado que no le permitía cercanía a veces ni a sus propios familiares y el trato que le daba al nuevo era simplemente sospechoso. Las preguntas continuas sobre su desempeño, las revisiones sin sentidos por los pisos, su forma de mirarlo, todo fue una clara señal, puede que no para todos pero para él que lo conocía sí.
Tantas incógnitas resueltas y tantas otras se crearon que lo tenía sin saber qué hacer. Tenía la esperanza de que a pesar que sabía que el hombre que amaba podía llegar a estar con alguien en algún momento determinado, este nunca ponía sentimientos. Sin embargo, nunca lo vio besar a alguien, nunca lo vio tener a alguien en sus brazos como lo estuvo Jimin y como por tantos años había deseado estarlo él.
— Otro Sidecar. — Le pidió al bartender.
El sujeto lo miró confundido pues para él Jackson era muy idiota o simplemente deseaba tirar el dinero. Tenía claro que Le Pritz era uno de los clubes gays más lujoso y caros de la ciudad. El lugar se reservaba el derecho de admisión y no cualquiera podía entrar, velaban no solamente por la seguridad sino también por la privacidad de aquellos que deseaban pasarla bien dentro de la instalación.
No eran pocos los hombres reconocidos o pudientes que por ahí pasaban, no muchos solían tener una vida tan abierta, la mayoría estaban por debajo de los cuarenta. no obstante, era la primera vez que alguien le pedía esa bebida y no una sino dos veces. Para comenzar, era muy poco conocida ya que el coctel Sidecar era una bebida exclusiva del hotel Ritz en París y que allí se vendía dado que el club era propiedad del hijo menor del dueño de que sitio.
Segundo por el absurdo precio que tenía ya que una sola copa ascendía a 1500 euros. Habían bebidas muchas más caras y extravagantes pero incluso entre ricos, casi ninguno de los que ahí se divertían gastaban en una única copa esa cantidad. El coctel consistía en champaña y coñac, cuyas botellas datan entre 1830 y 1870. Comparándola con el resto es una de las selecciones más accesibles de la barra de cocteles lujosos del mundo pero para él que debía trabajar todo un fin de semana para recibir casi el mismo monto — dejando de lado las jugosas propinas que se sacaba — era algo irracional.
Ya ambos habían intercambiado miradas pero Jackson realmente no podía ver frente a sus ojos nada más que no fuese la vívida imagen de Namjoon entrelazando sus labios con los del recién contratado. ¿Cuál era la diferencia? No podía evitar preguntarse la absurda pregunta de qué tenía el rubio que no tuviese él. Sabía que no se trataba de cosas materiales, tampoco del físico porque estaba consciente que él atractivo era. Debía ser su personalidad o algo más, quizás tenía que ver con esas sesiones. ¿Qué o quién era Doctor Control? Era evidente que él conocía algo de Namjoon que él no porque hasta ese momento, nunca había escuchado nada sobre esas sesiones.
La música estaba alta, el ambiente estaba animado pero era aceptable, ignoraba todo quien lo mirara y evitaba mirar a cualquiera para que no se hicieran raras ideas. Si estaba ahí era por el ambiente y no porque estuviese buscando a alguien para tener sexo esa noche o varias. Sabía que quien lo atendía tenía interés en él pero sinceramente, no estaba de ánimos para estar con cualquiera. Deseaba permanecer allí, bebiendo alcohol y sus lágrimas, procurando que en algún momento la música o el alcohol no le permita pensar más.
Volvió a mirar su entornos e iba a centrarse en su copa hasta que reconoció a alguien que no debía de estar allí. ¿Qué hacía Soobin en un lugar como ese?
Al menor se se veía más que animado y en compañía, habían dos chicos bailando a su lado que parecían estar en una competencia para ver quién lo besaba más y durante mayor tiempo. Se veía diferente a al niño de dieciocho años que siempre veía, si no hubiese sido por su sonrisa y su conocida silueta, no lo hubiese reconocido. ¿Desde cuando frecuentaba ese tipo de locales, con ese ambiente?
El bartender de le acercó una vez que su copa se vació pero él no le estaba prestando atención pues sus ojos solamente veían aquellos tres cuerpos que se movían y esas tres bocas que se besaban sin reparos.
— ¡¿Qué?! — Sobresaltó al hombre que por enésima vez intentaba llamar su atención. Para Wang el sujeto no se había movido pero había pasado una hora desde la primera vez que se le acercó cuando terminó su bebida. — ¿Qué quieres?
— ¿Desea que le prepare algo más o cerrará su cuenta?
— Puedes servirme lo que quieras. — El chico o miró confundido y Jackson rodó los ojos frente a su actitud. — Sírveme un Roman Holiday.
Suspiró con alivió y buscó nuevamente con la mirada al menor pero había desaparecido. Se alzó de su asiento y recorrió toda la planta alta del local en busca de su persona hasta que lo vio sentado en un sofá a escasos metros de él. ¿No lo había visto? ¿Por qué un niño tan bueno como él se estaba comportando de esa forma? Le parecía desagradable ver el comportamiento de esos jóvenes.
No podía permitir que el niño siguiera ahí pero no es como si él pudiese pararse, ir hacia su lugar y exigirle que se retira. No era su padre, hermano, pareja, no tenía autoridad alguna para hacer algo. Los sujetos que se encontraban no era la mejor compañía, los conocía y es que por muchos gays que hubiesen en la ciudad, los que frecuentaban los mismos sitios de una forma u otra terminaban coincidiendo en algún lugar de la ciudad. Si eran de los que salían a divertirse día sí y día también como esos que bailaban para el menor, pues terminaba conociéndoles las caras. El comportamiento que estaban teniendo tampoco era el adecuado y aunque se estuviese comportando como un viejo, no podía permitirlo.
Tomó su teléfono sopesando la idea de marcarle a Namjoon, sabía que a este lo le gustaría que comenzaran a expandirse los rumores de que anda envuelto con el hijo de Schönberger, uno de los accionista de la empresa con una fama que lo precedía del que el mismo padre evitaba hablar. El otro era uno de esos influencers que últimamente aparecía en varios anuncios y era bastante conocido. Dos joyitas con las que no quería a Soobin envuelto.
— Si ibas a buscarte una pareja debería ser alguien serio y no unos... unos como ellos. — Masculló observándolo con su mandíbula tensada.
Quería llamar a Namjoon pero conociéndolo era capaz de meterse en una batalla hasta lograr que cerraran ese local que nada tenía de culpa. Era uno de los pocos sitios decentes que tenían por los alrededores donde se podía salir a beber con un ambiente aceptable. La otra razón por la que no se atrevía a escuchar su voz era la misma por la que había salido a beber. No quería encontrárselo o hablar con él, al menos esa noche. Batalló mentalmente unos minutos y al final terminó marcándole a Jungkook.
Definitivamente esa era su mejor opción no tenía potestad para decirle nada por cuenta propia, a parte de que lo consideró su hermanito por muchos años, era el mayor tesoro del hombre que amaba y él terminó metiéndolo en su cama una vez. Su moral era cuestionable.
— ¡Hyung! — Se sobresaltó al escuchar su voz y sentir sus manos rodear su cintura en el momento que terminó la llamada.
Su corazón se estaba agitando y él no lograba actuar correctamente. Cerró sus ojos y buscando la serenidad que necesitaba. Controló cada uno de sus pensamientos, apartando con calma sus manos para voltearse a verlo. ¿Por qué ese niño parecía un hombre intimidante? Tragó saliva y le sostuvo la mirada.
— Soobin... — El mencionado le sonreía como un cachorro que acababa de ver a su dueño y no sabía por qué la imagen le parecía tan adorable. Estaba lleno de porqués esa noche. — ¿Qué hace un niño de dieciocho años como tú en un lugar como este?
— Diecinueve, hyung. De hecho en aproximadamente dos meses estaré cumpliendo veinte, creo que deberías dejar de verme como un niño y decir que tengo dieciocho. Además, en casa de tener esa edad igual contaría con la mayoría de edad legal para estar en un club como este donde tú también estás. — Miró alrededor y volvió a fijar la mirada en Jackson — ¿Estás solo?
— ¿No me ves? EL acompañado aquí es otro. — El menor sonrió acercándose a su oído.
— Pero si lo deseas estoy a tu disposición en el momento que elijas. Puedo adaptarme a tus necesidades y deseos. — Susurró en su oído erizando cada vello de su piel. La mirada del menor se cruzó con el bartender y sonrió ladino, dejando un beso en el cuello del mayor. — Simplemente estoy oyendo un poco de música con un par de amigos.
— ¿Oyendo música? — Soobin asintió tomándolo de la mano. — ¿Por qué me tomas de la mano, para dónde me llevas?
Wang no recibió respuesta alguna, simplemente rodó sus ojos y se dejó llevar hacia uno de esos cubículos privados para evitar dar un show público. Entró en aquel reducido espacio, el menor cerró la puerta y tiró de él hasta dejarlo atrapado entre la puerta y su cuerpo. Nunca había estado en situaciones parecidas con Namjoon, tampoco lo había visto actuar así con alguien más pero no podía evitar pensar en que esos dos se parecían demasiado.
— Hyung, ¿lloraste? — Esperó que intentara besarlo o le dijera cualquier tontería pero no que le preguntara algo así. — ¿Qué sucedió con mi hermano?
— ¿Por qué asumes que todo lo que me pasa tiene que ver con Kim? — Cuestionó escapando de sus brazos. — No todo lo que me sucede tiene que ver con tu hermano.
— Quizás, pero sí todo lo que te desestabiliza de esa manera. No creo que por otra razón hubieses venido solo a beber a un pub gay mientras lloras. ¿Por qué intentas mentirme?
— No intento mentirte Soobin, simplemente que lo que a mi me suceda o deje de suceder es cosa mía, no tiene nada que ver contigo. Soy un hombre con miles de obligaciones, con una vida llena de cosas para resolver, no solamente está Namjoon. — Prácticamente estaba gritando y con las lágrimas amenazando con salir. Sí, ese chiquillo tenía razón y la raíz de todos sus problemas era su hermano. — ¿Qué harías si te digo que sí? ¿Estarías feliz?
El menor volvió a tirar de él hasta abrazarlo, Jackson se iba a quejar, no era una maldita marioneta pero no dijo nada. Simplemente lloró en su pecho tirando de su camisa mientras se sentía consolada y de cierta forma seguro.
— Jamás me alegraría del mal ajeno, menos del tuyo. No podría estar feliz con el dolor de la persona que me gusta. — Como un resorte el mayor se separó mirándolo confundido. — ¿Qué sucede?
— No digas estupideces, que hayamos follado una vez no te da derecho a gustar de mí. — Se recompuso secando sus lágrimas con las manos y a su vez estas con su pantalón.
— ¿Por qué lo dices de esa forma? Tú ni siquiera has tenido sexo con mi hermano y aún así lo amas. No tiene nada que ver el tiempo que llevemos conociéndonos, nuestras edades, si intimamos o no. Todo está en la intensidad como sentimos las cosas y puedes decirme niño estúpido pero lo que me ocurrió contigo fue demasiado intenso y no me refiero solamente a lo que hicimos en tu cama.
— Soobin...
— Me refiero a sentir como mi pecho se estrujaba al verte llorando, a por segundos sentir que odiaba mi hermano por hacer sufrir de esa forma a alguien como tú a pesar de que él es inocente en todo esto. Me refiero a como todo el cariño, el respeto y afinidad que he sentido hacia ti desde que era niño se tornaron en un cúmulo de sentimientos que me hicieron verte de forma diferente. Puedo verte como un igual, como un hombre, una persona que sufre y lleva pasando por años lo que yo viví unas pocas veces. Te admiro por ser tan leal a tus sentimientos, por tener la madurez y paciencia de esperar por la persona que amas pero también me molestas.
Jackson lo miraba confundido, sus palabras le iban llegando y resonaban como una campana en partes diferentes de su cerebro o cuerpo. No entendía como ese niño podía hablarle siempre de esa forma, por qué tenía la madurez y valentía de la que él carecía. La fluorescente luz violeta hacían resaltar su tamaño, su porte, su ceño fruncido y cada vena de su cuerpo que sobresalía cuando estaba molesto como sucedía con su hermano.
— Odio que no luches por lo que quieres, que te escondas o camufles tras tu dolor, deseo y temor. Yo no soy así, cuando alguien me gusta de la forma en la que me gustas tú, tengo que decirlo aunque me mandes mil veces a la mierda. Puede que se me pase mañana o puede que me convierta en un idiota como tú que espera por años a que le correspondas, teniendo como hoy encuentros con personas que no significan nada, mas que el cuerpo que voy a follar para desahogarme pero eso no fue lo que hicimos tú y yo. Yo no te follé, sí, estaba caliente como un adolescente hormonal pero te hice el amor con gusto. Cada embestida, cada beso que te di fue consciente y deseado. Cuando gemía a la par tuya fue real, quise esa noche dejar una huella que no desapareciera cuando llegara el alba. No lo logré pero aún así sigo gustando de ti más que antes y no voy a parar hasta que te enamores de mí o todos mis sentimientos desaparezcan.
Jackson se volteó alterado y confundido, estaba abatido porque esas palabras extrañamente le estaban calando de una forma inexplicable e inesperada. Ese chiquillo lo estaba haciendo tambalear por primera vez porque lo que sentía por Namjoon era demasiado fuerte pero no podía hacer caso omiso a sus palabras. Le gustaba lo que estaba viendo, lo que estaba escuchando. Ningún hombre le había hablado así y el niño que el vio crecer ahora lo enfrentaba de una forma sorprendente.
— Te estoy hablando, mírame. — Exigió Soobin haciéndolo voltear con fuerza por el brazo. — ¿Por qué me ignoras? Si una persona te habla por educación deberías darle una respuesta aunque claro, a veces el silencio también es una. — Alzó su mentón y lo obligó a mirarlo. — ¿No te atraigo en lo absoluto?
Jackson le dio un manotazo y lo agarró por su camisa con fuerza caminando hasta hacerlo chocar con la puerta. Se alzó de puntillas y mordió sus labios con fuerza logrando que el menor se quejara. Apretó sus mejillas y de forma obscena chupó sus labios.
— Sí, me atraes pero no puedes atraerme. Porque eres el hermano del hombre que amo, porque aunque acepte tus insinuaciones en un futuro podría dañarte y no lo mereces. No me lo perdonaría jamás. Mereces a alguien te de un amor puro, y que no cargue grilletes de dolores y depresiones como yo. Que esté lleno de vida y alegrías para darte.
— Hyung, yo tengo alegría de sobra para los dos. Puedo hacerte feliz si tú me lo permites porque yo no necesito una persona igual a mí, quiero a alguien que me ponga de cabezas como tú. Necesito en mi vida a alguien que me de el balance que yo necesito, alguien a quien cuidar y del cual aprender. Yo te quiero a ti y no por capricho. Permite que sea yo el que decida qué merezco en mi vida y que no. No soy masoquista y sé hasta que punto ir, no sufriré más de lo necesario, si yo veo que no puedo con la carga que lo nuestro pueda crear, yo mismo, aún si ambos sufrimos, terminaré lo nuestro. Solo confía en mí.
Ese niño no sabía lo que decía, no podía estar consciente de sus palabras.
— Puedes venir a mí mañana y decirme que mi hermano te aceptó, que hiciste el amor con él y eres feliz. Yo me alejaré sin revelar lo nuestro y seré el primero en apoyar la felicidad de ambos. No me haré al lado por ningún otro hombre que llegue después de mí pero si es por quien has amado toda la vida, por mi hermano, yo no pondré objeción. Lo prometo.
— ¡Cállate! — Exclamó Jackson brincando sobre él.
El menor lo agarró con fuerza, y se volteó hasta dejarlo nuevamente preso entre la puerta y él. Fundiéndose en besos desesperados e intensos, en caricias incluso torpes que ambos se propiciaban. Quizás hubiesen llegado a más en ese instante pero la vibración del teléfono de Jackson los obligó a detenerse. Miró su pantalla y entonces se acordó de lo que había hecho hacía un rato.
— ¿Por qué te está llamando Jungkook? — El mayor colocó un dedo en sus labios haciéndolo callar antes de contestar la llamada que finalizó tras varios segundos.
— Vamos.
— ¿A dónde? — Cuestionó,
— Tu hermano esta aquí, vino por ti.
— ¿Jungkook? ¿Estás seguro que Jungkook vino por mí? ¿Cómo supo él que yo me encontraba aquí?
Jackson golpeó levemente su pecho para que lo dejara bajar y tiró de sus propios cabellos frustrados. Decirle que como una vieja chismosa le dijo a su hermano que estaba ahí y lo fuese a buscar no iba a ser agradable de oír.
— Yo estaba preocupado por ti cuando te vi aquí con esos hombres. No tenía autoridad o potestad morar para decirte que te fueras , no creí que llamar a Namjoon fuese una buena idea por lo que terminé llamando a tu otro hermano.
Soobin mordió el interior de sus mejillas y negó con frustración.
— No lo puedo creer, como si fuese un jodido niño. No sé si lo sabes pero ya no lo soy hyung, espero que eso pronto te quede claro si vas a tener algo conmigo.
— P-Pero yo no he dicho que vaya a tener algo contigo, lo que acaba de pasar es...
— Yo ahora me voy a ir con Jungkook pero cuando termine con él voy para tu casa. Así que ahora sales conmigo, pagadas tu cuenta y me esperas allá. Todavía tenemos que hablar. — Lo interrumpió. Caminó hasta la puerta nuevamente pero se volteó para tirar de él y darle un fuerte beso cargado de todas las cosas que sentía en esos momentos mientras apretaba su trasero. — A tu casa, hyung.
💙💙💙
Mi amores entre ayer y hoy han sido cuatro capítulos, ya se me acabaron los adelantos así que por ahora pienso terminar los demás capítulos que tengo avanzado de otras historias aunque tengo aún uno medio hecho de dr, control creo que me demoraré unos días. Veremos qué sucede. Besitos y espero que les haya gustado este pequeño maratón.
LORED
💙💙💙
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro