Capítulo 27
— Por esa razón es que he cambiado toda la interfaz de la aplicación. No solamente es más llamativa y visual para el público sino que será más fácil de usar incluso para aquellos que no están acostumbrados o no se entienden muy bien con la tecnología. Sencillo y de fácil uso. Le estaríamos ahorrando presupuesto y trabajo a la compañía, ya que los encargados del marketing a penas y tendrán promocionarla, llegará fácil a todos los actuales y futuros usuarios.
Jimin estaba mostrando un proyecto que culminó en tiempo récord. Se desenvolvía son soltura pero no podía ignorar la mirada fija del presidente, no le transmitía nada, parecía oscura e inexpresable pero aún así lo desestabilizaba. Todos parecían conformes pero si se era sincero la opinión que más le importaba era la del hombre que se encontraba en el centro de todas las mesas, apoyando su mentón sobre tres de sus dedos mientras que con el pulgar a índica acariciaba su rostro.
— Entonces esto nos permitiría también ampliar el público destinatario. — Mencionó la jefa del departamento de marketing.
— Así es, cualquiera podrá utilizar la aplicación con facilidad por lo que el rango de uso y aceptación aumentará considerablemente. — Afirmó Park estudiando la mirada de todos.
Estaba orgulloso de si mismo porque sabía con certeza que había hecho un buen trabajo y que de ser aceptado, sería un éxito seguro, algo que ayudaría a su empresa así como a sus propios bolsillos y nombre. La aplicación de demostración era igual de aceptada que la que sería lanzada. Los diseños finales, la revisión de errores y la presentación fueron ellos minuciosamente por él. No le gustaba apostar porque todo podía pasar, nunca se tenía certeza absoluta o garantía de éxito pero tenía un buen pálpito.
Namjoon escuchaba sus palabras y releía tranquilamente el documento de presentación que iba de mano con las diapositivas y que explicaba todo de forma más detallada. Si todo salía como Jimin lo explicó, si podían entregar lo que ahí estaba escrito, entonces el proyecto sería fructífero.
— Que el equipo de mercadotecnia se encargue de la producción general. — De soslayo observó como el rubio jugaba con sus dedos a la espera de su respuesta. — La próxima aplicación estaremos tomando el trabajo del señor Park.
No solamente era su instinto, él no se lanzaba por algo que tanto en teoría como práctica no rindiesen bien con alcance de altos números pero podía ver que no solamente él que no solamente era él, sino que todos los ejecutivos habían quedado más que satisfecho con la presentación.
— Eso ha sido todo por hoy, vuelvan a sus sitios y logremos sacar esto junto al próximo lote de tabletas que serán lanzadas en dos meses. — Vio a todos recoger sus cosas, incluyendo al rubio. — Park, usted sígame a mi oficina. Wang, tráeme todos los presupuestos luego de este nuevo análisis.
— Sí, presidente.
Namjoon esperó a que su asistente se marchara antes de ponerse en pie y caminar hacia el rubio que permanecía parado en la puerta sosteniendo su iPad. Se acercó lentamente y alzó sus comisuras para luego mostrar sus pulcros dientes en una sonrisa que hizo a Jimin devolverla algo nervioso. Cuando le escribía todo se le hacía más fácil, podía ser más atrevido y coqueto pero cuando lo tenía delante, todo mermaba considerablemente porque la presencia contraria era demasiado imponente.
— Felicitaciones. Has hecho un gran trabajo, no me decepcionas. — Musitó cerca de su oído, miraba hacia afuera pero su rostro estaba muy pegado al ajeno. — Excelente presentación.
— G-Gracias, presidente Kim. — Nam mordió sus labios para controlar su risa y asintió serio, el menor no fue capaz de notar ese fugaz momento debido a sus posiciones. Sintió sus manos ser rozadas a postas por los dedos del presidente y lo miró desconcertado.
— Sígueme a mi oficina.
Dio un paso atrás y se encaminó al lugar mencionado siendo seguido con cautela. Permaneció en la puerta hasta que Jimin puso un pie dentro, entonces tiró de su brazo hasta tenerlo cerca de él, apresando su rostro entre sus manos para quedarse observándolo como si admirara una obra de arte.
— ¿Qué hace? Estamos en su oficina.
— ¿Creerías si te dijera que desde que nos despedimos había estado deseando verte? — Él mismo no se lo creía pero así era.
Tener el deseo de ver a una persona que no fuese su hermanito era algo novedoso para cada parte de su ser. Estuvo por un año y medio controlando cada entrando impulso, cada instinto que Jimin despertaba e él. No quería romper de una forma tan fácil su esquematizada y organizada vida. Sin embargo para el momento de su despedida deseó haber hecho muchas más cosas, cuando dejó de verlo anheló volver a saber de su persona y desde el instante que lo tuvo en frente, fue como si un nuevo despertar lo obligara a actuar sin pensar.
Habían sustituido al Namjoon con el que se sentía cómodo, con quien estaba cómodo y seguro, ese con el que podía defenderse de todo y todos. Permitirse sentir era correr el riesgo de salir herido. Podía soportar como siempre hizo los daños físicos pero por él, por Soobin que estaba a su cuidado, no podía permitirse nuevos daños sentimentales y psicológicos.
Estaba acostumbrado a jugar el todo por el todo en los negocios, ahora en lo personal las cosas eran muy diferentes. Como emprendedor, no se limitó a tantear solo el terreno seguro. Su mentalidad era la de asumir riesgos. Si le hubiese temido a en un determinado momento, se le fuera a estigmatizar por un fallo, hubiera cometido una equivocación garrafal y no estuviese sentado en la silla que hoy ocupaba.
La pérdida del dinero se reponía tarde o temprano ahora, las heridas internas, las pérdidas sentimentales, se aprendían vivir con ellas pero jamás se curaban. Ese era su mayor temor pero por algún desconocido motivo tenía el deseo de aventurarse en todo lo que tuviese que ver con Park Jimin. Ese hombre le gustaba y no huía de ese sentimiento, estaba seguro de ello de lo que no estaba seguro era de si debía realmente apostar por ello.
Sus miradas se encontraron, sus pupilas se agitaban de un lado a otro en sincronía. Namjoon acariciaba el rostro que tenía entre sus manos y el menor confundido pero deseoso se dejaba hacer. Su corazón latía desbocado, sus manos sudaban pero seguras escalaron hasta posarse sobre las contrarias, incitándolo a ir más allá. Acarició sus propios labios con la lengua al sentirlos resecarse y en respuesta el mayor exhaló profundamente.
Su vista viajó hasta los labios entreabiertos y carnosos con los que había soñado besar tantas veces, cumpliéndolos otras tantas. De forma tácita le pidió permiso para posarse en ellos y tomando la iniciativa Jimin eliminó la distancia estirándose para unirse en un lánguido y dulce beso. Mucho más suave que los de la noche anterior, más dulces que aquel lleno de agonía con el que se despidieron. Un beso que en ese momento parecía sempiterno.
Con lágrimas en los ojos, luego de haber presenciado ese momento, Jackson dio dos pasos atrás tapándose la boca para no emitir ningún sonido. Estaba confundido y nada tenía sentido para él. Quería huir de ahí, alejarse pero sus piernas hicieron todo lo contrario, avanzaron hasta la puerta amenazantes de interrumpir el momento pero tampoco pudo, lo único que hizo fue correrse y permanecer allí inmóvil, escuchando dolo lo que sucedía.
— Yo también deseé verte, pensé que hoy no nos veríamos por eso me sorprendió cuando a primera hora Wang me dijo que tendríamos una reunión. — Musitó aún sobre esos labios a los que quería volver aferrarse. Con una sonrisa Namjoon volvió a rozarlos dejando un insonoro beso y tomó distancia indicándole que se sentara mientras él iba a su escritorio.
— Surgió a última hora y nos urgía tener algo con lo que ya ir trabajando por lo cual tuve que adelantarlo todo, no pensé que ibas a estar tan preparado para algo imprevisto. — Ladeó su sonrisa jugueteando con su bolígrafo. La cara de ofensa del rubio le causaba gracia. Sus reacciones eran una ráfaga de fresco en un paseo por el desierto del Sahara.
— Me ofende que me subestime.
— Lo lamento. — Dijo sincero acariciando sus labios. — ¿Tienes planes para esta noche? Me gustaría invitarte a una segunda cita.
Los ojos del menor se abrieron como planetas fuera de órbitas, sí lo escuchó decir cita cuando estaban en el restaurante pero pensó que aquello había sido un error. No se esperaba que realmente tuviesen una cita, menos tan pronto. Se animó tanto que casi le decía que no tenía nada que hacer y que iba gustoso pero recordó que debía ir a buscar a Mila.
— Realmente me encantaría salir contigo hoy pero no puedo, ya tenía planes. De haber sabido que era tu cumpleaños y que me invitarías a salir, hubiese cancelado todo con antelación. — Lo de menos era su cumpleaños, a Namjoon no le importaba la fecha pero sí tenía deseos de pasar la noche con Jimin.
— De acuerdo. ¿Y este fin de semana? — Ese fin de semana estaba destinado a su hija, no podía salir con él. Cabizbajo negó y el mayor en silencio asintió.
— ¿Qué te parece si te invito yo a salir el lunes? Te puedo recompensar por tu cumpleaños y el fin de semana. Quizás el próximo viernes...
— El próximo viernes saldré en un viaje de negocios que durará todo el fin de semana y el lunes tengo sesiones. — Explicó.
Todo el rostro de Jimin se ruborizó de la incomodidad a pesar de que sabía que no tenía motivos, ellos no eran nada y él no dejaría de la nada sus pasatiempos pero por alguna razón lo había olvidado. Le molestaba saber que luego de ese beso, de lo que fuese que estuviese ocurriendo entre ellos, Namjoon tuviese una sesión con solamente sabría Dios quién. Saber que otra persona iba a disfrutar de sus manos, de todo lo que él recibió, lo molestaba de una forma que no creyó posible, aún sabiendo que no tenía derecho alguno a sentirse así. Ellos no eran nada después de todo.
— Ya veo... El Doctor Control tiene una sesión el lunes. — Dejó salir lleno de ironía. — Debería buscar también a alguien a quien hacer correr con tus manos en un día tan especial como este.
Namjoon abrió sus ojos entre molesto y sorprendido mirando hacia la puerta, jamás se había mencionado una palabra que tuviera que ver con su pasatiempo en esa empresa. Se levantó apresuradamente caminando a paso firme por oficina. Jackson escuchó los pasos y corrió en dirección opuesta para no ser visto, no estaba cometiendo un delito pero de igual forma no quería que su jefe supiera que lo había estado espiando. Miles de cosas cruzaban por su mente en esos momentos y no lograba organizarlas correctamente.
— ¿Por qué mencionas eso aquí? — Cuestionó una vez cerrada la puerta. — Esa parte de mi vida y esta no se mezclan, son dos cosas completamente diferentes.
— No sabía que era un secreto de estado, — levantó las manos disculpándose — no obstante fuiste tú quien dijo que tenía sesiones yo solamente quise asegurarme del tipo de sesión. No tenías que decirme eso de no querer que yo hablara de eso, pudiste decirme que estabas ocupado y listo.
— ¿Por qué iba a mentirte?
— No es una mentira, simplemente omitirías el detalle de en qué estarías ocupado. — Acentuó haciendo comillas con sus manos.
— ¿Estás molesto Park?
— ¿Por qué lo estaría? — Se encogió de hombros tomando en sus manos el iPad para disimular, moviendo sin sentido el dedo sobre la pantalla, hasta cansarse y dejarla sobre la mesa. — Bien, sí. Estoy molesto, demasiado molesto porque no me interesa saber lo que haces en esas sesiones.
— Donde fuiste y donde nos conocimos, sesiones que te encantaron si no me equivoco pero a fin de cuentas no tuvieron nada que ver con las que tengo regularmente. — Jimin se burló rodando sus ojos, iba hablar pero Namjoon lo tomó de su brazo. — No podemos seguir hablando de esto aquí. Vamos.
— ¿Vamos a dónde? ¿Podrías soltarme? — Masculló molesto — Tienes una muy mala manía de arrastras a las personas.
— Recoge tus cosas y te veo en diez minutos donde te recogí con mi asistente para ir a cenar la otra vez. No te tardes.
Sopesó la idea de no ir pero difiriendo de sus pensamientos, su cuerpo se encontraba ahora siguiendo el vehículo de Namjoon en su propio automóvil. El presidente se molestó un poco cuando lo vio llegar en el auto ya que pensaba que irían juntos pero él no podía darse el lujo de más tarde tener que regresar a buscarlo para ir a recoger a Mila. No supo hacia dónde se dirigían pero una vez cerca del destino, lo reconoció.
No sabía qué mierda pasaba por la cabeza de ese hombre pero definitivamente llevarlo al lugar de las sesiones precisamente en ese instante, no era la más brillante idea. Frenó a pocos metro mirándolo incrédulo pero el claxon de otro vehículo lo obligó a ponerse en marcha. Aparcó en el garaje de la casa y descendió molesto. ¿Por qué estaba molesto? Había pasado todo un año asistiendo a ese lugar, pensó en él otros seis meses.
Llevaban un mes trabajando juntos, teniendo uno que otro encontronazo desde el día uno pero eso era todo. Sí, el día anterior tuvieron una cita, hora atrás se habían besado e intercambiado algunos mensajes pero eso era todo. Namjoon y él no se debían absolutamente nada pero no podía evitar sentirse mal y celoso simplemente de pensar que otro hombre podría disfrutarlo, verlo, sentirlo. Supo desde el comienzo a lo que él se dedicaba pero mientras más se acercaba a ese sujeto, más quería, nada era suficiente.
— ¿Por qué me traes justo aquí?
— ¡Entra! — Fue lo único que dijo esperando a que pasara por la puerta.
Colocó las llaves en su sitio, se quitó el saco colocándolo en el perchero de esa entrada y caminó hasta Jimin, tomándolo de la mano para dirigirlo hacia la terraza de la planta alta.
Se dejó llevar, los recuerdos de ese lugar eran agridulces y volver ahí después de aquel adiós de todo lo que había pasado entre ellos removía muchas cosas en su interior. Permitió que Namjoon tomase su saco y lo siguió hasta la terraza. Allí tuvo que esperar unos minutos hasta verlo aparecer nuevamente con una botella de vino y dos copas. Estiró su mano para tomar la bebida que se le ofrecía, mirando como este tomaba asiento a su lado.
— Yo comencé en esto hace varios años y no fue por las razones que puedes imaginar. — La voz de Nam aparentemente era calma pero estaba batallando para dejarla salir. — No lo hago por placer, al menos no sexual. Realmente con mis clientes soy como un verdadero doctor que no se inmiscuye con ellos, hago mi trabajo, logro mis objetivos y ya está. Contigo rompí todas las reglas y quizás fue porque desde que recibí tu correo me zarandeaste mentalmente. No obstante, fuiste el primero y único con el que me envolví de esa manera.
— ¿Debo creerte? — Elevó sus cejas incrédulo.
— Sí, porque no tengo un porqué decirte mentira. Quizás no lo entiendas, no te pido que lo hagas ahora pero esto para mí es una necesidad. Es como ir a una terapia que me ayuda en muchos sentidos, es todo lo que te puedo decir por ahora. Aún así, puedo asegurarte que ningún otro hombre recibe siquiera una cuarta parte de lo que recibiste tú. Te entiendo, comprendo que estés molesto pero no tienes necesidad de estarlo o preocuparte. ¿Sabes por qué? — Jimin negó mirándolo fijamente — Porque me gustas. Eres la primera persona que me gusta y quiero explorar más este sentimiento, no pienso dejarte ir o perderte tan fácilmente, puedo asegurártelo.
El menor mordió sus labios, esas simples palabras lo habían desarmado y aunque seguía reticente y algo incrédulo, no podía evitar sentirse bine, escuchar de sus labios que gustaba de él. Se dejó acariciar el rostro y lo miró, tratando de entender algo, no sabía qué exactamente. Lo vio disminuir la distancia y nuevamente sellar sus labios en un beso. Adoraba esos labios.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? — Namjoon asintió volviendo a tomar distancia. — ¿Tienes ahora algún cliente reincidente? Es decir, alguien que venga regularmente cada mes.
— Casi nadie se mantiene viniendo por doce meses como tú, vienen dos o tres, hasta cinco pero luego no vienen más y yo lo agradezco. El último cliente que duró tres sesiones conmigo fue hace un mes, no piensa venir más.
Jimin asintió procesando la información afincando su mano libre sobre su muslo antes de dar un sorbo a la bebida para tomar la fuerza y valentía necesaria para hacer el pedido que rondaba su mente.
— Quizás te suene egoísta e incluso atrevido dado que nosotros no somos nada. Puedes negarte si quieres, p-pero... ¿Podrías no repetir ningún cliente y dejarlos todos en una única sesión?
— ¿Eso te haría sentir mejor? — El menor asintió rápidamente. — Entonces está bien, no tendré más de una sesión por cliente sin importar quién sea. Te lo aseguro. No obstante quiero que tenga claro que si te estoy haciendo espacio en mi vida es porque realmente me importas, me gustas y no porque quiera dañarte o jugar contigo.
La situación era un tanto rara e incómoda para ambos, aún así lograron llegar temporalmente a un acuerdo. Ninguno sabía hacia dónde se estaban dirigiendo aunque ambos gustasen del otro. Continuaron la plática de forma tranquila y ninguno de los dos bebió más de una copa de vino ya que ambos tenían que conducir, prefiriendo quedarse por debajo de la tasa de alcoholemia permitida en el país. Toda la tensión del momento quedó atrás dándole paso a una de esas conversaciones que solían tener donde hablaban de todo y nada a la vez. El menor observó la hora y realmente odió que el tiempo hubiese corrido tan pronto.
— Creo que ya es hora de irme. — Ambos se miraron y asintieron de forma muda. — Me gustaría quedarme otro rato pero tengo cosas importantes que hacer. Pero nos veremos el lunes en la empresa.
— De acuerdo, entonces no vemos el lunes. — Decía siguiendo los pasos de Jimin pensativo.
— ¿Te quedas aquí o.. Es decir tú...
— No tengo sesión alguna hoy o el resto del fin de semana. Ahora regresaré a la empresa para terminar algunas cosas inconclusas. Vine aquí solamente para que pudiésemos hablar sin pensar en que cualquiera por error nos pudiese oír, también quería estar a solas contigo.
Tomó la mano de Jimin una vez más y lo atrajo hacia él. Le gustaba tomar su mano, adoraba su textura y lo bien que complementaba a la suya también sus labios. Nunca deseó o disfrutó tanto besar a alguien. Las veces que llegó a intimar con alguien los besos casi siempre estuvieron fuera de discusión. Para él tenía de cierta forma más valor besar a alguien que tener sexo.
Los connotaciones de sus besos eran tan duales, se besaban como si quisieran comerse, otras veces como si estuvieran esculpiendo o creando la obra más magistral. Besos llenos de dulzor en momentos fugitivos e inquietos. El anhelo que frente a ellos quedaba desnudo oprimía sus labios. Se vestían y desvestían con la tibieza de sus lenguas entrelazadas. Se turnaban, uno besaba y el otro lo permitía, en otras el desespero los hacía luchar por un control que ambos terminaban cediendo. Amaba todas esas facetas que vivía en cada beso, en cada encuentro con ese hombre.
Estaban compartiendo un beso de despedida, un hasta pronto callado y gritado a la vez. Namjoon canalizaba los deseos de tocarlo entrelazando sus manos mientras que Jimin también se ayudaba para contenerse y no lanzarse a por más. Lo mantuvieron tranquilo, suave sin que careciera de intensidad.
— ¿Me escribes cuando llegues a tu destino? — Preguntó el mayor ya en la puerta del vehículo ajeno. Jimin asintió con una sonrisa y estiró sus labios recibiendo otro beso. — Ve con cuidado.
💙💙💙
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