Capítulo 26
Había perdido la noción del tiempo y lugar, su cuerpo se sentía liviano como si hubiese invernado seis meses en señal de haber tenido un sueño reparador después de tantas noches en vela. Dio una vuelta en la cama y brincó percatándose de que no se encontraba a su casa. El recuerdo de la noche anterior llegó a su cabeza y quiso maldecir. Se apresuró a encender la luz de la habitación donde estaba, buscó su pantalón y una vez que se colocó la única prenda faltante, salió buscando lo que le faltaba, su abrigo y zapatos. Procuró no hacer ningún ruido y salir a hurtadillas de allí pero justo cuando pensó salirse con la suya, la voz ronca a su espalda lo sobresaltó.
— ¿Escapando nuevamente? No sabía que le gustaba tanto huir sin decir una palabra cual Cenicienta, doctor Kim. — Habló Jungkook en un tono calmado mientras aún en su pijama rascaba su cabeza y se servía un vaso de agua. — Es la segunda vez que te quedas dormido en mi casa y sales corriendo cuando despiertas sin siquiera despedirte.
El sorprendido cerró sus ojos con fuerza y una vez más maldijo en su interior, procuró parecer lo más calmado posible dudando de poderlo conseguir. Se volteó lentamente y pasando las manos por los pliegues de su camisa dio varios pasos al interior aún con sus zapatos puestos. El pelinegro le señaló sus pies y disculpándose volvió hacia atrás para quitarse los calzados y suplantarlos con unas pantuflas.
— ¡Buenos días!
Fue algo insólito la forma en la que se encontraron, estaba aún en casa de Namjoon cuando recibió el sorpresivo mensaje de su paciente que le preguntaba cómo se encontraba, esperando que estuviese despierto. Le respondió y antes de darse cuenta se estaba despidiendo de su amigo y montando en el vehículo de Jeon. No hubieron preguntas , simplemente lo llevó a beber algo permitiéndole desahogarse libremente, solamente escuchando todo lo que tenía para decir.
Por varias horas se intercambiaron los papeles y fue Jungkook quien actuó como un psicólogo o consejero para el doctor, aunque a decir verdad no fue mucho lo que dijo. No sabía qué decir porque a pesar de sí haber tenido varias relaciones, incluso estar en una especie de relación en esos momentos, nunca hubo seriedad o esa clase de sentimientos de los que escuchaba. Él no se permitía liberar sus sentimientos, quizás por sus enseñanzas donde eso lo hacía un ser débil y sin control. Para él las relaciones eran como transacciones de necesidades físicas e intereses en común que fuesen beneficiosos para ambos, casi siempre material.
Nunca tuvo una persona con la cual se sintiera una, alguien sin el que no se imaginara la vida y todas esas cosas que para él siempre han sido puro teatro y drama. No podía empatizar con su situación aunque estaba odiando verlo de esa forma. Esa era la segunda vez que veía de Taehyung sin caretas, dejando salir toda su verdadera esencia y por alguna razón le afectaba. Lo dejó llorar al punto de moquear, lo abrazó e intentó calmar con leves palmadas ya que las palabras no le salían.
Lo vio beber aún cuando ya lo había visto un poco achispado cuando lo recogió a las afueras de casa de su hermano. Suponía que había ido por su cumpleaños, recordándole que como cada año debía mandarle un regalo donde utilizara el nombre del menor de los tres porque sabía que si ponía el suyo y no el de Soobin, iba a ser devuelto.
— No tienes que escabullirte cada vez, después de todo no hemos hecho nada de lo que tengas que arrepentirte o avergonzarte. ¿Tienes demasiada prisa? — Sopesó su respuesta pero Taehyung terminó negando. — Entonces quédate a desayunar, prepararé algo rápido.
— No es necesario, yo realmente no tengo mucho hambre.
— Será algo sencillo, no es la gran cosa. Solamente déjame pasar por el baño, ponerme algo más acorde y regreso.
El mayor asintió viendo como Jungkook se alejaba con una extraña sensación en su cuerpo. No recordaba cuándo había sido la última vez que había compartido un desayuno con su esposo de una forma tan casual y sin prisa. Ese día no tenía consultas hasta la tarde, había estado liberando un poco su agenda para estar más tiempo con su esposo aunque este ahora brillase por su ausencia.
Al otro extremo de la ciudad, Hoseok contemplaba su cama vacía y nuevamente esa amarga sensación invadía su pecho. Siguiendo el consejo de Yoongi de hacer un último intento antes de tirar la toalla y darse por vencido, había recurrido a la idea más infantil de darle celos a su esposo y tratar de hacerlo reaccionar. Por un momento pensó que estaba funcionando, lo veía ir en su búsqueda y casi siempre estaban en la casa. Había pensado en sorprenderlo e ir en su búsqueda a casa de Namjoon, invitarlo a salir y volver a tenerlo entre sus brazos como deseaba, simplemente no se esperó verlo montarse en ese auto desconocido y desaparecer.
Quiso seguirlos pero no se permitió hacer algo tan absurdo como eso, optó por ir hacia su casa a la espera de que apareciera por la puerta. Deseaba que simplemente fuera un amigo que le daba un aventón a su casa o con el que iba a unas copas más antes de irse a su casa pero no fue así. Una vez más su esposo dormía junto a alguien más. Caminó molesto hacia la ducha esperando que así como corría el agua por su cuerpo corrieran sus preocupaciones, dolores y tristeza, desapareciendo en ese tragante para no regresar más. Mas no lo logró.
Se vistió con calma y una vez que estuvo listo para salir tomó su teléfono y marcó el número de su mejor amigo, quien tardó dos llamadas en contestar el teléfono.
— Se supone que deberías estar teniendo un mañanero de reconciliación con tu esposo. ¿Qué demonio haces llamándome tan temprano? — Protestó Yoongi sin abrir sus ojos, con su voz ronca que le dejaba saber que lo había despertado.
— No hubo tal cosa, además, ya es pasado el mediodía. Estoy saliendo para tu casa así que prepárate. — Avisó caminando hacia su vehículo. — No te vuelvas a dormir, Suga.
— Oye, ya no me llames así. Deja de venir a mi casa que ya parece que vives aquí. Incluso tienes la llave, no necesitas que esté despierto para que vengas. Procura no despertarme.
Colgó sin más haciendo que Hoseok terminase sonriendo. Los años pasaban, su amigo ya era una figura pública reconocida pero seguía comportándose de la misma forma. Solamente en su trabajo era realmente serio y maduro. Por eso se le estaba haciendo tan fácil trabajar con él como el bailarín principal de su próximo video, mismo que grabarían la semana entrante. Condujo tratando de suplir con pensamientos de trabajo su mente para olvidar a su esposo aunque fue unos segundos.
No era una sorpresa que cuando llegase a casa de Yoongi este continuaría durmiendo. Así que entró sin hacer mucho ruido, recogió la cocina hasta inclusive le preparó algo de comer. Se cambió de ropa en la habitación que solía utilizar cuando se quedaba allí y ya cuando sintió que lo había dejado dormir lo suficiente, decidió despertarlo. Encendió las luces y vociferó un "¡De pie!" que estaba seguro que sus vecinos habían escuchado pero con una maldición, Yoongi simplemente se volteó y tapó la cabeza ignorándolo.
— Ya fue suficiente, es hora de atender a la visita y pararte a comer algo. — Corrió hasta la cama y se dejó caer arriba de él. — ¡Arriba! — Gritó entre risas como cuando eran aún más jóvenes y se subió sobre el colchón para dar saltos y darle pequeñas patadas que lo hicieran despertar.
Cansado y molesto, el mayor estiró su mano agarrándolo por el tobillo para hacerlo caer. Logró fácilmente su objetivo escuchando la estridente y chillona risa de su mejor amigo mientras se subía sobre él y lo miraba con seriedad.
— ¡Basta! — Espetó viendo como el contrario lentamente eliminaba la sonrisa de su rostro, frunció el ceño frente al cambio tan brusco en su expresión. Hoseok se removió inquieto y fue entonces que se dio cuenta que sus entrepiernas estaban aprisionadas y que cada movimiento creaba una extraña fricción que comenzaba a causar estragos. Eran sutiles e incluso inocentes pero no se sentían como tal.
— ¡Oye tú, ya está bueno! Déjame ir, si quieres saltarte la comida ya será cosa tuya. — Inquirió nervioso porque no estaba familiarizado con la mirada que Yoongi le estaba dando, no era la primera vez que la veía pero sí la primera que iba dirigida a él y por alguna razón eso lo inquietaba. — Suga, sal de arriba de mí ah-
Sus palabras fueron interrumpidas por unos labios que se posaron sobre los suyos. ¿Qué mierda le estaba ocurriendo a Min? Abrió sus ojos sorprendido e intentó removerse para salir de allí pero este simplemente se sentó completamente aprisionándolo con sus piernas. Sus muñecas fueron sostenidas con fuerza a cada lado de su cuerpo y la lengua ajena no dejaba de batallar para entrar en él.
Extraño, no era incómodo pero sí extraño porque pese a la gran confianza entre ellos, los juegos, nalgadas a insinuaciones en broma, nunca había ocurrido nada entre ellos. Intentó llamarle la atención pero la apertura de su boca solamente logró que finalmente la lengua intrusa se abriera camino y buscara la suya, obligándole a seguir el juego. En un principio estuvo renuente a dejarse llevar, su cuerpo se tensó y realmente intentó liberarse. Sin embargo, en algún punto todos los intentos de escape cesaron y fue entregándose al demandante beso de su mejor amigo.
Su cuerpo se relajó y antes de darse cuentas, se estaban abrazando envueltos en un beso intenso y en movimientos de su cuerpo que comenzaban a exigir más de las sensaciones que los estaban recorriendo. Conocían la sexualidad del otro, Hoseok era gay, Yoongi bisexual aunque se inclinaba más hacia los hombres. Tenían algunos detalles íntimos del otro, compartieron muchas de sus experiencias. Hobi siempre fue versátil aunque las anécdotas de su amigo le indicaban que este se mantenía todo el tiempo arriba por lo que, en un rápido cálculo mental incluso llegó a pensar en todo lo que ocurriría si ambos iban hasta el final.
Tiraban de sus cabellos desesperados pero los toques eran comedidos, nunca se tocaron de forma sexual pero se reconocían, trataban al contrario como si fuesen parejas de años y se conocieran hasta lo más íntimo. En algún lado de su cerebro se iluminó la chispa que le recordó a Hoseok que era un hombre casado sin importar todo lo que estuviese pasando entre ellos, iba alejarse, iba a levantarse pero cuando sintió la boca de su amigo entre sus piernas, todo desvaneció.
Llevaba meses sin contacto íntimo, muchos más sin sentir ese deseo desbordante en su compañero. Se estaba sintiendo como en su adolescencia donde no pensaba claramente las consecuencias de sus actos. Yoongi estaba complacido viendo a su mejor amigo disfrutar con la boca, se sentía bien disfrutar él de esa forma porque lo hacía, saborear el miembro de Hoseok era un disfrute como el que no se pensó tener.
Un movimiento llevó al otro, un dedo le abrió paso a otro y antes de que los dos se diesen cuenta, los espasmos de Hobi y la presión que comenzaba a ejercer en su masculinidad mientras se corría, terminaron orillándolo a un orgasmo. Se dejó caer sobre su cuerpo, buscando desesperado su boca, fundiéndose en un abrazo y sintiéndose extrañamente completo, feliz. Ambos quedaron sumergido en ese éxtasi post sexo hasta que el mayor abrió los ojos de golpe y se separó cayendo en cuenta lo que acababa de hacer.
— ¡L-Lo siento! — Rodó por la cama en busca de su ropa interior que en algún momento se terminó de quitar. — Mierda, Hobi realmente lo siento. Yo sé que estás casado y no debí... — Frustrado pasó las manos por su cabeza mientras agitaba sus piernas, separando una y otra vez sus carcañales del suelo. — Siempre he sido una mierda pero tú no, no eres como yo y no debí arrastrarte. No sé que me pasó, siempre te he querido pero como amigo, uno apuesto y sensual pero amigo al fin y al cabo. Pero estabas en mi cama, mirándome con tu cabello revuelto, usando mi ropa, rozándome, con esos ojos tristes y yo... Simplemente me dejé llevar, ¡Dios lo siento!
No sabía qué decirle. No era solo culpa de Yoongi, a decir verdad era él quien debía ponerle un alto, era quien estaba casado pero aún así se dejó llevar y lo disfrutó tanto como él.
— Es culpa de ambos.
— Tú jamás hubieses hecho esto de no ser por mi causa. Tú estás casado, amas a tu esposo y yo estoy metido en una mierda de relación de la que no veo cómo salir. No mereces que e arrastre a toda esta pudrición.
— Yoongi...
— V-Vete. Hablemos más tarde cuando ambos podamos procesar esto, pero ahora solamente...— Exhaló frustrado. — Déjame solo.
Hobi quiso refutar, creía que era mejor dejar las cosas claras en ese momento, una vez que él saliera de allí sería para enfrentar a su esposo y contarle toda la verdad pero sentía que antes de eso debía conversar ellos dos. No quería que su amistas se viese afectada por lo que acababa de pasar porque ya se había hecho a la idea de perder a su esposo pero no se imaginaba sin Yoongi también en su vida. No obstante, recogió la mano que se extendía para acariciarlo y buscando su ropa se vistió y salió de la habitación.
Ya se había duchado, vestido, estaba a punto de abrir la puerta de casa de su mejor amigo cuando sintió unos brazos rodearlo y un rostro perderse en su espalda dejando salir algunos sollozos. Permaneció tranquilo, limitándose a dejar el manubrio de la puerta para con sus manos acariciar las de Yoongi.
— No te vayas ahora, no te vayas hoy. Por ahora comamos juntos y más tarde podemos hablar de lo ocurrido. — Afianzó el abrazo queriendo evitar que Hoseok se fuera. Recordaba como la última vez que alguien se fue así, no regresó más a su vida. Así perdió a Jimin y no quería que le ocurriese lo mismo con Hobi, con él no. — Te necesito, hyung.
— ¿Por qué me dices hyung cuando el mayor aquí eres tú? — Rió conmovido, dándose la vuelta para hacerle frente. — Parece mentira que el gran Min Yoongi mi llame así.
— ¡Yah! No comiences a burlarte, por eso no puedo ser bueno. — Se alejó de golpe y caminó hacia la cocina. — ¿Cuál fue el sancocho que cocinaste?
No sabía qué iba hacer ahora que había sucedido aquello, quería pedirle a Yoongi que actuase como si nada hubiese ocurrido y rogar por que su esposo lo perdonara aunque, si se era sincero, él no lo hacía y creía absurdo seguir alargando algo cuando incluso había terminado entregándose a su mejor amigo. Lo peor, no se arrepentía, muy por el contrario. Ahora lo veía moverse de un lado a otro y era como si un velo hubiese desaparecido, dejándolo ver cosas que antes se empeñaba en no ver.
+++
— ¿Qué regalos recibirá un hombre como él? — Escuchó comentar a su secretaria reunida con otras dos jóvenes en el pasillo. — El presidente lo tiene todo, qué más podrían regalarle.
— Tampoco hace fiestas o lo celebra, en los cinco años que llevo aquí creo que solamente una vez lo celebró. — Mencionó otra mientras daba un sorbo a su café.
— ¿Se puede saber de qué hablan en horario de trabajo cuando todos deberían estar en sus sitios? — Interrumpió Jimin tomándolas de sorpresa. su secretaria no sabía dónde meterse y simplemente enmudeció frente a su jefe. — ¿Ninguna me piensa decir quién no celebra qué?
Hubo un silencio algo extenso pero, luego de que una de las mujeres — no tan discretamente — empujase a su secretaria para hablar, esta finalmente se decidió.
— Señor Park, nosotros estábamos hablando del presidente de la compañía ya que hoy cumpleaños. Es todo un enigma para los trabajadores y siempre da de que hablar. Pero yo siento mucho haberme demorado de más en busca de mi café.— Apresuró a disculparse y tras despedirse, se alejó apresuradamente, siendo imitada por las otras dos chicas.
Se quedó parado sin saber qué hacer. No eran novios o estaban en algún tipo de relación seria, aún así sentía mal no regalarle nada en su día o al menos felicitarlo correctamente. Realmente no sabía mucho de ese hombre, ni siquiera la fecha de su cumpleaños. En esos momentos no podía abandonar la empresa a salir a comprar algo cuando para empezar, no tenía la más remota idea de qué darle. A eso debía de añadirle que en aproximadamente una hora debía reunirse para mostrar los avances de la nueva aplicación que saldría en los próximos equipos y dispositivos inteligentes.
Con una mano en su bolsillo y la otra sosteniendo su café mientras nadaba en pensamientos, caminó hasta su oficina. Colocó el recipiente sobre su mesa antes de apresurarse a buscar el móvil. Quizás era demasiado pronto escribirle nuevamente, recién tenía su número y no quería que pensara que lo atosigaba pero a su vez, era a donde único podía recurrir en esos momentos. Se sentiría culpable si sabiendo que es su cumpleaños no le escribe al menos un pequeño texto. Muerde sus labios pensativo, no sabía qué escribir. No quería nada intenso, tampoco muy dulce o que pareciese alguien desesperado que quiere utilizar su día como ventaja. Tampoco demasiado serio o formal porque de esos sabía que había recibido suficientes.
Me acabo de enterar que hoy cumple años y me siento culpable de no haber conocido esa información con anterioridad. No obstante, le deseo muchas felicidades y espero que esté teniendo un hermoso día. Que su vida no se llene de años vacíos y solitarios, que cada día sea llenado de vida. Deseo que pueda mostrar más seguido su hermosa sonrisa y que cumpla muchísimos más para que siga deleitándonos con ella.
No suele ser un día muy importante por eso no lo divulgo, es uno como otro cualquiera. Aún así, te agradezco porque te hayas tomado un segundo de tu tiempo para felicitarme. Gracias por el lindo mensaje y si bien no estoy seguro de poder deleitar a todos con mi sonrisa, estoy seguro que al menos a ti podré complacerte.
Ambos miras sus celulares sonrientes pero no vuelven a escribir, todo se queda ahí. Jimin quería invitarlo a salir al menos pero era viernes y debía recoger a Mila, le prometió que la llevaría a pasear, no podía cancelar una cita con su hija.
💙💙💙
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