Capítulo 23
Ansioso, confundido y hasta cierto punto preocupado. No existía una explicación concreta que le explicara su actitud un tanto repentina. Dos semanas y escasos días habían transcurrido desde el momento en el que Jimin se volvió a cruzar en su vida y todas las cosas raras que estaban ocurriendo en su cabeza y personalidad eran un tanto desconcertantes. Habían algunos hechos irrefutables que podían estar influyendo.
Para comenzar, desde un comienzo el intercambio de emails con él fueron diferente, ese chico se mostró confiado y dejando salir su lado más atrevido y coqueto con simples palabras, retándolo de forma implícita. Desde su primer encuentro las cosas fueron diferentes a sus otros encuentros ya fuesen regulares o no. Si bien no se excitó o sucedió algo trascendental a modo físico, sí hubieron cosas que fueron removidas en él. Se sintió visualmente atraído hacia ese hombre aunque no se diera cuenta, verdaderamente le gustó lo que vio desde las fotos hasta su cuerpo deshaciéndose bajo si tacto.
Para él sus clientes eran solamente un pedazo de carne en buen estado con la que él podría trabajar sin cohibiciones dejando salir su lado dominante al máximo sin quejas o cuestionamientos. Físicamente estaban en buen estado y eso le aseguraba que serían capaces de resistir sin problemas sin importar las horas que se extendiera o lo que implementara en sus sesiones. Eran los muñecos donde encajaba las agujas de su amargura, objetos que al fin y al cabo no significaban nada, como caricaturas inanimadas e insignificantes. Encuentros donde todos salían ganando, el controlaba sus monstruos y ellos gozaban de una buena experiencia con orgasmos intensos, liberándose también de todas sus prohibiciones, sin tapujos o apariencias que mantener. Como en el lenguaje empresarial se indicaba, era un win win para todos.
Sin embargo, aunque no tuvo erección alguna el primer encuentro con Jimin, mismo si no lo deseó sexualmente en aquel entonces, ese hombre lo atrapó. Le agradó todo lo que vio, como se sentía su piel, textura y temperatura, sus reacciones físicas, todo le resultó atrayente. Un mes después, experimentó por primera vez lo que era excitarse haciendo lo que desde hacía cinco años venía haciendo de forma rutinaria. Se masturbó, otra cosa que tampoco hacía normalmente. Podría ser difícil de creer que un hombre como él no tuviese necesidades físicas que cumplir pero lo cierto era que muy rara vez le ocurrían.
No sabía si la excusa y verdadera respuesta a eso era su exceso de trabajo o desinterés en el sexo. Antes de acudir a Taehyung como psicólogo, había tenido varios anteriormente y en varias ocasiones le dijeron que podía se una persona asexual, que cumplía con todas las características para ello, que debía considerarlo como una identidad y preferencia sexual, lo asimiló pero jamás se identificó de esa forma.
Sus parejas sexuales en sus treinta y dos años se reducían a una mujer con la que intentó tener una relación sin éxito que se rompió luego de tres meses en los que solamente pudo hacer tiempo para verla cinco veces y en las que tuvieron sexo solo una vez. Kim Seokjin, la única persona con la que tuvo más de un encuentro íntimo, fueron dos las veces en las que intimaron bajo las reglas de Namjoon pero nada trascendental, nada que lo hiciera sentir aunque sea pasión o lujuria momentánea. El último fue su primera experiencia cuando estaba en la universidad y si era sincero, no se acordaba ni el nombre ni el aspecto que tenía esa persona. Se refugió en el alcohol y con este buscó la valentía para consumar el acto.
En cambio con Jimin, hasta las veces que se tocó pensando en él fueron diferentes. Desconocía su nombre pero no olvidaba el más mínimo detalle referente a él. Podría ser aquel primer beso el detonante y causante de todas esas cosas que lo llevaron a desearlo más hasta el punto de necesitarlo fervientemente en sus sábanas. Mas si era sincero, todo esa atracción estuvo allí desde el día uno. No se dio cuenta en un comienzo pero con él el control se esfumaba o pedía vacaciones. Siempre terminaba cediendo en algo o rompiendo alguna regla.
No supo qué lo llevó a contestarle tan rápidamente para esclarecerle que no tenía ninguna relación, con su silencio le confirmaba que había sido una torpeza de su parte pero aún así no tenía interés alguno en detener lo que fuera que le estuviese ocurriendo. Era un nuevo mundo inexplorado en el que temía perderse pero en el que no le faltaba las agallas para incursionarse.
Estaba tan concentrado en sus pensamientos que perdía las miradas furtivas que su acompañante le regalaba de soslayo y de forma directa también. No tenía dudas, a diferencia de Namjoon él sí podía reconocer sus sentimientos. Sabía lo que le estaba pasando y no era un secreto que desde hacía más de un año le gustaba ese hombre. ¿Para qué mentir? Le gustó desde el instante en que lo vio abrir la puerta para su primer encuentro.
No obstante, muchas cosas lo estaban atormentando. Si tan sólo se hubiesen podido tener algo casual desde un inicio, podían no haber estado sentados en las penumbras de aquel vehículo con el corazón a mil por horas aunque sus semblantes fueran tan mansos como mar en calma. Quizá de haberse conocido de esa forma él hubiera actuado como quisiera y detenerse a su conveniencia.
No le hubiera preocupado nada de eso si lo hubiera conocido como a sus rollos de una noche a través de alguna aplicación de citas — que no eran más que una fallada porque bien sabían al menos el noventa y cinco por ciento de los usuarios, que esos encuentros eran para tener sexo y luego su te vi no me acuerdo — o tal vez si se hubiesen conocido por un amigo en común.
Si Namjoon fuese el típico hombre con el que se tiene una aventura de una noche o escasas horas, él no se encontraría en ese preciso momento teniendo unos pensamientos tan egoístas. Tanto, que ni siquiera pudo seguirle el hilo a la conversación luego de que le confesase que no tenía una relación con nadie. Al menos de forma seria, claro estaba porque podía estarse viendo con cualquiera, mínimo con otros de sus clientes, mas eso no era importante en ese instante.
Exceptuando a Min Yoongi, todas sus relaciones habían comenzado de esa forma y por lo tanto terminado igual. Todas, excepto otra más pero no era lo que se podía llamar "una relación" precisamente. Todas fueron como utensilios desechables. Envolturas de comida instantánea a las que le quitaba la envoltura para decorar un contenido que no siempre le agradaba, escupía o lo tragaba dependiendo de la situación para terminar echándola a la basura como todos.
Un paso más o uno menos pero todos eran iguales. Era un ciclo interminable que parecía no tener fin, así había vivido toda su vida y ahora, a semanas de cumplir treinta años se preguntaba si tenía el derecho a aspirar a algo más. Quería hacerlo, quería aspirar al hombre que tenía al lado pero temía que eso fuera muy codicioso de su parte.
— ¡Llegamos! — Exclamó risueño dejando oculto bajo la capa de su sonrisa todos aquellos pensamientos. Namjoon sonrió de la misma forma y pensó que rara vez lo había visto sonreír de forma tan natural. Lucía incluso mucho más joven de esa forma. — Este es el sitio. — Le señaló su destino y ambos miraron por el parabrisas. — Hay un estacionamiento subterráneo no muy lejos de aquí, como estamos en el centro de Munich y esta es una avenida principal, el aparcamiento está prohibido.
— Sí, ya sé donde estamos. — Musitó Namjoon poniéndose nuevamente en marcha.
Con Jimin de repente se sentía curioso y secretamente emocionado. Era como fijar a un país por primera vez o aprender un nuevo idioma. Quería conocer cada detalle, aprender el significado de las palabras nuevas o visitar más allá de los sitios comunes para los turistas. Caminar por calles desconocidas admirando la belleza. Sin querer enamorarse demasiado de la ciudad porque porque siempre invadía la tristeza cuando el momento de decir adiós llegaba pero de igual forma feliz y animado por el próximo destino, disfrutando de todas las exquisiteces que el lugar le ofrecía.
Aún así, era más complejo porque a diferencia de los viajes o las cosas materiales, involucrarse física y sentimentalmente con alguien era muy diferente. Miles de preguntas volvían a llegar a su cabeza, las mismas que desde que fueron al Atelier rondaban incesantes. ¿Cómo empezaban y terminaban las personas las relaciones? ¿Cómo gustaban de alguien para luego decirle adiós? ¿Qué significaba gustar de alguien normalmente? ¿Cómo abrirse para una segunda persona si no podía abrirse completamente consigo mismo?
— ¿Qué es este sitio? — Preguntó el mayor admirando la fachada que no le transmitía nada. Cristales que no dejaban ver absolutamente nada a causa de negras y tupidas cortinas con un pequeño letrero luminoso en la puerta que decía "GEÖFFNET - OPEN - YEOLDA" en alemán, inglés y coreano dejaban claro que estaban abiertos. — ¿Son coreanos?
— Así es. — Sonrió acercándose a Namjoon. — Creo que te gustará porque una vez que atravesemos esa puerta será como estar en nuestro país natal. Es muy cálido, tranquilo y con un ambiente muy familiar.
Extendió su mano y el contrario lo miró algo confundido, sonrió como si de un niño que invitaba a otro para hacer una travesura se tratase y agitó sus dedos para invitarlo nuevamente. Dudó unos segundos pero finalmente imitó la acción y estiró su mano hasta agarrar la de Jimin. Complacido le guiño un ojo a su jefe y este no supo hacia dónde mirar, causando que el menor lanzara na carcajada y tirase de él para finalmente entrar al lugar.
Estaba decorado como una sala de karaoke pero aunque sí habían rocolas de música, el lugar estaba dividido en dos partes. A la entrada había una barra donde un matrimonio de personas mayores aguardaban sonrientes y varias mesas. Luego habían más cortinas negras, cuando las atravesaron, Namjoon pudo ver finalmente que aquello eran como pequeñas salas de cine donde pasaban únicamente películas coreanas ya fueran antiguas o modernas. Según lo que la señora le explicó tenían las más actuales, una vez que los cines dejaran de estrenarlas, una semana después ellos las tenían con una excelente calidad para el disfrute de sus clientes.
— Pueden escoger el espacio que más les guste y si desean algo pueden escogerlo en el tablet que allí se encuentran, los presos y todos están claramente visibles. Pidan lo que deseen y nosotros se lo traeremos a la brevedad. — Hablaba la señora puesto que el marido se había quedado vigilando la entrada. — También en el aparato encontrarán el catálogo de películas, todas son películas coreanas pero cuentan con subtítulos en inglés y alemán.
— Es mi segunda vez aquí y realmente me encanta. Muchas gracias por todo, lo usaremos bien. — Respondió Jimin mirando de soslayo como su acompañante observaba todo.
— ¿Los dos son coreanos?
— Así es. — Confirmó y Namjoon también asintió. — Ambos llevamos muchos años establecidos aquí pero somos coreanos.
— Parecen actores estos chicos, ídolos, que están en la industria del entretenimiento. Los dos son muy atractivos.
Luego de otras pocas preguntas, la señora finalmente se retiró dejándolos solos y Namjoon no pudo evitar soltar un suspiro de alivio al que el menor respondió con una risa. Acomodaron sus sacos de trabajo y se dirigieron al amplio y cómodo sofá negro, que también era plegable para mayor comodidad.
El presidente jamás había tenido el tiempo para ir a un cine en toda su vida, ni siquiera fue de niño. Menos tenía el conocimiento de esa clase de salas cinematográficas, con restaurante incluido en algún lugar de Munich. Miró su reloj antes de sentarse y se recordó de que dentro de treinta minutos tenía una sesión programada. Miró al rubio y apretó su puño con nerviosismo, iba hacer otra cosa por primera vez a causa de ese hombre.
Solamente ese día, había roto como mínimo una decena de sus reglas auto-impuestas. No podía creerse que cancelaría una cita; ya cuando ellos estuvieron encontrándose redujo considerablemente sus citas, rechazó a varias pero hasta el momento no había cancelado ninguna porque no le gustaba faltar a sus compromisos una vez hechos.
— ¿Puedes ir escogiendo la película? — Jimin lo miró inquisitivo. — Si deseas también puedes ir pidiendo algo por los dos ya que yo debo salir un momento para escribir un correo, es importante pero regreso enseguida.
El rubio asintió un tanto incómodo. — Claro, puedes ir a escribir con calma. No tengo problema para esperarte y escoger juntos, se supone que es para pasar el tiempo los dos y no yo solo. — El mayor apretó su teléfono porque por alguna razón sus palabras lo hicieron sentir inquieto. — Ve, yo te espero.
Jimin lo vio salir y quitándose su corbata como si esta tuviese la culpa de algo, se dejó caer en el sofá. Ni siquiera iba a realizar una llamada y aún así salió para escribir un mísero correo que él no iba a leer. Sin decirle, solamente mirando la hora, podía adivinar que podría ser un correo como los que ellos habían intercambiado meses atrás. Uno de sus clientes. Apretó sus ojos y los abrió con una sonrisa, no tenía motivos o potestad para sentirse molesto por eso. Estaba ahí para disfrutar una noche agradable y eso haría.
Cinco minutos más tarde el mayor se encontraba de regreso después de haber escrito un correo postergando la sesión para otro día del agrado de su cliente, fue lo menos que pudo hacer. Ya su acompañante había pedido la bebida, una botella de vino tinto que no era nada despreciable o barata junto a dos pulcras copas yacían sobre la mesilla. Viendo que su acompañante no tenía corbata, él también decidió hacer lo mismo y ponerse ligeramente más cómodo.
— ¿Pudiste escribir tu correo? — Preguntó entregándole una copa y Namjoon asintió observándolo. — Entonces le pido presidente Kim, que por el tiempo que permanezcamos aquí, apague su teléfono. ¿Cree que sea posible?
Eso había sido extraño, lo tomó por sorpresa pero tras sopesarlo unos segundos asintió. "A frozen flower" fue el título de la película que ambos decidieron escoger. Ambos se sintieron atraídos por el tiempo de ambientación ya que era un drama histórico, a eso, había que sumar la trama. Una historia erótica que surgió durante la dinastía Goryeo en donde un rey tiene una relación con su guardaespaldas. No estaba estrictamente basada en hechos históricos pero sí contaba con algunos hechos reales y para ambos, la temática era llamativa e interesante.
En algún punto de la película donde los dos estaban completamente ensimismados, todo el cuerpo de Namjoon se tensó cuando sintió una cabeza sobre su hombro al mismo tiempo que su mano volvía a entrelazarse con la contraria. Le costó un poco relajarse, Jimin era la primera persona que se le había acercado tanto apartando de su hermanito y no sabía muy bien cómo reaccionar. No lo estaba tocando directamente, tampoco habían establecido un contrato como en sus sesiones y, pese a que por segundos lo hizo contener su respiración y removerse inquieto, le agradaba ese momento.
— ¿Te incomodo? — Cuestionó el rubio con la mirada fija en la pantalla.
— No lo haces, simplemente me tomaste por sorpresa. — Tragó saliva mirando de reojo como la tenue luz se reflejaba en su rostro resaltando sus párpados nariz y boca. — ¿Estás tú cómodo?
— La verdad es que sí. Tu hombro es cómodo y tu brazo también, se siente bien la calidez de tus manos. — Habló casualmente causando que su acompañante sufriera un pequeño ataque de ansiedad que duró un segundo en donde una tos se le escapó. — Esto es algo que sigue pasando en la actualidad.
— ¿De qué hablas?
— La presión social y las expectativas de las personas te llevan a veces hacer cosas que pueden resultar fatales. Por la urgencia de una descendencia que continuara con la dinastía, el estúpido del rey lanzó al hombre que amaba a los brazos de su mujer y claro estaba, estos terminaron gustándose más de lo debido. La mente y las emociones del ser humano son tan complicados y a la vez tan volubles que se pueden ver sacudidos y afectados con facilidad simplemente con una opinión.
— No sé de las personas pero no es mi caso. — Miró sus entrelazadas manos y sonrió antes de volver a mirar a la pantalla. — Ya sea en los negocios o mi vida privada, tomo en consideración la opinión de los demás pero lo que yo creo correcto y quiero, no lo dejo ir por complacer a nadie más. Lo mismo si se tratara de una relación con la que nadie está de acuerdo, podrán decir misa, hacer y deshacer pero a no ser que la persona que está conmigo deje de tener sentimientos por mí, yo no la terminaría. Todos se pueden ir a la mierda literalmente.
— Es muy fácil para ti decirlo pero la realidad es diferente.
— Ser el presidente de una compañía no me hace exento de presiones y obligaciones muy por el contrario. Simplemente que no dejo que otros dicten mi vida. Aunque sí, supongo que cada persona es diferente.
Jimin lo observó rápidamente antes de volver a centrarse en el filme. Ya hubiese querido él un pasado e incluso en el presente tener la mitad de fuerza y confianza que parecía desbordar Namjoon. Todavía seguía agachando la cabeza frente a su familia, a veces solo por el agradecimiento de haber sido adoptado por ellos.
— ¿Estás de acuerdo con la actitud del rey? ¿Qué te pareció el final? — Preguntó Jimin tomando distancia de Namjoon cuando la película concluyó, bebiendo a su vez lo último que quedaba en su copa de vino. Se la había bebido casi en su totalidad puesto que el mayor solamente bebió una copa por estar conduciendo.
— No creo actuar como él pero no lo culpo. No todas las personas tienen la misma racionalidad, cada persona es diferente y frente a ese tipo de situaciones, es muy difícil saber con exactitud cómo se actuará. Hay personas que cuando descubren que la persona que aman lo engaña pueden caer en una depresión tan grande que incluso se quitan la vida. Otras cierran sus sentimientos para todos, otros como el rey se vuelven medio locos y agresivos. — Tomó su corbata y comenzó a colocársela con precisión pero al no tener un espejo no estaba seguro de cómo se veía. — El final muestra todo lo que el rey soñaba plasmado en un pintura, sus sentimientos por ese hombre eran tan intensas que traspasaron la línea de la sanidad.
— ¿Puedo? — Namjoon lo miró confundido a verlo estirar sus manos. — La corbata está torcida. ¿Puedo arreglarla? solamente voy a enderezarte la corbata, no pienso tocarte. — Aclaró al verlo fruncir el ceño con inseguridad. El mayor terminó aceptando y aguantando la respiración en los segundos que Jimin tardó en enderezarla. — Dices que no crees actuar como él pero nunca se sabe como uno reaccionará frente a una situación hasta que la vive.
— Eso es cierto pero para comenzar, estamos en un siglo donde aún con todo el poder que tengo no soy rey y no puedo mandar a matar a media nación. Él perdonó la infidelidad por amor y aunque no comparto su idea, no lo juzgo. Sin embargo, cuando volvió a ver al hombre que amaba siéndole infiel con la misma persona, enloqueció. Yo para comenzar no hubiera permitido que mi hombre fue ni siquiera cerca de la cama de alguien más por la razón que fuese pero, si este termina siéndome infiel, si no me ama. Que le vaya bien y bonito a mi lado no lo quiero. ¿Por lástima, compasión o simple obligación? Prefiero vivir como hasta ahora sin complicarme la existencia con nadie.
Eran tantas las cosas de su vida a las que la respuesta de Namjoon hizo referencia, fueron tan rápidas y seguras sus palabras, principalmente su última oración, que sintió extrañamente un nudo crearse en su garganta.
— Sin embargo, una cosa es lo que uno se plantea y quiere, otras las que ocurren. Preferiría vivir como hasta ahora sin complicaciones pero heme aquí. Complicándome con un rubio atrevido... — Expresó agarrando la mano de un dislocado Jimin. — ¿Nos vamos?
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