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Capítulo 21

— ¿Te encuentras bien, hyung?

Aquella voz que sintió a su espalda lo sorprendió, había estado deseando hacerlo todo e irse antes de volverse a encontrar con él pero parecía que no fue suficiente. Siguió actuando con la mayor naturalidad con la que pudo pues, aunque quisiese, no podía ignorar el hecho de que había tenido sexo con ese menor que le hablaba como siempre de forma tan casual y tranquila.

— Todo bien, Soobin. Veo que ya te vas, espero que tengas un buen día. — Este lo miró deseando decirle alguna otra cosa pero sabía que no podía forzar el trato después de lo ocurrido. Le prometió que lo ocurrido la noche anterior quedaría en el olvido y así sería.

— Me alegro entonces. Espero que tengas un buen día yo me estaré yendo. Cuídate. — Le regaló una tímida pero amplia sonrisa y se encaminó hacia el elevador sin volver a voltearse.

Solo hasta después de verlo desaparecer tras aquellas puertas, Jackson del escapar el aire contenido. Dejó de organizar papeles que no necesitaban orden alguno, frotó su rostro con fuerza y se dejó caer en su asiento. Era estúpido a su edad estar pasando por esas incomodidades absurdas que lo desestabilizaban emocionalmente. Apagó con rapidez su ordenador y cuando finalmente se levantó con su portafolio para retirarse, chocó de frente contra su jefe.

— ¿Todavía aquí, Wang?

— Debía terminar algunos trabajos que no estaban finalizados e iba a preguntarle si ya que terminé todo lo que urgía hoy puedo tomarme el día de mañana. — Preguntó alejándose con urgencia de se cuerpo, pudo notar como Namjoon se tensó con incomodidad por la repentina cercanía. — Claro, si no es inconveniente.

— Ya te dije que incluso podías ausentarte una semana. Ven simplemente cuando te sientas mejor.

— Gracias. — Asintió con una sonrisa que fue aceptada con amabilidad. — ¿Ya se va?

Según los planes del día Namjoon no estaba previsto a marcharse hasta casi la noche pero su portafolio y saco demostraban que haría lo contrario. Era extraño que con lo que al trabajo respetaba este hiciera algún cambio sin avisar. Quizás tendría una reunión programada para último momento y si era importante su deber era marchar con él.

— Si me necesita puedo ir con usted.

— No te necesito, es algo personal que debo atender con cierta urgencia.

Jackson asintió tomando también sus pertenencias. Se adentraron juntos en el ascensor, como de costumbre Namjooon rectificó su aspecto siendo observado de soslayo mientras su asistente presionaba el botón que los llevaría a la salida. Sin embargo el presidente presionó otro dejando a un estupefacto Jackson cuando este salió en el piso marcado.

El CEO de la compañía había pensado mucho en el tema, sabía que no tenía derecho hacer suposiciones o cuestionar las acciones de su más reciente empleado pero aún así quería hablar con él. El viernes por obvias razones no pudieron conversar cómodamente, terminaron cancelando sus planes y el sábado bueno, el sábado lo vio acaramelado con aquel sujeto. Ahora quería preguntarle personalmente a Jimin sobre lo que había visto de forma sutil y para ello lo invitaría a cenar nuevamente esa tarde.

Todos se agitaron y sorprendieron al verlo caminar por los pasillos, él era casi un fantasma que se veía en el piso de entrada solamente cuando llegaba o se retiraba. Verlo caminar fuera de una ocasión especial ya con su portafolio y todo en mano estaba creando curiosidad. Sin detenerse a saludos o devolver los saludos que le eran dado, caminó por toda la novena planta hasta llegar al final del pasillo donde se encontraba la oficina de Park, sin embargo todo estaba apagado y sin rastros de este.

— ¿Busca al señor Park? — Se apresuró a preguntar cortésmente la secretaria del buscado. Namjoon simplemente asintió mirando a su alrededor. — El señor Wang le informó que por hoy podía retirarse y hace aproximadamente cinco minutos que así lo hizo.

— ¿Por qué no me lo dijo antes? — Cuestionó en tono molesto haciendo a la chica achicarse en su lugar cabizbaja.

Se dio la vuelta a gran velocidad y se alejó. ¿Por qué el no tenía el control sobre sus acciones? ¿Cómo día estar sucediendo algo que él no permitió? Wang no tenía ningún derecho en permitirle la prematura salida de su empresa. Bueno, quizás sí pero debían contar con él que era el superior inmediato de Park Jimin.

Las puertas del ascensor no se habían terminado de abrir cuando Namjoon ya las atravesaba. Su gran tamaño y porte resaltaba junto a sus pasos en aquel recibidor, captando la mayoría de las vistas. Una vez fuera observó a su alrededor pero no veía rastro de Park, fue entonces que pensó que lo más probable era que se hubiera ido siguiendo el mismo recorrido de la última vez. Caminó apresuradamente hacia donde se encontraba su chofer de emergencia para cuando Jackson no estaba.

Este con su traje lo aguardaba frente al segundo auto designado exclusivamente para la presidencia, para llevarlo a donde se le ordenara, mas el presidente solamente exigió las llaves y tras decirle que conduciría por cuenta propia, bordeó el vehículo. Se sentó precipitadamente en el asiento del conductor, tiró su portafolio a la parte trasera y no al asiento del copiloto como acostumbraba e incluso antes de terminar de abrocharse su cinturón pisó el acelerador. No había realmente urgencia alguna pero él no quería extender más ese momento.

Condujo a gran velocidad, una que alcanzó en un corto tramo sin dejar de ver a los lados buscando a Park Jimin. Pensó que no lo encontraría que sería tarde pero sí lo hizo. Este aguardaba frente a un automóvil negro estacionado a unas cuadras de la oficina abrazado al mismo chico castaño con quien lo vio en el restaurante. Aminoró la velocidad con su ceño fruncido contemplando la escena, vio al rubio siendo nalgueado una vez que el otro le abrió la puerta para que entrara. Sus nudillos se emblanquecieron debido a la fuerza con la que sostuvo el timón viendo como los contrarios se ponían en marcha.

Disminuyó la velocidad a tal punto que terminó estacionándose unos escasos metros más adelante. ¿Park Jimin y ese sujeto realmente tenían algo? Si era así no era de su incumbencia pero, ¿por qué lo mortificaba? Bufó molesto apretando sus ojos como si no quisiera ver nada más que la oscuridad que sus cerrados párpados le brindaban. Liberó el timón y se recostó al espaldar de su asiento removiendo sus gafas para acariciar el puente de su nariz. Tomó su celular, tecleó algo y tras confirmar la hora volvió a ponerse en marcha.

— Es la primera vez que vengo a esta zona en todos los años que llevo viviendo aquí en Munich. — Murmuraba Taemin abriendo demás su boca para que su amigo colocara en su boca un Butterpretzel, mordió un trozo e hizo una mueca para que este también comiera de ahí. — Es impresionante ver tu empresa, tenía curiosidad. Realmente no me puedo creer que terminaras envuelto con el presidente de KNJ Enterprises.

— Ay por favor, no me lo recuerdes. Ese hombre es un dolor de cabeza, he retomado la decisión de olvidarlo y dejar todo aquello como un muy buen polvo.

— Claro porque te funcionó tan bien todos estos meses. — Se burló. — ¿A mi casa?

— No, debo ayudar a Mila con algo así que llévame a la mía.

— No entiendo por qué no utilizas tu automóvil. Lo tienes como una figura decorativa que rara vez sacas. — Negó con la cabeza cambiando el rumbo.

— Porque prefiero tener un chofer designado como tú. — Le lanzó un trozo de Pretzel. Tomó su teléfono y colocó en el buscador el nombre de su jefe y justo como las veces anteriores, no encontró ninguna, al menos no una donde se le viera el rostro correctamente. Abrió la página de descontrol.cum y permaneció mirando lo que ahora sabía que eran sus manos y no una foto cualquiera que utilizaron para la portada del sitio. Esas malditas manos que pusieron su mando de cabeza desde la primera vez que las sintió. — ¡Idiota!

+++

Terminaba de preparar la habitación donde llevaría a cabo su próxima sesión cuando el timbre le avisó que su nuevo cliente había acabado de llegar. Le echó un último vistazo para controlar que todo estuviese en su sitio y tras enderezar unos centímetros la alfombra, se decidió abrir la puerta. La imagen que apareció frente a él, definitivamente no era la esperada. Miró a su alrededor para cerciorarse que no había ningún y viendo que todo parecía estar en orden, le permitió la entrada algo dudoso.

— ¡Vaya, no luces como te imaginé! — Mencionó el chico con una sonrisa estudiando todo el físico de Namjoon y el lugar.

— Esa es una expresión que pudo hacer propia. — Lo miró confundido y algo molesto al darse cuenta que quien tenía delante de él coincidía en el físico de la foto pero no su rostro. No había notado ese pequeño detalle que pasó por alto, quizás por el ofuscamiento que tenía en el momento que aceptó ese imprevisto encuentro dos horas atrás. — ¿Qué edad tienes?

— Tengo dieciocho años.

— Bien, entonces puedes pasarme tu identificación ahora que vamos a firmar el contrato, — dijo Namjoon dirigiéndolo a la mesa. El chico se paralizó y sabiendo ya el porqué se volteó con su ceja izquierda elevada. — ¿Hay algún problema?

— N-No decía nada acerca de mostrar la identificación.

— Es un protocolo de seguridad, después de un año los datos se eliminarán, no necesito ver otra cosa que no sea tu nombre para cotejarlo.

Él realmente no necesitaba los nombres debido a que la firma del mismo era con huellas digitales que solamente se procesarían en caso de algún problema realmente serio, algo común cuando se hacían ese tipo de actividades, más en Alemania. El chico dio dos pasos hacia atrás y Namjoon frotó su sien.

— ¡Dime tu edad ahora! — Exclamó sobresaltando al evidentemente menor de edad.

— Die-diecisiete. Pronto cumplo dieciocho, de verdad, te lo puedo mostrar.

— ¡Oh Gott! ¡Oh Dios! — Repitió varias veces. — ¿Sabes en el problema que me estás metiendo en estos momentos. ¿Qué haces aquí solicitando los servicios de un extraño que tú nunca has visto? ¿Sabes lo peligroso que ha sido esto?

— Y-Yo sabía que eras de fiar por todos los comentarios de tu página. — Se atrevió a decir algo cohibido.

— Eso puede ser falsificado, pude haber creado cuentas falsas y dejar comentarios como esos para atraer a chicos como tú. ¿Cómo puedes fiarte del internet de esa forma?

Namjoon sabía que un chico de diecisiete años no era un niño pero odiaba cuando los adolescentes actuaban de forma tan precipitada sin contemplar las consecuencias que sus actos podrían desatar.

— A ver no soy virgen y no sería mi primera vez con alguien mayor de edad. Lo único es que siempre me utilizan para tener sexo pero nadie se preocupa por saber si realmente me vengo o no. No hay cuidados o mismos, cosas que tus videos me transmitieron. Fue por eso que vine aquí porque deseaba por un momento sentirme así aunque fuera solamente con tus manos.

Algo ofuscado Namjoon pasó las manos por su cabello mirando al chico que seguía allí parado con los ojos cristalizados. Verlo era como ver a su hermanito y no podía evitar que su corazón se estrujase de solo imaginarlo en su misma situación. Se acercó a él y con calma lo invitó a sentarse, le ofreció un poco de Apfelschorle y se sentó frente a él con una distancia prudente. Esperó a que se lo bebiera y entonces sonrió volviendo a rellenar su vaso una vez que notó que este había dejado de temblar.

— Recién vas a cumplir dieciocho años, tienes una vida por delante e innumerables experiencias que podrás vivir, personas que podrán hacerte sentir todo eso que desees. — Notó que el chico iba a refutar sus palabras pero su mirada fue suficiente para hacerlo callar. — Yo no puedo ayudarte con ello, aún no cumples la mayoría de edad, pueden faltarte pocos meses, pero no eres adulto aún. Principalmente adulto de cerebro, no solo en tus documentos.  Sin embargo, te ofrezco algo.

—¿Puedo venir cuando cumpla la mayoría de edad?

— No es eso lo que te voy a ofrecer. — Sonrió viendo la cara de decepción del menor. — Si necesitas a alguien para hablar de tus problemas o un amigo, me ofreceré para serlo.

— ¿Hablas en serio? — Namjoon asintió y este lo miró con una mueca. — Esto es raro.

— No más raro que lo que viniste hacer hoy. Así que toma algo que no le ofrezco a nadie o vete sin más, esto es todo lo que puedo ofrecerte.

Estuvieron hablando durando casi una hora como si fuese una conversación que entablaba con Soobin. El menor quiso pagarle por hacerlo perder su tiempo pero como era de esperarse él no se lo permitió. En cambio llamó un taxi que el mismo pagó para que este se fuera a su casa, despidiéndolo con un apretón de manos y una sonrisa. Se adentró en la residencia y se dejó caer en el sofá sin poder creer lo que le había ocurrido. Definitivamente ese no era su día, pensó canalizar toda su rabia en algún desconocido y terminó dando consejos de vida a un muchachito menor que su hermano.

Caminó hasta la cocina para buscar una botella de vino junto a una copa y subió al piso de arriba, deseaba sentarse en la terraza. Sin embargo, esa fue otra cosa que no salió según lo planeado. Esa habitación que solía ser su escape, era como un cuarto donde el recuerdo del momento vivido con Park Jimin hacían eco. Podía escuchar claramente sus gemidos, podía recordar su imagen cuando cayó en un profundo sueño. La imagen que le regaló en el momento que salió de la ducha. La plática despreocupada y risueña que tuvieron, sus besos, su sonrisa, su adiós.

— Así no hay quien pueda concentrarse, ¿no crees Namjoon? — Habló frustrado consigo mismo y se levantó de allí, volvió a colocar la botella y la copa en la oficina, tomó sus pertenencias y salió de allí con rumbo a su mansión donde no tenía recuerdos de Jimin que lo atormentaran.

No sabía si su recuerdo era porque había perdido el control con ese hombre por primera vez, si fue a causa de que fue la primera persona con la que realmente podía decir que tuvo sexo o porque era el primer cliente con el que se excitó. No sabía si era por su frescura o su despreocupada sonrisa, si era por esos ojos que lo juzgaban y defendían a la misma vez o si simplemente era por el hecho de ser Park Jimin.

+++

Había conseguido  parte de su sueño, estaba en una gran empresa desarrollando dos programas simultáneamente. Llevaba a cabo el proyecto "Innovation" con el cual ganó el puesto e iba a ser patrocinado, mientras que el otro era su primera asignación especial dentro de la compañía. Ambos consumían todo su tiempo pero se sentía complacido. Amaba su trabajo, su oficina, la vista de esta, todo en general.

Laboralmente su vida estaba finalmente encarrilándose aunque no pudiera decir lo mismo de la personal. Su vida personal era un rompecabezas que no sabía por dónde comenzar armarlo.  Se había pasado toda la noche después de ver a su familia y Rosé, con los cuales discutió, acostado en su cama pensando en cómo estaba viviendo. No pudo evitar pensar una y otra vez en Namjoon. Estaba metido en una burbuja parecida a las que cubrían  muchos adolescente, imaginándose incluso una vida a su lado. Ninguno de los escenarios ficticios le parecieron correctos pero disfrutó cada uno de ellos, anhelando en el fondo poder vivir cualquiera de ellos aunque supiera que era imposible.

Agitó su cabeza concentrándose en la pantalla, corrigió la última numeración e imprimió los documentos de muestra que debería cotejar con los primeros realizados  en la mañana, rezando con que finalmente en teoría la numeración coincidiera. Colocó todo en una carpeta y regresó a su mesa para llamar a su secretaria, sin embargo esta no estaba en su puesto. Para variar. Se había dado cuenta que esta casi nunca estaba en su puesto de trabajo porque iba aproximadamente un minuto sí y uno no al baño, de esos en los que no iba pues se la pasaba deambulando conversando con la primera persona que se le atravesara. Solamente le bastó una semana de trabajo para poder descifrarla.

Suspiró con pesadez y se levantó para salir a llevarle personalmente esos documentos  al señor Wang. Sin embargo no tuvo que ir muy lejos, cuando avanzó varios pasos por el pasillo, pudo ver a Jackson pero no solo. Este estaba acompañado por el presidente Kim a quien no veía desde el casual encuentro en el restaurante y otro dos hombres que no conocía. Se detuvo en la intercesión con otro pasillo e inclinó para saludarlos, siendo ese el preciso momento en el que su secretaria regresaba corriendo asustada luego de oír que el presidente estaba por su piso.

Esta no divisó a Jimin por andar arreglando su gafete y menos a los altos ejecutivos que eran cubiertos por la pared. Iba corriendo a tanta velocidad que no pudo frenar a tiempo y terminó colisionando con Park, esparciendo en el suelo todos los documentos que este llevaba en sus manos.

— ¡L-lo siento, señor Park! Yo... — Enmudeció cuando miró al lado y notó a las demás personas entrando en un inminente pánico.

— Está bien, no pasa nada, por favor vaya a su puesto.

Expresó en tono firme pero algo condescendiente, maldiciéndose internamente mientras  se agachaba para comenzar a recoger todos los papeles. Estaba tan concentrado que no se percató de los firmes pero lentos pasos que fueron en su dirección. Estiró su mano para tomar una de las hojas y chocó con unos extremadamente pulidos y brillantes zapatos negros. Con lentitud, fue levantando su vista hasta encontrarse después de tanto tiempo con aquellos indescifrables ojos.

Desde esa posición se veía mucho más grande, alto e incluso atemorizante. Todo era impecable, no pudo ignorar sus perfectamente limpias y recortadas uñas, su casi dorada piel. Unos dedos de infarto, largos y gordos, las venas que en su mano resaltaban, mismas que durante todo un año le regaló incontables orgasmos.  Su traje negro a juego con sus zapatos y corbata, sortija, reloj, su cabello gris correctamente peinado, sus labios. Su vista acompañó cada movimiento de Namjoon pero no fue hasta que este estuvo agachado a su lado que reaccionó.

— Oh, presidente, no es necesario. No se preocupe por esto ya lo arreglo yo.  — Se apresuró para recoger lo que restaba pero el contrario lo hizo por él y en un aparente desinteresado movimiento, se las entregó. Sus manos no se rozaron y aún así Jimin podía jurar que las había sentido porque esa electricidad que lo recorrió no era normal. — Muchas gracias.

Namjoon asintió sin decir palabra y caminó hasta donde se encontraba la secretaria causante de todo aquel desastres, dándole una mirada que era todo menos amigable.

— La quiero en diez minutos en mi oficina.

Jackson se apresuró a llegar a su lado y evitando que los demás lo escuchasen habló, impidiendo incluso que Jimin lograra decir algo para interceder por la chica.

— Señor Kim, si desea despedirla para eso está recursos humanos. Usted no debe encargarse de eso directamente, si quiere yo me encargo personalmente.

— Le dije a ella que estuviese en mi oficina en diez minutos. No tengo que discutir mis decisiones con nadie más. Ya sea que me quiera tomar el trabajo de despedirla o no, a nadie le concierne. — Le dio la espalda a su asistente y siendo seguido por los otros sujetos, se marchó de allí.

La chica lloró desconsoladamente esos diez minutos pues ya se veía directamente en la calle y no podía echarle la culpa de eso a nadie más que a ella misma. Buscó con súplica la mirada de Jimin y este simplemente se encogió de hombros regresando a su oficina algo perdido, olvidando incluso darle al señor Wang los documentos.

La puerta de su lugar de trabajo sonó y por ello apareció su secretaria completamente pálida, quien dudaba en entrar. Ya habían pasado cinco minutos desde que ella le había dicho que iba a la oficina del presidente pero ahí estaba nuevamente.

— ¿Qué pasa que no ha ido a la oficina del presidente?

— No es eso. Yo ya fui pero lo único que hizo el CEO fue observarme y entregarme esta carpeta para usted. — Estiró su mano con cuidado y la colocó encima de la mesa.

— ¿Eso fue todo? — Ella asintió. — De acuerdo, déjeme solo y por favor que no se vuelva a repetir lo de hoy. Usted tiene un horario que cumplir, sus descansos y todo está ya establecido si necesita retirarse por algún motivo de su puesto por favor, infórmelo. No le pido que me hable cada vez que vaya al baño, pero por favor. También le agradecería que las idas al mismo disminuyeran.

— Sí, señor.

Estaba ansioso, nervioso y muriendo de la curiosidad para saber qué le había dado el presidente Kim a su secretaria. ¿Por qué no lo llamó a él directamente? Exhaló agotado, no tenía sentido preguntárselo cuando la respuesta estaba entre sus manos. Abrió con parsimonia aquella carpeta y allí vio una hoja blanca con una escritura a mano en la que también se incluía la firma y cuño del presidente.

"Debes despedir o cambiar a tu secretaria, no cumple correctamente con sus obligaciones, ya me lo habían informado.

Yo estaré trabajando hasta tarde en la oficina y sé que tú también permanecerás hasta casi la noche. No te marches sin antes pasar a verme por mi oficina, Park. Es algo importante."

— ¿Esto que cosa es? — Se preguntó volteando el papel, releyendo lo allí escrito.

Chasqueó su lengua y dejó la nota a un lado, la iba a tirar pero por alguna razón la guardó en una de las gavetas de su escritorio, era la primera y quizás última vez que veía la letra de Kim Namjoon, podía parecer tonto pero cuando lo pensó con mayor calma, se alegró de haber recibido esa nota. Le recordaba su adolescencia cuando los estudiantes solían pasarse a escondidas de sus maestros las más tontas preguntas que siempre sacaban una sonrisa y hacía más llevadero las aburridas horas de clase. Con tanta tecnología era como un fresco aire nostálgico.

Eran ya pasadas las siete de la noche cuando Jimin terminó su última modificación en un pequeño programa que necesitaría para codificar otro. Ya era extremadamente oscuro y las luces de la ciudad brillaban a la par de las estrellas. Tamborileó sus dedos sopesando y después de un buen rato, se decidió a recoger sus cosas para encaminarse a la salida. Ya en el elevador, sus manos sudaban como nunca, su trémula mano logró presionar el número doce y una vez que estuvo allí, se detuvo en el pasillo buscando respirar pues sentía que le faltaba el aire.

Varios pasos en círculo y finalmente caminó algo dubitativo hacia la oficina de Namjoon pasando de largo por la del señor Wang que ya se encontraba vacía y apagada. Se detuvo frente a su puerta, pasó las manos por su pantalón para secarlas, se peinó el cabello con los dedos y dio tres leves toques.

— Adelante. — Pudo escuchar del otro lado. Abrió la puerta con lentitud y se encontró con un Namjoon que miraba fijamente en su dirección. — Veo que ya terminaste también yo, así que ya podemos irnos juntos.

— ¿Irnos juntos a dónde?

— A comer y hablar, realmente necesito hablar contigo. — Caminó hasta su lado y tomándolo de la manos sin percatarse de la reacción de Jimin, lo arrastró hasta el ascensor.

💙💙💙
Sí, les estoy regalando una doble actualización porque estaré sin actualizar Doctor Control por aproximadamente una semana. 🙈
Espero que les haya gustado y nos vemos en el próximo capítulo.
💙💙💙

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