Capítulo 15
Como coralillo enredado donde no se podían distinguir correctamente las ramas, se encontraba la mente de Jimin mientras esperaba en la acera frente al apartamento donde el último año, el último viernes de cada mes se había encontrado con ese sujeto. Quería verlo pero también deseaba alargar el momento lo más que pudiese, después de todo, esa sería la última vez que se cruzarían. Se vio tentado a pedirle una extensión pero conociéndolo sabía perfectamente que se negaría, por ello ni siquiera perdió el tiempo en eso.
Con sus manos en sus bolsillos y sus mejillas casi congeladas por el frío, cubriendo sus orejas con la capucha de su abrigo, seguía agitándose de un lado a otro. Mentalmente se estaba llenando de valor, no tenía sentido seguir torturándose, no por más tardar las cosas serían diferentes. Miró cada lado de la calle cruzando decidido hasta aquella puerta blanca. Presionó el timbre y esperó pacientemente a que la misma se abriese, cosa que tardó menos de lo esperado.
Envuelto nuevamente en una bata negra, esta vez de terciopelo, Namjoon le abrió la puerta a la persona que había estado esperando por horas. Se contemplaron mutuamente durante pocos segundos, hasta que el mayor tiró del brazo del rubio haciéndolo entrar, trancando la puerta e incrustándolo contra esta.
Jimin no podía evitar estar sorprendido por su actitud. Jamás lo había recibido de esa forma o tratado así por lo que ver ese modo de actuar del metódico hombre que veía en cada encuentro, lo estaba confundiendo. Su mirada era diferente, justo como en su cuarta sesión, en aquel momento en el que lo cargó envuelto por la lujuria, era la misma de aquel entonces.
Sin detenerse a quitar el gorro que cubría al rubio, Namjoon sostuvo su rostro, estampándole un beso. Fue algo más que un roce de labios, sin embargo ninguno de los dos buscó ir más allá, permanecieron iguales sin romper aquel momento con el que los dos habían pensado en más de una ocasión.
— Despidámonos correctamente... — Musitó sobre los labios del menor. — Después de todo ambos hemos estado deseando esto desde hace mucho tiempo. Nunca más nos volveremos a ver pero creo que necesitamos esto. — Se atrevió a decir aquellas palabras aunque realmente era él quien lo necesitaba en su mente, mas había acertado, Jimin estaba necesitándolo tanto como él. - Sólo una cosa...
Los ojos contrarios se ampliaron expectantes, esperando las palabras que saldrían de la boca que quería volver a besar, a penas lo podía oír, simplemente seguía la mímica de sus labios.
— Justo como en nuestras sesiones, no me toques más allá de mis brazos. — El rubio asintió precipitadamente y Namjoon sonrió ante esto. — Bueno, mi cabello también, pedes tocar mi cabeza pero nada más.
Fueron muchos los días en los que se imaginó teniendo al desconocido rubio bajo su cuerpo, sin embargo existían varias cosas que se lo impedían, el contrato firmado y sus propias reglas, no quería perder el control de sus decisiones, pensamientos e instintos, todo eso ignorando otras tantas cosas que lo frenaban constantemente. Había meditado mucho acerca de la decisión que estaba tomando, era su primera vez sintiéndose atraído por alguien e incluso primera vez que su apetito sexual se despertaba de esa manera. Desde que eso hombre había entrado a su vida ese lado suyo que permanecía dormido, despertó.
El abrigo de Jimin cayó al suelo en el instante que fue quitado por aquellas desesperadas manos, mismas que fueron tirando de su cuerpo mientras se aferraba a los cabellos de aquel sujeto. No entendía qué estaba pasando pero no era el momento para cuestionárselo. Como si el suéter que él llevaba no existiera, el doctor devoraba su cuello con vehemencia. Sus labios una vez mas se encontraron y juró internamente que podía perderse en ella eternamente. Tenía un doctorado en alocar su anatomía y pensamientos con solo un toque o beso.
En su mente estaba preparado para caminar hacia la habitación que siempre utilizaban, por eso caminaba de espalda hacia el lugar, mas las firmes manos que agarraban su cintura tiraron de él, arrastrándolo hacia otro sitio. Buscaron respirar ansiosamente, sus besos los habían dejado sin oxígeno y mismo si era abrumador sentirse de esa forma, lo estaban disfrutando.
Namjoon rompió la cercanía algo jadeante, perdiéndose en esos ojos brillantes, los hinchados labios enrojecidos que entreabiertos le permitían tener una vista de esa lengua despiadada que había influenciado a la suya. Pudo notar la confusión su rostro al verlo distanciarse, mismo que cambió en el instante que extendió su brazo para que le tomara su mano. Lo vio dudar por un segundo pero sonrió cuando el rubio la agarró con gran fuerza, como si fuese a irse sin más.
Se dejó llevar mirando todo alrededor; la puerta que el pensaba daba a una habitación realmente daba a un pasillo en el cual había una escalera y otras dos habitaciones, la primera por la que pasó parecía una oficina. La segunda era un amplio baño y las escaleras de madera lo guiaban hasta lo que podía verse como la habitación personal de quien sostenía su mano. Estaba ansioso, había deseado eso pero no pudo evitar tragar saliva ante la anticipación de lo que ocurriría.
La habitación era completamente diferente al resto de la casa. Si bien seguía teniendo extrema claridad, no era exorbitantemente blanca. Justo al pasar la puerta se encontró a su derecha un cuadro que tenía la altura de la pared y dos metros de ancho con bordes iluminados y orquídeas blanca como imagen. A su izquierda había un armario de madera en el inferior y todo el resto de cristal, como si fuese un museo y allí hubiese algo de gran valor pero lo único que habían eran toallas y un set de belleza con uno o dos perfumes, no podía diferenciarlos bien.
Una alfombra donde ahora sus descalzos pies descansaban seguida de la gigantesca cama con su banquillo y mesillas de noche de madera. El espejo en el techo era lo que más atraía su parte morbosa, era del mismo tamaño que la cama con dibujos blancos en los bordes bordes, a juego con el cuadro de la cabecera de la cama. Frente a esta había otro amplio espejo en la pared y orquídeas naturales de color malva sobre otro mueble. Un gran clóset, dos butacas a un lado de la cama y frente a esta un maquillador, seguido de una hermosa vista que le ofrecía el ventanal de cristal y la pequeña terraza. Era el lugar perfecto para escaparse de los demás y disfrutar la soledad en una tranquila armonía.
Escuchó la puerta cerrarse tras de él y segundos después unas tibias manos que se colaban por debajo de su suéter, levantando este lentamente hasta dejar su torso completamente desnudo. Una lengua recorrió su espalda de un lado a otro comenzando por su hombro derecho, pasando su cuello donde una suave mordida fue depositada. Su espalda se arqueó y su cabeza se inclinó para sentir mejor las caricias proporcionadas por esa endiablada boca.
Su cintura y pecho eran acariciados de forma algo torpe comparado con todas las veces que esas manos palparon su cuerpo, no eran las manos del Doctor Control las que tocaban su cuerpo, sino las de un hombre desesperado entregado a la lujuria. Sin separarse dieron varios pasos hacia adelante, sintiendo como los dedos contrarios rozaban sus carcañales y tobillos. Fue volteado pero al encontrarse nuevamente con la mirada de aquel hombre no supo descifrar sus pensamientos.
— ¿Tu tatuaje? — Cuestionó Nam pasando sus dedos por la zona que creía tatuada.
— Oh, era temporal, este mes no quise retocarlo así que simplemente desapareció. — Vio una O formarse en sus labios y contuvo la sonrisa que deseaba aflorar.
Contempló como el más alto se arrodillaba y desabrochaba el botón de su pantalón, bajando la cremallera con una lentitud avasalladora que tampoco quería presionar. Quedó solamente con su ropa interior y pudo ver como este lo miraba detalladamente. Era la primera vez que era desvestido o lo veía en ropa interior ya que siempre salía del baño totalmente desnudo, listo para sus sesiones.
— ¿Te gusta lo que ves? Ya sabes lo que hay debajo. — Habló con picardía.
Namjoon no le respondió, se limitó a levantarse mientras lo masajeaba por encima de la tela y besaba cada tramo de la piel expuesta. Deseó sentirlo bajo sus labios muchas veces, quería conocer su sabor y ahora lo estaba haciendo; disfrutando de ver sus vellos erizados y los leves estremecimientos que causaba en su cuerpo. Mordió sus caderas sin terminar de desvestirlo, arrancando un gemido que lo hizo subir a encontrarse con la boca que lo había dejado escapar. Sus manos viajaron hasta sus nalgas y le instó indirectamente para que sus piernas se alzaran y enrollaran en su cintura.
Sus lenguas se movían frenéticamente chocando y peleando mutuamente, calmando la añoranza sentida todos esos meses desde la última vez que se sintieron. Jimin tiraba de los cabellos platinados del mayor y este último amasaba su trasero como si de la más deliciosa masa se tratase.
Lo dejó caer bruscamente en la cama, sonriendo al ver el desaliñado semblante del rubio. Se inclinó para deshacerse finalmente de unos húmedos bóxers negros y se arrastró hasta quedar arrodillado frente a él. Con su mano izquierda sobre el pecho del menor lo hizo acostarse, mientras con la diestra comenzaba una rutina de caricias ya conocidas. No hubo necesidad de utilizar aceites aromáticos, el propio lubricante que expulsaba la masculinidad facilitaban los movimientos.
Sin tener otro lugar para ello, Jimin aferró sus manos a las sábanas. No quería cometer el error de tocarlo o hacer algo que lo incomodase porque no quería perderse ese momento. Era su último encuentro, la última oportunidad que tendrían de estar juntos como tanto había deseado.
Era tortuoso, como otra de las tantas sesiones donde cada parte de su cuerpo era estimulado haciéndolo correr hasta el precipicio pero sin dejarlo saltar una vez que llegaba al borde el mismo. Sus caderas se movían por cuenta propia y, mismo si seguía controlando sus movimientos, estaba siendo mucho más condescendiente que en todos los encuentros anteriores.
— ¡Oh Dios mío qué... Dios! — Se levantó de golpe al sentir la tibieza de algo que no eran los dedos a los que estaba acostumbrado, no se creía aquello y por eso reaccionó sorprendido.
Sus ojos se encontraron con el platinado que lentamente recorría su extensión con la lengua, yendo regularmente desde la base hasta la parte superior. Sus labios presionaban los costados del mismo hasta llegar nuevamente a la cima y dejar que la lengua se enroscara alrededor de su glande arrancándole cada vez un gemido que amenazaba con convertirse en grito.
Namjoon se detuvo y sin medir fuerza volvió a incrustar el torso del rubio en su cama antes de decidirse a reanudar lo que hacía. Succionaba y acariciaba sus testículos, degustándolo como tantas veces se imagino cuando lo veía abrirse de piernas pare él. Ejercía presión en su perineo con una mano, dejando a la otra libre para que jugara con las rosáceas protuberancias de su pecho, llenando sus ingles de mordidas y succiones.
Ya estaba tan sensible, había estado a punto de correrse tantas veces que cuando la boca del platinado finalmente engulló todo su miembro, no contuvo el grito de alivio, satisfacción y goce que aquello le producía. La tibia humedad se su interior era como un paraíso del que no quería salir. Pensó que el doctor solamente era bueno con sus manos pero con su boca también lo era. Empuñaba con fuerza sus manos cada vez que este arañaba la piel de su pene con los dientes, más cuando era su en le glande.
El sabor era mucho mejor de lo que se imaginaba y pese a que era su tercera felación, estaba gratamente sorprendido consigo mismo por estar haciendo un buen trabajo. Lo único que hizo que se atreviera a hacer algo que jamás hacía y donde no tenía mucha experiencia era el descomunal deseo de conocer a fondo su sabor.
Sus dedos abandonaron los pezones ajenos y buscaron camino hasta alcanzar el frasco que se encontraba sobre la mesita de noche y que Jimin no había divisado antes. Siguió con la vista el movimiento de aquella pequeña botella, sintiéndose temblar antelando lo que veía a continuación. Lo vio empapar sus dedos con el líquido enfrascado y soltó un sonido lastimero cuando el frío del mismo se tornaba caliente a medida que aquel dedo avanzaba en su interior.
Lo dejó quieto para que no sintiera incomodidad, volviendo acariciar su desatendido falo, sintiendo sus propios muslos húmedos debido a su excitación. No se había tocado pero solamente siendo testigo único de las reacciones de ese rubio, su excitación era desmedida aunque todavía podía mantenerla bajo control.
Buscó nuevamente la virilidad del rubio con su boca, comenzando a juguetear con el dedo en su interior.
— Oh... Dios... ¡Mío! — Exclamó Jimin con voz distorsionada, sintiendo como aquella boca ahora algo torpe absorbía todo de él junto a un dedo travieso y una mano que apretaba fuertemente sus testículos, dolía pero era un dolor placentero que solamente incrementaba las sensaciones que lo recorrían. — Oh... D-Detente, m-me vengo.
Movió bruscamente sus caderas a un lado y abandonó la boca del mayor, quien sonreía observándolo, buscando la envoltura que antes se encontraba junto al frasco de lubricante. No obstante, no se esperó que pese haberse apartado rápidamente, el rubio se viniera sobre su abdomen, jadeando durante la acción.
— Mierda... — Musitó intentando normalizar su respiración.
Se había corrido pero seguía igual de exiliado y difiriendo de los pensamientos de Namjoon, su miembro continuaba erecto y palpitante. Tiempo atrás le costaba mínimo varios minutos en endurecerse una vez que terminaba pero gracias a sus sesiones con ese sujeto, ahora era un tanto diferente, aunque no siempre.
— P-Puedo seguir... — Le avisó temiendo que este diera por terminado el encuentro.
— Yo lo sé. ¿Cuándo te he permitido marcharte luego de correrte la primera vez? — Jimin negó con una sonrisa. — Exacto.
Su mano se llenó una vez más con una buena cantidad de lubricante, las frotó empapando bien cada dedo, colocando sin problema el primero en su interior. Era incómodo para Jimin, tendía siempre a cerrarse un poco cada vez que se venía, mas le bastaron escasos segundos hasta que pudiera acostumbrarse al juego que ese atrevido dedo estaba desempeñando en su interior. Varios estímulos sobre su pene, algunas mordidas sobre sus mus e ingles y ya un segundo dedo entró para acompañar.
Podía sentir como estos se abrían dentro de él, como giraban y se movían arrebatándole gemidos que no pensaba dejar salir. Era exquisito, cada maldita cosa que ese hombre le hacía era maravillosa.
Namjoon buscó expectante el rostro del rubio sabiendo lo que iba hacer y sin preámbulos, encorvó sus dedos hacia arriba llegando en un intento a su próstata. Sonrió complacido al ver que su reacción fue justo como la esperaba, su boca se abrió gimiendo enérgicamente, sus manos se agitaron en busca de algo que apretar terminando empuñadas nuevamente en las sábanas y sus piernas se alzaron permitiéndole una mejor entrada.
No existían adjetivos para describir la sublime apariencia, acompañada de todo el aura sensualidad que el menor expedía. Namjoon no podía dejar de contemplarlo, esmerándose más cada vez solamente para sentirse remunerado con cada movimiento involuntario o jadeo que el contrario daba, ahora con tres dedos en su interior estimulándolo. Desde el día uno, ninguno de los hombres que habían pasado por sus manos provocaban lo que él.
— Cerca... ¡E-Estoy cerca! — Exclamó entre jadeos sintiendo todo su interior vibrar. En el momento que sus ojos divisaron al desconocido acariciándose el miembro mientras lo observaba, las ganas de correrse se multiplicaron, por eso luchaba por agarrar entre sus manos su propio falo para terminar con esa tortura.
Sin embargo, no pudo hacer movimiento alguno, el mayor no le permitió acercarse y, abandonando su interior, lo volteó sin perder un solo minuto de su tiempo. Abrió el condón y aunque su mente le pedía correr, lo desenrolló lentamente. No podía creer lo que estaba a punto de hacer, mas si pensaba demasiado en ello sabía que podía echarse hacia atrás y se arrepentiría por largo tiempo. Por lo que de una sola estocada entró completamente en el rubio haciéndolo jadear y aferrarse con fuerza a las sábanas.
Pudo jurar que se sintió venir en el momento que sintió todo su trasero darle la bienvenida, abrazando su miembro como si de los mejores amigos se tratase. Para calmarse y permitirle acostumbrase a él, permaneció en su lugar, masajeando suavemente la espalda contraria.
Sus primeros movimientos fueron con tanta parsimonia que Jimin deseaba maldecirlo, sin embargo, él disfrutaba del roce; le encantaba la forma en que su anillo de carne lo apretaba como si quisiese impedir su partida. Con sus ojos cerrados disfrutaba las sensaciones que estaba sintiendo en ese momento. Por primera vez realmente estaba disfrutando del sexo, por primera vez no se sentía asqueado y realmente le gustaba la compañía. Se retiró dejando solamente su glande en el interior y volvió arremeter abrazado por el éxtasis.
— Mierda, no te controles más... Muévete. — Se quejó el rubio mordiéndose los labios. No es que no le gustase lo que sentía pero realmente necesitaba más, quería más y aquel hombre como siempre se lo negaba.
Namjoon se retiró esta vez completamente y Jimin protestó. No obstante perdió completamente el norte cuando sintió su lengua en la parte de atrás. Sin importar el rol que ocupara cuando estuviera tupiendo sexo, ni él o la persona con la que se acostara daban besos negros. Casi nadie lo hacía y sentir como él lo hacía sin realmente conocerlo lo hizo desfallecer. Podía verlo de soslayo masturbando ambos miembros mientras su boca succionaba sin pudor alguna el más recóndito de todos sus lugares. Por un instante, podía asegurar que su vista era iridiscente, sólo veía reflejado el arcoíris ante sus ojos.
— ¡Maldición! — Gritó cuando sin aviso volvieron a embestirlo.
Esta vez no hubieron movimientos lentos o sutiles, eran sin piedad e iban hasta las profundidades. Era rudo, justo como su personalidad demostraba aún así no le causaba daño alguno, cada nalgada, cada tirón de su cabello o mordida en su espalda eran el complemento perfecto para sus penetraciones. Sus caderas se movían al encuentro, chocando y creando un obsceno sonido que llenaba la habitación junto a sus jadeos y el chapoteo en su interior.
Su pecho tocó la cama cuando el mayor lo jorobó sin avisar, colocándose casi encima de él con sus piernas abiertas permitiéndole llegar aún más profundo, golpeando ahora cada vez que entraba ese punto que lo hacía tiritar de placer. Pudo sentir su cintura moverse circular mente mientras que sus manos le impedían moverse, rozando constantemente su próstata como el mejor masaje.
Ambos gemían de forma descontrolada, sumidos en frenéticos movimientos y caricias dadas. Sin voltearse Jimin tiraba de los cabellos del contrario y este succionaba, lamía y besaba con fervor cada zona con la que se encontraba. Estaban acoplados en una perfecta sintonía como si sus cuerpos se conocieran desde años atrás. No estaban conscientes del nivel de entrega que tenían. En ese momento no existía nada o nadie más porque no tenía siquiera pensamientos. Sus mentes estaban abrumadas por el frenesí y sus cuerpos lo agradecían.
Todo Jimin le avisaba que este estaba a punto de correrse, el incremento en la fuerza de su agarre y la tensión de su cuerpo de lo confirmaban. Él también estaba listo para correrse aunque no estaba del todo preparado para terminar ese encuentro. Apoyó su rostro en la espalda del rubio y llevó su diestra hasta su solitario miembro, masturbándolo al ritmo de sus embestidas hasta que todo su cuerpo tembló derrumbándose en la cama. Él lo siguió acomodándose en sus rodillas para liberarse como nunca antes.
Sus orgasmos fueron intensos y sus cuerpos eran testigos de esto. Namjoon se retiró antes de que su erección desvaneciera luego de haber permanecido por más de dos minutos sobre el cuerpo contrario. No creyó posible que este se hubiera quedado dormido pero así había sido, ni siquiera se inmutó cuando el mayor salió de él.
Lo miró durante un tiempo, sus abultados labios entreabiertos, sus cabellos revueltos y todos sus muslos sucios. Su subconsciente le decía que lo despertara pero no siguió su aviso, dejándolo dormir mientras se tomaba un baño y salía a la terraza de su habitación asimilando todo lo que había ocurrido.
Había roto una docenas de sus reglas impuestas pero no se arrepentía, después de todo cualquiera podía tener un día de debilidad. Ese había sido el suyo y cuando el siguiente llegara, la magia desaparecería. Todo volvería a la normalidad y sus caminos no volverían a cruzarse. Las probabilidades de que se encontraran en esa gran ciudad era menor a un por ciento. Su vida seguía una línea recta trazada y solamente en los negocios podían verlo a él.
Se giró al sentir el ruido en su habitación, viendo a un rubio en su habitación que intentaba moverse sigilosamente pero que terminó tropezando con el frasco de lubricante que había caído al suelo. Le sonrió algo apenado al mayor caminó sin mucha vergüenza hacia él.
— ¿Por qué no me despertaste?
— Parecías agotado, te dormiste casi automáticamente así que no creí prudente hacerlo. — El rubio rascó su nuca y asintió ahora sí avergonzado por alguna razón.
— ¿Cuánto dormí?
— Casi dos horas. — Cerró su laptop donde Jimin pudo ver como le respondía a otro de sus clientes, controlando la incomodidad que sintió en ese momento. — Ve a ducharte, tiene ropa interior nueva y toalla limpia en el baño que puedes usar. Los productos también, úsalos sin preocupación. — Pausó y lo contempló dos segundos más antes de alzar su mentón y besarlo una vez más. Quería alargar su partida, solo un poco más. — Hoy no tengo a nadie más, así que si deseas permanecer otro rato y acompañarme con una copa de vino, eres bienvenido.
— Oh... — No sabía muy bien qué decir, pensaba que lo correría inmediatamente como en cada sesión después del baño o como los enredos de una noche donde cada quién seguía su camino una vez que sus cuerpos se liberaban. Porque lo único que siempre quedaba era incomodidad, no existían mucho las muestras de afecto y lo cierto era que todos sabían exactamente a lo que iba, por lo que esas palabras lo desconcertaron un poco. — Gracias...
Atinó a responder viéndolo desaparecer por la puerta, escuchando como descendía la escalera dejándolo solo. Podía después de todo estirar su encuentro número doce un poco más.
💙💙💙
¿Han estado bien?
Aquí les dejo otro capítulo que sea de su agrado... 🙈😘
Nos vemos en el próximo.
LORED
💙💙💙
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