Sujetó su mochila con firmeza sobre sus hombros, caminando a paso firme, pronto se encontró subiendo las escaleras en la entrada del instituto. 

El bullicio de los alumnos podía escucharse a unos cuantos pasos de la institución. 

Salto alegre, salpicando en algunos charcos de agua por la reciente lluvia. Era verano y ese clima era muy usual en esas épocas. 

Corrió rápido en cuanto vió a su mejor amigo cerca, saltando sobre él para abrazarlo desde la espalda dejando caer solo un poco de su peso sobre él. Su menor no tardó en quejarse y solo rió con ternura por eso. 

Su JiMinnie podía ser muy lindo cuando se lo proponía. 

—YoonGi Hyung, me aplastas. —Se quejó una vez más, intentando quitárselo de encima. 

—Lo siento Mimi. —se disculpó, alejándose de inmediato, tomando las manos más pequeñas del menor entre las suyas. Amaba esa diferencia. 

No pudo evitar notar el frío en las manitas de su dongsaeng, por lo que las cubrió con las suyas, intentando brindarle calor. 

—No pasa nada Hyung. —Le sonrió con su hermoso eye smile característico. 

—¿Cómo has estado?, ¿que tal tus alergias?. —preguntó, bromeando un poco. 

Y como si lo hubieran invocado, se escuchó un pequeño estornudo del menor. 

Como un gatito. No pudo evitar pensar YoonGi, enternecido por lo lindo que había sonado. 

Sin dudar siquiera un segundo, desabrochó uno de los suéteres que traía ese día para después quitárselo. Siempre solía abrigarse muy bien cuando el clima refrescaba ya que era muy friolento, pero en ese momento JiMin lo necesitaba más que él. 

Tan pronto como se quitó la prenda, envolvió al menor con él, abrazándolo después. 

Y como un minino haría, JiMin se sintió tan cálido entre los brazos de su mayor, que no pudo evitar frotarse un poco contra su pecho, sintiéndose acogido y seguro. 

Por que ambos eran el refugio del otro, y estarían en su hogar mientas estuvieran juntos.