CAPITULO VEINTISEIS
Kun
––Entonces ¿Cómo dijiste que pasó?
El pelirrojo se tomó su tiempo en responder, usaba la comida como excusa y que estaba mal de la garganta.
––Mientras iba de regreso a casa… ––bebió agua en busca de calmar los nervios––… Unos chicos me asaltaron, y comenzaron a golpearme.
––Lo llevé al hospital una vez que llegó ––continuó Theon––. Aún sigo asustado.
Su suegra miraba a Kun con total preocupación que podía notar sus ganas de abrazarlo. Comía casi obligado. Kun no podía dejar de sentir asco y ganas de vomitar, le estaba mintiendo a alguien por petición de Theon.
No sabía casi de su suegra, apenas y la conocía, su novio afirmaba que era una persona intensa en cuanto tomaba confianza y no quería que se viera presionado por su mamá, y sus cenas familiares.
Entonces Kun estuvo triste, imaginaba que era parte de una familia. Se obligó a comer un bocado más y fingir que disfrutaba toda la conversación.
Lo cierto era que no entendía nada, veía los labios ajenos moverse, sus oídos bloqueaban cualquier sonido que no fuera su corazón latiendo con fuerza, fuerza, y más fuerza.
«Estoy bien.»
––¿Entonces viven juntos?
–A-…Ah… Sí ––sonrió como pudo, su cara aún dolía y tenía algunas cicatrices.
––¿Seguro que estás bien? ––preguntó con preocupación.
––Solo tengo algo de calor ––«Necesito aire»––. No es nada.
––Oye mamá ––interrumpió Jack––, creo que nuestro se siente algo incómodo. Te dijimos que se ponía nervioso con todo.
La mujer volteo a ver al pelirrojo apenada, se limpió con la servilleta tomándolo de la mano con fuerza.
––Lamento mucho si te estoy incomodando, Kun Lee.
––¡Para nada! ––trato de calmarla––, se lo juro, solo tengo calor. Saldré un rato.
Sin esperar respuesta salió de la casa hasta el porche sujetándose de la madera, tomó tanto aire como si hubiese aguantado la respiración, por momentos se tapo su nariz, comenzó a respirar por la boca respirando y exhalando.
«Estoy bien, estoy bien, estoy bien.»
Intento hacer ciertos gestos que terminaron en quejas de dolor. Kun se sentía asfixiado por alguna razón, no podía respirar muy bien y constantemente llevaba sus manos hasta su cuello, como si buscara el aire muy desesperadamente. Cuando ya estuvo más calmado, se dejó caer en el suelo respirando con más tranquilidad, se llevó una mano hasta la cara para poder acariciar sus heridas. Dolían, pero aún así las acariciaba.
––No tienes calor ¿Verdad? ––Jack se sentó a su lado con esa sonrisa que Kun tanto odiaba.
––No. ––admitió de mala gana––. No tendrían por qué tratar así a su mamá, no me ha hecho nada malo.
––Lo sabemos, pero así es divertido ––se inclino para ver mejor a su cuñado––. Fue Theon ¿No es así? ––asintió––. Deberías dejarlo.
––No puedo.
––¿Ah, no? Pensé que eras más valiente Kun Lee.
––¡Es tu hermano! ¿Cómo le dices a tu cuñado que deje a su hermano? ––frunció el ceño con molestia.
––Dime que no te hace daño, y tal vez cambie de opinión. ––Kun guardo silencio por un par de segundos––. Lo sabía.
––Aún así…
––¿A qué le tienes tanto miedo?
––A él ––ni siquiera tuvo que pensarlo––, le tengo miedo a él.
––¿Y aún así te quedas con él? ¿Siquiera lo quieres, Kun Lee?
El pelirrojo bajo la cabeza confuso por lo que le estaba preguntando ¡Era ridículo! ¿Qué clase de preguntas eran esas? Era tan fácil responder. Y allí estaba él, buscando una respuesta concreta que darle a Jack.
––No lo sé.
––¿No lo sabes, o no quieres admitirlo?
––Bueno ¿Quién te pidió tu opinión? Porque estoy seguro de que yo no fui.
––Pero aún así necesitas el consejo de alguien ¿No? ––odiaba cuando tenía la razón. Jack era un mentiroso doble cara, pero aquel era ese tipo de momentos en los que era más sincero de lo usual.
––Hace lo mismo todos los días ––comenzó––. S-…Siemp-…re que peleamos… Él me golpea.
Jack no quitaba aquella sonrisa estúpida en ningún momento. Quizás por eso le sorprendió verlo tan serio mientras hablaba. El corazón de Kun comenzaba a latir con fuerza a medida que avanzaba, no era algo que pudiera hablar con cualquier persona ni con tal facilidad y, no esperaba que esa persona fuera su mismo cuñado con quien hablarlo.
––Últimamente he comenzado a perder cabello ––deslizo una mano con suavidad por su cabello y tendiéndola frente a él, había mucho pelo rojizo en su mano––. Me veo obligado a usar suéteres porque no puedo dejar que alguien vea las marcas que tengo.
––Quiero verlas. ––pregunto.
A pesar de no llevar suéter, tenía una camisa manga larga con botones. Deslizó la manga de uno de sus brazos mostrándole así todos los moretones, rasguños y vendas que tenía en el brazo.
Jack hizo una mueca de asco. Aún así, se inclino tomándolo con ambas manos permitiéndose verlo más de cerca. Tocó las vendas con algo de cuidado lo que, le ocasionó mucho dolor al pelirrojo. Se percató del daño y lo soltó con cuidado. Jack no quito el rostro serio en ningún momento, movió las manos dándole a entender que continuará con la conversación.
––Mientras volvía a casa… Lo encontré teniendo relaciones con otro chico. No los vi, me dio mucho pánico entrar y enfrentarlo, creo que era más por saber que ni siquiera hubiese tenido el valor de enfrentarlo. ––guardo silencio reteniendo las lágrimas en sus ojos y jugando con sus manos––. Me escondí y simplemente escuché todo. Todo. Todo. Todo. Tod-…Do…
Comenzó a llorar cerrando los ojos con fuerza.
––Tuvimos una discusión algo fuerte… No sé… Pero comenzó a golpearme y yo me quise defender, pero, mierda ––llevo las manos hasta sus ojos limpiando las lágrimas––, él siempre tiene la ventaja en ese tipo de cosas y yo soy muy débil a su lado.
––No fueron al hospital. ––supo al instante.
––No fuimos al hospital. ––comenzó a negar, mordiéndose el labio––, hay días en los que no puedo dormir por el estrés. Hay incluso veces en las que nos peleamos y no recuerdo nada, lo único que se es que, amanezco sin ropa.
Tal vez el tipo a su lado era un completo idiota, pero sabía escuchar muy bien, y era de las primeras veces en las que el pelirrojo le agradecía por estar en silencio. En ese momento, le agradecía por estar escuchándolo.
––Dice que me ama… Que me ama más que nada en el mundo.
––¿Y lo crees? ––no había ningún tono humorístico en aquella voz. Kun negó.
––No creo… No creo que eso sea amor.
––Odio los consejos, y más cuando son de mi para ti Creo que está será la primera vez en la que te dé uno, y ya con eso siento ganas de vomitar ––sonrío pero no de la manera en la que siempre lo hace––. Tarde o temprano te darás cuenta de que es un patán entero. Y aún me pregunto cómo no te das cuenta, rojito, estás demasiado ciego.
––La verdad es que sí. ––limpio sus mejillas con delicadeza.
––¿Sabes? Es extraño que seas consciente de todo y aún así te quedes con él ––hizo una mueca mientras se encogía entre hombros––, nunca entenderé a las parejas homosexuales. ––miro a Kun de pies a cabeza, examinándolo––. Deberías dejarlo. Por más extraño que suene de mi parte, no deberías dejar que te hagan daño, y eso que ni siquiera me interesan sus emociones.
––¿Cuál es tu punto? ––interrumpió antes que siguiera.
––Que deberías parar ya con todo esto ¿Siquiera tienes algo de amor propio? Rojito, parece que eres un gran masoquista. ––comenzó a reír.
––Jack no quiero tus risas, si solo te vas a burlar… ––se puso de pie reacomodando su manga.
––Hey, Hey, relájate, te lo tomas todo muy en serio. ––se puso de pie junto a él––. Solo decía, la decisión es solo tuya, yo solo soy su querido y buen hermano.
Así, Jack abrió la puerta para entrar. Kun lo tomó del hombro susurrando algo en su oído. Sonrió de punta a punta regalándole un guiño al pelirrojo. Kun entró un minuto después que él, podía notar la furia de su novio a través de ese semblante tan tranquilo y calmado.
––¿Me permite llevarme a su hijo un momento? ––preguntó con una sonrisa.
––Claro que sí lindo. ¿Cómo te sientes? ––su tono de voz seguía siendo preocupante.
Por instantes, sintió lástima de que aquella mujer tan dulce tuviera un hijo tan idiota y un hijo medio psicópata. También se sentía mal de lo que estaba apunto de hacer.
––Me siento mucho mejor. ––tomo a Theon de la mano––. Enseguida volvemos.
Se dirigió a la cocina con Theon, quién, enseguida cuando entraron lo atrajo hacia si mismo plantándole un beso en los labios.
El pelirrojo lo empujó con toda la fuerza que pudo. Se limpió los labios. Al saber que su madre estaba muy cerca de ellos no podría hacerle nada, y aún así estaba asustado.
––¿Qué crees que haces? ––susurro furioso.
––No tengo ganas de un beso.
––Lastima, cuando lleguemos a casa no te podrás resistir.
Kun guardo silencio, inclinando la cabeza hacia abajo y mirando sus zapatos. «Me los regalo luego de tres meses juntos.»
––Theon, no voy a volver a casa. ––alzo la mirada con un rostro completamente serio.
––¿Estás bromeando, verdad? ––bufo––. Kun Lee, tú no tienes a donde ir, déjate los juegos y dejemos de pelear, si no quieres hacer nada esta noche está bien pero… ––Tenía ganas de reír. Notaba el cambio de actitud tan repentino una vez menciono que no iría a casa.
––Theon. Estoy terminando contigo ––pasaron unos segundos en los que tuvo mucho miedo. Mantuvo la calma y la cabeza en alto––, no quiero volver a verte. Por favor. Respeta mi decisión.
––¿Tú decisión? No me hagas reír, ni siquiera puedes elegir que ropa ponerte y piensas en dejarme.
––Te estoy dejando justo ahora.
«1…2…»
La vena en su cuello comenzó a palpitar. El movimiento de Theon fue tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar, y él tampoco. Cuando le dio el golpe en la cara a Kun, su madre iba entrando junto con Jack, quién tenía una pequeña sonrisa juguetona en sus labios.
Por un par de segundos, la mujer no reacciono, había estado mirando la mejilla de Kun que estaba completamente enrojecida.
Entonces la mujer tomó a su hijo de la camisa y salió de la cocina. Jack tomo muy rápidamente a su ahora excuñado de la camisa, dirigiéndose a la puerta trasera que le permitía salir de la casa. Lo ultimo que escucho Kun antes de que, Jack lo empujara afuera, fue la gran discusión entre madre e hijo que comenzaron a tener.
––¿T-… Tú mamá estará…?
––No te preocupes por eso, rojito ––sonrío––. De eso me encargo yo. Tú deberías ir a guardar tus cosas antes de que esté toro vaya por ti.
Tal vez fue la segunda vez en, prácticamente toda aquella relación, en la que le hizo caso a Jack. Corrió hacia la parte de atrás lo más rápido que pudo tomando un taxi para adelantarse aún más.
«Se me va a salir el corazón.»
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