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CAPITULO TREINTA Y OCHO

Mike

El pelinegro se arreglaba para ir al cumpleaños de su amiga. Se sentó en la cama suspirando del cansancio, había estado trabajando hasta las 4 de la mañana, y, a duras penas se pegaba el ojo.

¿Cómo era posible que tantas personas salieran de madrugada a una cafetería?

Hacía unos meses no trabajaba tan tarde. Todo se sentía tan agotador cuando volvía a aquella rutina después de un tiempo. «Necesito un aumento.»

Hacía tiempo que no iba con su pequeña amiga a las fiestas, sabiendo cómo era, suponía que al ser su cumpleaños y una celebración por haber pasado con éxito los exámenes finales de la universidad, no seria nada tranquilo, mucho menos si iban sus compañeros de clases. Por lo tanto, si se esmeraba por arreglarse al final acabaría siendo un desastre.

«¿¡Algún día me diría su edad real!? ¡NI SIQUIERA PUEDO DECIFRARLO CON LA UNIVERSIDAD!»

Se fijó en lo que traía puesto: una camisa blanca abotonada con un pantalón negro muy sencillo.

«Si no le termino vomitando encima, Lex lo hará.»

Hizo una mueca de desagrado ante aquel pensamiento, le gustaba aquel pantalón, no quería mancharlo. Mike busco otras opciones y termino por decidirse por un suéter de lana azul, con unas Vans que había comprado hace un mes, y un pantalón gris.

Reacomodo su cabello un par de veces fijándose en cada detalle. Se arreglaba para Kun, no para la fiesta. Mike deseó por un momento haberle hecho caso a sus padres y comprar una colonia.

––Soy un desastre ––suspiro con pesadez, dejándose caer en el suelo cerrando los ojos––, si Lex no fuera Lex, faltaría a la fiesta.

Aquello era una mentira, sabía a la perfección que si estuviese molesto con su amiga, aún iría a celebrar con ella. Antes no se preocupaba por su manera de verse ¿Por qué ahora sí? Abrió los ojos mirando su teléfono. Sus ojos se iluminaron cuando noto que era un mensaje del pelirrojo.

Guapi guapillo:

Me estoy dando cuenta que me oxido cuando no cocino.

Mike:
Yo pienso que cocinas genial ⁠|⁠o⁠^⁠▽⁠^⁠o⁠|.

Kun tardó un rato en responder.

Guapi guapillo:

Lo siento, comencé la segunda guerra mundial con mi cocina.

¡Eso es porque no has probado la aberración que he hecho!

O quizás las muletas no me ayudan.

Mike:

No exageres, no debe ser tan malo.

*Guapi guapillo ha enviado una foto*

El joven entró a la foto con tranquilidad, y apagó el teléfono con ganas de vomitar.

Mike:

¡¡DESECHA ESA COSA!!

Creo que respiro ಥ⁠_⁠ಥ.

Guapi guapillo:

¡No puedes saber si respiro o no con tan solo una foto!

Mike:

Cierto.

¿Respira o no?

Guapi guapillo:

Creo que sí, será mejor tirarlo a la basura, no sirve para caridad.

Mike:

Mejor así.

¡Estoy teniendo una crisis de outfit!

AAAAAAH.

ME VEO MAL CON TODO.

Guapi guapillo:

Te ves genial con todo lo que tengas encima.

Como yo, por ejemplo.

Mike:

¡¡NI SIQUIERA SABES QUE LLEVO PUESTO!! T-T.

¡Y deja tus marranadas!

Guapi guapillo:

Deja el drama, Mike. No estoy diciendo ninguna marranada.
Además.
Luces encantador con todo, cada una de las prendas que te pones son arte cuando tú las llevas.

Mike:

Estás siendo un completo cursi, no me hagas llorar ahora.

Pero, me convenciste. 

Me preguntó cómo me vería siendo un modelo.

Guapi guapillo:

Estoy seguro de que serías un buen modelo ;)

Y en ese caso ya no podrías hablarme.

Tendrías a un montón de chicas detrás de ti, aclamando que les firmes la cara.

Mike:

Vaya que eres celoso.

Además, no me gustan las chicas, para tu información.

¿¡Como crees que no te hablaría!?
Te convertiría en mi fan número uno.

Guapi guapillo:

Aún así desearía tener algún tipo de privilegios.

Mike:

Adiós, no quiero seguir esta conversación.

Guapi guapillo:

Auch, me abandonas igual que mis padres.

Te veo luego, guapo <3.

Mike:

¡¡NO ME DIGAS ASIIIIIIII!! (>~<).

El pelinegro sonrió una vez que apago la pantalla del celular, no podía evitar sonrojarse cuando su falso novio decía algún tipo de halago.

Guapi guapillo:

Lo de guapo ya no se utiliza ¿Verdad? Últimamente me siento viejo.

Mike:

Estás cerca de los 30, no esperes mucha juventud.

Guapi guapillo:

¡Pero no me lo digas directamente! Todavía no quiero tener canas, me gusta mi cabello rojizo.

Mike:

Por favor déjalo crecer de nuevo.
No me acostumbro a tu cabello corto.

Guapi guapillo:

Pero si antes iba a la tienda con el mismo corte.

Mike:

Si, pero antes solo me llamabas la atención.

Guapi guapillo:

¿Y ahooooora?

Mike.

MIKE

¿¡POR QUÉ DEJAS DE RESPONDER!?
Desapareces igual que los papás en Latinoamérica.

De acuerdo, puedo ver cómo dejas en visto mis mensajes, me iré a trabajar.

Que conste que te ignoraré en la fiesta de Lex.

Por cierto ¿Está bien si voy sencillo?

Mike:

Te sugiero que vayas lo más sencillo que puedas.

Guapi guapillo:

Gracias por la sugerencia.

Mike:

Te quiero.

Guapi guapillo:

Yo no, adiós.

Mike:

PERDÓNAME.

SOY UN ALMA INOCENTE.

Guapi guapillo:

Uy sí, demasiado.

Dejo el teléfono a un lado cuando hubo acabado la conversación, clavó la vista en su muñeca, donde se encontraba su pulsera. Mike sonrió levemente soltando un chillido, recordando cuando se la dio. Si bien se encontraba medio borracho en ese momento, sentía emoción al recordar que había pensado en él cuando vio ambas pulseras.

El pelinegro se levantó del suelo dirigiéndose una vez más al baño con algo más de humor. Se fijó en su aspecto y noto cierta claridad en sus ojos.

«Mierda, Kun, ¿Qué me has hecho?»

Aquel pelirrojo se apoderaba de la mente de Mike sin darse cuenta, y le costaba sacarlo.

Pareció pensar en las palabras de Lex por un momento, cuestionándose sobre si todo estaba realmente bien. Estaba apunto de darle una oportunidad y con eso, entregándole una parte de él ¿Estaría haciendo lo correcto? No había nada que le dijera que Kun fuera alguien malo. De una u otra manera se sentía hasta en confianza con el pelirrojo, como si pudiera contarle cualquier detalle de su vida, pero era esa misma confianza que le daba un freno a la hora de hacerlo.

––No me equivoco ––se dijo a sí mismo con seguridad––, pero si es así, entonces estaría enamorado de mis errores.

[“*””*”]

––MIKEEEEE ––Lex se abalanzó sobre él pelinegro hasta casi hacerlo caer––. YEI, SÍ VINISTE.

––Lex, no me digas que ya estás borracha. ––chillo.

––Claro que no ––frunció el ceño––. Aún no tengo ninguna gota de alcohol en mi sistema, pensaba esperar a que llegaras para ir.

––Aun no llega Kun así que podría acompañarte.

––¡Genial! Tampoco hay tantas personas ––Mike la miro con asombro––. ¿Por qué me miras así?

––¡HAY COMO 40 PERSONAS AFUERA!

––¿Y? Apenas son unas 30 las de aquí adentro.

––¿¡Te parece poco!? ––soltó un chillido más, sacudiéndola––. ¡Yo solo tengo dos amigos!

––¿El chico besado por el fuego entra en esa categoría?

––Sí, entra en esa categoría. ––sin más que decir, planto un beso en su mejilla entregándole una bolsa de regalo––, felices 19, o 16, o 30, o…––sonrió.

––¡Ya entendí! ––lo detuvo––. Te amo Mikie ––hizo un pequeño grito viendo su regalo––, vámonos, no quiero dejar a estas bestias solas tanto tiempo.

––¿Todos son de tu universidad? ––pregunto fijándose en cada uno de ellos.

––Unos cuántos.

Mike se adelantó un par de pasos hasta estar a su lado, le causaba gracia notar como era mucho más grande que ella.

Lex era como una hermana para Mike, si lo pensaba bien, él siempre fue el apoyo moral que ella siempre necesitó, mientras que ella siempre fue el suyo. Si bien tendía a tener comportamientos un tanto extraños, era esa extrañeza lo que la volvía ella misma y esa seriedad con la que escuchaba los temas ajenos.

Mike no pedía mas amigos, la pequeña rubia era toda la amistad que necesita en aquellos momentos y, la única que esperaba mantener por un largo tiempo.

––¿Por qué luces tan nerviosa? ––enarco una ceja, curioso.

––Va a venir Stacy.

«Mierda.»

––¿¡Aún se hablan!?

––Tenia tres años trabajando allí antes de que tú llegarás, Mike, claro que seguimos hablando ––bajo la vista hacia sus manos nerviosas.

––Todo estará bien, puedes llamarme en caso de cualquier ataque de nervios.

––¿Y si no viene? ––pregunto haciendo caso omiso a su amigo––. Lo más seguro es que no le caiga bien, aunque se ríe de lo que digo. ¡Mike dime algo!

––¡Ni siquiera me haces caso! ––se estuvieron en la licorería una vez que llegaron––. ¿Qué te asegura qué no vendrá?

––Que le caigo mal.

––¿Te lo dijo?

––No.

––¿Notas algún comportamiento extraño en ella?

––No.

––Entonces no comprendo tu nerviosismo, Lex, estoy seguro de que todo saldrá bien. Además, no es como si fueras a confesarte o alg-… ––bajo la mirada hacia su amiga quien hizo silencio de repente––. ¿Por qué guardas silencio?

La rubia negó con nerviosismo.

––Por nada…

––¿Te vas a declarar?

––No.

––Claro que sí ––confirmo llevándose las manos hacia la cabeza. Respiro profundamente analizando la situación––. Ay mamita.

––¡No comiences con tus frases! ––chillo tomándolo del hombro.
––¡¡TE LE VAS A DECLARA…!!

Mike se llevó una patada en la entrepierna, antes de terminar la frase, tardó un momento en reaccionar, luego soltó un “Auch” mientras se recostaba de la pared.

«Me arrepiento, está loca.»

––Psicópata ––dijo tras un jadeo.

––¿¡Qué ven!? ––alzo la voz al ver un momento de borrachos clavando la vista en ellos. Se inclino hacia su amigo con preocupación––. ¿Te pegue muy fuerte?

––¿Tú qué crees? ––sonrió, sarcástico.

––Puedo darte otra si sigues así.

––Para nada, no dolió en lo absoluto.

La rubia lo miro de arriba abajo con mala cara, saco el dinero de su cartera acercándose para pedir una caja de cervezas. Mike se sentó en el suelo mordiendo su labio con fuerza, ya no por el dolor, sino por preocupación. Estaba más que seguro que aquella chica era hetero, pues la había visto una que otras veces coquetear, con algunos hombres de la cocina.

Había hablado con Lex en distintas ocasiones respecto al tema, pero, de los dos cuando Mike no era el ciego lo era Lex, y era un tema mucho más grave.

––No quiero que te hagan daño ––dijo en un tono bajo.

––Puedo cuidarme perfectamente sola. ––contesto en un tono serio.

––Lo sé, pero aún así eres ciega a eso que más deseas ¿La quieres? ––su joven amiga tardó unos minutos hasta asentir.

––Creo que la amo ––termino por admitir––. Le he conocido por tanto tiempo…

––Cuando te conocí dijiste que no hablaban.

––Estábamos pasando por un momento difícil, pensé que era mejor alejarme, al menos por un tiempo. 

––Nunca está bien alejarse. Tú más que nadie lo sabes.

––Si, Mike, pero a veces las personas necesitan un respiro de todas esas cosas que ocupan la mente. Además… ––tomo las cajas de cerveza pasándole un par al pelinegro––. Estuvo coqueteando un tiempo con James. Antes de que llegaras. No era algo de lo que tuviera que decirte. Creo.

«Por desgracia ya lo sabía.»

No había sido la primera chica con la que lo hacía.

Pero si había sido la que más cerca estaba de él, con quien almorzaba y hablaba la mayor parte del tiempo. Los celos de Mike nunca se iban cuando ella estaba cerca, la envidiaba tanto… envidiaba como sí pasaba tiempo en ella, como no la ignoraba, como la abrazaba en publico… Pero Mike había sido un idiota por creer que alguien como James lo aceptaría.

«Fui un idiota durante tanto tiempo… ––y estaba bien, es solo que el pelinegro no podía evitar sentir culpa por las cosas que hizo y dijo en el pasado.» Pensar en James nunca le traía cosas buenas, y era lo menos que quería hacer ahora que estaba avanzando.

––No, no tenías porque decírmelo ––se levantó con cuidado, llevando una caja en casa mano. El semblante del pelinegro se había ensombrecido por absoluto.

––Mike…

––No pasa nada, enserio.

Había vuelto a aquel día en el que lo encontró en la plaza, dejándolo ir por completo sintiendo un alivio enorme, la chica a su lado, lucia casi igual que ella, que Stacy, no pudo mirarla fijamente, pero había que ser sordo para no reconocer.

¿Estaría siendo un idiota si le contaba a su amiga o estaría siendo un buen amigo? Con cualquiera de las dos opciones salía herida.

––Creo que están saliendo.

Entonces hubo un silencio, Mike no habló, Lex tampoco y así llegaron a la casa ruidosa, en silencio. ¿Qué estaría pensando en aquel momento? Sacó su teléfono como pudo para escribirle a Kun, comentándole sobre la situación.

Mike:
Creo que hice que Lex se sintiera mal.

Guardo el teléfono después de un rato al ver que no respondía.

«Estará viniendo en camino.»

Aún estaba preocupado por la muleta. Mike le había dicho muchas veces que, si iba a algún lugar fuera en taxi, pues no quería que tuviera un accidente mientras caminaba, mucho menos en una ciudad tan grande como lo era New York en donde las personas no tenían compasión.

Había pensado en que le diría a sus padres cuando acabará la semana, faltaban tres días exactos para que todo aquello terminara y tenía que cumplir su promesa.

«Solo por dos semanas y media, sería para que mis padres vean que es cierto algo que no lo es, luego de eso, diré que rompimos.»

¿Y si no quería seguir con nada de aquello? ¿Qué tal si solo pasaba el rato? Pudo haberse hecho esa pregunta en cualquier momento, pero ya estaban claros sus sentimientos. Kun había dejado en claro lo que sentía hacia él, ahora era el turno de Mike para demostrarle lo que sentía.

«Una cita, cursi, tonta, mostrando una y todas las partes de mis defectos. Kun, quiero que sepas cómo soy realmente y que quiero ir en serio.»

Pero por alguna razón, la simple idea de demostrarle como era realmente le asustaba. Si se mostraba serio, cariñoso, coqueto y celoso ¿Estaría mostrando cada una de sus partes? ¿O solo las principales? Le resultaba complicado pensar en eso, más en aquel momento en el que también se preocupaba por su mejor amiga.

Cuando volvieron, la casa estaba más llena de personas que se acercaron a Lex, a abrazarla y ayudarla con las cajas de cerveza. Mike se quedó con una de estas en los brazos. «Vuelve cuando ya no estés molesta, por favor.» Lex odiaba que fueran por ella cuando no estaba bien, por alguna razón se molestaba. La primera vez que la había visto siendo vulnerable casi se da un golpe a ella misma.

La casa de Lex era grande, a diferencia de su departamento.

Siempre que le preguntaba el por vivía en dos lugares distintos, respondía que la casa fue regalo de sus padres hace un par de años, «Una manera para deshacerse de mi ––había explicado.»  usaba aquella casa cuando no quería estar en su departamento, o hacía alguna fiesta.

Se dirigió a la cocina tomando una pequeña caja de sodas, y una bolsa de hielo en el refrigerador para salir. Esperaría a Kun en el patio, esperaba a que estuviera bien, aún no le contestaba los mensajes y tenía los nervios de punta. Tomo lugar en unos de los columpios de caucho que había construido con Lex hace un tiempo. Seguían siendo resistentes.

Había dejado escapar el aire retenido en sus pulmones cuando miro el suelo. La noche era el único momento en el que podía sentirse tranquilo de todo el caos de la mañana, simplemente, podía respirar.

«Ya llegó.»

––Hola.

Mike lo miro de arriba abajo, tardó un momento en salir de sus pensamientos y suspirar.

––Hola.

––¿Estás esperando a alguien o puedo sentarme? ––Mike hizo un gesto con la mano––. Gracias.

––¿Cerveza? ––tomo una de la caja, ofreciéndosela con amabilidad.

––Por favor.

Abrió una cerveza para él y una soda para si mismo, Mike no quería emborracharse tan temprano, algo que, extrañamente lo sorprendía mucho puesto a que siempre bebía apenas llegaba.

«Supongo que ya no busco ahogar mis penas en alcohol.»

Era extraño, tener a James a su lado en aquel momento resultaba ser eso: extraño. No se sentía incomodo pero tampoco se sentía con la valentía de empezar una conversación. Sabía que, tarde o temprano iba a suceder aquel momento solo que, no deseaba que fuera tan temprano quería tener una excusa para hablar mejor. «Pero cuando Kun me contó sobre la charla en el hospital…»

––Hace una linda noche ¿No crees?

––Sí. ––ambos bebieron un sorbo de su bebida.

––¿Todo bien?

––Todo bien ––corroboro. Mike lo miro de reojo––. Te cortaste el cabello.

––¿En serio? ––fingió sorpresa––, no tenía idea. ––miro a Mike con una sonrisa de lado––. No sé que decir en este tipo de momentos.

––Yo tampoco. Así que mejor, estemos en silencio.

Hace ocho meses hubiese tenido pánico de decirle que guardarán silencio, por más directo que fuera con él, sentía algo de orgullo hacia si mismo por empezar dando un paso, uno muy pequeño. Le agradecía a James que respetará su palabra en aquel momento y no dijera algo estúpido como: “guardaré silencio cuando yo quiera guardar silencio”. Aún así, quiso hablar cuando las palabras estuvieron en su boca.

––¿Cuánto tiempo exactamente? ––preguntó, directo. 

James no respondió al instante. Por momentos, pareció pensarlo un largo rato hasta por fin encontrará las palabras adecuadas.

––Muy… poco. En realidad ––tomo aire––, dos semanas después de que tú y Lex renunciarán.

El pelinegro entonces tuvo su respuesta. Tomando por sorpresa a James, comenzó a reír. Rio tan fuerte dejándose escuchar después de las cornetas que, las cuatro personas que charlaban allí en el patio, lo miraron con deseen antes de marcharse dejándolos a ambos completamente a solas.

––¿Qué causa tanta gracia?  ––quiso saber.

––Esto. ––respondió luego de un rato––. Toda esta situación es graciosa porque, tú de verdad no gustabas de mí. ––bebió un sorbo más de su bebida.

––¿Cómo sabes que no te estoy mintiendo ahora mismo?

––Tus ojos ––dijo entonces.

––¿Mis ojos?

––Una vez dijiste que la mejor manera de descubrir a un mentiroso es mirándolo a los ojos, y buscar en donde más les duele. Siempre te ha dolido que te miren fijamente. Te recuerda a…

––… una mirada acusatoria ––completo––. Yo nunca te dije en donde me dolía, o por qué.

––No. Pero el Chef sí que lo hizo ––tomo la botella ya vacía del castaño dejándola a un lado.

––Él está en el hospital justo ahora ––comento en un tono bajo––, se encuentra en estado de coma y… Creo que es mi culpa.

«Eso también lo sé , pero creo que no quieres que lo diga.»

––¿Tiene mucho tiempo allá?

––Un par de semanas ––respondió con voz ronca––. Me arrepiento de haberle dicho las cosas que le dije.

––¿Fueron muy graves?

––No, o bueno, eso creo. Manejar una cocina entera, ser el jefe y, aparte de ser padre de su único apoyo emocional es…

––Admirable ––interrumpió––, el Chef es admirable en cualquier aspecto, incluso tú, cuando no estás mintiendo o al menos, no con malas intenciones sueles ser alguien muy admirable.

––Siempre buscas lo positivo en las cosas, creo que eso me gusta de ti.

––Te gustaba de mí ––corrigió––. Todo eso quedó en el pasado.

James asintió tomando otra botella y abriéndola, bebió un largo trago hasta casi acabarse la botella. Mike se fijó en los bolsillos del castaño. De una u otra manera, se sintió feliz al notar que no fumaba, y de hacerlo, no era frente a él.

Miro su teléfono una vez más, esperando un mensaje de su falso novio esperando de nuevo un mensaje.

––¿Por qué te quedaste?

––Es difícil alejarse de la persona que más quieres, James, no quería pensar en cómo serían las cosas si me alejaba de ti.

––Ni siquiera te permití conocerme bien.

––No, pero aún así no hizo falta.

––¿Quieres hablar al respecto? ––Mike entonces se levantó de donde estaba sentando, tomándolo del brazo y llevándolo al otro extremo del patio.

¿Qué si quería? Mike había esperado mucho tiempo para hablar al respecto sobre el tema entre ellos dos, y aun así se sentía con nerviosismo, podía hacer el esfuerzo de controlarse mientras hablaban y no tartamudear. Lo soltó una vez que se aseguro de estar completamente solos.

Sabia a la perfección que no podía permitir que nadie los escuchara. No por él, sino por James. James tomo aire para comenzar a hablar, pero Mike tomo la iniciativa, dejando ver como no aguantaba otro segundo.

––Dijiste que no te gustaba pero al mismo tiempo me dijiste que no te creyera porque eres un mitómano, me prohibiste en muy pocas palabras tener algún tipo de contacto contigo en el trabajo, les hacías creer a los demás que me quedaba contigo solo para practicar, cuando ambos estamos consientes de que no era así. Me prohibiste decirte que te quería. A ti, que fuiste mi primer beso y mi primera vez. Le tirabas la onda a otras chicas frente a mi y, entiendo que lo hayas hecho para continuar con tu fachada pero ¿Por qué hacerlo frente a mi? Mas aun sabiendo que, sentía cosas por ti y que eso podía hacerme daño ¡Si no querías nada debiste decírmelo! Sí, carajo, habría dolido demasiado porque…––tuvo que hacer una pausa para tomar aire y continuar. Mike no podía contenerse en aquel momento, aquello comenzaba a dolerle––… ¡PORQUE YO TE QUERIA! Dijiste que en un tiempo me daría cuenta de lo que realmente estaba sucediendo, y sí, me di cuenta. Tal vez ya te perdone. Y tal vez ya no siento nada por ti.

––¿Solo tal vez?

––No, no solo tal vez. Ya no siento nada por ti. Dijiste; te darás cuenta, eventualmente, de que no me quisiste. ¿Cómo podías estar tan seguro? ¿Cómo podías saber si realmente te quería o no?

––No estaba seguro. ––respondió después de un momento––. Ese era el problema. No estaba seguro porqué en aquel entonces, no me importaba lo que sentías ni el por qué. Yo nunca quise nada serio, al menos no contigo.

Aquel punto débil de Mike, que no pudo decir nada en su momento y se guardo sus palabras, por fin había salido a dar la cara.

––¿Entonces por que no me dejaste ir?

Mike estaba teniendo una gran resistencia en aquel momento. Llorar no iba a servir de nada frente a él, no lo abrazaría, ni consolaría, no haría ninguna de esas cosas que alguna vez hizo. Y era lo que Mike esperaba, que no hiciera absolutamente nada al respecto. Estaba vulnerable y se sentía expuesto ante sus emociones. James se vería presionado a hacer alguna de las cosas anteriores, y para Mike, eso no era algo bueno.

––Porque te quería. ––la respuesta solo fueron palabras que se llevo el viento––. Por mas que no quería algo serio, quería ser egoísta, y tenerte a mi lado. “Amigos o novios” ¿Recuerdas? Jamás podría responder esa pregunta, al menos no en ese momento. Soy un estúpido egoísta que, simplemente te quería para mi mismo, buscando consuelo en lo que tu podías darme en aquel momento.

––Sexo.

––Jugué contigo, no me importo en lo mas mínimo como podrías llegar a sentirte. Y estuve mal, siempre supe que estuve mal.

––Y aun así decidiste tenerme atado a ti.

––Era la única manera de tenerte a mi lad-…

––¿¡QUIERES DEJAR LA MALDITA FACHADA POR UNA MALDITA VEZ!? ––fue allí cuando realmente explotó. El ruido de adentro se apagó y fue remplazado por las personas que hablaban, no tardarían en salir y verlos a un lado––. Deja de mentir, deja de decir cosas que no sientes y mírame a la cara y dime, ¡DIME TODO LO QUE TEBGAS PARA DECIR!

––¡No me arrepiento de nada Mike! ¡De nada! Soy el maldito que mantiene una fachada como tú dices, soy el insensible que dices que soy ¡LO ADMITO!  jamás, ¡JAMÁS! Pienses que diré de verdad que me arrepiento de lo que hice. Porque solo te quería a mi lado.

––¡Querías destruirme! ––grito.

––Quería que tú solo te ilusionaras y cayeras en mis brazos ¡Y lo hiciste! ¡Caíste hacia mi y eso fue lo peor que me pudo haber pasado!

––Oh ¿En serio? Porque pareció que no te importaba, hijo de puta ––escupió con rabia––, parecía todo lo contrario.

––Piensa lo que quieras pero encariñarme de ti fue lo peor que me sucedió. Quererte, eso, eso fue y será todo lo mal que he hecho. ¿Sabes por qué? ––se acercó. Mike retrocedió un par de pasos––. Porque te habría hecho añicos, TE HABRÍA DEJADO TIRADO COMO LA PORQUERÍA QUE ERE-…

Gritos detrás de él se hicieron presentes cuando la muleta dio con su cabeza.

Todo fue rápido; Mike intentando no ser arrastrado por un montón de personas que lo tomaban de los hombros para protegerlo de la pelea frente a él. Todo era tan borroso… tan distorsionado. No sabía con esa actitud si eran las lágrimas lo que no le permita ver con claridad, o eran la bebida que, por accidente habían derramado sobre su cabeza.

Allí estaba él, Kun, en el suelo pelando con quién alguna vez fue la persona con la que imagino una vida y se lleno de ilusión. Siendo herido, y, al mismo tiempo hiriendo al mismo chico de antes. Sus puños impactaban con tanta ira en el rostro de James que estaba lleno de sangre, no tanto como Kun y su pierna. James lo había pateado en dos ocasiones allí que…

«Su pierna. ––despertó––. Kun. Su pierna. ¡MIERDA!»

¿¡En qué momento habían empezado a pelear!? ¿¡En qué momento había sido sujetado por tantas personas mientras retenían a su mejor amiga también!? ¿¡En qué momento su novio se había enojado tanto!? Se zafo tanto como pudo de las personas y corrió hasta donde habían tirado las muletas para darle directo en el estómago a James, y tratar de separar a Kun.

Y pensaba “Tratar” porque estaba furioso, tenía tan clavadas las manos en el cuello de James que tuvo que hacer un esfuerzo para separarlos. Aún así era en vano porque volvía a golpearlo.

––¡¡EN TU PUTA VIDA VUELVAS A INSULTARLO, BASURA!! ––grito el pelirrojo a James.

No importaba si gritaba, no importaba, si lo jalaba, hasta que el pelinegro no recibió un golpe de parte de James ninguno de los dos se detuvo. «No me duele, a penas me dio, pero…» cuando Kun se propuso a golpearlo de nuevo, Mike se atravesó entre los dos, cayendo al suelo y siendo él quien goleara a James con una de las muletas.

«¿Cuánto cuestan las muletas? Tendré que pagar esto después.»

La multitud se llevó a Kun, siendo él quien gritara el nombre de Mike esta vez. Cayó al suelo con James encima forcejeando para que lo soltará, su rostro estaba lleno de sangre y le costaba abrir uno de su ojos, pero allí estaba, peleando con Mike en lugar del pelirrojo «No puedo dejar que toque a Kun.»

«Mírate. No puedes evitar mirarme con ira, me odias, ¿no es así James?»

Al final, Lex volvió, haciendo sonar una corneta obligando a todo aquel no estuviese sujetando a Kun a separar a Mike y James. James, como era de esperarse, puso resistencia a que lo tocaran y se levantó por su cuenta, aunque por supuesto, lo habían sacado a la fuerza de la fiesta.

En cambio a Mike, a él lo subieron con Kun.

[“*””*”]

La puerta del baño se cerró y solo quedaron él y Kun, con una caja de emergencias, y en silencio.

El rostro del pelirrojo estaba más herido que antes, se le habían resbalado alguna de las benditas que tenía y sus heridas habían vuelto a abrirse. La sangre le escurría por toda la frente y su mejilla. Su pierna le dolía más que nunca, eso lo sabía, su rostro no estaba sonrojado por la pelea, era por las lágrimas de dolor que estaba dejando salir.

Ambos estaban en el suelo, y no habían intercambiado ninguna palabra con el otro. Era totalmente su culpa. Él le había dicho a Kun que le escribiría por parte de Mike para reunirse, quería cortar lazos de una vez por todas como él lo había hecho con Theon. En sus planes no estaba que Kun se peleará con James.

Mike se arrastro con cuidado por el suelo.

Humedeciendo una bolita de algodón en alcohol, limpiando el rostro de su chico pelirrojo que evitaba su mirada por las lágrimas que salían sus ojos. Cerró estos mismos con fuerza cuando tuvo más impacto con el alcohol.

––Lo siento.

Susurro.

Dejo el algodón manchado a un lado y tomo dos benditas más para cubrir las heridas viejas, y dos más para las recientes. Tomo lugar en sus piernas con mucho cuidado, inclinándose frente a él, sin ejercer peso, para limpiar la sangre que salía de su frente, con una toallita húmeda.

«¿En qué estará pensando?»

Cuando quiso apartar su cabello a un lado, una vez que terminó, Kun lo tomó de la muñeca con una mano y del cuello con la otra, dejando un beso en su mejilla que no duró más de cinco segundos. Lo soltó después de eso, pero Mike fue directo al tomarlo del rostro y plantarle un beso directo en los labios.
Kun sin duda alguna no dudo en corresponder.

Llevo sus manos hasta sus caderas, atrayéndolo más hacia él. Tomando la iniciativa de morder su labio y ahogando un jadeo del pelinegro para no levantar sospechas.

Qué difícil era no poder moverse, ni siquiera poder acariciar un mechón de su cabello. La lengua de Mike enviado la boca de Kun en cuestión de segundos, solo porque él se lo permitía y aún así sabia que estaba completamente mal lo que hacía. Por eso, cuando se detuvo Kun no puso objeción alguna y solo agachó la cabeza.

––Lo siento.

¿Cuántas veces se han disculpado esa noche? Ya había perdido la cuenta.

Bajo de encima de sus piernas, volviendo a limpiar su rostro, pero esta vez las lágrimas que ya había derramado.

––¿Estás bien? ––pregunto en un susurro.
––Lo estoy si tú lo estás.

––Hablo en serio, Kun.

––Yo también hablo en serio ––suspiro dejando de lado la toallita y besando su nariz––. Estoy bien.

––Lamento… Lo de esta noche.

Fue envuelto en los brazos del pelirrojo con tanta delicadeza… Era como si se tratará de una figura que no quería romper…

––Nunca permitiré que te traten así. ––comento en un tono serio. La voz de Kun en aquel momento era gruesa, la misma que escuchaba en las mañanas del hotel, cada que se despertaba antes.

––Algún día te cansarás de mi y-…

Gruño.

––No, Mike, no. No me cansaré de ti y jamás me cansaría de ti.

––¡Todos en algún momento de cansan se todos! ––alzo la voz.

––Pues lo siento por no ser todos Mike Granwley, podré cansarme de todos los demás, pero no de ti, no obtendrás ese efecto en mi.

––¿Cómo estás tan seguro? ––pregunto––. ¿Qué te asegura que no te cansarás de mi? ––su voz comenzaba a ser chillosa.

––Que no podría cansarme del chico con el que quiero pasar el resto de mis días. ––soltó.

Allí, donde todo se había tenido, Mike sintió como su corazón comenzaba a palpitar con velocidad y emoción, estaba apunto de estallar. «¿Conmigo?»

––Kun, te quiero.

––Yo también te quiero.

––No, lo digo en serio, te quiero. Te quiero desde la primera vez que cruzaste la puerta de la cafetería, te quiero desde que aceptaste ser mi novio falso. Desdé que tomaste mi mano en la casa de mis padres, te quiero desde que confiaste en mí para contarme todo lo de Theon y lloraste en mis brazos.

––No era mi intención incomodarte.

––Y no lo hiciste. ––explico deprisa––. Kun… Kun Lee, me encanta tu nombre ¿Lo sabías? Me gusta. Me fascina. Así como a ti te gusta el mío. A veces me preguntó si eres real, te veo tan perfecto y tan único que es difícil creer que en verdad existes. Luego recuerdo que igual que yo, lo que te hace más real para mí.

Realmente estaba soltando toda la sopa. ¡Debía estar volviéndose tan loco como para imaginar que el tipo que lo ignoraba en el café, lo estuviera viendo con lágrimas en los ojos!

––¿No te drogaron cierto? ––pregunto sin poder creerlo––. ¿No te hicieron algún tipo de brujería? ¿¡Donde está mi Mike!? ––pregunto entre risas mientras lo tomaba del rostro, examinándolo.

«Mi Mike.»

Rio quitando sus manos de su rostro.

––¡No te estoy mintiendo tarado!

––Mmmh ¿Seguro? Yo creo que sí ––volvió a poner las manos en su rostro––. DE-VUEL-VE-ME-A-MI-MIKE.

El pelirrojo tenía un brillo poco peculiar en su mirada en aquel momento, se preguntaba como se vería él en ese momento, ¿estaría igual que él? Su sonrisa dejaba entrever unos hoyuelos al lado de sus labios.

¿Cómo habría sido todo si sus padres nunca lo hubieran abandonado? ¿Cómo habría sido? Si su abuelo nunca le hubiera hecho lo que le hizo, si nunca hubiese conocido a Theon. ¿Cómo hubiera sido?

––Eres el tipo de persona con quien quiero estar… No. Eres… ––hizo énfasis en la palabra––… La persona con la que quiero estar.

––No pienso irme a ninguna parte Mike… ––hizo presión en sus mano. Las mejillas de Kun no tardaron en ruborizarse, causando ternura dentro de Mike.

––Esperaría por ti mil años ––susurro.

––No quiero que esperes por mi mil años… ––murmuro.

––Entonces esperaré por ti un año, aquí, no me moveré.

––¿En el baño se Lex? ––pregunto con una sonrisa.

––No, idiota. Te esperaré en un baño bíblico para que sea más el motivo el momento ––dijo con sarcasmo.

El pelirrojo hizo una mueca mientras movía las manos.

––Yo preferiría que fuera más cerca del aeropuerto…

Mike planto un beso en su mejilla, luego en su nariz, frente, ojos, labios… Se acercó a él dando pequeños besos cortos, tomando su manos con fuerza y sonriendo. No tenía otra manera de callarlo. Mike tendía a sonrojarse demasiado rápido. Por eso no le sorprendió haberlo hecho cuando se alejo de él.

La puerta de la habitación se abrió en aquel instante, dejando ver a una cansada y vulnerable Lex. Mike supo al instante de que se trataba cuando la vio. Abrió los brazos permitiéndole refugiarse en ellos.

Su pequeña amiga no tardó en sollozar. Kun, que había visto el mensaje de Mike en aquel momento, se apresuró en acomodar sus muletas en otra parte y abrazar también a la menor.

«¿Estará todo bien?»

––Lamento ni haberlos ayudado a ninguno de los dos, con el cretino de James…––sollozo––… Y-…yo no sabia que el vendría y..

––¿Qué sucedió con Stacy? ––«Se disculpa para no parecer insensible ––pensó.»

––¡Qué se vaya al demonio! No tiene nada que ver aquí...E-…ella… Yo de verdad creí qu-…e… Tendría una oport-…tunidad… ––rompió a llorar de nuevo––. Tiene pareja…

«Allí está ––él y Kun se apresuraron en abrazarla––. Gracias a dios la música está fuerte.»

––Te arriesgaste a confesarte, eso es lo importante ––dijo Kun.

––Es cierto, Lexi ––beso su cabeza––. No había manera de saber que ella estaría con alguien.

––P-…per-..ro… ––hipo––… tú me lo dijiste, me dijiste que ella tal vez salía con James.

––¿Y es así? ––preguntó Kun, con tranquilidad.

––N-…no…

––Al menos no está con alguien como él. ––la pegó más hacia si acariciando su cabello––. Te prometo que todo saldrá bien, Lexi. No estaba destinada a estar contigo…

––¿Entonces quién?

––Ya llegara esa persona que te haga sentir mariposas en el estómago.

––Pero si resulta ser muy idiota, no dudes en ahogar a esas mariposas, no hacen falta.

––Puedes decir algo así como: ¡Ja! No necesito de ustedes, ustedes no son mariposas ¡Yo soy una mariposa! Y comienzas a volar. ––el pelirrojo imitando una voz chillona hizo que Mike riera de nuevo.   

Aquellas palabras hicieron que la rubia menor riera un poco.

––¿Es posible convertirse en una mariposa y poder volar?

––No estaría mal intentarlo.

Entonces Mike hizo espacio para que Lex se recostara de sus piernas y Kun de su hombro, ambos mantuvieron una conversación con la pequeña chica, mientras hacían unos que otros mimos. Kun miro a Mike, quien estaba sonriendo al ver cómo la rubia se iba calmando poco a poco.

Cuando miro a Kun este aún seguía con la vista clavada en él.

––Te quiero ––dijo en un susurro.

––Te quiero.

––Yo también los quiero, papis ––interrumpió Lex, acomodándose entre los dos.

Ambos se sonrojaron mientras la consentían. En algún momento Lex tendría que bajar y seguir con la fiesta, sabía que no la terminaría así como así por una desilusión amorosa.

Mientras tanto, disfrutaba del momento deseando que nunca terminara. Estando con su mejor amiga y su falso novio. No quería moverse de allí. Mike pensó que las cosas estaban bien en aquel momento, tal vez no tardaría en tener algunos que otros problemas que afrontar.

En una semana Kun se iría a Texas a iniciar con su terapia y aquello lo asustaba. Ir a Texas a sanar, siendo la principal causa de todo lo que había pasado en su vida. El pelirrojo pensaba que era una buena manera de comenzar una vez más. Y que en algún momento tendría que volver a ir, se tomaría la molestia de visitar su antigua casa si es que no la habían vendido. Pasar por la tumba de sus abuelos y estar un rato por allá.

De cierta manera, Mike quiso ir con él, acompañarlo durante todo aquel año en el que no estaría. Era un proceso personal, en el cual podría brindarle su apoyo, más no todo el que amerita para sanar por su cuenta. Mike también tendría que ir a sanar. En su caso, tendría que ir al psicólogo. No podía pensar en otra cosa más en qué pasaría cuando se marchara. Pero mientras tanto, se mantendría feliz, allí, con su familia. Disfrutando esa noche.

«No es la última vez que estaremos juntos ––se dijo a si mismo.»

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