Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO CUATRO

Kun

Había pensado en aquella flor durante todo su trayecto a casa. No sabía exactamente porque tuvo la idea de regalarle un tulipán. Tampoco entendía por qué su cambio de vestuario era tan repentino, aunque para eso había una razón. Kun había encontrado ropa en una caja de hace un año, mientras limpiaba su departamento. Ese día había querido probar algo nuevo al percatarse de que, aún le quedaba.

Una vez más le guiño, y volvió a tener un ataque de nervios, siempre le sucedía lo mismo, pero en esa ocasión llegó a casa tirándose en el sofá tirando cojines por doquier.

Se fijó en su figura de Winnie Pooh y lo pegó a su pecho preguntándose que hacer, o mejor dicho, que ponerse, Kun era muy desarreglado pero cuando requería la ocasión podía ser muy decente. No podía volver a usar la ropa que llevaba puesta, sería muy repetitivo, y Kun no era alguien repetitivo.

En el fondo, Kun se sentía feliz por haberle regalado la flor al joven, había notado como su mirada se iluminaba al ver cómo le entregaba aquella planta.

«Todos deberían recibir una flor por lo menos una vez en sus vidas».

Jamás le habían regalo una flor. Kun regala las flores, hasta incluso se tomaba el tiempo de hacerlas, y aún así jamás recibió una. No le afectaba en lo absoluto solo eran flores, aunque de vez en cuando quería saber que se sentía.

Bajo a la cocina y no encontró nada en la nevera más que huevos, zanahoria, salchichas y pimientos. Decidió ir ingeniárselas para comer y comenzó a picar los pimientos en pequeños cuadritos. Encendió la estufa dejando caer el poco aceite que le quedaba en la sartén, puso a un lado los pimientos picados con el cuchillo. Con precaución le quitó la concha a la zanahoria, a partir de allí no se molestó en dejar la zanahoria en el tablón de madera, sino que lo picó de una manera ágil desde arriba.

Reuniendo los pedazos grandes saco un rayador para rayar la zanahoria. Dejándolo de lado, la salchicha fue lo que más fácil se le hizo y lo primero que dejó caer en la sartén.

No tardó en poner en un plato con servilletas las salchichas, para comenzar a dejar la yema del huevo con un poco de sal, cocinarse.

Más tarde, una hora, Kun tuvo listo su almuerzo, se sirvió en un plato y se dirigió a la sala de estar, tomando como asiento en suelo. Últimamente se la pasaba tirado o sentado en aquel suelo. No tenía ánimos para estar en algún sofá o silla. Resultaba extraño esas veces en las que se dormía en su cama, acostumbraba a tomar su manta y almohada y, acomodarse en el suelo para dormirse.

Dio las gracias, y comenzó a comer.

«Me siento solo».

Si Kun se sentía mal, solo se tomaba una pastilla y que hiciera lo suyo, pero cuando comenzaba a sentirse en soledad no podía salir de sus propios pensamientos.

No tenía nadie a quien recurrir en aquellos momentos, no tenía amigos, o familia. Y ni pensar en su ex novio, era a quien menos podía e iría a visitar.

Hace una semana, Kun recurrió al suicidio. Siendo una de las peores cosas que pudo hacer, el pelirrojo jamás había optado por desvivirse solo que, fue el impulso, la agonía y las inmensas ganas de desaparecer que tenía, lo que le llevaron a cometer tal acto.

Pronto descubrió que no era más que eso. Ganas de desaparecer, no era quitarse la vida. Era simplemente desaparecer, sin dolor y por puro arte de magia, sentir como se desvanecía poco a poco e iba entrando en la aceptación de su próxima inexistencia.

Kun sabía que era bueno en la cocina, pero lo comprobó al probar aquel platillo improvisado, pensando que debería llevar un poco a la casa de Mike.

«Estas fingiendo, no tienes por qué encariñarlos tanto» rato después, mando a la mierda ese pensamiento, busco algo de dinero y salió de la casa a comprar los mismos ingredientes, si sobraba compraba demás cosas para la casa.

Cuando volvió a casa, el sol se reflejaba por encima de las cortinas dándole más color al lugar, Kun no se molesto en ir a un rincón oscuro e ignorar la luz del sol.

Estaba de ánimos, tendría a quien cocinarle y no había nada más que Kun amara, más que cocinar. Repitió el mismo proceso pero con un poco más de esfuerzo, escuchaba por ahí que cuando dabas tu esfuerzo en algo, sobre todo en la comida, sabía mejor. Entonces quiso impresionar a los padres del chico con su platillo. Buscando otra manera de improvisar, lo metió en una bandeja con aluminio por encima y lo puso en el horno.

––Un día terminaré muriendo por inventar cosas ––se dijo a si mismo, sonrió con eso.

Se dirigió directo a la habitación mientras pasaba la hora.

En el armario, Kun encontró cualquier variedad de ropa, pero la mayoría lucia un poco desgastada, no solo tenía que comprar más cosas para su cocina, sino que también necesitaba un nuevo cambio de ropa. Kun pensó seriamente en volver a encontrar un trabajo, aunque la sola idea le resultaba agotador.

Antes, Kun trabajaba en línea con Theon, vendían pequeñas cosas por internet, su exnovio se encargaba de el marketing y las ventas, él se encargaba de ir en bicicleta a entregar los encargos. El negocio iba muy bien, ambos estaban ganando muy buen dinero, el único problema era Theon y su obsesión de dejar a Kun fuera en la mayoría de las ocasiones.

Ahora ni siquiera podía mirar su bicicleta, se deprimía al instante, sentía su cuerpo pesado, y tenía ganas de sentarse a descansar.

Escogió un pantalón khaki, unos zapatos que compro en la tienda de segunda mano, medias negras y estaba entre su camisa azul o rosa. Se fijó por un momento en el pantalón recordándose que, él no había comprado eso.

Si escogía el azul para ver a los padres de Mike, estaría mostrándose como una farsa, más de lo que pretende ser. Buscando un color que resaltará su masculinidad tal y como le enseñaban a cualquier hombre, desde su infancia, así como que los hombres no juegan con Barbies, ni mucho menos con maquillaje.

Pero si escogía el rosa, para ver a los padres de Mike, sería juzgado severamente con la mirada. No es que pensara mal de los padres del chico, pensaba en como lo verían las demás personas si vieran a un chico pelirrojo, con una camisa rosa claro. A nadie le gustan los chicos vestidos de rosa. Es de maricas. Kun no era marica, era gay. Y que usarán ese apodo en modo de insulto le afectaba en cierto punto, aunque fuera verdad.

«Ya, que les den por culo a todos».

A veces se preguntaba “¿Tengo que ser tan agresivo?” no había conocido a nadie después de Theon con quién ser el mismo y, hasta cierto punto era frustrante. Kun era ese tipo de persona que solo se mostraba siendo el mismo con esa persona que de verdad considere especial.

«Estoy demasiado roto. El día que encuentre a esa persona especial le haré sentir que para mí es el mundo entero».

Aunque los pantalones khaki solo se veían bien con colores como el verde, morado, gris, oliva y azul. Siempre se trataba del azul.

Kun se fue a duchar dejando que el agua helada lo sacará de sus pensamientos rosa y azul. Se preguntó porque había nacido siendo hombre. No le molestaba, solo se lo preguntaba constantemente, igual que con las demás cosas que se preguntaba constantemente.

Su cabello se pegó a su cara a medida que iba cayendo el agua. Pronto salió de la ducha sentándose una vez más en el suelo del baño con la toalla envuelta en la cintura. El único espejo de su hogar era el del baño. Había roto el espejo de la sala y al recordarlo, le dolía el tobillo, pues se cortó con un trozo de cristal. Al principio comenzó a maldecir al cristal, segundos después se disculpo con el cristal y se lamento por haber maldecido, siendo consciente de que siempre lo hacía. No le gustaba actuar de mala manera.

«¿Es posible que una persona pueda hacerte mierda?».

Nunca dejaba de pensar en esa pregunta, la había escuchado en un programa de televisión llamado; Miseria. Era un programa con 2.4 de calificación, porque los temas que trataban, siendo uno de estos la depresión. Era un programa de 1996 que Kun veía a las tres de la mañana cuando no lograba conciliar el sueño, aunque, a veces, se quedaba hasta tarde adrede para mirar el programa.

––¿Es el ser humano un arma mortal? ¿Acaso puede ser una persona la causa de la depresión de otra? Tengan en cuenta que, siempre va a haber alguien que nos va a arruinar los planes de vida, aún si estos no estaban creados, pues los seres humanos nos podemos vivir plenamente felices, siempre va a haber algo que se interponga en nuestro camino. Pero tengan algo en cuenta. Existen el tipo de personas que te arruinan los planes de vida, y existen los que te arruinan la vida. Tal vez nunca hicieron un daño físico pero todo lo que pase en tu vida luego de esa persona va a ser pura miseria, y es difícil salir de esa miseria. ¿Cuántos de aquí han salido de algo así tres veces? ––levanto los brazos delante de la cámara––. Una sola persona es capaz de dañarte, ahora te haré una pregunta ¿Es posible que una persona pueda hacerte mierda?

En su momento, Kun no pudo responder, se prometió que tendría la respuesta el día siguiente antes de empezar un nuevo capítulo. Pero no habían más, el programa fue cancelado luego de ese capítulo por supuestamente incitar a las personas a salir de su matrimonio.

No había tenido la respuesta en ese momento, pero la tuvo esa tarde en el suelo del baño, mientras las gotas de agua recorrían su cabello.

«Una persona puede hacerte mierda, una persona puede robarte tu brillo».

A veces Kun podía parecer ingenuo, no lo era, solo fingía serlo.

[“*””*”]

Levaba casi 5 minutos esperando sentado en la cafetería buscando al joven con la mirada. Resultó ser que el rosa le sentaba bien de noche, su único problema era que resaltaba mucho en la oscuridad por ser claro, aunque, si se ponía en un lugar en donde estuviera la luna el color cambiaba drásticamente a un azul.

Kun volvió a fijarse en la fuente, esa noche se había llevado una moneda, no creía que le fuera a cumplir algún deseo, pero había pensado en las palabras de Mike de camino a la cafetería y busco una moneda en su billetera. A lo lejos, pudo encontrar la imagen del chico pelinegro. Se percató de que, Kun ya se encontraba allí y comenzó a correr.

Río un poco al notar como parecía preocuparse por su puntualidad. Era cierto que Kun era puntual pero fue el quien puso la hora, lo menos que iba a hacer era exigirle puntualidad.

Se levantó en cuanto estuvo más cerca, tomó su bandeja de comida y camino hacia él.

––Hooola, lamento mucho la tardanza, pero es que no conseguí mis llaves y yo… ––tomo aire jadeando, Kun volvió a reír.

––Lo siento, es que me da gracia ––dijo mientras reía, Mike sonrió un poco luego de saber que el chico no se encontraba molesto.

––Te sienta bien el rosa ––Kun se miró así mismo y le agradeció por el cumplido–. ¿Qué es eso? –pregunto señalando la bandeja.

––Oh, esto ––bajo la mirada rascando su cabeza con algo de pena––. Pensé en hacer algo para llevar, mi intención no es molestar. Lo siento.

––¿Por qué te disculpas? ––sonrío––. Es un lindo detalle, además, huele muy bien ¿Me dejaras probar, no?

Logro sacarle una risa más a Kun, asintió.

––Espero que a tus papás les guste. ––era muy tarde para callarse, se había dado cuenta de que sonaba como un novio preocupado por impresionar a sus suegros. Mike en cambio, no pareció darle importancia.

––Si me dejaras probar tal vez podría decirte mi honesta opinión.

Kun alejo la bandeja de él en modo de juego.

––Solo quieres robarte mi comida.

––¿Yo? Que va, solo quiero probar.

––Pues prueba cuando lleguemos. ––para ese momento ya habían comenzado a caminar en dirección a la casa de sus falsos suegros.

Había puesto un poco de colonia en su cuello, muñecas, y cabello. Leyó un artículo que daba muy buena suerte a la hora de impresionar a las personas, también te daba seguridad.

Aunque lo que Kun necesitaba era calma, porque cuando estuvo delante de la puerta con Mike al lado no pudo evitar bajar las escaleras e intentar regresar a su oscuro departamento. Si no hubiese sido porque Mike lo tomó de la muñeca a tiempo, se hubiese marchado con mucha facilidad.

Kun quiso apartar su mano, pero pensó que sería irrespetuoso de su parte.

––Hey, ¿Estás nervioso? ––pregunto con calma. Kun asintió sin poder pronunciar palabra alguna––. Está bien, solo tienes que respirar profundo ¿De acuerdo? Mira ––cuando Mike comenzó a inhalar aire, Kun lo imitó, lucia como un niño que no podía caminar por cuenta propia, pero realmente quería calmarse––. Ahora exhala ––indico luego de soltar el aire acumulado. Termino haciendo lo que el le ordenaba y veía ciertos resultados––. Eso es –dijo con alegría––. Ahora hazlo dos veces más, no me moveré de aquí hasta que no estés bien, y no quiero mentiras.

Entonces, Kun comenzó a hacerle caso, respirando y exhalando. Que Mike siguiera sujetando su muñeca le complicaba un poco más las cosas, lo ponía aún mas nervioso, pero logro calmarse antes de pedirle que lo soltará. Abrió los ojos y lo encontró mirándolo con preocupación, Kun asintió, dándole a entender que ya estaba bien.

Y aún así, Mike no le soltó la muñeca, no sabía porque lo hacía pero así estuvo hasta que toco la puerta de su casa, y sus padres abrieron. Casi de inmediato soltó su muñeca. Pero fue Kun quien le tomó la mano en vez de la muñeca, casi al instante que él se soltó.

Una mujer de cabello azabache corto, abrió la puerta con algo de sorpresa. Kun tuvo miedo pero pudo sentir que, Mike tenía más miedo que él, presionó sus manos con algo de fuerza cuando la mujer sonrió cálidamente.

––Bienvenidos chicos, buenas noches.

––Buenas noches señora, es un placer conocerla ––Kun tomó la iniciativa de hablar primero que Mike, siendo su tono respetuoso y amable––. Me llamó Kun, soy la…

––Pareja de mi Mikie. ––completo ella con una sonrisa. Kun le devolvió la sonrisa asintiendo.

––Así es ––se fijo en su falso novio que, tenía la mirada fija en el suelo. Mordía el labio con tal fuerza que no tardaría en sangrar. Kun miro una vez de nuevo a la mamá de Mike que también le miraba con un poco de tristeza––. ¿Podemos pasar?

––Por supuesto, que distraída soy. Pasen, iré a buscar a mi marido –con eso desapareció del lugar. Mike, que tenía intenciones de entrar rápido a la casa, fue detenido por Kun que aún sujetaba su mano

––Mike. ––le llamó en un tono firme, el pelinegro lo miro con un poco de miedo, la expresión del pelirrojo era pura dulzura hacia el chico–. Todo estará bien, te lo prometo, no soltaré tú mano en ningún momento a menos de que tú me lo pidas. –pudo sentir que la mano del chico comenzaba a temblar–. Tú tranquilo ¿Si?

Y, mientras caminaba para entrar al lugar, le dio un beso que, terminó siendo un pequeño roce detrás de la oreja. Kun se alejo con rapidez y cerró la puerta detrás de si luego de que Mike entrara.

––Iré a la cocina ––dijo Mike soltándose de su agarre con cuidado. Kun asintió y lo vio irse.

«Tenia las manos sudadas» Kun no pudo evitar preocuparse un poco por como se sentía. Tenía otro sentimiento que lo invadía, y esa era: la vergüenza. Le había rozado la oreja ¿Qué tan extraño era eso? Seguro que lo suficiente como para, ahora, ser él, el acosador.

Quién entró a la estancia mientras él estaba de pie, fue un hombre alto, un poco robusto, tatuaje en la muñeca, con ojeras y mirada cansada. Se fijó en Kun en cuanto entró, lo examinó de arriba abajo, volviendo a sus ojos.

––¿Tú eres el novio de mi hijo? ––pregunto con firmeza.

––Así es, señor ––respondió Kun con aún más firmeza que él, quiso dar dos pasos hacia él pero no encontró manera de moverse de su lugar––. Un gusto ––inclino la cabeza––. Mi nombre es Kun.

––¿Tu cabello es así por naturaleza o te lo teñiste?

––Es natural, señor.

––Hoy en día todos se pintan en cabello de colores fantasiosos, espero que tu no seas uno de esos.

––No, señor. Nunca he querido verter algún tinte en mi cabello, señor–Kun pensaba que, si repetía varias veces la palabra «señor», sería más fácil ganar puntos de educación.

––No me digas señor, aún me quedan más años, sigo joven aún, me siento joven. Dime por mi nombre, es igual que el de mi hijo. Mike.

––De acuerdo, Mike.

––¿Sabes qué? Cambie de opinión. No se que hagan tú y mi hijo cuando están a solas, no quiero pensar que dices el nombre de mi hijo en pleno acto. Vuélveme a decir señor.

A Kun le pareció un poco graciosa la situación, aunque se sonrojo al percatarse de lo que hablaba.

––¿Dónde está mi hijo? ––Kun señaló el lugar en donde el se alejo, luego se dio cuenta de que tenía en manos la bandeja y se la tendió––. ¿Qué es?

––Es… Algo que prepare, espero y no moleste.

––Mi esposa está haciendo puré de papas, cualquier cosa es mejor que probar el puré de papas. Acompáñame a la cocina, chico ––camino rápido junto a él. Entrando en la cocina, Mike estaba ayudando a su mamá a sacar los platós. Al darse cuenta que estaba con su padre lucio un poco espantado. Por lo que se apresuró en sacar todos los platos y llevárselo al comedor, antes de que su madre lo viera.

––¿Qué te dijo? ––le preguntó en un susurro.

––Tu papá es un poco ––busco las palabras exactas para describirlo––. Extraño.

––Aaaah –gimió tapándose la cara––. Me temía que pasara algo extraño, hablaré con él después.

––No hace falta, es muy agradable. Aunque un poco callado, me recuerda a mí ––tuvo la necesidad de aclararle lo que decía, al ver una vez más, su cara de espanto––. Me refiero a lo callado, suelo guardarme las palabras y hablar conmigo mismo. –aun así, Mike seguía luciendo nervioso–. ¿Hay algún problema?

––No… no es eso… Es solo… ––suspiro––. Me da miedo todo esto ¿Y si se dan cuenta de que esto es falso? ––pregunto con voz un poco temblorosa mientras ordenaba los platos. Kun lo detuvo mirándolo sin ninguna sonrisa, ofreciéndole un rostro igual de temeroso que el de él.

––Si lo descubren, podrás hablar mejor con ellos, no se por qué dijiste que tenías pareja, pero sea lo que sea, puedes intentar hablarlo con ellos. ––bajo la mirada hasta sus labios y se fijó en la marca de dientes––. Pudiste haber sangrado.

–Lo sé ––suspiro––. Ojalá todo salga bien.

Kun no quiso seguir presionando al chico, se tomaría su tiempo en calmarse, y no podía hacerle sentir incómodo. Si era el caso, también el estaría incómodo.

–Te ayudo ––tomo los cubiertos y lo dejo en sus lugares. Mike lo miro con espanto por tercera vez esa noche––. ¿Qué hice ahora? ––su pregunta fue casi como un chillido.

––Pusiste los cuchillos al lado de las cucharas.

––¿¡Acaso no va así!? ––El pelirrojo lo miro con sorpresa––. ¿¡En qué clase de película de terror estamos!?

––En una titulada padres elegantes. ––se abalanzó sobre el para quitarle los demás cubiertos. Kun no accedió––. Kun, dámelos ––trato de quitárselos.

––¡No! Es un poco extraño ––alzo el brazo donde tenía el resto de los cubiertos. Era tres dedos más bajo que Mike, pero al parecer eso le daba un poco de ventaja––. Ríndete.

–Nooo. –dando un salto, logro su cometido quitándole los cubiertos al pelirrojo.

Kun se sentó en la mesa rendido. Recostó la cabeza de la mesa con mechones de cabello estorbando su vista. Comenzó a sentirse mareado, a pesar de no haber hecho gran cosa, su cuerpo gritaba dolor, solo fingió tener sueño. Cada día se sentía más agotado, si intentaba levantarse de la silla, podría perder el equilibrio y caer, tal vez hacer que se preocuparan, no podía dejar que se preocuparan por él.

De la nada, Kun busco sus llaves tomando la figura de Winnie Pooh entre sus manos, lo sujeto con mucha fuerza, cerrando los ojos, ignorando el dolor de su pecho en aquel momento «Me desharé de esta figura un día». Soltó las llaves de golpe y cayeron al suelo haciendo ruido. Mike que se acercaba a sentarse con el, tomo las llaves y se las entrego.

––¿Te vas? ––negó en silencio––. ¿Estás bien? Luces algo pálido. ––acerco su mano hacia su rostro pero se alejo.

––Estoy bien. Solo quise asegurarme de que no había vuelto a perder las llaves.

––Uy, no querías querrías que otro chico te pida ser su novio falso. ––eso último lo dijo en un susurro.

El pelirrojo río un poco ignorando el dolor.

––No, no quiero que un acosador se lleve mis llaves.

––Te lo digo, solo intentaba hacer un lindo gesto no es justo que me tomes por acosador.

––Lo eres un poco, si no lo fueras, no estaría aquí. ––bajo la mirada hasta sus manos que estaban un poco juntas.

––Tienes razón. ––volvió a mirarlo a los ojos––. Lamento eso.

«Lo lamenta».

«¿Qué se supone que tengo que responder ante ese tipo de cosas?». Su desánimo fue repentino pero lo disimulo muy bien. El señor Mike y su esposa habían entrado en la estancia dejando la comida en la mesa.

––Hemos vuelto ––anuncio la madre––. Lamentamos la tardanza ––Kun se fijó en que habían vuelto a calentar lo que había llevado, se puso feliz––. Quiero probar esto que preparo Kun, ¿Cómo se llama el platillo?

––Aun no tiene nombre ––se acomodo en su asiento––. Lo hice mientras estaba tirado en el suelo.

La mujer lo tomó por broma y río. Kun no tuvo más remedio que fingir una sonrisa. Sintió la mirada de Mike clavada en él, por esa razón no volteo a mirarlo.

––¿Tus padres viven por aquí cerca? ––pregunto el hombre robusto.

––No, nunca los conocí. Mis abuelos me criaron, ellos fallecieron después de mudarme aquí ––contesto con naturalidad ayudando a la mujer, a servir la comida.

––Es una pena, disculpa nuestro atrevimiento. ––dijo la madre sirviéndose a si misma.

––No se preocupe, puedo manejar muy bien el tema ––dejo comida en el plato de Mike––. ¿Lo hago bien?

––Oh, si. Tranquilo, yo puedo hacerlo ––Kun no quiso insistir y volvió a tomar asiento. Casi al instante Mike tomó su mano con fuerza, levemente sonrojado, el pelirrojo lo miró pidiéndole disculpas por la pregunta––. Provecho.

––Provecho. ––repitieron todos antes de iniciar a comer.

Mike seguía sin soltar su mano, o puede que sea Kun el que no la suelta. Cualquiera de las dos cosas, se sentía bien, pero hacían que Kun se sintiera nervioso. Cuando tenía ese tipo de contactos le aterraba sentirse nervioso, porque es exactamente como se sentía estando con Theon.

Dándole seguridad y un hogar a su lado. Para luego tirarlo de un acantilado. Dejándolo caer en las piedras frías, que en ese momento tenían forma de púas listas para clavarse en su cuerpo. El pelirrojo no quería sentirse nervioso ante el contacto, o cualquier acto amoroso, porque sentía que volvía a caer del acantilado, y no quería volver a caer. Quería mirar todo desde arriba.

––¿Cuánto tiempo llevan juntos? ––lanzo la pregunta repentinamente.

–Dos meses y medio ––respondió Mike al instante.

––¿En donde se conocieron?

––Mike siempre me ha atendido en mi lugar favorito ––respondió el pelirrojo está vez, no quería levantar sospechas al quedarse callado––. Iba casi a diario y él siempre me atendía. Un día, los dos tuvimos el valor de hablarnos.

––¿Cómo sabías que era gay? ––Kun pensaba que, de hecho, el chico era bisexual. Aunque por algo debió optar por un chico, cuando se refería a su pareja falsa.

––No lo sabía ––inconscientemente, acaricio la mano del chico––. Solo me acerque, me llamaba mucho la atención y quise hacerme su amigo.

––Tampoco le había dicho ––continuo él––. Me daba un poco de miedo, pero prefería verlo cuando estaba distraído, aunque me tomo por acosador.

––Sigo diciendo que lo es. ––Mike le miró con mala cara enrojeciendo sus orejas––. Pero es… lindo. ––se fijó de nuevo en el platillo y continuó comiendo.

Se hizo un silencio en la mesa hasta que su padre habló.

––Nos preocupaba saber que Mike estuviera en malos pasos –comenzó.

––Papá…

––Deja que hablé ––interrumpió su mamá.

––Siempre esta haciendo locuras, y no nos llama para quitarnos la duda, nos preocupa lo que le pueda pasar y que no sepa que camino escoger ––Kun pudo notar al pelinegro encogerse––. Mike es nuestro único hijo, queremos lo mejor para él ––bebió un sorbo de agua, suspiró––. No se que intenciones tienes con nuestro hijo. No sé si planeas dejarlo tirado como cualquier idiota que, embaraza a una chica y luego se va. Pero de una cosa estoy seguro y quiero que tengas algo en cuenta. Él es todo lo que tenemos, tú te ves como un buen chico. Luces sano y activó. Ya lo dije, no quiero saber que hacen cuando están a solas ––su mujer golpeó fuertemente su hombro, reprochándole por hablar de esas cosas en la mesa––. Solo decía ––volvió a suspirar––. Cuida de él. Cuídense entre los dos. Si siguen mi consejo estarán juntos un largo tiempo.

«No, señor. No estoy sano, hay muchos conceptos para explicar lo que es estar sano y yo estoy muerto, tampoco soy activo. Mi cuerpo comienza a desgastarse con cualquier esfuerzo mínimo que hago. Soy el menos indicado para estar con alguien como su hijo –pensó–. Pero créame una cosa…»

––Lo cuidaré. ––las miradas de todos en la mesa fueron para él––. Tenga en cuenta que lo haré, si yo soy la causa de algún daño, haré lo posible por mejorar, y si no puedo hacerlo me alejaré. Porque no pienso herirlo.

La luna estaba hermosa cuando salieron, ya no se preocupaba por el color rosa claro de su camisa, o si su comida estaba bien hecha. O por sus nervios al tener que tomar la mano del pelinegro. Aún así, su cuerpo seguía gritando el dolor que sentía, Kun hacía lo posible por ignorarlo y actuar con naturalidad.

Mike iba delante de él, con el cabello revuelto por el viento de la noche. El pelirrojo lo miraba con cierto cariño. Era buen actor cuando quería, podía distinguir bien entre sus falsas palabras, y las reales. El problema de Kun era que no sabía si no que había dicho en la cena, era actuado.

––Mis disculpas si mis padres llegaron a incomodar ––dijo deteniéndose.

––Yo estoy bien, no tuve ningún problema con ellos ––respondió sinceramente. Mike sonrió con algo de picardía––. ¿Por qué sonríes así? Cada día pareces más acosador.

––¡No soy un acosador! ––chillo. No tardó en recuperar la sonrisa––. Luces como a alguien que le gustan los juegos ¿Lo sabías?

––No, ni siquiera tengo espejo en donde mirarme. Mantengo lo que digo, cada cosa que dices suena a algo que diría un acosador.

––¿Me das tus llaves?

––Adiós. ––se despidió dándose la vuelta comenzando a caminar, en dirección contraria. Mike camino delante de él.

––Lo lamento, pero en serio dame tus llaves. No haré nada malo ––Kun dudo un momento, estaba tomándose muy en serio su papel de acosador en esos momentos. Saco las llaves de su bolsillo, dejándolas en sus manos.

Lo hizo tan rápido, tan ágil que Kun no tuvo tiempo de quitarle las llaves.

Mike le entrego las llaves con tranquilidad, guardando esa figura a la que, Kun tanto se aferraba. Por extraño que sonará, pudo sentir como arrancaron una parte de él, al quitarle esa figura tan insignificante, tan horripilante que solo quiso tener de vuelta una vez más.

––Así tendré una excusa para que salgamos mañana ––el chico sonrió levemente al guardar la figura.

Kun ni siquiera pudo explicar la extrañeza con la que se sintió cuando pronunció esas ocho palabras. El pecho le dolía, pero también se sentía bien.

«Mierda». Se sintió desesperado al querer recuperar su figura. Pero, algo en él, muy en el fondo, le decía que se lo dejara, que todo iba a estar bien.

«Todo va a estar bien».

Retuvo las ganas de llorar. Y sonrió levemente.

––Lo iba a hacer de todos modos.

Entonces ambos se despidieron.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro