Gritos de terror se escuchaban por todo aquel castillo, el temor combinado con locura se percibía en el aire.
La sangre era tan hermosa, salpicaba aquellas estatuas de mármol pulido... el pasillo se extendía, era sumamente interesante lo que se encontraba al final.
Dejaba sin aliento a cualquiera, se trataba del rey... estaba parado viendo a la nada su capa azul real estaba desgarrada, en su mano derecha poseía un sable lleno de sangre.
Su mirada era tan fría y carente de cualquier sentimiento de culpa o compasión, en sus pies se encontraba agonizando un hombre... ese hombre quien ayudó en su reinado sin ningún tipo de cambio, pero, ahora todo era distinto la venganza era lo único que quedaba.
-¡Muere!...- con agilidad el albino agarró su sable para así cortar la cabeza de aquel sujeto.
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-¡Ahhh!- despertó agitado su pecho se expandia y contraia con rapidez por la rápida respiración, de manera ágil salió de su cama para así vomitar en el baño.
Se sentía un asco de nuevo volvió a vomitar su vida era un infierno quería acabará con aquello pero no podía tenía un deber con su pueblo y rendirse no era una opción... luego de unos minutos logró calmarse, se sentó en la cama mientras su mirada se posaba en un punto fijo de la habitación parecía que estaba muerto de nuevo las emociónes faltaban con cuidado retiro un mechón de cabello que cubría su ojo derecho... odiaba verse tan vacío.
Se encontraba sentado sobre su trono comenzando a decidir sobre economía y agricultura sus súbditos exigían nuevos pesticidas para acabar con las plagas que amenazaban los campos de siembra... esa era una época donde la cosecha debía salir de manera perfecta oh sino el pueblo podía morirse de hambre, de inmediato el consejero anotó aquella petición... luego algunas quejas llegaron a sus oídos al parecer en el mercado habían muchos ladrones que estaban subiendo los precios a todos los productos, eso también anotó el consejero y así fue toda la mañana hasta que llegó la tarde.
A las dos de la tarde para ser específicos el rey de Inglaterra estaba de visita en Francia, aquel muchacho rey de aquella ciudad de Luz estaba recibiendo con gran cotercia a su invitado con la hora del té... ambos estaban sentados en una mesita de dos sillas en está reposaba dos tazas finas de té donde aquella agua aromatizada desprendía un exquisito olor de manzanilla y miel... habían dos platillos con trozos de pastel un delicioso pastel de fresas y frambuesas era probado por el rey de ambos reinos.
-Esto es realmente delicioso Encre, me agrada que ya estés mejor ayer vine a visitarte pero tu consejero me dijo que estabas muy enfermo- dijo el chico de cabellos rubios quien mostraba mucha preocupación por su amigo.
-Tranquilo Darian estoy bien- una débil sonrisa se posó en su rostro -Que te parece mi reino-
-Es realmente espléndido amigo me alegra mucho que a tu corta edad logres bastantes cosas-
-Y que te trae por aqui- mencionó de manera sutil mientras tomaba su taza de té.
-Bueno quisiera que nuestros comercios se unieran ya sabes contribución es todo- dijo de forma tímida sin embargo, tenía segundas intenciones -Ademas... necesito que me ayudes con algo Encre... es sumamente delicado y necesito que esto quedé entre nosotros-
El rey miro a su compañero de manera confusa sin embargo ordenó que Simón se retirará cosas que costo ya que aquel consejero no deseaba perderse ninguna palabra... Darian comenzó a relatar como algunas criaturas comenzaron a atacarlo, todas las noches algunos súbditos y animales de granja desaparecían y a la semana después aparecían sus cuerpos carentes de cualquier signo de vida, eso fue interesante para el albino quien presto su atención absoluta a cada palabra y gesto.
-Quieres decir que vampiros atacan tus zonas, eso es imposible esas criaturas se extinguieron hace tiempo-
-Encre se que esto es descabellado pero créeme tengo pruebas y necesito tu ayuda con algunos guardias especiales-
-Esta bien Darian, no te preocupes mañana temprano enviaré a mis guardias-
-Gracias amigo de verdad me alegra-
Luego de acordar algunas cosas más ambos Reyes se despidieron Darian parecía más calmado al respecto sin embargo, Encre aún no creía mucho ya que esos demonios dejaron de existir hace mucho tiempo... la cena ya estaba lista el monarca se encontraba comiendo deliciosa comida cálida junto con un exquisito vino blanco, en eso su consejero entro a su habitación algo enojado.
-Encre como pudiste dejar que nuestros mejores guardias de fueran a Inglaterra-
-Mi amigo necesita ayuda Simón, no podía dejarlo morir en una situación con la que está pasando ahora- agarró su copa para beber aquel delicioso vino blanco.
-Y porque no consultaste conmigo-
-Lo siento Simón pero no creo que deba contarte todo lo que hago-
Eso era inaceptable como se atrevía ese mocoso a hablarle de esa manera sin embargo, no se enojó sólo pudo mantener una mirada sería mientras pensaba como reprender al joven rey... una sonrisa se posó en su rostro para después besar la frente de Encre quien no entendió muy bien porque fue aquello... ese día no había tomado sus emociones y ya era hora de volver a recobrar eso pero su consejero para castigarlo no se las dio ese día.
Eran las 2:35 am, la noche era fría y cruel con algunos guardias el rey Encre estaba dormido en su cama pero un ruido despertó al monarca del sueño, miro a su alrededor pero no había nada... de repente vio una figura alta y oscura a su par, no pudo gritar ya que una mano fría cubrió su boca al acostumbrar la vista noto que era un hombre de cabellos y piel azabache sus ojos eran carmín e hipnotizantes.
-El reino de las sombras ya está aquí... Rey Encre vengo a reclamar mi reino-
-...- quedó sin palabras a que se refería aquel hombre... no pudo investigar más que ocurría ya que se desmayo.
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