
2.- El comienzo.
Iba a comenzar la final del torneo. En la mano de él comenzaba a formarse una luminosa bola azul, mientras ella pasaba a toda velocidad las páginas de su libro.
La bola comenzó a elevarse justo cuando Siora empezaba a recitar algo en voz baja. Mas en el momento en el que la chica iba a lanzar su hechizo y el conjuro del mago brillaba más que en cualquier otro momento, alguien irrumpió en la zona del combate.
— ¡Se requiere la presencia de la maga Siora en la corte del príncipe Iden de Iridor! El torneo queda cancelado por orden de Su Majestad.
Siora, confusa, paró en el momento en el que se nombró al príncipe y Haru, igualmente confuso, hizo desvanecer la bola luminosa. La chica, sin pensárselo dos veces, echó a andar en dirección al soldado recién llegado.
— ¿Sabes qué es lo que necesita el príncipe de mí?
— En absoluto, señorita. Póngase en camino, ya le han preparado un caballo. – Explicó el soldado sin inmutarse.
— ¡Un momento! ¡Yo también voy! – Haru iba corriendo hacia los dos–. Quiero saber por qué se interrumpió mi victoria.
— Me temo que eso no será posible, señor. El príncipe niega toda audiencia no programada.
— ¡Voy con Siora!
— ¿Le parece bien, señorita? – Ambos miraban a la chica. Haru con cara de súplica mientras que el soldado la observaba interrogante.
— No. No vendrás, Haru. Su Majestad desea hablar conmigo. Quedáos aquí, os informaré cuando sepa algo, si lo sé.
Tras esas palabras, Siora empezó a andar, con paso firme, donde el soldado le indicó que se encontraba el caballo que para ella prepararon. En cuanto llegó, le acarició el lomo y el hocico, para después subir y ordenar al caballo que empezara a moverse. Haru, por su parte, quedó observando la partida de su eterna rival.
Mas su tranquilidad no duró demasiado, ya que alguien le tocó el hombro poco después de marcharse Siora.
— Disculpad, ¿sois Haru, el elegante mago blanco? – Inquirió una femenina voz a su espalda.
— En efecto. – Se giró, descubriendo a alguien con el uniforme militar de Arstron–. ¿Quién pregunta?
— Soy la general Zuna, de la guardia personal de la princesa Mimi de Arstron. Su Majestad desea que vayáis frente a ella. Ya os hemos preparado un caballo.
— ¿Qué? ¿La princesa también? ¿Por qué?
— Mis disculpas, mas esa información no se me ha facilitado. Ahora, debéis ir con la princesa.
— Está bien, está bien...
El mago fue hacia el caballo que le habían preparado y simplemente subió para inmediatamente marcharse del puesto fronterizo de Rignock en dirección a la capital de Arstron, en el que se encontraría con la princesa.
Ni Siora ni Haru sabían en absoluto por qué les habían convocado, mas un mal presentimiento les atormentaba. ¿Qué sería lo que querría? Los dos cabalgaban con el miedo de que algo les hubiera pasado, pues no era normal que no sólo no estuvieran en la final del torneo sino que además éste hubiera sido cancelado. Era la celebración favorita de la realeza de ambos países, ¿qué habría pasado?
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