30
RUUD
Parece que todo pasa a cámara lenta, desde que Diederik coge en brazos a Niek, cando yo me aparto hacia un lado para dejarles el camino libre, hasta que llega a la cima de la escalera y lo deja en el suelo. En ese momento me mira directamente a los ojos con el temor de haberla picado. Sin embargo, llevo mis ojos hasta ver la hora marcada en el reloj y falta casi un minuto hasta que vuelva a estar en el mismo estado.
—¿Lo hemos hecho? —levanto la mirada y asiento. Voy subiendo las escaleras como si mis pies me pesaran diez kilos cada una.
—Voy a subir al piso de arriba mientras que tú llevas en brazos a tu hermano, tienes que ser mucho más rápido que ahora —no podemos dejar que el tiempo corra en nuestra contra, es muy raro lo que le ocurre a Niek. Hay que descubrir de inmediato lo que le pasa.
—Antje, ¿no vas a ayudar? —pregunta por encima de mi hombro a la chica que esta parada aun a los pies de la escalera.
Miro por encima de mi hombro y ni un musculo se mueve, así que vuelvo a poner la mirada en frente, además, el tiempo no espera.
—Los minutos comienzan... ¡ya! —digo en cuanto me fijo en el cuerpo del hermano menor. El mismo mecanismo que antes vuelve a su cuerpo, se retuerce de una manera espeluznante, al verle a los ojos, te da un fuerte escalofrío en todo el cuerpo que casi te tienes que pasar una manta por encima. ¡Hasta yo tendría que hacerlo! De lo siniestro que es.
Estoy algo dubitativo con lo que está sucediendo, tengo mis teorías en la cabeza, pero ninguna es concreta. Todos menos mi padre hemos salido de la casa, aunque sea por varios minutos, y fue cuando me dispararon. La bala que me dio en el brazo, podría contener algún tipo de químico que podría extenderse por el aire de la casa y a eso hay que añadirle que posiblemente Niek no sea el único que vaya a estar en estas condiciones nefastas. Porque además no sabemos cómo les va a afectar a ellos, que les sucederá.
—¿Ruud? Ruud, ¿cuánto falta? —cuando me concentro en la voz de Diederik que es el que me llama, pongo los ojos directamente en el reloj de nuevo para ver la hora.
—Quedan segundos.
—Pues espabila y corre para subir antes a la planta donde está el laboratorio de mi tío y llama a la puerta.
Mi cerebro capta lo que acaba de recibir y hace que mis piernas se muevan como debe ser, casi tropiezo en el intento de subir al siguiente escalón, pero al menos he podido hacerlo.
Paso por al lado de los dos hermanos, sin querer mirar a Niek por mera tranquilidad mental para mí. Mi estado físico no es el más bueno, mis piernas no resisten casi nada, y cuando llego al piso de arriba, me medio agacho para posar las palmas de mis manos en mis rodillas y poder respirar en condiciones.
—¿Qué haces que no oigo la puerta sonar? —me grita desde el piso de abajo Diederik con tono firme.
—Que ya va —paciencia ahora mismo no tiene, así que es mejor que no le haga cabrear. Camino hasta la única puerta que hay en este piso que es gigantesco y la toco como un poseso. Espero que escuche el sonido para que esto termine de una vez. No oigo ruido del otro lado, creo que estas puertas están muy bien preparadas para aislar, se nota que no le falta dinero.
No llevo ni un minuto aquí y ya me estoy desesperando, me fijo a ver si hay algún timbre por alguna parte y lo veo, blanco como la pared y esta camuflado por una planta ya bastante alta.
Toco el aparato que esta incrustado en la pared y hace un ruido desagradable, me pongo delante con nerviosismo hasta que la puerta se abre de par en par y por ella aparece Gerben.
—¿Qué ocurre? ¿Por qué estás aquí arriba?
—¿Ya ha abierto la puerta? —pregunta Diederik gritando —Niek ha vuelto a hacer esas cosas raras, ¿Cuándo lo puedo subir?
—¿En qué estado se encuentra? —según en qué etapa este ahora, tendremos que esperar hasta la próxima vez, que este en un estado normal.
—En la de retorcerse y mirarme con los ojos fijos que me da más miedo que tirarme desde un piso de veinte plantas —no quiero reírme, por el contrario, me sale una media sonrisa.
—En cuanto deje de estar así, ya sabes lo que tienes que hacer, la puerta estará abierta —ahora dirijo toda mi atención a la persona que tengo a un lado —trae una silla urgentemente.
Él no se mueve de donde está, se me queda mirando sin entender nada.
—Cuando llegue Diederik con Niek, te explicaremos todo, aparte de que lo veras con tus propios ojos, te diré una de mis teorías que he estado pensando hace unos minutos —este asiente satisfecho y se adentra en su laboratorio para salir unos segundos después con una silla en mano.
—¿Está todo listo? ¡Voy ya! —miro el tiempo y efectivamente quedaba nada para que estuviera en modo normal.
—¡Sí! —oigo pisadas fuertes pero rápidas a la vez por las escaleras. Diederik venía a la velocidad que podía permitirse al llevar a su hermano en brazos.
Sin decirle nada a Gerben, cojo la silla arrebatándosela de las manos, puesto que la tenía sujeta del respaldo de esta y la llevo casi hasta el filo de la escalera para que en cuanto llegue el hermano mayor deje a su hermano aquí sentado. El tramo de esta escalera es más largo del de antes, así que hay menos tiempo de margen para los errores.
—Creo que no vamos a llegar, lo dejaré en un peldaño y cuando pase los siguientes minutos, haré lo que queda —en verdad se le escuchaba la voz cansada de hacer esfuerzo, y no es poco, aunque Niek pese demasiado, no solo es su musculatura, es la de los dos, aparte de la largura de la persona.
—Inténtalo, haz el último esfuerzo. ¡Tú puedes! —le ánimo. Sé que lo que acaba de hace agota a cualquiera, pero debe hacer un esfuerzo final, y es este — ¡Último esfuerzo Diederik!
Mis ojos bajan hasta mi muñeca derecha que es donde se encuentra mi reloj y observo que quedan más de cuarenta segundos para que llegue aquí arriba.
—Venga, que no te falta nada —en eso veo como se asoma su cuerpo al bordear la escalera que es de caracol.
Sus pies eran torpes del cansancio que llevaba encima, pero no tropezó en ningún peldaño hasta llegar a donde estábamos su tío y yo.
En el momento que dejo a su hermano en la silla giratoria que había sacado Gerben del laboratorio; empieza la fase "exorcismo" de Niek. Por encima de mi hombro observo a un Gerben realmente sorprendido por lo que ve.
Diederik y yo nos hemos apartado. Aparte de eso hemos puesta la mirada en algo más porque no queremos ver los ojos blancos que tiene Niek. Dan algo de respeto y prefiero no mirarle fijamente, así solo aumentaría las ganas de irme corriendo a un lugar donde no estuvieran esos ojos blancos como un copo de nieve.
—¿Qué ha sucedido? —pregunta el más mayor de los cuatro casi al borde de salirle los ojos de sus orbitas —Sí nunca he visto nada parecido a lo tuyo —se refiere a mí —, menos a lo que estoy contemplando ahora mismo. ¿Cómo ha ocurrido? —primeramente, desplaza sus ojos a los de su sobrino pequeño que ahora parece un exorcista.
—A mí no me mires, yo estaba aún en la sala con Antje cuando sucedió todo esto —Diederik, no miraba a Gerben a los ojos, por la simple razón de que, si lo hace, se encontrara de pleno con los de su hermano.
—¿Ruud? —sé qué quieres saber lo que ha pasado y se lo contaré, pero aquí afuera no, prefiero hacerlo donde nadie nos escuche. Además, todavía le tengo que decir una de mis teorías.
—Vamos dentro —hago un ademan con la mano para indicar que entremos al laboratorio. Ellos entran primero, llevando Diederik la silla giratoria donde su hermano se encuentra allí, aun en el estado exorcista.
Tengo algo otra vez en la mente, que no me deja la conciencia tranquila, y es si Antje es una infiltrada de mi madre para poder desmantelar todos los planes que tenemos en mente.
En verdad alguien debe ser infiltrado de Lodewijk, de ello estoy seguro. No puede haber otra explicación a esto. Yo no tengo un chip rastreador por donde mi madre me vigila para poder saber concretamente donde me encuentro.
Cuando estamos ya todos en el interior cierro la puerta tras de mí. Gerben le indica a su sobrino donde dejar a su hermano y al parecer no se ha olvidado de que tengo que contarle un par de cosillas.
—¿Me vas a contar que ha pasado? Y te advierto una cosa —sube su dedo índice para que lo vea —. Que no se te olvide —me mira con advertencia —lo quiero con pelos y señales.
¡Se ha vuelto loco! Comprendo que sean sus sobrinos y que se preocupe por ellos, pero yo no tengo la culpa de que le pasara esto; a menos no directamente.
—Te lo contaré, pero relájate. Además, recuerdo muy bien, a ver llamado a todo el mundo que estaba en esta casa, y si no estoy mal de la memoria, debemos permanecer todos en casa, ¿Dónde estabas tú cuando os llamé? Aquí encerrado por supuesto —no quiero ser un hijo de puta, puesto que se a la perfección que estás investigando una cura para mi padre y saber exactamente que experimento hicieron conmigo.
Por otra parte, debería instalar algo para saber que pasa en el resto de la gran mansión cuando está encerrado aquí dentro; que, por cierto, es la mayoría de las veces. Pasa más tiempo aquí que otro sitio.
—Estaba por subir al segundo piso cando Niek me llamó, me quería decir algo, le pregunté a ver si era importante, no me respondió. Después de eso; de un momento a otro, se quedó completamente quieto, sin moverme y empezó hacer esas cosas raras que has podido ver con tus propios ojos.
—Ahora quiero que me digas algo —lo miro dubitativo —. ¿Cuánto tiempo está como exorcista? como dices tú —cojo una bocanada de aire. Sin saberlo me estaba quedando sin él.
—Dos y medio—no le quiero mirar por la reacción que pueda tener, porque voy a decirle los minutos que está completamente quieto —tres minutos exactos de reloj de la forma que nadie puede controlar llamada por mi "exorcista".
—Al menos hay bastante tiempo de margen —por lo menos es positivo, cosa que a mí me está costando ser cada día más.
—¿Has analizado el casquillo? —si dice que, si podríamos saber ya que es, aunque igual no ha encontrado nada de lo que mis locas teorías dicen, así que tendría que volver a hacer ese proceso. Y si dice que no, tendría que hacer lo antes posible.
—No, ¿por qué? —pregunta, descolocado por la situación.
—Debes hacerlo cuanto antes, puede que en esa bala —señalo a la nada, pero refiriéndome a ella —puede tener un gas o algo parecido que se impregne en el aire y ahora lo tengamos pululando por toda la casa. Creo que por eso mismo Niek se encuentra así.
Gerben abre bien los ojos cuando termino de contar mis supersticiones. Todavía está procesando la información que ha recibido.
Sin verlo venir, se da la vuelta pasando por el pasillo de estanterías que tiene en medio de la habitación y se dirige directamente a uno de los armarios de cristal que tiene, lo abre y saca una bolsita con algo en el interior, que desde mi posición no llego a ver lo que es.
—¿Os vais a quedar ahí como dos pasmarotes? —alza la voz para que le escuchemos bien —Vamos a averiguar de una santa vez lo que ocurre aquí.
En verdad esperaba esto. Hay a veces que piensas que estamos muy cerca de la verdad, y a los minutos te das cuenta de que no estas, no has llegado ni a la mitad del camino.
—Cambia esa cara de lamento Ruud, encontraremos el origen de todo —no estoy tan seguro de ello. No obstante, le doy una sonrisa forzada.
—Eso me lo lleváis diciendo días, y no hay ningún avance. Parece que, en vez de avanzar, vamos hacia atrás como los cangrejos. ¡No damos pie con bola! —no le estoy echando toda la culpa a él, porque somos todos, pero es que la verdad es esa —. Y por el lado contrario están Lodewijk, Annelien y sus seguidores, que avanzan sin casi despeinarse.
También pienso en algo; estamos yendo en círculos, y no salimos de ese lugar tan vicioso para nosotros. Sé, y seguramente sabemos —hablo en plural, por obvias razones —, que debemos ponernos las pilas si queremos salir de esta situación.
—Sino cambiamos el chip, no vamos a avanzar jamás —mi mano derecha se dirige hacia una de las baldas que está a mi altura que contiene unos tubos de ensayo con lo que creo que es sangre —. ¿Tiene algo nuevo o sigues sin avances? Que yo recuerde, todavía no me has dicho con exactitud qué es lo que soy, y lo que tiene mi padre, que le hicieron. Aún estoy esperando —cada tubo tenía nombres. Repaso todos con velocidad y cuando veo mi nombre, me quedo unos segundos ahí; absorto mirándolo, para luego dirigirme hacia Gerben de nuevo —. ¿Por qué se encuentra mi sangre ahí? —me masajeo mis sienes. No entiendo absolutamente nada, parece que está retrasando todo a propósito —¿Aun no la has analizado?
La sensación de cabreo era tan clara como el agua cristalina del mar. El sentimiento de enfado se estaba consolidando a cada segundo que pasaba. Parecía que la sangre que corría por mis venas se encontraba hirviendo. Notaba como la sangre hacia presión en las arterias al borde de hacerme daño.
Siento un pequeño calambre en el antebrazo derecho que hace que algo se encienda en mi cuerpo.
—¿Por qué tu cuerpo parece que está iluminado por una luz blanca? —en cuanto escucho las palabras de Diederik miro mis manos y están de la misa forma que aquel día que vinieron mi hermano y mi madre a Louis Lake a pasar las navidades, cosa que no ha ocurrido. Ese suceso, no es de hace mucho tampoco.
—Porque no estoy de buen humor, se podría decir —contando esta vez, me ha pasado una sola vez más solamente.
—Explícate mejor —un resoplido sale de mi boca, antes de explicarle como ocurre esto.
—Lo que estás viendo ahora mismo es producido por fuerte enfado acumulado, ¿cómo lo sé? Fácil de decir, me pasó lo mimo el día que Mannes y Annelien llegaron a Lake Louis. Nadie me vio de esta forma, puesto que me encontraba bajando la colina.
—Alucinante —supongo que nunca ha escuchado nada igual, supuestamente esto solo se ven en las películas y series que seguramente echan por la televisión.
—¿Me puedes escuchar Ruud? —el que supuestamente es el amigo de mi padre me habla para que intente escucharlo. Lástima que no quiero saber nada de él hasta que empiece a trabajar, en vez de encerrarse aquí y rascarse la barriga.
—Hasta que no hagas lo que tienes que hacer para que salgamos de una vez de esta mierda —señalo a todas partes con mis dedos —, no pienso prestarte atención. ¡Fin de la conversación!
Camino con precisión y pisando con fuertemente hasta llegar a la misma puerta por la que hemos entrado. Necesito tranquilizarme, paso un poco más de tiempo iluminado e ilumino toda la ciudad completa.
—¿Puedes esperar un momento?
—Tiempo has tenido para hacer lo que tenías que hacer. Te has comprometido con nosotros y yo no veo resultados por ninguna parte —me encojo de hombros, cabe decir que parezco idiota al mirar al frente y hacer como si estuviera delante.
Cundo intento volver a irme me coge del codo para frenarme, hago lo posible por escaparme de su agarre, y lamentablemente no lo consigo.
Le miro por encima del hombro. Al parecer el termino de no quiero hablar con él no está dentro de su léxico.
—¡Suéltame! —no hace caso —¡Suéltame! —silencio total, solo me mira fijamente, su semblante es serio y decidido, pero no voy a dar mi brazo a torcer, quiero salir de aquí. —¡Qué me sueltes! —cómo lo estaba viendo venir, hago fuerza con el brazo y logro soltarme —No te acerques a mí, no te quiero ni ver. Es más, si estuviera en mi mano regresaría a Louis Lake de inmediato, lo hago por mi padre; que conste.
Sigo mi camino, esta vez no me detiene nadie, salgo del laboratorio casi al borde del colapso, intento relajarme lo máximo posible.
Sé a dónde dirigirme ahora, espero que mis abuelos no se encuentren allí, sino descansando en su habitación. No quiero que nadie me escuche nada de lo que diré ahí. Además, aún son conjeturas, no hay firmezas en las cosas que rondan mi cabeza.
Llego al piso de las habitaciones y miro con detenimiento todas mientras voy andando hasta dar con la puerta de la habitación de mi padre. Con mis nudillos toco la madera indicando que voy a entrar por si alguien se encuentro dentro.
Abro despacio la puerta y al principio solo asomo la cara para verificar que no hay nadie dentro de la espaciosa estancia.
No había ni mirado la hora en lo que llevaba de tiempo, así que no tenía ni la menor idea de que hora era y la verdad que tampoco he tenido mucho tiempo de ver si ya estaba anocheciendo o no. Por ahora la parte de reptil no había salido a la luz.
Me acerco por el lado donde se encuentra acostado mi padre, lo veo tan mal como la última vez que le vi. Eso me alegra aparte de relajarme.
—No creo que me respondas o que me escuches —soy consciente de que mi padre no está en coma. Sin embargo, lo que le dio mi madre no le hace nada bien y parece que duerme durante días, agregándole la grieta que tiene en el brazo—, pero tengo que sacar todo lo que me estoy reteniendo por dentro, y en esta casa no confío en nadie. Así que solo me quedas, tú papá.
Observo como se remueve mi padre en el sitio. No obstante, sus ojos siguen sellados, sin abrirse.
—Por cosas que han estado pasando, estoy pensando muy seriamente y le estoy dando muchas vueltas a la cabeza que has hecho una mala elección a escoger a Gerben para que nos ayude —cojo airé para poder seguir hablando —, está retrasando todo y no es que lo suelte de boquilla, lo he visto con mis propios ojos.
—No vas mal encaminado hijo —mi padre me habla con voz ronca y a la vez bajita. Casi salto del susto por tal hecho. No estaba preparado para escucharlo, supuestamente no despertaría —, nos hemos metido en la boca del lobo, ni siquiera sé con certeza si vamos a poder salir.
¿A dónde hemos venido? Llamar infierno a lo que nos espera, es quedarme corto.
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