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3 Cambios

Todo parecía haber vuelto a la normalidad después de que Anon convenciera al Tío Moe de darle una oportunidad a Fang y su banda para tocar en su pizzería. El malestar por la derrota en el arcade y el tema de las pizzas se disipó, y Fang, emocionada por el concierto, incluso le dio un gran abrazo a Anon en señal de agradecimiento. Sin embargo, a pesar de este gesto sincero, algo seguía inquietando a Fang. La extraña sincronía entre Anon y Naomi durante el juego no dejaba de rondar por su mente, y esa incomodidad fue imposible de ignorar.

Al día siguiente, en la escuela, Fang reunió a sus amigos para compartir lo sucedido. —Chicos, Anon consiguió que el Tío Moe nos dé un concierto en su pizzería — anunció Fang con una mezcla de entusiasmo y cautela. Reed levantó los pulgares, aprobando la noticia sin pensarlo demasiado. —Lo sabía, Anon siempre tiene una suerte increíble. ¡Es como si le saliera todo sin esfuerzo! —

Sin embargo, Trish, que nunca había sido fan de Anon, frunció el ceño y cruzó los brazos. — ¿Anon? ¿Suerte? No me lo creo. Siendo él, seguro que hay algo detrás, ese tipo no se tropieza con oportunidades así porque sí. —

Fang, ahora más confundida por las opiniones opuestas de sus amigos, intentó aclarar su propio pensamiento. — Lo que me preocupa no es solo eso. Ayer, cuando jugamos en el arcade... Anon y Naomi estaban demasiado sincronizados. La forma en que terminaron el juego... era raro, como si lo hubieran practicado. ¿Y esa pose al final? No sé, parecía como si fueran un equipo."

Reed soltó una carcajada. —Eso suena a coincidencia total, Fang. Anon es un desastre. Si algo sale bien, fue pura suerte, y casi siempre que se le sube a la cabeza se pasa de exagerado. —

Pero Trish no cedía. —No, Fang. Esto es sospechoso, sabemos lo manipuladora que es Naomi, y Anon... bueno, él es un despistado, pero no te engañes, algo no cuadra aquí.—

Esas palabras hicieron eco en la mente de Fang. Trish, siempre convincente, supo exactamente cómo sembrar la duda. Y aunque Reed intentó calmarla, la influencia de Trish pesaba más.

Fang comenzó a pensar en Naomi y su capacidad para manipular situaciones, y el comportamiento descuidado de Anon parecía el escenario perfecto para que algo extraño sucediera sin que él siquiera se diera cuenta.

Movida por la desconfianza, Fang decidió llegar al fondo del asunto, durante una semana, vigiló a Anon desde la distancia como una auténtica stalker.

Lo siguió en los pasillos de la escuela, lo observó durante el almuerzo, y prestó especial atención cada vez que Naomi y Anon se cruzaban. Sin embargo, para su sorpresa, no vio nada fuera de lo normal, cada interacción entre ellos parecía superficial, saludos casuales, algún que otro intercambio de palabras sin importancia.

Al final de la semana, Fang empezó a sentirse aliviada. Quizás había sido solo su imaginación. No había señales de ninguna conspiración.

Pero, mientras el alivio la inundaba, también comenzó a sentir vergüenza. —¿Qué estoy haciendo? Ni siquiera somos pareja — pensó Fang, recordando que su celos no tenían fundamento real, quizás era momento de que ella diera el primer paso.

Era viernes, y la semana había pasado sin grandes novedades. Sin embargo, ese mismo día, Anon escuchó algunos rumores sobre una posible pelea entre Naomi y Naser.

Nadie le había mencionado nada directamente, ni Naomi ni Naser, así que Anon los tomó como simples rumores que circulaban por los pasillos. Pero más tarde, esa noche, su teléfono vibró con un mensaje inesperado de Naomi.

—¿Puedes venir a mi casa mañana? Estoy triste... pasó algo grave entre Naser y y necesito una tarde de Rocktendo. —

Anon leyó el mensaje y suspiró, sintiendo el peso del cansancio de la semana —¿Qué habrá pasado esta vez? —,se preguntó.

Sabía que tenía que ir, pero lo que no tenía claro era si se trataba de una simple discusión de pareja o de algo más serio, como un rompimiento. Era difícil de prever, y no quería llegar con las manos vacías.

Después de unos segundos de duda, tomó una decisión práctica —Helado de chocolate. Eso nunca falla. — Aunque no era un experto en resolver dramas, había aprendido de las películas que el helado era como un bálsamo universal para mujeres tristes o enojadas. Y ya que estaba, pensó que también podría llevar algunas películas de Julia Roberts. —Dicen que las comedias románticas ayudan a aliviar el mal trago, ¿no?— se dijo, confiando en los clichés cinematográficos que conocía.

Mientras se preparaba para salir, sintió un nudo de incertidumbre. No sabía qué tan grave era la situación, pero el hecho de que Naomi le pidiera que fuera, ya le decía que no sería una noche cualquiera. Anon no podía evitar sentir un poco de presión; no estaba seguro de cómo manejar bien estas situaciones, pero sabía que estar presente para Naomi era lo importante.

El sábado por la tarde, Anon entró a la casa de Naomi y la vio sentada en las escaleras de la entrada, con la cabeza gacha. Su postura hablaba más que cualquier palabra; algo andaba muy mal.

Naomi se levantó en silencio al verlo y lo guio hacia la sala sin decir una sola palabra. El ambiente era denso, cargado de tensión, y Anon se preparó mentalmente para lo que estaba por escuchar.

Cuando llegaron a la sala, Anon notó que, más que triste, Naomi se veía culpable, como si llevara un peso enorme sobre los hombros. Finalmente, rompió el silencio.

T—uve una pelea con Naser... —dijo con la voz apagada, mirando al suelo. —Pasó algo con Fang... otra vez y Naser se puso en modo 'papá gallina' con ella. Canceló una cita que llevábamos planeando todo un mes. —

Su tono se volvía más amargo con cada palabra. —Me enojé tanto que armé una escena. Llegué a mi límite y... sin querer, le solté lo que pasó hace un mes. —

Anon sintió un escalofrío recorrerle la espalda al escuchar eso.

—Le dije cómo lo llamé varias veces cuando estaba al borde de la muerte por la fiebre... pero nunca me contestó. Y que fuiste tú quien me salvó. También le dije que tú has hecho más por mí en este mes que él en casi un año de relación. —

Anon suspiró pesadamente, llevando las manos a su rostro, esto era justo lo que temía, ahora Fang sabría todo, y la situación podría escalar aún más.

El pensó "maldita sea mi relación con Fang iba por buen camino... ella puede mal interpretar todo... De seguro lo hará es imposible que Naser no le diga, es comprensible que eso le provoque celos Esto va a ser un problema..." pero, intentando aliviar el ambiente, trató de cambiar el tema, para aguantar el enojo que tenia por dentro... no quería gritarle a Naomi.

—Bueno, menos mal que traje helado... y películas, — dijo con una sonrisa cansada, intentando suavizar el golpe de la situación y no gritarle a Naomi porque estaba algo enojado con ella.

Naomi miró las películas que él trajo y frunció el ceño, su humor seguía lejos de mejorar. —No quiero esa basura... ¿Julia PteroRoberts? Por favor, estoy harta de todo eso. —

Luego, levantó la vista, un poco más desafiante. —Tengo Dinoflix, pon las mejores películas de acción que puedas encontrar, no quiero pensar en nada más, solo quiero que el tiempo pase rapido. —


Además, sabía que algunas de sus películas eran lo suficientemente intrigantes y sofisticadas como para captar el interés de Naomi y al mismo tiempo crudas y divertidas como le gustan a él.

La sala pronto se llenó de los sonidos de disparos, diálogos afilados y escenas llenas de tensión. Naomi, a pesar de su malestar, se quedó fascinada con la famosa escena del baile entre Uma Thurman y John Travolta en Pulp Fiction. Se recostó en el sofá, algo más relajada, y murmuró con una pequeña sonrisa en los labios.

—Me encanta esta escena... es tan... divertida. —


El helado se había acabado. Naomi, con una voz más apagada que de costumbre, le dijo a Anon que había comprado algunos litros más que estaban en la nevera. —Ve por el de pistache, por favor. —

Anon asintió y se levantó sin pensarlo demasiado. Caminó hasta la cocina, abrió el refrigerador y sacó el bote de pistache. Justo cuando lo tenía en las manos, sonó el timbre.

Naomi, todavía abatida, ni siquiera hizo el intento de levantarse. —Anon... ¿puedes abrir tú? No tengo ganas... —

Anon aceptó y, mientras se dirigía a la puerta, una sensación de incomodidad lo invadió. Por favor, que no sea quien creo que es... pensó. Abrió la puerta y ahí estaba: Naser.

El corazón de Anon dio un vuelco. "Mierda... este tipo me va a dar una paliza," pensó con nerviosismo. Pero, para su sorpresa, Naser no parecía enfadado. Solo lo saludó con una mirada cansada y dijo, casi en un susurro— Supongo que era verdad... —

Anon no supo qué decir, pero antes de que pudiera reaccionar, Naser continuó —Naomi me contó todo. Solo... solo quería darte las gracias, Anon. Si no hubieras estado ahí... no sé qué habría pasado con Naomi, soy un pésimo novio... maldita sea. —

Naser se veía devastado, sus hombros caídos y su voz llena de arrepentimiento. Anon, viendo el estado en el que estaba, decidió hablar con calma, intentando aliviar un poco la tensión. —Mira, Naser, tal vez no hayas hecho todo bien, pero eso no significa que todo esté perdido. Todavía puedes compensar las cosas... si realmente lo quieres... no, debes hacerlo es lo mínimo que puedes hacer por ella— Anon se sintió aliviado por ver que Naser no se enojó.

Naser suspiró profundamente, y tras una pausa, dijo —Quisiera saber... ¿qué tan cercanos son ustedes? Si no es mucha molestia. —

Anon lo miró por un momento, notando la mezcla de inseguridad y dolor en los ojos de Naser. —Mejor que te lo diga ella no es mi asunto su pelea de pareja, arréglenlo ustedes dos—Sin decir nada más, lo guio hacia la sala donde estaba Naomi Cuando ella lo vio, sus ojos se abrieron con sorpresa. No esperaba verlo ahí tan pronto, mucho menos en ese contexto. Pero antes de que pudiera decir algo, Naser se adelantó.

—Lo siento, Naomi... de verdad lo siento por todo — dijo con un tono genuino, su voz temblando ligeramente. —Sé que la he cagado, y lo siento... solo quiero entender cómo llegamos a esto. —

Naomi lo miró, y después de un largo silencio, asintió hacia Anon, como pidiendo permiso para explicarse. Anon le devolvió una mirada tranquila, dejándole el espacio para que hablara.

Naomi respiró hondo y comenzó a hablar, aunque prefirió ir directo al grano. —No fue solo lo de la fiebre... es que me sentía tan... desconectada de ti. Y me di cuenta de que había cosas que no te contaba por miedo a romper la imagen que tenías de mí. Como lo de los videojuegos... en realidad me he vuelto una fan, pero nunca te lo dije porque pensaba que te decepcionaría. —

Naser la miró con incredulidad por un segundo, antes de echarse a reír suavemente. —¿Eso es lo que te preocupaba? Naomi... cuanto más sepa de ti, mejor, no quiero una versión 'perfecta'. Quiero conocerte de verdad. —

Naomi lo miró con una mezcla de alivio y culpa, y por primera vez en toda la noche, esbozó una pequeña sonrisa. —Supongo que me preocupaba demasiado. —

Naser asintió, con un gesto sincero. —Sí, quizás... pero estoy aquí, ¿no? —

Naomi respiró aliviada y, tras una pausa, lo invitó a quedarse. —¿Te unes a ver las películas? Anon eligió unas buenas. Podemos pasar la noche viendo algo juntos... y comiendo helado. —

Naser aceptó con una sonrisa, y pronto los tres estaban sentados en el sofá, compartiendo helado y disfrutando de un maratón de películas de culto. Las risas y las conversaciones fluyeron con naturalidad, disipando poco a poco el malestar de la noche. Al final, lo que había comenzado como una situación incómoda terminó siendo una agradable noche entre amigos, dejando las tensiones atrás, aunque sea por un rato.

Llegó el lunes, y Anon sabía que tenía que enfrentarse a Fang. Aunque Naser había jurado que no le diría nada a su hermana, Anon ya no veía sentido en seguir ocultando su amistad con Naomi. Era evidente que Fang se enteraría tarde o temprano, y además, Anon ya no quería seguir escondiéndole nada. No eran pareja, pero eso no cambiaba el hecho de que Anon estaba enamorado de ella.

Durante la hora del almuerzo, Anon decidió hablar con Fang en un lugar apartado, lejos de las miradas y oídos curiosos. El ambiente estaba cargado de tensión; Anon sabía que la conversación podía salir mal, pero había llegado el momento de ser sincero.

—Fang... — comenzó, nervioso pero decidido, —necesito contarte algo. No quiero que sientas que te estoy ocultando cosas, y menos traicionarte. Lo que pasó con Naomi... bueno, hemos estado pasando tiempo juntos. Pero quiero que sepas que no fue para traicionar a Naser ni a ti. —

Fang arqueó una ceja, claramente sorprendida y con algo de rabia. —¿Pasando tiempo juntos? ¿Cómo... cuánto tiempo estamos hablando? —

Anon tragó saliva. —mala elección de palabras mira... emos convivido bastante, pero siempre fue por ayudarnos. Naser y ella tuvieron algunos problemas y, bueno...

—En resumen le salve la vida... y estuve allí cuando lo necesitaba, nos volvimos cercanos y si, Naomi es una bestia para los videojuegos, por eso la paliza del otro día, no quería romper mi promesa con Naomi, ni traicionar a nadie. Yo... soy cualquier cosa, pero no un traidor. —

Fang lo miró fijamente, en completo silencio. Anon podía sentir cómo su corazón latía con fuerza, esperando una reacción, cualquier cosa. Fang, sin embargo, no reaccionó como él esperaba. En lugar de explotar o enfadarse, solo lo miró con cierta incredulidad.

—¿Así que... te hiciste amigo de la psicópata de Naomi? — dijo Fang, casi con sorna.

Anon, un poco descolocado por la respuesta, sonrió nerviosamente. —Bueno, sí. Pero... Naomi no es tan mala como parece. Cuando te tomas el tiempo de conocerla, te das cuenta de que es bastante genial. Solo... tienes que dejar que se abra, ella cambio, al igual que tu."

Fang lo miró un momento más, tratando de procesar la situación. Para su sorpresa, no se sentía traicionada. Anon siempre había sido leal, y aunque esto la había tomado por sorpresa, no era algo imperdonable. Él no rompía sus promesas, y hasta ahora no lo había hecho.

Finalmente, Fang se encogió de hombros y sonrió con ironía. —No puedo creer que te lleves bien con ella, es tan extraño... pero, oye, supongo que cada uno tiene sus rarezas. —

Anon soltó un suspiro aliviado. —Gracias por no enfadarte... no quería que pensaras que te estaba ocultando algo importante. —

Fang lo observó por un segundo más, y luego le dio un leve empujón en el hombro. —Solo no te olvides de con quién cuentas realmente, ¿de acuerdo? Y si vas a seguir siendo el caballero de Naomi, asegúrate de no meterte en más problemas con mi hermano. —

Anon asintió, agradecido de que la conversación no hubiera tomado el giro dramático que había temido. Fang no parecía molesta, solo sorprendida. Y eso, en el fondo, lo hacía sentir un poco más en paz con lo que estaba pasando.

—Lo tendré en cuenta —dijo, mientras ambos caminaban juntos hacia la cafetería, dejando atrás una conversación que podría haber sido mucho más complicada, pero que terminó en una extraña comprensión.

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