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25 k

Beomgyu se remueve caliente e incómodo entre sus sábanas exactamente cinco veces antes de finalmente retirarlas y aventarlas al suelo de su habitación junto con el resto de su ropa.

El calor y la sensibilidad en su cuerpo es tanto que el simple roce de la tela de su camiseta con sus pezones duros le causa escalofríos, su cuerpo está cubierto por una muy leve capa de sudor y el líquido preseminal que se acumula en la rojiza punta de su pene es tanto que se escurre hasta llegar a su trasero, haciéndole sentir increíblemente mojado y sucio.

A pesar de toda aquella incomodidad, sus ganas de masturbarse de nuevo son tantas que sus manos se dirigen casi automáticamente a la parte inferior de su cuerpo, acariciándose tímidamente mientras rosa con delicadeza su pequeño orificio.

Taehyun y Yeonjun le pusieron la regla de no tocar allí sin su permiso, pero solo masturbarse ya no le es suficiente, necesita estar lleno, ansía tanto liberarse de nuevo y los espasmos que percibe en su interior no le ayudan a poder contenerse.

Está tan húmedo con su propio presemen que sus dedos se deslizan fácilmente por el borde, sabe que debería tomarlo con calma; insertar primero un dedo y jugar un poco, pero las palpitaciones que siente en todo el cuerpo lo incitan a meter dos dedos de golpe hasta el final.

—¡Ah!—grita al sentir la molesta quemadura, dejando pequeños tirones en su base para distraerse del dolor.

Muerde su labio inferior con fuerza, temiendo ser escuchado, pero pronto recuerda que está solo en casa y se permite gemir sonoramente cuando comienza a empujar sus dedos y el placer le invade de golpe. Ruega internamente que los chicos no regresen hasta el día siguiente, porque está seguro que podría pasar toda la madrugada así.

El hormigueante placer que recorre su vientre y piernas le hace blanquear los ojos en éxtasis, su temperatura aumenta aún más e inconscientemente abre sus piernas todo lo que puede, posicionando su cuerpo de lado para empujar sus dedos con facilidad, metiendo hasta los nudillos.

La sensación es mucho más intensa de lo normal y rápidamente se vuelve adicto a ella, sus paredes dilatadas ruegan por más, así que inserta otro dedo, empujando los tres lo más profundo y rápido posible. El placer le deja la mente nublada, su saliva se escapa por sus comisuras y su boca abierta suelta ruidosos gemidos.

A pesar de la placentera sensación, sigue sintiéndose insuficiente, vacío. « Quisiera que estén aquí » El pensamiento lo llena de culpa y lágrimas de placer resbalan por su rostro. A pesar de saber que le espera un regaño si los chicos lo encuentran así, su cuerpo está tan sensible que se siente a punto de estallar.

—¡A-ah, mierda!

Acelera sus movimientos sin importarle el cansancio en los músculos de sus manos o el vergonzoso sonido obsceno que hacen sus dedos al entrar y salir tan rápido de su trasero. Pronto, su vista se nubla, su entrada se aprieta alrededor de sus dedos y salpica su vientre con su semen, llegando a su segundo orgasmo de la noche.

Los deditos de sus pies se retuercen y su cuerpo entero es recorrido por espasmos mientras sus réplicas pasan, poco a poco su visión borrosa enfoca el techo y su agitada respiración se estabiliza. No tarda ni un minuto en estar duro de nuevo, apenas sacó sus dedos cuando ya tenía una nueva erección.

—¡No!—se queja con lágrimas en los ojos, pataleando en la cama, haciendo un auténtico berrinche de niño pequeño.

Se recuesta nuevamente sobre su espalda y sus manos aprietan las sábanas con fuerza mientras siente nuevamente su cuerpo palpitar acelerado, por más que lo trata de controlar, su respiración y pulso se aceleran nuevamente.

Pero ya no quiere, no quiere hacerlo solo otra vez. Se ha acostumbrado tanto a que los chicos lleven el control, que no se siente igual sin ellos. Además, aun si estuvieran con él, lo más probable es que lo dejen sin sexo por romper las reglas de su acuerdo.

Pero a su cuerpo no le importa su patética situación, solo quiere ser complacido de nuevo. Sus pezones están tan duros y enrojecidos, al igual que su pene, listo para una nueva descarga, y su interior no deja de palpitar y arder ni por un segundo, anhelando ser llenado con algo más que solo sus dedos.

—Por Dios, no soy un puberto, puedo aguantar las ganas—murmura firme, dándose la vuelta para buscar su ropa y sus sábanas.

Mientras se viste torpemente, tratando de ignorar su excitación, mira el reloj en su mesa de noche y nota que ya pasa de la una de la madrugada, suspira pesado, sabiendo que será una noche larguísima.

Una vez que está listo, se avienta boca abajo en la cama y se cubre con las sábanas, ni siquiera se molesta en darse una ducha, pues ya se dió una por el mismo motivo y no tardó ni cinco minutos en estar completamente húmedo de nuevo.

Pone todo de su parte para ignorar la incomodidad y cierra los ojos, tratando de conciliar el sueño. Un par de minutos más tarde, se da cuenta de que definitivamente no está funcionando, sus latidos están tan acelerados que los puede escuchar contra su almohada y su erección duele al ser presionada contra la cama.

—Maldición…ya, por favor—solloza en silencio.

« No debí tomar esa mierda » es su pensamiento instantáneo cuando por fin cede a sus deseos y empieza a restregar sus caderas contra la cama, dándole un poco de estimulación a su pene goteante mientras gime vergonzosamente.

—No debí tomar esa mierda—repite en voz alta ésta vez, sin detener sus movimientos—...uhm.

Lleva sus manos por debajo de su camiseta, directamente a sus sensibles pezones, los rosa delicadamente con sus yemas antes de atraparlos entre sus dedos, apretando y estirando como sus chicos saben hacerlo, imaginando que son ellos quienes lo tocan.

—A-ah…—gime placenteramente al frotar sus caderas con más fuerza sobre el colchón, pero aún siente que algo falta.

Los colores en el rostro de Beomgyu desaparecen cuando escucha la puerta abrirse repentinamente, se da la vuelta de inmediato, sacando sus manos de sus pezones y fallando al tratar de cubrirse con la sábana.

El golpeteo en su pecho aumenta al mirar hacia el marco y ver justo a quienes tanto pensaba: Yeonjun y Tae, luciendo tan guapos como de costumbre, sus expresiones alternan entre sorpresa y lujuria cuando sus miradas recorren el rostro y cuerpo de Beomgyu.

—¿Q-qué…?—Yeonjun trata de articular palabras pero falla completamente.

Beomgyu se ve libertino: tiene el cabello revuelto, el rostro sonrojado, así como cualquier parte de su cuerpo que se alcance a ver, sus pezones están tan duros que se notan a través de la delgada tela de su camiseta blanca y su bóxer negro no hace nada para ocultar su erección.

« Mi erección »

Beomgyu cierra sus piernas inmediatamente como la filosa mirada de ambos se enfoca en su húmeda ropa interior, sin prever que la repentina fricción con la tela le haría gemir con una vocecilla tan malditamente necesitada que la temperatura en los cuerpos de sus compañeros aumenta repentinamente.

—S-salgan, por favor…—jadea, con sus ojos vidriosos de placer cuando otra ola de calor se apodera de él.

Es ridículo que les pida eso, considerando que desde que están juntos los tres, siempre duermen con él, es básicamente la habitación de Yeonjun y Tae también. Pero ahora no puede ni pensar claramente, no quiere recibir un regaño, solo quiere correrse de nuevo.

Taehyun traga saliva antes de hablar.

—¿Estás bien, hyung? estás muy sonrojado y te ves acalorado.

El menor de los tres se acerca rápidamente a la cama, tomando asiento a lado de Beomgyu, a la vez que coloca el dorso de su mano sobre su mejilla. Yeonjun le sigue y se coloca al otro lado de Beomgyu, retirando de su frente su fleco húmedo por el sudor.

—¿Todo bien, bebé? ¿podemos ayudarte en algo?—ofrece el mayor.

—Tu piel está ardiendo, debes tener fiebre—añade Tae, una vez que quita su mano.

La culpa invade a Beomgyu al darse cuenta de que los chicos están genuinamente preocupados por él, mientras que él solo piensa en lo maravilloso que sería tener a ambos atendiendolo en éste momento.

—Estoy bien—aparta la mirada con nervios.

—¿No se supone que habías ido a una fiesta?—pregunta Yeonjun, con ese tono acusador que siempre le pone los pelos de punta.

—M-me aburrí…

—¿Tomaste algo allí?—le pregunta Tae ésta vez.

Es evidente a donde van los chicos y sabe que está jodido.

—Y-yo…—Beomgyu aprieta aún más sus piernas al sentir placenteras punzadas en su vientre bajo.

—Di la verdad, bebé—susurra Yeonjun tranquilamente, acariciando uno de sus muslos.

El tacto del mayor hace su piel arder y no puede contener otro gemidito débil.

—Un afrodisíaco—confiesa finalmente, mirándolos con ojos vidriosos—...e-era una pequeña pastillita rosa, no creí que pudiese hacer todo lo que me dijeron…

—Hyung, es una droga, no debiste—le regaña Tae.

—Lo sé, solo quería probar—Beomgyu les mira con sus grandes ojos brillantes, esperando persuadirlos—¿están enojados?

Yeonjun y Tae se miran entre ellos, y luego de un suspiro, voltean hacia Beomgyu de vuelta.

—Obviamente nos molesta que te hayas drogado, te pudo haber pasado algo malo si no regresabas a casa—contesta Tae. Beomgyu asiente avergonzado—...pero tendremos esa conversación luego, no es lo importante ahora.

—¿Qué sientes, bebé?—pregunta Yeonjun, Beomgyu se estremece por su aliento caliente contra su oreja y sus dedos rozando sus muslos—...¿tienes ganas de tocarte?

Beomgyu solo asiente, presionando fuerte sus labios para no gemir de nuevo.

—¿Te estabas tocando antes, cierto, por eso gritabas?—pregunta Tae ésta vez, con un tono más calmado y pasando sus dedos por sus pantorrillas.

Beomgyu se sonroja aún más al ser descubierto.

—Perdón, pensé que estarían afuera hasta tarde…

—Pensaste que podías romper las reglas y no lo sabríamos—le reprocha Yeonjun.

—No pude aguantarme, lo siento—Beomgyu mira al mayor haciendo un puchero.

Yeonjun contiene sus ganas de devorar sus labios en ese mismo instante.

—Te hemos dicho que no puedes tocarte sin nuestro permiso—murmura contra su oído—...deberíamos castigarte por desobedecer—deposita un beso en la piel ardiente de su cuello.

—No, por favor—Beomgyu gime con los ojos cerrados.

—Estás muy sensible—confirma el mayor.

—¡No te burles, Yeonjun!—se queja con sus ojitos llorosos.

—No es burla, caprichoso manipulador, sabes bien que si nos miras así vamos a hacer justo lo que quieres—susurra contra su oído.

—¿Me ayudarán?—Beomgyu los mira felíz a ambos, complacido por salirse con la suya.

—Abre las piernas—ordena Tae, con una voz ronca que hace al susodicho estremecer.

Beomgyu se congela, pues no está acostumbrado a que Tae le hable tan serio. Antes de poder ejecutar su orden, las manos de sus chicos se abren paso entre sus piernas con suaves toques, el cosquilleo que recorre a Beomgyu le deja incapaz de pensar con prudencia, solo se deja hacer por ellos.

Cuando reacciona de vuelta, sus piernas están separadas y Tae está sacando su ropa interior, mientras Yeonjun hace lo mismo con su camiseta, revelando su cuerpo sonrojado por la anterior estimulación. Cómo de costumbre, las piernas de Beomgyu tiemblan ante la lujuriosa mirada de los dos.

—¿Tan rápido?—murmura al notar la erección en sus pantalones. Sabe que lo encuentran muy sexy, pero nunca los había puesto tan duros sin hacer nada.

« Realmente debo de verme como una puta » piensa avergonzado.

El placer disipa la vergüenza cuando los largos dedos de Tae rozan con descuido su agujero, el cuerpo de Beomgyu da un respingo por lo sensible que se encuentra aún. Su espalda desnuda choca con el torso de Yeonjun, quien lo envuelve entre sus brazos y alcanza su miembro con una de sus manos. Su cuerpo da otro respingo cuando el mayor lo envuelve fuerte entre su palma, subiendo y bajando ligeramente.

—Estás tan mojado—susurra Yeonjun contra su oído, mientras aprecia el sonido húmedo de la fricción.

—Nghn…hyung.

—¿Metiste tus dedos antes?—pregunta Tae, alzando la mirada para encontrarse con sus ojos.

Beomgyu ladea la cara con vergüenza.

—Contesta, Choi Beomgyu—ordena Yeonjun.

—Si—murmura con timidez, mirando a Tae de vuelta.

—¿No fué suficiente?, ¿quieres que te meta los dedos de nuevo?—Beomgyu asiente tembloroso—¡contesta!—ordena el menor.

—S-si, por favor—su voz sale tan malditamente necesitada que confirma que no solo se ve como una puta, también se escucha como una.

Su mente se nubla cuando Tae mete dos de sus largos dedos de golpe, la deliciosa quemadura junto con el placer de la estimulación de su miembro lo llevan al borde. Atrae al menor con sus piernas mientras jala a Yeonjun hasta su cuello, llevándolo a depositar más besos y mordidas allí.

Tae introduce un dedo más y acelera la velocidad, rozando un muy conocido punto dentro de Beomgyu, el menor sonríe complacido al escuchar a su lindo hyung pedirle por más, gimiendo su nombre con cada empuje.

—Estás tan caliente y apretado…

Sorpresivamente para los recién llegados, Beomgyu termina aún más rápido de lo que esperaban, liberando varios chorros sobre su delicado abdomen, uno por cada estocada.
Su cabeza castaña se retuerce sobre el hombro de Yeonjun mientras sus largos espasmos pasan, Tae sostiene sus piernas para que los calambres no le hagan cerrarlas.

Yeonjun aprieta su agarre sobre su miembro, sin dejar de exprimirlo hasta que está seguro de que no queda nada más.

—Que sexy eres, bebé—le elogia, sin detener las caricias que lo hacen retorcerse de placer.

—Me estás apretando muchísimo los dedos hyung…

—S-sacalos, por favor—murmura débil.

Taehyun obedece y los saca tan rápido como el hambriento interior de Beomgyu se lo permite, deleitándose por la manera en que su bonito agujero rosado queda dilatado por unos segundos, antes de finalmente volver a contraerse.

—Muero por meterla aquí—murmura el menor, viendo a Beomgyu a los ojos—...¿puedo?

—S-solo espera a que yo…

Taehyun alza las dos largas piernas de Beomgyu y las sostiene contra su pecho, para después hundir su lengua en la sensible entrada del chico, dejando lamidas tentativas que le roban el aire.

—¡Ah!...Tae, espera…—gime mientras se retuerce entre los brazos de Yeonjun—estoy muy sensible…e-espera…

Taehyun siente algo de compasión por él y se aparta, colocándose sobre sus rodillas en la cama, viendo a Beomgyu respirar agitado con su espalda recargada sobre el pecho de Yeonjun, notando de inmediato que no es el único que se muere por arruinarlo.

Yeonjun está sonrojado hasta las orejas, completamente hipnotizado mientras mira con ojos brillantes al chico entre sus brazos. Su dura erección choca contra la espalda desnuda de Beomgyu, parece rogar por salir y recibir un poco de atención.

—¿No fué suficiente, bebé?—le pregunta el mayor, acariciando sus bonitos pezones con las yemas de sus dedos.

Beomgyu gime quedito en respuesta.

—¿Quieres más, hyung? ¿te gustaría que te la meta?

Beomgyu asiente frenético.

—Estás duro otra vez—dice Yeonjun con sorpresa—...Dios, ¿cuántas pastillas tomaste? apenas te acabas de correr y…

—¡No te burles!

—No lo hago, realmente estoy preocupado, uno se puede morir por una sobredosis de eso, ¿sabes?

—No exageres—frunce el ceño.

Taehyun rueda los ojos mientras los escucha discutir.

—¿Ustedes realmente no pueden dejar de pelear ni en una situación así?—les regaña a ambos antes de mirar a Beomgyu—...Ésta vez tengo que estar de lado de Yeonjun, esas pastillas dan taquicardia, una sobredosis te puede detener el corazón.

—Solo fué una—se queja con un puchero, uno tan lindo que por un momento olvidan la situación en la que están.

—Como sea, vas a necesitar más que solo ésto para sentirte satisfecho—dice el menor finalmente, bajando hasta estar entre sus piernas de nuevo.

—Para eso los tengo a ustedes—Beomgyu sonríe orgulloso, hasta que una repentina nalgada de Tae lo hace sobresaltarse y gemir.

—Caprichoso manipulador, deberíamos dejarte sin sexo por desobedecernos—le dice el menor.

—Por favor no, s-seré obediente…—Beomgyu no continua, un estremecimiento se lo impide.

—Realmente deberíamos castigarte—Yeonjun pellizca sus pezones y Beomgyu gime por el placentero dolor—...deberíamos tener sexo frente a tí sin invitarte a unirte—su voz sale más lujuriosa que nunca.

Beomgyu jadea ante la idea de ver a sus novios teniendo sexo frente a él, ya ha pasado antes y su lindo pene siempre vibra emocionado ante el recuerdo de aquellas imágenes. En otro momento amaría ver el espectáculo, pero ahora mismo necesita estar lleno hasta el final por ambos, su cuerpo palpita de necesidad por ellos.

A pesar de aquello, no pudo perder la oportunidad de molestar a Yeonjun.

—Seguro que al final me rogarías que les abra las piernas, Yeonjunie—dice hacia el mayor con una sonrisa burlona—...ustedes no pueden vivir sin estar enterrados dentro de mí.

El mayor voltea hacia Tae y ambos comparten una sonrisa tímida, derrotada, sabiendo bien que es verdad.

—Eres un pequeño monstruo—le dice Tae, y Yeonjun asiente estando de acuerdo.

Prácticamente dándole la razón, el mayor se coloca frente a Beomgyu y comienza a acariciar cada tramo de su suave piel blanquecina con sus amplias manos, provocando un sensual hormigueo en sus piernas. Cuando llega a la hendidura de su trasero, lo mira una vez más, pidiéndole permiso, Beomgyu asiente repetidas veces.

Yeonjun lleva rápidamente sus dedos al abdomen de Beomgyu, tomando su propio semen para utilizarlo como lubricante. La idea de lo sucio y obsceno que es tener su propio semen adentro, hace a Beomgyu gemir entrecortado, inconscientemente abre sus piernas más amplio para su hyung.

—Conmigo no fuiste así—escucha a Tae quejarse.

Estaba a punto de objetar algo al menor cuando Yeonjun mete dos de sus dedos de una sola vez, abriéndolo fácilmente por lo dilatado y húmedo que ya está, robándole un jadeo que resuena fuerte en la habitación. No sabe qué demonios le pasa, se siente más sensible y deseoso con cada orgasmo.

—¡Más hyung!—pide agitado, alzando sus piernas para sostenerlas contra su pecho.

Taehyun se cruza de brazos al ver a Yeonjun empujar tres dedos con fuerza en el interior de Beomgyu, creando ese obsceno sonido húmedo y haciendo al lindo castaño rogar por más. No es que realmente piense que Beomgyu tiene preferencia por él, pero también le gusta hacer berrinches.

Si fuese un poco más dramático ya se hubiese retirado en silencio a su habitación, a masturbarse toda la noche escuchando los gemidos de Beomgyu; sobre todo ahora que se acerca a su orgasmo y no para de gritar el nombre del mayor, pero está esperando lo que viene a continuación.

—¡Taehyunie!—Beomgyu toma a Tae de la mano, sabiendo bien lo que quiere oír—por favor tócame, hazme lo que quieras…te necesito.

Tae sonríe satisfecho con un sonrojo hasta las orejas, traga saliva completamente excitado ante las palabras sin filtro de Beomgyu, no sabe de dónde saca el valor para decir cosas tan atrevidas, pero está seguro de que ambos le recordarán éste momento toda la vida.

—Vamos bebé, no seas celoso, sabes que Beomgyu no puede estar satisfecho con solo uno de nosotros—le dice Yeonjun a su lado, con una leve risita, deteniendo el movimiento de sus dedos.

Taehyun solo ríe.

—No te detengas—se queja Beomgyu.

—Solo míralo—continúa el mayor, ignorando la desesperación del chico—...le excita que lo miremos tan entregado para nosotros.

Beomgyu se avergüenza porque sabe que es verdad, su débil cuerpo no hace nada por disimular el placer que le genera tener a sus dos guapos chicos completamente dispuestos a complacerlo toda la noche, un hormigueo nace en su vientre bajo y se extiende por sus piernas cuando los mira a ambos besarse frente a él.

Sus manos se dirigen automáticamente a su trasero, separando sus glúteos para presentar su abusado agujero, aún con los dedos de Yeonjun adentro, ve con gusto como ambos aprietan fuertemente la mandíbula y tragan saliva ante la vista.

—Mete tus dedos también, Taehyunie, se bueno con tu hyung favorito—le pide, en ese suplicante tono que los vuelve locos a ambos.

Taehyun de inmediato añade dos de sus dedos a los tres de Yeonjun, colocándolos por encima de los del mayor. Beomgyu se deja llevar, respirando hondo por la repentina sensación de plenitud.

—¡Más, por favor!—jadea.

Ambos chicos empujan sus dedos con fuerza al mismo tiempo, maravillados por lo bien que Beomgyu los toma, hipnotizados viendo al chico gemir y retorcerse entre las sábanas, moviendo su cabeza de un lado al otro, lloriqueando lo bien que se siente.

—Lo tomas tan bien, bebé—le felicita Yeonjun cuando se alza sobre su torso para llevar uno de sus lindos pezones a su boca.

Taehyun no puede soportarlo más, lleva su mano libre dentro de su ropa interior, dándose al fin algo de alivio. No tarda mucho en notar que Yeonjun hace lo mismo con su otra mano, mientras juega con un lindo pezón de Beomgyu.

Tae hace lo mismo, inclinándose sobre Beomgyu para rodear con su lengua el delicado botón. Beomgyu los presiona contra su pecho, su piel está más sensible de lo normal y se siente a punto de estallar. Los dedos rozan su interior tan bien, dejándolo necesitado de más.

—¡A-ah, esperen!—Beomgyu gime al sentir una pequeña mordida en su sensible carne—quiero…

—¿Qué cosa?—Yeonjun se alza para mirarle a los ojos, sacando sus dedos de golpe y por consecuencia los de Tae.

Beomgyu se toma unos segundos para mirarlos a ambos, reafirmando de nuevo lo malditamente afortunado que es por tener a dos chicos tan calientes. Su vientre hormiguea al verlos así: con la ropa desarreglada, el cabello revuelto y la respiración tan agitada como la suya mientras se complacen con su libertina apariencia.

—Realmente los amo—dice de repente, con sus ojitos llorosos de placer—gracias por cuidar de mí…

—No tienes nada que agradecer, hyung—contesta Tae—es un placer para nosotros poder cuidar de tí.

—Te vamos a complacer, bebé—añade el mayor—No pienses en nada más, ¿de acuerdo?, solo disfrútalo.

Un mini jadeo se escapa de los labios rojos de Beomgyu, su corazón y vientre se calientan al escuchar aquello, asiente despacio con una linda sonrisa mientras Yeonjun lo ayuda a sentarse en la cama. El mayor de inmediato acaricia su cintura e impacta sus labios en un corto beso lento, saboreando sus labios, con su entrepierna doliendo de necesidad.

Un muy celoso Taehyun, jala a Beomgyu de su largo cabello castaño, llevando sus labios hasta los suyos, de textura más suave pero con una intensidad increíblemente dominante, lo deja aturdido y sin aire por un par de segundos antes de finalmente aflojar el fuerte agarre en su diminuta cintura.

—Por favor…—Beomgyu murmura contra los labios del menor—realmente quiero…

—¿Qué cosa?

—Que lo metan—desvía la mirada con timidez.

Las erecciones de ambos vibran felices al escuchar aquello. Beomgyu es empujado a la cama más pronto de lo que puede reaccionar, para después tener un primer plano de ambos chicos desnudándose rápidamente. Mete sus deditos mientras los mira, procurando mantenerse bien abierto para ellos.

Yeonjun y Tae no le quitan la vista de encima en ningún momento, inmediatamente después de deshacerse de su ropa, ambos se acercan a él como un depredador lo hace con su presa. Son tan solo segundos en los que sus manos guían al chico a la posición que ambos quieren, pero Beomgyu lo siente como una tortuosa eternidad, anhelando más que simples caricias en su cuerpo débil.

Pronto se encuentra sentado a horcajadas sobre las piernas de Yeonjun, con Tae tras él, depositando tiernos besos y pequeñas mordidas en sus estrechos hombros. Beomgyu se frota desesperado sobre la dura erección de Yeonjun, mientras la de Tae choca con su espalda baja.

—¿Qué demonios esperan?—se queja.

—Voy a meterlo primero—le avisa Tae, haciéndolo estremecer al depositar un suave beso en el dorso de su oreja—...seré cuidadoso.

Beomgyu lo agradece, aunque hay cierta parte de él a la que no le importa si lo jode hasta dejarlo acabado, pero Tae es demasiado dulce para hacerle algún tipo de daño: se introduce centímetro a centímetro dentro de él, despacio, robándole gemidos temblorosos al abrir placenteramente sus paredes.

—A-ah Taehyunie—Beomgyu cierra los ojos ante el hormigueo que invade todo su cuerpo.

Tae se abre paso hasta el final mientras Yeonjun frota su propio pene contra el de Beomgyu, entre gemidos depositan pequeños besos en su cuello que lo distraen de cualquier molestia, y se siente tan malditamente bien a pesar del leve dolor.

Tae suelta un fuerte jadeo cuando logra enterrarse en Beomgyu hasta el fondo, cerrando los ojos por el abrumador placer. Los tiernos lloriqueos de Beomgyu son reemplazados por un fuerte grito de satisfacción cuando Tae rosa nuevamente ese punto dentro suyo.

—Es tan bueno…p-por favor, muévete Taehyunie—suplica lloroso mientras atrae su cabeza hasta su cuello.

—Tan bueno bebé—suelta el menor mientras enrolla sus brazos en su cintura y besa su cuello—...tan apretado y caliente, tan bueno para nosotros.

Los ruidosos gemidos de Beomgyu vuelven a llenar la habitación una vez que Tae se mueve rápido y firme dentro suyo, provocando un choque de electrizante placer con cada embestida. Las manos del menor suben de su cintura a sus pezones, atrapandolos con un ligero pellizco.

—Uhm…más…por favor, más—jadea Beomgyu, colocando sus manos sobre las de Tae.

El menor acelera el ritmo y Beomgyu abre su boca por la sorpresa, Yeonjun le da un par de nalgadas que dejan su piel ardiendo exquisitamente y de nuevo la saliva se escapa de sus labios bien abiertos gimiendo gustoso.

—¿Quieres más, amor?—le susurra el mayor—¿quieres que te llene yo también?

Beomgyu logra enfocar a su hyung aún con su vista obnubilada de placer, y se topa con la mirada más lujuriosa y demandante que ha tenido la dicha de ver, asiente frenéticamente, con sus piernas temblando como gelatina.

Tae detiene sus embestidas por un segundo y, sin salir de su interior, empuja a Beomgyu contra el pecho de Yeonjun. Antes de que Beomgyu pueda protestar algo, siente su cadera ser levantada y la resbaladiza punta del mayor presionar contra su agujero.

—¡A-ah!…—nuevamente sus piernas tiemblan, ésta vez al sentir al mayor abrir aún más sus estrechas y sensibles paredes.

—Maldición—jadea Yeonjun sin aire—...tan jodidamente apretado, que buena puta.

El humillante apodo y la nalgada que lo sigue, le dan a Beomgyu el valor suficiente para bajar su cadera de golpe, tomando a los dos de una sola vez, sacudiendo la habitación con un grito y recibiendo jadeos temblorosos de sus acompañantes.

—Beomgyu…—le llama alguno de los chicos, pero no logra identificar la voz, ahora solo existe para sentirse lleno hasta el final.

—¡Por favor, más!—grita ansioso, con sus ojos blancos por el placer.

Inmediatamente cumplen su petición, ambos chicos se mueven a un ritmo desigual, manteniendo su punto más sensible estimulado todo el tiempo, frotándose entre ellos mientras rozan las ardientes paredes húmedas de Beomgyu.

—Se siente demasiado bien…

Gruesas lágrimas de placer se escurren de los ojos de Beomgyu mientras amortigua sus gemidos entrecortados en el hombro de Yeonjun, donde también entierra sus uñas y dientes a medida que se acerca al clímax y el placer es tanto que le hace perder la cordura.

Beomgyu susurra un muy débil "gracias” por cada fuerte embestida que recibe, de vez en cuando gime el nombre de ambos o lloriquea halagos incoherentes. Ocasionalmente distingue todo tipo de elogios que los chicos le hacen, igualmente perdidos en placer.

Las fuertes nalgadas que ambos le propinan mantienen su piel rojiza y sensible, completamente apetecible a sus ojos. El lindo trasero de Beomgyu rebota tan bien sobre ellos, creando ese obsceno sonido de choque de pieles que se mezcla con sus fuertes gemidos y los ruidos húmedos.

Tae jala el cabello de Beomgyu, dejando su cabeza sobre su hombro, aumentando la velocidad de sus embestidas para poder escuchar fuerte y claro sus dulces gemidos. Lo sostiene firme de la cintura mientras Yeonjun palmea su trasero hasta hacerlo lloriquear, y pronto su pequeño cuerpo débil comienza a estremecerse.

Beomgyu ni siquiera tiene tiempo de avisarles que se corre, los chicos lo notan cuando se aprieta aún más a su alrededor y sus gemidos son reemplazados por gritos de placer. Beomgyu jala el cabello de Tae y entierra sus uñas en la espalda de Yeonjun, a la vez que salpica su abdomen con un generoso chorro por cada embestida.

Su agujero se contrae alrededor de Taehyun y Yeonjun, logrando que cada embestida los exprima contra el otro, los dos gruñen y blanquean los ojos antes de finalmente llenar el cálido interior de Beomgyu con su abundante descarga.

Ambos refuerzan su agarre sobre la tierna piel del chico y lo acompañan con fuertes jadeos mientras se vacían completamente dentro él, se mueven un par de veces más, solo para escuchar el obsceno sonido húmedo que se produce al penetrarlo mientras está lleno de su semen.

—Sexy—Yeonjun jadea agitado.

—Eres muy sexy, hyung—susurra Tae contra su oído, agotado.

Ambos acarician y besan con delicadeza cada tramo de la piel de Beomgyu que está a su alcance, repitiendo lo buen chico que es hasta que sus temblores pasan. Cuando Tae trata de mover su cuerpo débil, nota de inmediato que ya está dormido; o quizá hasta desmayado, supone que es normal por la cantidad de veces que se ha corrido ésta noche.

Yeonjun se recarga hacia atrás sobre sus manos, mirando con ternura como los lindos labios de Beomgyu dejan escapar un par de ronquiditos. Cuando ayuda a Tae a recostar al chico para finalmente dejarlo descansar, los tres sueltan un repentino gemido por salir tan abruptamente de él.

Lo dejan acostado boca abajo en la cama para poderlo limpiar, pero la imágen es demasiado tentadora como para no mirar: su espalda está llena de mordidas, su cintura y trasero tienen rojas marcas de manos y de su abusado agujero se escapa una abundante cantidad de semen.

Se ve sexy, libertino, jodido hasta el cansancio y satisfecho. Lo cuál indudablemente infla su orgullo.

La imágen los incentiva, pero están muy agotados y definitivamente no van a intentar nada con Beomgyu dormido a su lado, así que, después de compartir una sonrisa triunfal y un pequeño beso con el otro, se dispersan por distintos lugares de la habitación para resolver el desastre.

Después de limpiarse y colocarse su ropa interior, ambos pasan cuidadosamente toallitas húmedas por el delicado cuerpo de Beomgyu, recibiendo pequeñas quejas del chico al rozar sus zonas sensibles.

—Ngh—Beomgyu se remueve incómodo por un escalofrío.

—Lindo—murmuran ambos.

Aprecian la suave piel de Beomgyu por un largo rato y se aseguran de dejarlo limpio, posteriormente, Tae se encarga de llevar al chico en sus brazos hasta la habitación de Yeonjun. Mientras tanto, el mayor cambia las sábanas de la cama de Beomgyu y le busca ropa limpia.

La fría noche provoca escalofríos en el cuerpo semidesnudo de Tae, así que apenas llega a la habitación, deja a Beomgyu en la cama y se apresura a cubrirlo con mantas. Cuando se acerca a arroparlo, Beomgyu lo atrae por el brazo, Tae se arrodilla a la altura de su rostro y escucha lo que murmura débilmente, con sus ojitos aún cerrados.

—Quiero que me abracen—Tae se sonroja, al igual que Yeonjun, quién justo venía entrando y les mira enternecido desde el marco de la puerta.

Yeonjun mira a Tae acariciar delicadamente el bonito rostro de Beomgyu antes de voltear a verlo y sonreír complacido, su corazón se calienta al pensar en lo mucho que los ama. Con una sonrisa, le indica a Tae que se acueste en la cama. No es tan espaciosa como la de Beomgyu, pero ya han comprobado que caben bien si se abrazan toda la noche.

El agotamiento los lleva a meterse a la cama aún en ropa interior, tampoco visten a Beomgyu, ellos pueden mantenerlo cálido. Tae se coloca frente a Beomgyu y enrolla sus brazos en su pequeña cintura, Yeonjun se coloca del lado contrario y lo abraza por detrás.

Antes de finalmente cerrar los ojos, Tae y Yeonjun comparten un pequeño pico, para después depositar un cálido beso en el suave cabello castaño de Beomgyu, recibiendo como respuesta un tierno sonido que suena similar a un ronroneo.

« Lindo » piensan nuevamente.






















⁠♡⁠♡♡

Últimamente muchas personas están leyendo éste fic y la verdad no sé por qué, ya que tiene muchos errores:') pero lo agradezco mucho y prometo editarlo para que quede lo mejor posible (algún día, je) <3

Mientras tanto, como muestra de agradecimiento, les dejo éste extra que se me ocurrió después de leer el capítulo 38 de Jinx jsjdjsjs besos :3

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