💌

Estar tan cerca de Harper parece uno de mis sueños. Uno de tantos que tuve en estos siete años que no he podido acercarme a ella sin que huya de mí como si me tuviera miedo, pero ahora mismo es diferente y estoy seguro de que es gracias al alcohol que está en su sistema.

Harper me ha estado sonriendo durante la última hora y coqueteando conmigo como si lo que hemos estado viviendo haya desaparecido de su mente y eso me alegra mucho, ya que hace mi trabajo más fácil. En un par de horas la llevaré a esa capilla con ese Elvis donde ha querido casarse —aunque los documentos de nuestro matrimonio fueron firmados en la tarde gracias a sus hermanos—, le prometeré una vida entera y que estaré a su lado pase lo que pase.

— Ella debería parar ya, ha tomado suficiente —manifiesta Kelly su secretaria y niego.

No estoy pensando en ultrajar a Harper, pero quiero que esté lo suficientemente ebria para que pueda subirse a un auto conmigo y dar un sí cuando Elvis le pregunte si quiere ser mi esposa.

— Aún no, puedes irte si quieres.

— ¡No! —habla más fuerte de lo necesario—. No la dejaré sola, algo le puede pasar.

— No estará sola —digo acercándome a Harper—. Yo estoy con ella, además sus hermanos llegan en un rato.

No puedo hacer todo esto sin la presencia de Liam y Lucas, ya que sin ellos mi matrimonio con ella sería solo un sueño, además alguno o los dos me cortaría las pelotas si algo le llega a pasar a Harper.

— ¿Sus hermanos saben que ella está con usted?

— Sí, aunque te parezca extremadamente raro.

— Oh, Dios, esto es raro, la señorita lo odia y ellos lo saben.

— Ella no me odia, está disgustada que es algo muy diferente, pero eso cambiará a partir de hoy.

Es lo que debe pasar. Mañana cuando nos despertemos le haré saber que todo lo que ocurrió fue un malentendido que ella nunca me dejó explicar y por tal razón todo llegó hasta este extremo.

Cuando nos despertemos, las noticias y titulares de los periódicos y revistas hablarán de nuestro compromiso, que después de estar casi siete años separados contraemos nupcias en una ceremonia íntima en las vegas como ella siempre lo había querido.

Regresaremos a Wisconsin como el nuevo matrimonio entre dos de las familias más influyentes del estado de Wisconsin, aunque sé que Harper no aceptará esto tan rápido.

— No, estoy seguro de que ella lo odia, lo dice todo el tiempo —asegura.

— Entonces mi tesoro me recuerda día a día.

— Habla de usted todos los días, pero para insultar y más cuando recibe sus molestos correos —dice—. Palabras de ella, no mías.

— Tal vez me empiece a odiar después de esta noche, hemos hecho algo que la disgustara demasiado, pero no puedo deshacerlas.

Harper sonríe sin entender lo que estoy hablando con Kelly y yo le devuelvo la sonrisa, debo aprovechar la buena actitud que tiene esta noche porque mañana todo será diferente.

— Cariño, ¿podemos bailar?

Harper envuelve sus brazos en mi cuello haciendo que me incline y sus labios rocen los míos.

— Mi tesoro quiere bailar, hace años que no hacemos eso.

— También quiero que me beses, no puedo despertar sin sentir tus labios en los míos.

— Mierda, ella cree que esto es un sueño. Esto terminará muy mal para usted.

Kelly se aparta dejándome solo con Harper, no rechazo su invitación a bailar.

Envuelvo su cuerpo con mis brazos y nos balanceo al ritmo de la música que empieza a ser más lenta de lo que se ha escuchado en la última hora.

— ¿Sabes? —su mirada está puesta en mí—. He deseado por muchos años que aquella tarde nunca hubiese existido, que ese día tú me hubieses pedido matrimonio y que años después estuviera viendo a nuestros hijos correr por todo nuestro jardín.

— Aún podemos, no todo está perdido.

Sonríe y niega apartándose de mí.

— No puedo perdonarte, bueno, no creo que tú lo hagas —sonríe, pero la tristeza está plasmada en su mirada—. Yo continúe mi vida y tú me engañaste al no ser sincero conmigo.

— Tú terminaste nuestra relación sin escucharme lo que tenía para decirte.

— Me ibas a pedir tiempo, lo que conllevaba qué tiempo después nos separaríamos, no quería pasar por eso.

— Te iba a pedir matrimonio, tenía el jodido anillo en mi bolsillo —confieso.

Ese día me iba a arrodillar frente a ella y pedirle que fuera mi esposa.

— Tiempo y matrimonio no es lo mismo.

— Tienes toda la razón, pero yo te iba a pedir matrimonio.

Se aparta de mí y regresa a la barra y pide otro Martini.

Dejo que termine su trago antes de acercarme a ella y preguntarle qué está pensando en este momento, pero una mano en mi hombro me detiene antes de poder llegar a ella.

— No deberías tocarme —me giro con la intención de torcer la mano que me ha tocado, pero me detengo en el acto.

— ¿Agresivo? Espero solo sea con las personas malas y no con mi hermana —menciona Lucas—. Sabes qué pasará si la lastimas.

— Considero que ella será la que va a lastimarme.

— Tal vez pierdas las pelotas cuando Harper se despierte mañana y lo primero que vea sea tu rostro y luego ese diamante en su mano —menciona Lucas.

— Lo matará cuando regrese a Wisconsin y se entere de que su apartamento está completamente vacío y le toca vivir con el hombre que jura odiar.

— Bueno, ella acaba de decir que me ama —digo esa mentira con suficiencia, ellos no escucharon nuestra conversación.

— Sabemos que mi hermana te ama, de lo contrario no te hubiéramos apoyado.

— De lo que estoy seguro es que ella nos va a odiar por algunas semanas.

— ¿Algunas semanas? Conozco a mi hermana y estoy seguro de que nos odiara por toda su vida, nos hará la vida imposible y se asegurará de que tengamos un sufrimiento largo —afirma Lucas.

Harper camina hacia nosotros con una amplia sonrisa en su rostro y se ve jodidamente perfecta. El vestido que lleva puesto es como si lo hubiese escogido porque sabía que pasaría esta noche y empiezo a creer que eso es una buena señal que me puso Dios para hacerme ver que lo que hice no fue tan descabellado.

— ¿Por qué ustedes dos están en mi sueño?

— ¿Sueño? —pregunta Lucas.

— Bueno, no importa. Ustedes siempre están juntos.

— Ya es hora —menciono mirando mi reloj—. Tenemos quince minutos para llegar a la capilla.

— Bueno, este es el momento en el que te deseo toda la suerte del universo.

Me acerco a Harper y camino junto con ella hacia la salida. Sus hermanos y su secretaria nos siguen hasta el auto que ya nos estaba esperando.

Nos tomó doce minutos llegar a la capilla, pero llegamos justo a tiempo, ya que una pareja estaba saliendo del lugar.

En la entrada conseguimos un velo y un pequeño ramo de flores que lleva Harper en este momento. Le entrego los documentos al Elvis —aunque no es necesario, por el hecho de que los documentos oficiales ya están firmados—, Lucas y Liam se pasan a mi lado derecho y Kelly se ubica al lado izquierdo de Harper.

— ¿Los tres son los testigos? —pregunta el hombre vestido de Elvis.

— Sí, ella es nuestra hermana —responde Lucas.

— Entonces empecemos, debo oficiar más bodas.

— Puedes decir las palabras comunes y declararnos marido y mujer, con eso estaremos felices —digo.

— Estoy de acuerdo con él, quiero disfrutar esto antes de despertar —Harper habla y sonríe a la vez.

La mujer se ve muy ebria, más de lo que podemos estar los demás y espero que el hombre no se percate de eso.

— Si así lo quieren.

— El señor... —lee los documentos que le entregue para poder saber nuestros nombres—. ¿Jackson Brown acepta a la señorita Harper Blanche como su futura esposa para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?

— Acepto —no dudo en dar mi respuesta y espero que Harper tampoco lo haga.

— ¿La señorita Harper Blanche acepta al señor Jackson Brown como su futura esposa para amarla y respetarla...?

— Acepto, ¿puedo besarlo en este momento?

— Claro, pero, ¿tienen anillos?

Saco de inmediato los anillos y deslizo uno en el dedo de Harper y le entrego el otro a ella que después de varios intentos logra ponerlo en mi dedo.

— Los declaro marido y...

Los brazos de Harper me rodean y atrapa mis labios en un beso que me hace recordar el tiempo que estuvimos juntos y el amor que siento con ella se triplica.

Si alguien creyó que mi amor había desaparecido, pues les dejo claro que no lo hizo, sigo aún más enamorado de esta mujer.

— Bueno, esto es muy raro —murmura Kelly.

— Cuñado, ahora puedo llamarte de esa manera sin ningún problema —dice Lucas.

— Te amo tesoro —susurro en los labios de mi ahora esposa.

— Te amo mucho más, cariño.

Los flashes me hacen girar y creo que acaban de tomar la foto perfecta para la noticia de mañana.

Que Dios me perdone y le dé el don a Harper para que ella también lo pueda hacer.

— No creo que quieran celebrar, vamos directo al hotel —dice Liam—. Recuerda que voy a quedarme con ustedes hasta que salga el sol.

Esa fue una de las condiciones y aunque no he pensado tocar a Harper estando en este estado, acepté porque era eso o nada.

— Será una noche demasiado larga —Lucas se aleja de nosotros cuando salimos de la capilla.

— Diría que vienen unos días demasiado duros para nuestro cuñado.

— Tengo un mes para arreglar todo esto con ella.

— Esperemos que esos siete años no sean un impedimento para que esto florezca.

Regresamos al hotel en el mismo auto. Lucas y Kelly se separan mientras que Liam, Harper y yo llegamos a la habitación donde me he estado quedando.

Las cosas de Harper están aquí junto a las mías al igual que mañana estarán los periódicos fotos de nuestro matrimonio.

Disfrute la lectura.

Cinco capítulos más y nos despedimos de ellos.