28. El deseo de Mark
El año escolar terminaba y era tiempo de las graduaciones, no solo de secundaria, también de universitarios. Yuta y Taeyong pronto terminarían sus tesis y estaban a un paso de graduarse de la universidad, obtener su título y comenzar a trabajar por lo que tantos años han estudiado.
El grupo de amigos se encontraba en la casa de Taeyong, sin terceros, solo los viejos amigos que estuvieron juntos desde el inicio. Esos que se conocieron una vez en una reunión con las diferentes facultades de la universidad, donde los extranjeros encontraron un lugar junto a los nativos del país. Felices días que pasaron juntos.
Levantaron sus copas y brindaron por el futuro que los esperaba ahí afuera, listo para recibirlos. Rieron y se dijeron algunas palabras para darle fin a la etapa que se terminaba. Yuta empezó hablando sobre sus planes a futuro, primero trabajaría para una fábrica farmacéutica en la cual había hecho pasantía hace tiempo y luego volvería a su País para seguir un posgrado allí. Llevar los conocimientos de un país diferente, hasta su hogar.
Todos los ojos se pusieron sobre Taeyong, Yuta no era noticia lo que diría, siempre fue abierto sobre su futuro. Taeyong era más un misterio, sin decir realmente lo que sucedía a su alrededor y que era lo que más deseaba.
—Comenzare una empresa, una pequeña. Mis padres me ayudarán con lo básico—
—Eso es genial— Todos estuvieron de acuerdo con Ten. Mark sonrió, orgulloso de lo que sus amigos eran capaces de hacer.
—Tambien tiene una noticia que dar— Todos miraron a Doyoung, quien estuvo desde el inicio del brazo junto al chico de quien estaban festejando su graduación. Los ojos los observaron expectantes.
—En tres meses me casare— La sala se llenó de exclamaciones, la sorpresa estaba presente. Nadie esperaba que algo así sucedería, como si el tiempo les recordara que sigue rodando sin esperar a nadie. Era hora de crecer y era cuestión de tiempo que uno en el grupo diga esas palabras.
Tampoco recordaban que el chico estuviera en una relación, si la tenía, era secreta o la ocultaba realmente bien.
—¿Con quién?— Se animó a decir el más chico presente en la reunión.
Taeyong se sonrojó y abrió su boca muy despacio, luchando por decir las palabras.
—Mi prometido— señaló al chico a su lado, quien reveló un anillo en su dedo meñique. Lo había estado ocultando desde que los demás habían llegado a la casa.
Comenzaron a felicitarlos, hablando uno sobre otros sobre cómo los habían sorprendido. Diciendo en voz alta lo que la mente de Mark aún no terminaba de procesar.
—¿Desde cuándo son novios?—
—Dos años, pero nunca fue formal. hasta ahora— Explicó Doyoung, Taeyong estaba ocupado estando sonrojado y sonriendo tímido. —Me lo pidió el domingo— Ambos prometidos se miraron y sonriendo, recordando el momento en que ocurrió.
—¿Cómo fue?— Pregunto Sicheng más emocionado que los dos protagonistas en la noticia.
—Me llamó para decirme que teníamos que hablar. Vine hasta aquí y no había nadie— Comenzó a relatar el joven muchacho —Entonces me pidió que fuera a su habitación. Yo ya estaba por bajarme los pantalones— Todos reían por los comentarios de Doyoung y como Taeyong se avergonzaba cada vez más.
En ese momento la mente de Mark se disperso. Perdido en su preocupación, Jeno se iría de viaje y quién sabe cuándo se volverían a ver. Tampoco sería fijo, un día puede estar jugando en un equipo japonés y al siguiente, un contrato para entrar a un club en Suiza, llega a su puerta. El sabía que su novio tenía talento y que era su sueño, pero una parte de él quería ser egoísta y pedirle que se quede.
No quería sonar pesimista, pero no sabía cómo mantener una relación a distancia y la historia no iba a favor a ese tipo de relaciones, eran más las que fallaban que las que perduran.
Levantó su vista y vio una cabellera roja caminar hacia la cocina. Hace tiempo no hablaba con Haechan, así que decidió ir hasta el y hablar. Tal vez podría volver a ayudarlo con su problema con Jeno.
Con su deseo de que se quedara a su lado.
Entro a la cocina donde el chico estaba parado, su mano sosteniendo un vaso con agua. Su rostro lleno de lágrimas, Mark se preocupó y rápidamente se acercó hasta donde estaba el otro.
—¿Te sucede algo?— Donghyuck lo miró, respiro despacio y bajando el vaso le dedicó una sonrisa.
—Acabo de cortar con Renjun— El corazón de Mark se frenó durante unos segundos, desconcertado por lo que le había dicho. Rápidamente Haechan se corrigió —Del teléfono. Corte la llamada— El castaño llevo su mano a su pecho, casi podía sentir que volvía a respirar.
Tal vez era culpa de pasar tanto tiempo con Jeno que le contagio su obsesión por proteger a los demás y más aún al mejor amigo o capaz, se había ganado un espacio en su corazón como un gran amigo más. Junto a las demás personas en la sala detrás.
—¿Por qué lloras?— Le pregunto, era desconcertante todo lo que le estaba diciendo y sus reacciones.
—Estoy muy feliz— Le sonrió, dejando que Mark sea testigo de su floreciente felicidad —Anoche cene con los padres de Renjun. La madre nos apoyo en todo momento y le dijimos al padre sobre lo nuestro— Volvió a dejar que una lágrima corriera por su mejilla y Mark se sentía un espejo por copiar sus acciones, dejando que una en su mejilla también saliera. —Renjun me llamó para decirme que su padre acaba de hablar con él. Iremos de vacaciones los cuatro, soy parte de su familia— Y sin más nada que decir, sin nada que decir. Mark se acercó al chico para abrazarlo fuerte.
Todo a su alrededor parecía comenzar una nueva historia, otras terminaban. Cada pieza de su mundo se acomodaba donde debía estar, las personas a su alrededor eran felices y el año tomaba un giro favorecedor para todos.
Para todos, menos el suyo. El de sus deseos, los egoístas que le repetían una y otra vez que le exigía a Jeno, le gritaban y suplicaban que no se fueran.
Pero solo importa la felicidad del menor, eso debía ser suficiente para él. Aún así no lo tranquilizaba y hace noches que el castaño no podía conciliar el sueño, pensando en todo lo que sucedería una vez fuera firmado el contrato. Una vez que el chico a quien llegó a amar, se le escapara para cumplir su sueño.
En esos momentos quería ser como DongHae y poner el amor por encima de todo, dejar que su corazón latiera al ritmo del de Jeno. Que siguiera sus pasos sin importar que.
—¿Estás bien Mark?— Donghyuck noto como el mayor estaba llorando y sabía que esas no eran las mismas que momentos antes. Ya no eran por la felicidad ajena, ahora eran propias y eran de tristeza.
Fue cuando Mark recordó que no estaba solo, tenía a más personas junto a él que lo ayudarían. Una de ellas era Yuta, lo había ayudado con los primeros pasos, con los segundos y fue quien lo empujó a la travesía del noviazgo. Fue quien le abrió los ojos al amor más verdadero y puro que podía imaginar. Debía saber lo que sucedía, sería también capaz de ayudarlo con sus dudas y sentimientos.
Ambos estaban sentados sobre las cajas, sería hora de abandonar la casa que compartían. Yuta ya no lo necesitaría y Mark viviría con su abuela ese último año en la universidad, los recuerdos ahora solo se guardarían en la memoria, en las cajas y en los corazones.
Mark le explicó todo lo que estaba atormentado su agitado corazón. Sus problemas y dilemas, tratando de darse a entender con las palabras
—Si le digo que se quede. El seguramente lo hará, siempre piensa primero en mi— Recordó las últimas conversaciones en las que Jeno le pregunto reiterada veces, si estaba seguro de que estaba bien con que se fuera. —Tres veces al día me pregunta si estoy de acuerdo con el viaje—
—¿Y tú estás seguro de que Jeno quiere irse?— El castaño freno su hablar. Pensando.
No recordaba preguntarle eso, Jeno parecía decidido y habían hablado de esa posibilidad hace tiempo, casi como algo imposible. Ahora estaba sucediendo.
—Creo que sí—
—Piensa esto— Yuta lo miró fijo a los ojos, mark se concentró en cada palabra que le decía —Fuiste tu quien le llevó el director técnico para que vea cómo juega. Debiste suponer que esto sucedería— la verdad era que Mark no lo había pensado.
No puedes culparlo, el conocía muy poco sobre el fútbol y como se maneja ese mundo. Ni siquiera comprendía la dimensión del futbol profesional.
—¿Que quieres decir?—
—Existe la probabilidad de que Jeno este pensando igual que tú. Creyendo que es tu deseo que él cumpla su sueño de jugar profesionalmente— Mark no comprendía —Jeno piensa que debe hacerlo, porque tú se la diste—
Mark no recordaba cuando fue la última vez que había llorado tanto. Cuando él terminó sus estudios secundarios ni siquiera había sentido nostalgia y mirando hacia atrás, no cambiaría nada de lo sucedido. Aún así, ahí estaba, llorando por como uno de los profesores le entregaba la medalla a su novio. Una que indicaba el fin de una importante etapa, el niño que se convierte en adulto y empieza su viaje a la vida real.
Lloraba, porque el niño que conoció ahora se convertía en un hombre, capaz de tomar sus decisiones. Viendo cómo el amor de su vida decidía cumplir sus sueños y lamentablemente el no estaba en ellos. Aún tenía una carrera que terminar y luego un trabajo que dar, no había espacio para darse el lujo de irse a la deriva con Jeno.
Jeno, Donghyuck y Renjun caminaron hasta donde estaban los padres de estos. Mark a un costado, esperando a que Jeno terminara de abrazar a sus dos padres quienes estaban orgullosos por el logro de su hijo.
—Mark— Jeno lo miró a los ojos y Mark se preguntó si era posible llorar por lo hermoso y lo bien que lo hacía sentir la sonrisa de otra persona.
—Jeno— Envolvió sus brazos sobre el cuello de su novio y lo beso. Dulce y casto, lento y despacio, disfrutando de esos labios que lo hacían perderse en alguna bahía lejana. —Felicidades bebé— Jeno rió por la forma en la que lo había llamado. Rápidamente la sonrisa de Mark se borró —Tengo algo que decirte—
—¿Sucede algo?— lo miró preocupado.
—Si yo fuera egoísta. Te diría que no te alejes, que te quedes a mi lado para siempre, que abandones todo por mi. Sabiendo que yo no tengo nada que ofrecerte— Y nuevamente volvió a sentir sus ojos húmedos, su garganta cerrarse y un nudo en su pecho —Pero te amo y quiero que cumplas cada uno de tus sueños. Sí eso significa que no estemos juntos, estaré de acuerdo porque eres todo para mí y no me puedo permitir hacerte algo como esto—
—Mark— El nombre salió de sus labios en un susurro, confundido. Los demás los observaban, muchos oídos los escuchaban. Pero Mark simplemente quería que Jeno entendiera sus palabras.
—Dejame ser egoísta diez segundos. Quédate conmigo, vivamos juntos en una casa en la costa como siempre dices que te gustaría. No importa si odio la playa, quiero despertar cada mañana a tu lado—
—¿Quieres que me quede?— Mark negó —No entiendo—
—Solo piénsalo, ser felices juntos o serlo separados. No importa lo que hagas, te apoyaré en cada decisión que tomes. Aunque me duela—
Y con un último beso amargo, con las lágrimas saladas entre sus labios. Se despidió de él, sin saber cuándo sería la próxima que podría besarlo así.
—Me confundes. Dime que me quede y lo haré— Juntaron sus frentes, sus ojos cerrados.
—No. Eso debes elegir tú— Le susurro a su novio. Despacio —Esta noche, solo hazme sentir cuanto me amas—
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