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27. La propuesta

No lo corregí. Así que me disculpo si hay algún error de tipeo.

La recta final estaba llegando a su punto culmine, cada vez faltaba menos para que su vida en la secundaria llegue a donde todo estudiante anhela, el último día. La noche anterior había sido su baile de graduación y solo quedaba el día en que le entregarán su diploma y todo terminaría.

Aunque no estaba muy seguro como continuar después de terminar. A dónde iba a ir, que estudiar, trabajar, solo una cosa era cierta y es que en cualquier camino que tome, Mark estaría de su lado. Respiro el aroma de las almohadas, aún impregnadas con las sensaciones de la noche anterior.

Es cierto, habían usado traje, sus padres bebieron cuanto quisieron, vio a Renjun y Haechan bailar una canción lenta sin miedo a que los observarán, se besaron en la pista de baile y nadie les dijo nada. Es verdad que tampoco el padre de Renjun había asistido, todo fue más fácil, sin sorpresas. DongHae y HyukJae hicieron de las suyas, bebieron y dijeron más estupideces de lo normal, molestaron a Mark toda la noche con sus bromas y a nadie le molestaba.

En cuanto había visto a su novio con la camisa blanca, pantalones ajustados y ese peinado formal, su cordura desapareció. En algún momento se apartaron, caminaron hasta el estacionamiento y gastaron sus labios en los asientos traseros del auto de sus padres, ambos estaban fuera de sí y la noche sería larga, suficiente para perderse en la intimidad y empañar los vidrios a su gusto.

Tocó su cuello, a sabiendas que en él tendría una marca de lo que fue la noche. Lo más difícil fue llegar a casa y aún más cuando Mark estaba dispuesto a cumplir cuántas fantasías pasarán por su mente. Sonrió recordando el desastre que armaron en su cama, su ropa aún en el suelo y un dulce chico durmiendo a su lado. Claro que Mark era un obsesivo y no estaba durmiendo.

Abrió sus ojos y se los restregó un poco para alejar la molestia en ellos, tanteó su mesa de noche para buscar su celular y no lo encontró, en su lugar tomo el de Mark para ver la hora. Su mente se distrajo en el fondo de pantalla, una imagen que sacó DongHae anoche con su celular y ya la había puesto en el suyo. Escuchó el sonido del agua caer y entendió que su novio se estaba duchando en el baño de su habitación.

Tomo el primer boxer que encontró en sus cajones y sin molestarse en vestirse fue hasta el baño, con la excusa de lavar sus dientes.

—Bebe ¿Estás ahí?— Grito sobre el ruido de la ducha.

—Si, pero no entres. Aún me duele todo— Jeno rió complacido.

—Fuiste tu quien quiso volver a hacerlo en mi cama—  Se burló. Encantado de escuchar la voz aguda de su novio al quejarse de sus palabras.

—Claro, no eras tú quien se dobló todo en el auto— Apareció con su cabello mojado desde un costado, su cuerpo tapado con la cortina de la ducha. El pelinegro contuvo algún comentario sobre el hecho de que lo había visto desnudo más de una vez.

—¿Quieres que entre?— Su voz sonó sensual y ronca. Dispuesto a quitarse la ropa interior y seguir con sus aventuras.

—No— Y de un tirón volvió a taparse completamente —¡Y quítate lo caliente que no vas a entrar!—

—¿Quien dijo que estoy caliente?— Mark volvió a aparecer y lo miró de arriba abajo, frenando en sus muslos.

Jeno siguió los ojos de su novio y noto que tenía una pequeña erección entre sus piernas. Lo volvió a mirar y se movió despreocupado, sin pudor de ocultarla.

—¿Te gusta lo que ves?—

Fueron las palabras necesarias para hacer que Mark regresara a su labor de lavar su cuerpo. Quedaron en silencio mientras cada uno se encargaba de su higiene personal. Jeno miró por el espejo empañado y recordó la noche, las palabras dulces, las promesas en el aire, su mente vago por el momento en el que hablaron de un futuro y Jeno pudo verlo en ese momento. Imagino despertar una mañana y lavarse los dientes mientras su novio se preparaba para dar una clase en una escuela, así como estaban ahora, una conversación tan normal y amena con el dulce aroma de la mañana de un domingo.

—¿Tienes que hacer algo para esta tarde?— Regresó a la realidad al sentir dos manos tocando su abdomen descubierto. Se giró sobre los brazos de Mark y lo acercó más a su cuerpo.

—Te hubieras quedado sin ropa—

—Contesta— Jeno decidió no molestar el buen humor con sus insistencia.

—El entrenador pidió darle una charla a las divisiones menores— Sonrió, siempre hablar con los pequeños que iban a aprender futbol, lo volvían feliz. Amaba ver los rostros iluminados con la emoción de aprender más.

Tal vez Mark así se sentía también.

—Esta bien, lo dejaré para el próximo fin de semana— El pelinegro abrió los ojos con sorpresa

—¿Que cosa?— Su novio le sonrió aún más ampliamente.

—Una cita, hace mucho no tenemos una— No hizo falta responder a esas palabras. Jeno los unió en un beso, lento y cálido, suaves roces entre ambos y sus corazones latiendo al compás de una canción que solo ellos dos podían escuchar. —Te amo— Susurro en el oído del más chico, este se encogió sintiendo su mundo convertirse en la pieza faltante de su rompecabezas

—Y yo a ti—

La tarde paso rápida, entre risas y juegos con los niños más pequeños. Fueron y vinieron, contando sobre los encuentros, explicando sus sueños. Los niños le hacían muchas preguntas y le pedían que fuera su nuevo profesor. Su cuerpo se llenó de orgullo, su pecho se infla de algo nuevo y no sabe cómo explicarlo.

Cuando el último niño se acomodó en su lugar y el último padre retiro a su hijo, cuando pudo safar de los brazos de los niños que no querían soltarlo, por fin llegó el momento de descansar.

Dejando caer su cuerpo en las gradas, esperando a que su mejor amigo termine de guardar los elementos que habían usado, así poder volver juntos, intento descansar unos momentos en paz. Un hombre se acomodó a su lado y no hizo falta darse la vuelta para saber quién era cuando aquella persona le habló.

—Tienes habilidad con los niños— el entrenador sonaba casi emocionado.

—Estas actividades son mi favorita— Se giró para verlo. Junsu; Un hombre alto y muy guapo, un sonrojo lo apoderó cuando recordó los días en que el y Donghyuck hablaban de lo apuesto que era el entrenador de los más pequeños.

—¿Serás profesor?—

Jeno quedó en silencio, pensando. No sabía cómo debía continuar, muchas cosas les gustaban, pero ninguna lo suficientemente perfecta para hacerlo decir "Esto es lo que quiero para mí"
El tiempo se le acababa y debía tomar una decisión. Lo había hablado con Mark y este lo apoyaba en cualquier decisión que tomara, sus padres tenían puestas sus expectativas en eso.

—No lo sé—

—¿Seguirás jugando al fútbol? Eres bueno, más que DongHae. Pero no sé lo digas— ambos rieron. Cómo todo a su alrededor, conocía a sus padres.

—Tal vez. Hace tiempo vino a verme el director técnico del club de fútbol de Seúl— en ese momento se preguntó que había pasado con esas personas. No los vio más y el campeonato había avanzado, después de las vacaciones de verano serían las finales y estaban listos para eso.

—Lo sé. Los he visto ir y venir— Los ojos de Jeno miraron hacia donde los ojos de Junsu se dirigían. Parado en la puerta, estaba la mano derecha del director técnico. Lo recordaba más de lo que le gustaría admitir.

—¿Que hace aquí?—

—Te han visto seguido. A veces entre el público, otras en una esquina— Se encogió de hombros. Una sonrisa en el rostro, como si supiera lo que estaría a punto de venir —Ten la mente abierta para todo. HyukJae no hubiera descubierto su profesión si no fuera por su lesión— No supo que decir, no conocía que tanto sabía acerca de sus padres —Y DongHae no tuvo problemas en decir que no—

Y lo dejo ahí, esperando algo que no sabía que. Pensó en las palabras, en lo que estaba sucediendo.

Pensó en Mark y como necesitaba volver a verlo, aunque lo haya visto esa misma mañana.

—Hola Jeno— El hombre lo espero en la salida. Dispuesto a hablar con él.

—Te espero en el auto— Donghyuck lo dejó solo para que hablara con él.

—Hola Señor. ¿Que hace aquí?—

—Me enteré que dentro de poco terminas la secundaria— El chico asintió afirmando las palabras del hombre —Asi que creo que es momento de una propuesta—

—¿Una propuesta?— Pregunto sin entender.

—Mas bien diría. La propuesta— Enfatizó en la palabra "La" dándole cierto tipo de dramatismo.

—¿De que habla?— El misterio hombre sonrió petulante. Como si lo que estuviera a punto de decir le cambiaría la vida por completo.

—El club quiere que juegues con nosotros. A nivel profesional— Los ojos del chico se agrandaron con sorpresa, sin saber que decir. Su mente gritaba que si, pero su parte racional le decía que espere a escuchar todo lo que tenía para decirle.

—Eso es una locura ¿Yo?— Se señaló a si mismo.

—Si. Te estuvimos observando y tienes mucho futuro en el fútbol—

Esas palabras en un inicio parecía todo aquello que necesitaba para un futuro, para la solución de su elección para lo que vendría después. Pero todo eso tenía un costo, un precio que pagar para lo que creía era su sueño desde chico. Jugar como un profesional, salir en la televisión y vivir como sus ídolos en el deporte, tal vez algún día también llegar a ser director técnico de su propia equipo.

Pero una tarde, en una reunión con sus padres y las autoridades del club de Seúl le dejaron en claro todo lo que debía dejar atrás para tener la meta que quería obtener Jeno.

Entrenar para las reservas, jugar en un club pequeño como reserva del equipo. Lo habían llamado como una práctica profesional antes de jugar de verdad con el equipo, es por eso que lo enviarían a un equipo extranjero bajo la firma de un representante. Ahora entendía porque sus padres hablaban de dejar todo cuando se referían a una carrera futbolista profesional.

Por eso esa tarde en la cita con Mark, su rostro estaba serio y por más que quisiera ocultarlo no podría, no podía esconderle nada a Mark y rápidamente este entendió que algo sucedía. Quiso sonar emocionado, se suponía que era su sueño. Lo que deseaba, lo anhelado, cualquiera de sus compañeros haría lo imposible por estar en su lugar, tener la oportunidad de tener listo un lugar en uno de los mejores equipos de Seúl.

Solo necesitaba obtener experiencia en otros lugares, pequeñas ciudades o equipos que están dispuestos a tener a un joven jugador y meterlo al mundo del deporte profesional. Con algo de suerte, lograría conseguir no solo jugar en el FC de Seúl ¿Quien sabe en qué otros equipos? Tal vez conocer a su ídolo.

—Si acepto. Me mandarán a un equipo en Japón— Le explicó a Mark mientras comían un postre en una plaza.

—¿Irías con tus padres?— Le pregunto. Sus ojos intentaban mantener todo dentro de él.

—Ellos tienen una pequeña casa en ese país. Sabes que viajan mucho hasta allí— Su voz se quebró en el final.

—No sé qué decir— Jeno quiso gritarle que rogara que se quedará. Pero Mark no era así, el chico sería capaz de soportar cualquier cosa con tal de ver feliz a su chico.

—¿Debo aceptar?— Mark extendió su mano y sujeto la suya. Ambos anillos chocando entre sí.

—Si es tu sueño, hazlo— Apretó su mano

—¿Y tú?—

—Me quedan pocos años en la universidad, debo terminar mi carrera— El joven quiso ser egoísta por unos segundos y arrastrar a su novio con él.

—¿Que haremos? Las relaciones a distancia no funcionan y no quiero terminar contigo— Quiso soltar todas esas palabras, dudas y molestias que existían en su interior. Fueron apagadas por esos labios que lo hacía olvidar todo y que cada parte de su cuerpo se relajara.

—No te preocupes. Yo te amo, no importa si estás lejos—

Jeno creyó en esas palabras.

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