RECUERDOS.
Jack.
Han pasado varias semanas desde que me ví con Elsa. Ahora, estaba sentado en un tejado de las tantas casas de Noruega, ¿Por qué ahí? Bien, la primer razón son las auroras boreales se ven mejores desde aquí y con la iluminación de la ciudad, ¿Qué más puedo pedir? Además, se ve hermosa la ciudad desde que traje el invierno aquí.
Las miraba con detenimiento, sabía que no era ningún llamado de los guardianes, digamos que sé cuando distinguirlas.
"- ¿Me prometes que volverás?"
Esa pregunta, es la segunda razón para estar aquí. Bergen, es una de las tantas ciudad de Noruega, pero ¿Por qué es especial?, la simple respuesta a todo, los Fiordos.
En uno de los tantos Fiordos, se encontraba el castillo de Arendell, hace muchos años, pude presenciar como lo derribaban, dado que era una "ruina obsoleta" de una familia sin descendencia. En el lugar del castillo, ahora se encuentran casas. Aunque no esté ahí, aún puedo mirar el gran castillo, aún puedo ver el patio de las fuentes, la sala de retratos dentro de él, la entrada al castillo, incluso, puedo ver la habitación congelada de Elsa.
"- ¡Vamos, Jack! ¡Haz la magia!"
Apreté los ojos de tan solo recordar la imagen de la pequeña Elsa, que pedía con alegría que usara mis poderes y que ella pudiera usarlos también.
- ¿Por qué no pude mantener esa alegría? - miré la aurora boreal - ¿Por qué no pude darle la confianza que necesitaba? ¿¡Por qué mierda tuvo que decidir eso!? ¡Pudo haberse convertido en la mujer que es ahora! - respiré agitado - Pudo haberse repetido la misma historia en los dos mundos...
"- ¿Crees que seré buena reina algún día? Me da miedo equivocarme y no hacerlo bien.
- Serás la mejor reina de todas, Elsa, y una muy especial, porque ninguna otra reina tiene grandes poderes como los tuyos.
- ¿Soy especial por mis poderes?
- Claro, nunca olvides eso."
- Sí que iba a hacer una gran reina... - tomé algo de nieve que estaba en el tejado - Una gran reina de Arendell y reina de las nieves... - hice una bola de nieve - Una muy especial para mí...
"- ¡No merezco seguir aquí! Jack... ¡Soy un Monstruo! Nadie quiere a los monstruos..."
—No lo eras... - comencé a llorar tras el recuerdo - No lo eras... - lloré con fuerza - ¡No eras un maldito monstruo! - lancé la bola de nieve con fuerza.
Sentí la caía de nieve sobre mí y puse mi mano sobre mi pecho ejerciendo fuerza, el dolor era tan insoportable, pero no dolía mi corazón, pareciera como si doliera todo mi ser. Miré al cielo para ver la nieve caer, esto solo sucedía si me encontraba triste, y claro que lo estoy. Siempre que veía la aurora boreal, me recordaba tanto a Elsa... A ella le encantaba verlas.
"- Son hermosas ¿Verdad? - pregunté mirándolas.
- Claro que lo son, me encantaría verlas desde lo alto de esa montaña - señaló la montaña cercana al castillo - ahí siempre se pone la Luna, y ver la Luna con la Aurora boreal desde cerca debe ser mágico."
Noté la presencia de la Luna e inmediatamente comencé a maldecir.
- ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué nunca me dijiste que ella me necesitaba!? - me levanté mirando la Luna - ¡Sólo hablas cuando hay algo importante, ella era algo importante! - seguí llorando y por ende generé más nieve.
"- Tú eres mi guardián - sonrió.
- Pero no soy un guardián oficial, Elsa. Solo soy un libre espíritu.
- Eso lo sé, pero para mí, eres un guardián, porque siempre estás cuidando de mí y siempre estás para alegrarme."
- ¡Yo era el guardián de esa niña, Luna!" - sentí el aire venir con fuerza - ¡Los guardianes siempre protegemos a los niños! ¡No se vale que yo esté pagando esto, cuando tu tienes gran parte de la culpa!
Como siempre, nunca recibí respuesta alguna. Volé hacía la montaña más alta, al llegar ahí me arrodillé sobre la nieve y solo me incliné para sumergir mi cara en la nieve.
"- ¿¡Cómo quieres que esté tranquila, Agnarr!? ¡Es mi pequeña! - noté a su madre llorar en la habitación de Elsa.
- ¡También era mi pequeña, Iduna! ¡Pero no ganamos nada estando así!"
- ¡Ya deja este tormento! - saqué mi cara de la nieve y dí golpes en mi cabeza - ¡Ya basta!
Solo me restaba llorar, no podía hacer otra cosa que llorar.
Elsa.
"- Podemos intentarlo, Agnarr - mi madre abrazó a mi padre - Necesitamos buscar una respuesta para Elsa.
- Es arriesgado cruzar el mar oscuro - miró a mi padre a mi madre - No creo que los barcos logren cruzarlo - regresó su vista al mapa - Pondremos en peligro nuestra vida.
- Entonces ¿Nos quedaremos de brazos cruzados? - se separó mi madre de él - Encerrándola en su habitación no mejorará nada.
- Es lo único que podemos hacer - suspiró frustrado - No se me ocurre nada diferente a ello.
- La estamos privando de su infancia y de convivir con su hermana - elevó el tono de su voz.
- No pienso poner de nuevo a Anna en peligro - habló con autoridad mi padre - Elsa tiene sus poderes en descontrol, puede provocar algo de lo que seguro nos vamos a arrepentir, tuvimos suerte que los trolls pudieran hacer algo.
- ¡Estás hablando como si nuestra hija fuera un monstruo! - gritó mi madre - ¡Nuestra hija no es un monstruo! - mi padre se acercó a ella - ¡Sí tu no quieres arriesgarte por saber una respuesta para nuestra hija, entonces yo sola iré a buscarla! - salió de la habitación.
- ¡Iduna! ¡No pienso ir a Atohallan, cuando ni siquiera sé si existe! - salió detrás de ella."
- Si existe, padre... - suspiré cerrando los ojos y calmando los recuerdos - Atohallan si existe.
Esta noche fue diferente a las otras, han sido pocas las veces que he entrado a Atohallan, simplemente no se me apetecía entrar, pero, hoy deseé entrar aquí.
Desde hace algunos días, he tenido esa sensación de que algo me llamaba para venir aquí, y siempre me ocurre en las noches, jamás puse atención y decidía mejor quedarme acostada tratando de conciliar el sueño, cosa que nunca logré. Aunque, hoy fue el día para decidir venir.
Comencé a caminar para la salida de Atohallan, curiosamente, están volviendo esos tormentos que vivía de pequeña, no el miedo a mis poderes, pero si el recuerdo de mis padres teniendo miedo de mí, y eso fue justo lo que me mostró Atohallan.
Ahora, las ideas poco a poco se van uniendo, y cada vez encuentro las fases que tuvieron mis padres. Salí de Atohallan y el Nokk estaba esperándome, lo acaricié y me subí y él comenzó a trotar.
- No debieron arriesgarse - suspiré y miré al cielo - aunque, si no lo hubieran hecho, seguramente seguiría encerrada en mi habitación.
Dejé de mirar el cielo para observar el rumbo del Nokk. De repente, llegaron los recuerdos de mi madre arropándome para dormir, siempre mi padre iba con Anna y mi madre iba conmigo.
"- Descansa mi pequeña - besó mi frente acomodando mis sábanas - Papá y yo te amamos, no lo olvides."
- También los amo - sonreí tras el recuerdo - Aún los amo, nunca lo he olvidado...
Llegué con los Northuldras, bajé del Nokk sin hacer ruido y entré a mi Lavvu. Suspiré viéndolo, caminé a mi cama y me recosté tratando de relajarme un poco mientras cerraba los ojos.
"- Extraño a Anna, mamá... - la miré desde mi cama - Papá dice que aún no puedo acercarme a ella...
- Es por el bien de ambas - caminó hacía mí - Pronto podrás volver a verla.
- Ya pasaron cinco años... - sollocé - ¿Cuándo es "pronto? - mi madre se quedó callada y me abrazó"
Me acosté de lado y me puse en posición fetal mientras me abrazaba.
"- ¿Tienen que irse? - levanté mi mirada mientras hacía la reverencia.
- Confiamos en tí, Elsa - habló mi padre. "
- No se vayan... - murmuré apretando los ojos.
"- Princesa, Elsa... - habló un sirviente detrás de mi puerta - Ha llegado esto - pasó una carta por la puerta.
- ¡Papá! ¡Mamá! - escuché gritar con fuerza a Anna desde su cuarto, abrí la carta encontrándome con el motivo que la hizo gritar."
- ¡Ah! - me senté en la cama abrazando mis piernas - Tranquilízate, Elsa... - tomé aire - solo fue una pequeña pesadilla... Solo, deja de atormentarte...
Solo son recuerdos, no deben ya de afectar tanto...
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