Cap: 19 Ojo por ojo.
Ojo por ojo...
Narra Carolina.
Me desperté y me encontraba acorralada por unas paredes rocosas erosionadas.
¡Todo gracias a ese misterioso temblor!
Estaba completamente en penumbras no se escuchaba nada alrededor, el aire pesado presionaba contra mi pecho haciendo que respirar fuera cada vez más difícil. Creé algunas partículas de fuego que use para iluminar un poco la situación, pero cuando al fin pude ver aquello que me rodeaba deseé profundamente seguir inconsciente ya que no creía lo que veía.
Eran arañas pero no cualquier tipo de arañas eran nada más y nada menos que tarántulas muchas y muchas tarántulas, con sus aterradoras patas peludas y sus ocho ojos amenazantes. El ver a una posada en mi rodilla me hizo entrar en pánico y quemarla de un solo impulso, comencé a gritar y a moverme por todos lados.
¡No soporto! ¡No tolero! tengo una terrible fobia a las ¡arañas!
Comencé a arrojarles fuego para que se fueran pero al hacerlo caí encima de un levantamiento rocoso y sentí una de esas horribles criaturas en mi espalda, al instante me desmayé.
Narra Lira
Escuchamos unos gritos ensordecedores y venían del fondo de una grieta enorme.
Carolina —pensé aliviada—.
Miriam y yo ideamos una forma de sacarla. Hice crecer un roble alto y fuerte seguido después por un árbol con muchas lianas, tome dos lianas las entrelacé y las amarre fuertemente al roble y comencé a bajar, cuando ya estaba en lo profundo Miriam me envió una luz muy brillante que me ayudo a llegar hasta donde estaba Carolina y al hacerlo pude ver que habían como quince o veinte tarántulas cerca de ella mientras esta yacía desmayada.
Me imagino el susto que le daría al verlas ya que ella siempre les ha tenido fobia a esos indefensos insectos — Mejor sacarla de aquí — me dije a mí misma—.
Me daba asco ver esas arañas pero siempre me ayuda el recordar que ellas están más asustadas que yo, así que tome a Carolina, la sujete con fuerza y Miriam comenzó a tirar de la cuerda.
Pero cuando estaba por subir sentí una picada muy fuerte en mi pie derecho, Miriam tuvo que tirar muy fuerte y yo la ayude haciendo crecer algunos árboles que nos elevaran directo a la superficie, ya que no podía afincar el pie en absoluto. Finalmente Miriam tomó a Carolina y esta poco a poco fue despertando.
Mientras yo me sentaba en el suelo rápidamente me quité el par de tenis y al mirar mi pie no pude hacer más que ahogar el bramido de la impresión
Estaba hinchado y enrojecido, la herida sangraba y era grande y profunda, decidí tocarla y estaba caliente y me dolía cada vez más a cada segundo.
Miriam logro despertar a Carolina, al hacerlo se volteo alegre para darme la noticia pero su rostro palideció llevándose las manos a la cabeza tratando de ahogar ese profundo grito.
— ¡Lira! ¿Qué te paso? — escandalizó la chica de cabello oscuro inmutada—,
— Creo que me ha picado una de esas tarántulas —gemí adolorida—,
— ¡Dios mío! déjame verte bien.
Comenzó a examinar cada detalle de la picada. Movió ligeramente mi pie haciéndome sentir un escalofriante dolor que avanzo hasta mi cabeza en cuestión de segundos, tanto reprimía el dolor que mi cara se enrojeció, al oírme me dijo que teníamos que irnos rápido hacía su casa pero yo no podía caminar. Carolina me vendo arrancando un pedazo de su blusa y usándolo para detener el sangrado de mi pie asegurándolo con unas pocas lianas entrelazándolas unas con otras crearon una camilla trasladándome en ella hasta su casa.
Al llegar Miriam me lavó los pies con agua fría y jabón, después en un pequeño trapo coloco un poco de hielo y comenzó a frotarme la herida mientras Carolina estaba tomándome la presión arterial.
— Tienes la presión muy baja —musito preocupada—.
— Tú sigue frotando su herida — le ordena la entrenadora—. Yo veré sus latidos.
— Pero ¿No debería llamar al hospital? — inquirió confundida—,
— El hospital está cercano a la UDAP. Si nos ven nos atraparan enseguida.
— Ok ¿entonces qué hacemos? —preguntó—
— Tu revisa sus pulsaciones, yo llamaré a alguien que es buena y tiene experiencia en esta clase de cosas.
— ¿Y quién es? ¿De dónde la conoces? —preguntó enarcando una ceja—,
Clásico de ella, no le gustan en absoluto los extraños.
— Se llama Paula y es... — hizo una pausa y recogió la mirada, giro un poco rebuscando las palabras—. Ella es mi hija —soltó con seriedad colocándose tensa al pronunciar esas palabras—,
— ¡ Tú nunca nos ha hablado de tu familia Miriam! —comento mi amiga—,
Ella rió y a esta risa le siguió una mueca de disgusto.
— No es una bonita historia — murmuró—.
Quedamos unos segundos en silencio, pero una pregunta importante sobrepaso mi mente.
— ¿Y ella sabe de los elementos?
Al mirarme suspiro.
— Tristemente sí —emitió parpadeando intentando reprimir el recuerdo—,
— Perdona mi imprudencia pero ¿Por qué es algo triste que tu hija sepa de los elementos? —preguntó la chica de cabello oscuro—,
— Bueno pues... —paso su mano por su nuca finalizando en su cabello, respiro hondo y expiro—. Les contaré.
En el año 1995 mi esposo y yo estábamos capacitando a la chica que controlaba los poderes de la fauna en aquel entonces, pero un día hubo un terrible incidente. Ella siempre fue muy avanzada en su conexión con los animales pero no era buena en ataque y defensa, en esa ocasión ella uso su poder para transportarse hasta donde estaban los animales.
Uno de los miembros de la UDAP resulta y acontece que era su novio, cuando la vio haciéndolo llamo a la agencia, ellos no sabían lo que era ya que en aquel entonces no se sabía que los elementos seguían activos, pero creyeron que se trataba de un sistema de tele transportación por moléculas a base de ADN, así que se decidieron a atraparla y averiguarlo.
Uno de sus agentes llamado Edward entró en su vida encubierto y logró atraparla. Conseguí liberarla pero ella estaba muy débil ya que la habían golpeado y torturado demasiado incluso para sus poderes; mi esposo se la llevo para esconderla y yo me quede luchando. Al pasar algún tiempo de una reñida confrontación Edward consiguió derribarme, al estrellarme contra una pared. Estaba al filo de matarme y de pronto llegó mi esposo y comenzó a luchar en mi defensa, utilizando algunas de sus armas que eran bastante útiles para estas cosas.
Cuando yo me levanté Edward estaba a punto de dispararle a mi esposo por la espalda, yo solamente grité desde el piso y inconscientemente lance un rayo de luz ultravioleta extra penetrante el cual quemo todo el brazo en el que tenia la pistola derribándolo así al suelo.
Mi esposo me ayudo a levantarme y los dos salimos buscando a la chica del elemento pero al llegar ya se la habían llevado hacia un edificio muy extraño y espeluznante. Entramos y ella estaba allí encerrada, logramos deshacernos de los guardias y todos los que estaban con ella pero al momento de salir hubo un terremoto en toda esa zona y mi esposo me dijo que corriera con la chica y que la sacara del edificio.
Cuando salí el edificio se derribo y a mi esposo no le dio tiempo de escapar, los bomberos encontraron su cadáver enterrado entre los escombros...
Miriam se sacudía levemente para evitar las lágrimas.
—Fue muy doloroso para mí y todo eso ocurrió cuando yo tenía un mes de embarazo, me entere después de todo esto que me hicieron unos cuantos exámenes médicos. Y allí me entere de que había salido embarazada y en agosto de 1996 nació Paula. Ella nunca conoció a su padre y le tuve que contar lo de los elementos para que entendiera lo que había pasado. Al cumplir los 10 años vino a estudiar aquí en argentina y a estado aquí desde entonces viviendo con mi hermana.
Yo por otro lado me he estado encargando de que las portadoras de los elementos los mantengan a salvo a toda costa.
Y cuando ella cumplió 18 años me mude aquí a argentina y he podido visitarla de vez en cuando ya que si lo hago muy frecuente pues la UDAP podría capturarla y no quiero exponerla a ese riesgo.
Escuchaba cada palabra con suma atención, era la primera vez que Miriam se abría tanto con nosotras. Pero yo necesitaba con urgencia la asistencia médica y tuve que interrumpirlas para que Miriam llamara a su hija con rapidez.
Normalmente no suelo hacer esto, pero una picada de tarántula no es ¡nada ligero!
— Lo siento, ¡la llamaré enseguida! —soltó Miriam—.
Miriam llamó a Paula y caminaba de un lado a otro mientras hablaba con ella, las manos le temblaban y se le dificultaba respirar. Finalmente colgó el teléfono.
— ¡Listo! No te preocupes Lira, ella ya viene en camino.
— Miriam tendrá que apurarse, las pulsaciones de Lira están muy aceleradas.
— ¡Oh no! ese es otro de los síntomas de la picada—voceó nerviosa—,
— No se preocupen estoy-bien — expresé con la respiración entrecortada—,
— ¡No! ¡No lo estás! te estás hiperventilando —exclamó alarmada—.
Mientras que Carolina seguía hablando y mirándome con extrema preocupación decidí acostarme, mientras la escuchaba decir algunas cosas hasta el punto en el que simplemente dejé de escuchar.
Narra Aleyda.
— Contesta de una buena vez ¿Por qué no puedes?
— Es porque... ¡Tú me gustas Aleyda!
¿Acaba de decir que le gusto?¡Sí! ¡Eso fue lo que dijo!
Mis ojos se abrieron como plato y sentí que mi respiración se detuvo, absolutamente inmovilizada, ni si quiera sabia que decirle simplemente me quede perfectamente congelada. Abrí la boca para decir algo peor a la final no dije nada. Estaba nerviosa.
Por supuesto Daniel se dio cuenta de esto.
—Aleyda —murmuró entre dientes—. Sé que estas sorprendida pero debes entender que no podía ocultar lo que sentía.
Después de unos segundos en los cuales seguía paralizada tomo mi mano.
— ¿No piensas decirme nada?
Miles de sensaciones pasaban en mi cabeza.
Quería golpearlo, gritarle, darle dos buenas bofetadas y abrazarlo hasta morir.
Tantos sentimientos ocasionados por unas simples letras entrelazadas.
Después de dos eternos segundos reaccioné.
— Tienes razón en algo, me tomaste por sorpresa —reí nerviosa—,
¡Soy una tonta! ¿No se me pudo ocurrir algo mejor para decirle?
— Daniel, yo... — me detuve y mire hacia otro lado, no podía mirarlo a los ojos sentía que me caería si le decía lo que pensaba—.
Su mano volteó con suavidad y delicadeza mi barbilla provocando que mi vista regresara y se entornara de nuevo en esos ojos que tanto me congelaban
— Aleyda no debes reprimirte, dime lo que sientas de verdad.
Yo suspiré y reí para mí misma.
— Decirlo es fácil pero hacerlo no lo es, en especial cuando trato de decírselo a alguien— miré hacia abajo pero aunque intentara no podía, mí vista regreso a él como si de un imán se tratase—. A alguien como tú.
— Aleyda me gustas desde hace mucho tiempo, nunca me anime a decírtelo porqué no pensé que sintieras lo mismo por mí, pero cada vez estamos más cerca el uno del otro y se me hace más difícil contener las ganas de abrazarte, levantarte, mirar tus ojos cada instante...
El castaño hizo una pausa, deteniéndose en mi mirada, de pronto siento con mayor intensidad esa fuerza que me atrae, no sé si es su cuerpo frente al mío o su voz tierna. En definitiva lo que me gana son sus ojos. Su mirada es mi celda...
— Y si te pasa lo mismo al menos quiero que me lo digas, no puedo seguir con esta tortura haciéndome cada noche y cada mañana la misma pregunta.
— Daniel ¡Es que tú! — me interrumpe—.
— No pienses en mi ¿ok?— expresó colocando sus manos en mis hombros—. ¡Solo dime lo que sientes tú!
Titubeé, como si de una bebe se tratase, el chico me esperaba y debo decir que me estaba teniendo mucha paciencia, disfrutaba verme nerviosa aunque no lo admitiera. Tome aire porque era el momento de decirle lo que sentía.
— Daniel yo solo quiero que sepas que tú...
La puerta de la celda se abre rotundamente interrumpiendo nuestra conversación.
— Vaya, vaya, vaya — declaró entre falsos aplausos— . Ya era hora de que este chico se te declarara.
¿Es enserió? ¡Ah! este chico no puede ser más entrometido e inoportuno.
Tiene suerte de que no tengo fuerzas porque con gusto volvería a pisar sus mugrosos tenis de marca.
— ¿Qué es lo que quieres Lucas? — le dije fastidiada y seca—,
— ¡Cálmate ojos azules! —.Solo vine a arreglar algunos asuntos pendientes.
— Tú y yo no tenemos nada de qué hablar ni ningún asunto que resolver— le solté irritada—.
— Esto no tiene nada que ver contigo se trata de tu "noviecito".
— ¡No somos novios!- aclare disgustada, y a la vez enojada.
No era la única, Daniel estaba muy molesto. Se veía en sus ojos que no aguantaría demasiado, dio un paso al frente y cerro el puño dispuesto a golpearlo pero le sostuve rápidamente el brazo, él me miro enfadado pero al verme respiro y se controló, no iba a permitir que comenzaran a pelearse. Lucas no había dicho nada que lo mereciera... aún.
— Claro discúlpenme —dijo con ironía—. Pero como sea, el punto es que tienes una deuda pendiente conmigo y la vas a saldar.
Sin poder anticiparlo Lucas lo tomó desprevenido empujándolo hacia la pared.
— ¡Tú mataste a mi Padre!
— Espera ¿qué? Mira niño ¡Yo no mate a nadie!
Lucas lo comenzó a golpear fuertemente. Daniel conseguía bloquear la mayoría de sus ataques y se defendió dándole una patada en el abdomen. Después él se descuido y Lucas casi que lo estrangula, lo golpeó en la cabeza y lo tiro al suelo, yo no podía hacer nada ya que las fuerzas se me habían ido por culpa de ese elemento. Intente meterme pero fue inútil, trate de quitarle la pistola que guardaba en su funda y así amenazarlo pero fue inútil. Él me tomo por ambos brazos y me arrojo hacia la pared y al hacerlo caí al piso, no podía ni moverme del dolor.
— ¡Oye tu niño si te metes con alguien te metes conmigo! — exclamó furioso el castaño—.
Lucas comenzó a golpearlo sin piedad alguna, pero algo en sus golpes era diferente...
— ¡Ah! ¿Por qué haces esto? ¡Yo ni si quiera se quien es tu padre!
— ¡Claro que lo sabes! —gritó—. Miré las cámaras de seguridad, ¡tú le clavaste ese cuchillo en el brazo y gracias a eso acabaste con su vida!
— Uno y principal no sabía que era tu padre, dos si viste el vídeo debes saber de que solo lo hice porque él estaba a punto de matar a Aleyda.
— ¡Cállate! me quitaste lo que yo mas amaba en mi vida y ahora es tu turno de pagar por lo que hiciste.
Diciendo estas palabras comenzó a golpear y a pelear contra Daniel, pero con mayor intensidad y sin tenerle piedad alguna, lo que no entiendo es...
¿Cómo? ¿Cómo es que el tiene tanta fuerza? tiene 17 y Daniel es mayor que él y además tiene una fuerza anormal, pareciera casi que fuera...
Yulian...
Pero no es posible Yulian no tiene los poderes para disfrazarse de su hermano, el tiene solo el componente de la fuerza.
En eso recordé:
"Los compuestos extraídos de los elementos de Laura y Esthefani creados por Dave fueron transferidos de generación en generación en la UDAP".
Palabras de Miriam.
¡Ya entiendo! si los compuestos fueron transferidos de generación en generación significa que Yulian se los pudo haber prestado a Lucas u él se los habría quitado sin su permiso y gracias a eso el tiene la fuerza suficiente para matarnos con solo mover un dedo
¡Oh no, estamos en problemas!
Vi como Lucas encadenaba a Daniel hacia la pared, así que me decidí levantarme y tratar de razonar con él. Me sostuve de la pared y me fui levantando pero mientras lo hacía, Lucas me tomo de la cintura con mucha fuerza, giro mi torso con brusquedad y me coloco enfrente a él.
Estaba acorralada, contra la pared y su cuerpo, intente separarme pero no lo conseguía; él me miro con una mirada maliciosa, tomo mi barbilla entre sus manos y me beso.
Yo no dejaba de moverme, comencé a patearlo pero era inútil yo solo lloraba y pateaba como si mi vida dependiera de ello, escuchaba los gritos de Daniel en el fondo y no aguante más; lo golpee repetidas veces pero su fuerza me superaba y solo podía pensar en lo peor. Decidida a terminar con todo y arriesgarme zafé mis manos de su agarre y golpeé fuertemente su mandíbula haciendo que él separara sus asquerosos labios de los míos, sus ojos se encendieron y su mirada se torno siniestra reflejando ira y enojo mientras buscaba saciar esa sed de venganza que tenia, acto seguido saco una daga y me lo enterró justo en un costado del cuerpo exactamente en la cavidad abdominal.
No paraba de llorar y de gritar de dolor y el mantenía el cuchillo en mi cuerpo, intentaba que me lo quitara pero no podía, lo mire fijamente, mientras él seguía enterrándomelo, de pronto sentí que se me iban a salir los ojos, mi vista se nublo y me empezó a sacar el cuchillo muy despacio al hacerlo me soltó, dejándome caer al suelo.
Narra Daniel.
No paraba de gritar y luchar contra aquella cadena mientras observaba atentamente esa desgarradora escena, sentí que me partía por dentro al verla sufrir delante de mí y no poder hacer nada para evitarlo, después ese momento terrorífico en el que le enterró una daga en un costado del cuerpo.
Grite como nunca lo había hecho y vi como caía lentamente en el piso mientras Lucas se deleitaba en esa macabra escena.
— ¿Cómo pudiste? ¿Por qué? — reclamé mientras saltaba intentando romper aquellas cadenas-. ¿Qué te ha hecho ella para merecer eso?
— Mira ¡Aquí en la UDAP todo es Ojo por Ojo! solo regulé la balanza es todo —se encogió de hombros con indiferencia—.
— ¿Sin que te importara nada? ¿Cómo es que duermes de noche con esa culpa?
— ¡Chico déjame el drama! —dijo fastidiado—.Además de una u otra forma moriría digamos que solo se lo hice más fácil.
— ¿Fácil? ¡Fácil! — grité—. Tú la asesinaste me golpeaste enfrente de ella, la traicionaste. Le hiciste todo eso y quien sabe que otras cosas y ¿Te atreves a decir que se lo hiciste fácil?
— ¡Quédate callado o el próximo serás tú! Disfruta la muerte de tu novia, la veras en cámara lenta ¡Vaya honor!
Acto seguido se fue y cerró la puerta de la celda, no sin antes arrojarme un golpe en la cara. Antes de que se fuera, le coloque la otra mejilla pero él ignoro mi acto, se fue refunfuñando satisfecho con su venganza.
Matar a la chica que amo.
Veía con profundo dolor aquella escena en la que Aleyda se desangraba lentamente, intente mil veces pero no lograba liberarme de aquellas cadenas ¡Me sentía culpable! culpable de mi tormento, culpable de lo que le ha pasado a Aleyda, ¿Por qué? ¿Por qué a ella? ¿Por qué si intente protegerla termine causándole esto?
— ¿Por qué?... — me quejé mientras una lágrima caía lentamente hasta el suelo golpeando el piso en un sentir de culpa profunda—.
Y ahí estaba yo, todo abatido tirado en el suelo. Ya no me quedaban lagrimas de todo lo que había llorado en cuestión de minutos y de pronto veo que el ducto de ventilación que estaba en el techo se abre y de ahí se cae una persona y se golpea contra el piso, mis ojos estaban todavía llorosos no reconocía a la persona. Cuando mi vista se aclaró pude reconocer a Julio
— ¡Daniel! ¿Y esa cara? ¿Qué es lo que te paso? ¿Lograste sacar a Aleyda de aquí?
— Solo voltea Julio —musite—,
Julio voltea lentamente y cuando ve a Aleyda voltea hacia a mí inmutado. Nos ahorramos las charlas, ambos estábamos preocupados, el chico de ojos azules me desencadenó con una llave que tenía en su bolsillo izquierdo y al hacerlo me acerque directamente a ella tomando su cabeza entre mis manos.
— No esto no puede estar pasando, ¡Aleyda despierta! —supliqué agitándola—,
— Amigo ¡Tiene pulso! ¡Sigue con vida!
— Pero no me responde.
— Seguro esta herida, ella debería estar muerta pero aun conserva algo de pulso, hay algo que permite que ella siga con vida, pero no sé lo que es.
— ¡Su elemento! tal vez su elemento la mantenga viva.
— ¿Pero cómo? Se supone que la UDAP se lo ha extraído, según lo que escuche en los pasillos desde el conducto de ventilación mientras venia.
— Bueno mi teoría es de que Aleyda sigue viva porque tiene una conexión con su elemento que permite que siga viva a pesar de no poseerlo, débil pero viva.
El chico me miro confundido, ajustando las piezas en su cabeza.
— Claro ¡Pero por supuesto, ahora recuerdo! el no poseer su elemento a ella la pone débil, pero no puede morir hasta que no se cumpla el plazo de las 48 horas, y según lo que tengo aquí faltan 1 hora para que se cumpla el plazo.
— Ósea ¿Qué a Aleyda le queda una hora de vida?
— Si pero si logramos hacer que su elemento vuelva a ella podríamos salvarla y posiblemente el elemento regenere su cuerpo haciendo que vuelva a la normalidad.
— Buen plan, pero necesitamos hacer 3 cosas:
1. Encontrar la gema.
2. Sacar a Aleyda y a la gema de este edificio.
3. Llevarla con sus amigas para que puedan hacer que los poderes de Aleyda regresen.
— Ok entonces me alegro de haber traído esto —dijo mientras sacaba algo de su bolso—.
— ¿Un disfraz de enfermero y uno de guardia?
Él asintió.
— Exacto y un mapa para que no te pierdas, ahora dime ¿has actuado en una obra de teatro antes?
— Más o menos — contesté pasando mi mano por la nuca y a la vez algo dudoso—,
— Con eso me conformo te colocaras el disfraz de enfermero, iras al hospital y traerás una camilla para transportar a Aleyda y me esperaras, yo usare el de guardia para buscar la gema y nos encontramos afuera ¿vale?
— De allí vamos directo a la casa de Miriam.
— Exacto.
— ¿Y crees que podrás robar la gema? — le pregunté—
— Tranquilo amigo — dijo con una mirada maliciosa y a la vez ansiosa—. La parte sencilla es la tuya la emocionante es la mía.
(...)
¡No puede ser! ¿Será que nuestra protagonista va a morir?
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