Cap: 15 ¡Corre!
¡Corre!...
Narra Daniel
Salí corriendo con desespero, como si se tratase de una pequeña niña indefensa, pero algo así era para mí. Tenía la necesidad de protegerla de cuidarla, mientras tanto mi corazón latía a mil por hora. Necesitaba encontrarla, no sé porqué creo que está en peligro.
Logre divisar a lo lejos en uno de los corredores más angostos a un señor con un brazo de metal, que la lleva sujeta del brazo. Él la fuerza a entrar en una especie de oficina. Decidí seguirlo y desde los vidrios que conectaban las oficinas comencé a observar todo lo que pasaba adentro, solo esperaba que él la dejara allí y se fuera al igual que los demás guardias de esa forma yo podría escapar con ella; pero el hombre tenía otros planes.
Mientras tanto...
(...)
Narra Julio.
Daniel ya se había ido con la gema para salvar a Aleyda, como era de esperarse los guardias no tardaron en aparecer junto con...
¡Oh no! ¿Cómo saldré de esta ahora?
A penas y podía abrir mis ojos cuando vi entrar por aquella inmensa puerta a mi querido y muy enojado padre.
— ¿Qué está pasando aquí?—declamo provocando el silencio en toda la sala —.
— Señor este soldado se ha revelado en contra de nuestra misión, ha violado los códigos de seguridad, ha entrado al área sin autorización y se ha infiltrado en la zona de contención de poderes extrayendo los mismos — expuso uno de los comandantes —.
Para mi sorpresa si vi cierta decepción en la mirada de mi padre era obvio que me había reconocido, pero su decisión si podía predecirla.
— Ok este se la vera conmigo ¡Sáquenlo y encadénenlo!
El guardia hizo lo que le mandaron y me encadeno fuertemente a la pared.
— Bien ahora, escúchame bien—me miro penetrante—. Así funcionaran las cosas, tú me das la gema y nosotros no te mataremos, son solo dos opciones no tienes mucho tiempo.
¡Pss como si me creyera ese truco! Todos saben que cuando dice eso, siempre de igual forma te mata.
Él me sigue mirando tengo que contestarle.
— ¡Jamás! Ni lo crean yo no les daré nada a ustedes. Y menos a ti.
Ok ahora si estoy en problemas ¿En serio Julio? ¿No se te ocurrió algo mejor?
— ¡Guardias revísenlo!
Intente moverme para que no me revisaran pero el intento fue inútil, me quitaron el saco de guardia de seguridad. Y los demás apenas descubrieron a estas instancias que se trataba de mí, habría sido un éxito de no ser por mi padre.
— ¡Tienes que parar esto Papá!
Al principio mi padre se paralizo y me observo sorprendido de pies a cabeza luego tomo una bocanada de aire. Simplemente se limito a voltearse dándome la espalda, colocando sus brazos hacia atrás mirando en dirección a uno de los bombillos del salón.
— De modo que ya te enteraste — habló serio—,
— Si — hablé con firmeza—. Me enteré de lo que le hiciste a Aleyda y de lo que planeas hacerle al mundo y quiero que sepas que ¡No lo voy a permitir!
Con cada palabra que emitía su espalda se erguía y su postura se tensaba.
—Tenía razón al dudar de ti, por eso no te dije nunca mis planes. No eres como yo, sacaste el espíritu de tu madre, él mismo espíritu que hizo que me separara de ella, esa forma de pensar sobre que no debemos lastimar a los inocentes, qué hay que velar por la paz de esta tierra ¿Sabes lo que le dije? — Preguntó girando sobre sus talones y mirándome serio —.
Yo negué con la cabeza.
— Le dije lo mismo que te diré a ti. La paz en este mundo ¡No existe! ¡Nunca existió y jamás existirá! los hombre son egoístas y cleptómanos aquí se maneja la ley de supervivencia del más fuerte, si te pones del lado ganador conservarás tu vida, si te pones con los débiles ¡Estás muerto! nosotros nos apoderaremos de los elementos y con ellos vamos a conquistar este mundo.
— ¡En eso te equivocas Padre!— exclamé— El mundo puede llegar a tener paz solo si se arrepiente de las cosas malas, si intenta cambiar y mejorar, necesitamos un cambio de mentalidad para este mundo, uno que no se obtiene a la fuerza ni buscando peleas, guerras y contiendas uno que se busca desde el interior estando juntos porque así es como resistimos y somos más fuertes ¡Unidos!
Su cara se enciende y un destello de sus ojos me perturba, no entiendo cómo es que aun no me golpea, de seguro se muere por hacerlo como lo hizo con mi madre.
Recuerdo aquella escena, mi padre nunca había llegado tan lejos hasta esa noche. Desde entonces nada es lo mismo. ¿Qué habrá sido de la vida de ella? Es una pregunta que me hago frecuentemente.
— No sacaste nada de mí, muy lindo, ridículo y cursi discurso hijo pero, ya en serio obedece a tu padre y dame la gema ¿sí?
Me sorprende su actitud creí que sería más... ¿Cómo explicarlo?
Cruel...
—Uno y principal no la tengo y segundo, si la tuviera preferiría morir antes que entregártela.
— ¡Ja! eres mal mentiroso hijo, se que la tienes, dime en dónde.
— Ah... ¿Señor?—interrumpe un guardia—,
— ¿Qué? — preguntó frío y severo—,
— Solo quería decirle que el chico no miente; Revisamos su saco y no tiene la gema de los poderes.
Papá bajo la mirada y comenzó a dar unos cortos pasos desviando los ojos a todas direcciones, acomodando sus ideas. Me miró y se acerco apretando los labios, frunciendo el ceño y evidentemente molesto.
— Julio tú ya sabes cómo son los interrogatorios que hacemos aquí y lo fuertes y dolorosos que son, si quieres ahorrártelos dime de una buena vez— se acercó intimidante — ¿Donde está la gema?
Ok piensa en algo Julio ¿qué le invento? ¿Qué le invento? ¡Ah listo! ¡Ya se!
— Vine a buscarla, pero al llegar la gema ya no estaba solo había una bolsa llena de harina, como si estuviera simulando el peso de la gema u algo así, pero como yo no sabía que era lo que había adentro de la bolsa decidí levantarla creyendo que la gema estaría en su interior, al hacerlo la jaula cayó encima de mí y yo por reflejo lancé la bolsa por la ventana.
Mi padre evaluó mi rostro enarcando una ceja, meditando mis palabras.
Por favor que me crea...
— Quita tu cara de esperanza no me he tragado tu cuento—exclamó—.
¡Genial, lo que faltaba!
—Pero si tu estas aquí y no la tienes solo hay una persona en este edificio que puede tenerla.
— ¡Sargento! valla usted personalmente a revisar si Aleyda sigue encerrada.
Espero que hayan escapado.
Narra Aleyda.
5 minutos antes...
(...)
30 minutos habían pasado desde aquella carta, me sentía un poco mejor, podía caminar pero no correr ni saltar ni nada por el estilo, incluso la paloma sigue aquí. Recordándome que necesito tomar una decisión.
Responderles o no.
Mientras pensaba en esto escuche como se encendió una alarma, todos los guardias que estaban en mi celda dejaron sus puestos.
A todas las unidades se solícita refuerzos en el salón de extracción, protejan el objetivo, repito protejan el objetivo.
Y estas frases se repetían en cada uno de los radios, todos los guardias corrían desesperados y armados, por suerte pude ver que al encargado de cuidar todas las llaves se le habían caído aproveche y me estire lo más que pude.
¡Bingo! ¡Las tengo!
Comencé a intentar con todas las llaves ninguna funcionaba, eran casi 50 llaves y ninguna lograba abrir mi celda.
¡Ah! ¡Lo que me faltaba!
Seguía intentando y ya solo me quedaba una llave.
¡Señor por favor te pido que esta sea la llave!
Gire la manilla y la puerta se abrió.
— ¡Gloria a Dios!— chillé.
Ups creo que lo dije muy fuerte. Por suerte nadie escucho.
Logre escabullirme por medio algunos ductos, se me hizo sencillo porque no había tantos guardias pero cuando ya estaba cerca de lograr salir de aquel inmenso edificio, me tope con un señor que tenía una prótesis de Metal. Ya no había tiempo para esconderme él ya me había visto.
— ¡Tú!— grito feroz y clavándome una mirada de enojo profundo al mismo tiempo que estaba tapándome el paso.
Sé que todos quieren mis poderes pero ¿Qué le hice yo para que me vean de esa forma?
— Señor por favor le suplico que me deje pasar.
No sé porque pero intente ser amable a veces eso funciona. ¿A quién engaño? estoy demente.
Claro que funciona pero no cuando quieren matarte. Solo pido que me dejen tranquila ¿es demasiado para ustedes soldaditos de papel?
— ¡Ningún pasar, tu vendrás conmigo!—me tomo del brazo derecho y comenzó a arrastrarme no solo sacándome del corredor si no de mis pensamientos. Me llevo hasta una sala de oficina, intente que me soltara pero entre más intentaba más era el dolor que sentía.
Al llegar me arrojó al piso.
— ¡Tú eres la responsable de que mi sobrino deshonrará a mi familia y eso te costara muy caro!— chilló con voz grave y seria apretando los puños e irguiéndose como tabla —.
¿Qué yo qué?
— ¿De qué habla? ¡Yo ni si quiera se quien es su sobrino!
— Vamos no te hagas la loca, sé muy bien que tu eres la "noviecita" de Julio.
Ok eso si no se lo aguanto.
— Con todo respeto Señor — exprese con ironía mientras me levantaba y sacudía mi muy descuidado legging—. Él no los traicionó ni deshonro en absoluto solo quiere que ustedes vean la verdad como él lo hizo, quiere que su familia se aleje de los caminos que llevan a causarle pena, llanto y dolor a la gente. Está tratando de mejorar la situación de ustedes a pesar de que eso quizás le cueste la vida.
— ¡No me mientas! ¡Sé muy bien que tú lo debiste de haber influenciado a esto!
— Yo lo único que hice fue abrirle los ojos a la verdad al igual que él quiere hacer con ustedes. La decisión estuvo en sus manos y él la tomo, cada persona tiene el derecho de tomar sus propias decisiones en la vida y el deber de afrontar las consecuencias de las mismas ya sean buenas o malas, es cierto que hay personas que nos ayudan o nos convencen de tomar alguna decisión pero nosotros somos responsables por las mismas; las otras personas no tienen ninguna responsabilidad en eso.
Como por ejemplo Adán y Eva, ella comió del fruto prohibido y cuando Dios les pregunto a ella porque había comido del fruto Ella dijo: La serpiente me engaño y comí. La serpiente la invito para que ella comiera del fruto pero la decisión fue de ella misma, ella no tenía que hacerlo, podía negarse pero ella decidió comer y sufrió las consecuencias de sus actos...
No he terminado de pronunciar la última palabra cuando el hombre manco me arroja una bofetada arrojándome contra la pared.
— Y ahora por haberlo incitado vil serpiente ¡Pagaras!
— ¿A qué se refiere con eso?—Musité nerviosa aferrándome a la pared mientras él se acercaba de forma peligrosa.
— Si nunca hubieras hablado con Julio él sería igual que antes, nada habría cambiado, tu decidiste hablarle ahora ¡Sufrirás las consecuencias!
De inmediato saco un estilete y me acorralo contra el piso, intentó enterrármelo una vez pero me moví y solo logro cortar una parte de mi blusa, luego me sujeto con unas sogas y volvió a acorralarme. Ya estaba a punto de atravesarme, cuando de pronto en un rápido movimiento, alguien se apareció por detrás de él y le encajo una daga en todo su brazo, el único que tenía considerando que el otro era de metal, él hombre cayó al piso gritando de dolor.
Yo me quede inmóvil ante todo lo que pasaba. Cuando el cayó al piso logre ver quien era la persona que me había salvado la vida y era nada más y nada menos que Daniel.
Debería estar feliz, pero por alguna razón estoy enojada.
— Daniel ¿qué has hecho? — gemí reclamándole —,
— Un simple gracias sería suficiente— emitió con sarcasmo mientras extraía con enojo la daga del herido brazo de aquel señor.
— ¿Cómo quieres que te agradezca? ¡Tal vez lo mataste!— grité atacándolo con una mirada furiosa—.
Deseaba gritarle, pero si lo hacía podía darnos por muertos.
— ¡Y de no haberlo hecho estarías muerta! — contraatacó—.
Touche...
— Pues sí, pero ¡De todas formas pudiste encontrar otra solución! — reclamé—.
Me arrojo una mirada seria.
— ¿Otra solución? —Me mira con enojo, le sostengo la mirada, sería un duelo interesante si siguiéramos así—. Golpearlo no habría funcionado ¿Que querías que hiciera, disparar? — preguntó desafiante—.
—Pues... ¡no lo sé! — expresé aún molesta—. Pero en definitiva, todo menos esto...Señor ¿Se encuentra bien?—inquirí preocupada—.
— ¡Ah! — gimió de dolor retorciéndose en el piso mientras apretaba los ojos.
—Aleyda ¿Qué haces? ¡Tenemos que escapar!— me toma del codo arrastrándome hasta la puerta—.
— ¡No!— chille zafándome —. ¡No voy a dejarlo así!
El chico me tomó por ambos brazos.
— Daniel suéltame, por favor o me obligaras a hacerte daño.
Comencé a sentirme mal nuevamente, mis ojos no tardaron en humedecerse durante toda esta escena.
— Pero ¿cómo puedes ser amable con alguien que posiblemente pueda acabar con tu vida?
— Porque eso es lo correcto, si bien el pudo hacerme daño, yo no haré lo mismo es más voy a ayudarlo y además cualquier persona ordinaría lo mataría una persona inteligente sabe cuando perdonar una vida, la vida es algo que se debe valorar y nada ni nadie en esta tierra tiene el derecho de quitarla, algo que no tiene precio; es un regalo y su valor se lo das tú y se lo doy yo por mi forma de actuar y de ver. La vida es lo que yo hasta la muerte voy a defender, no importa si nadie está de acuerdo con ello.
Vi como Daniel me miraba con una cara de sorprendido y a la vez confundido, se notaba que no entendía el porqué lo hacía. Yo sabía mejor que nadie el riesgo pero no dejaré así al pobre hombre.
Busqué un estuche de primeros auxilios y saque una venda, con cuidado limpie su herida con suavidad y finalmente hice un vendaje circular alrededor de ella.
Daniel fue por un poco de agua en el filtro que estaba en la esquina de la habitación y se la dio.
— ¿Por qué estas ayudándome?— pregunto él manco justo al terminar su vendaje—.
— Porqué nadie merece sufrir tal dolor, ni si quiera usted —sonreí—.
— ¿Si sabes que si hubiera tenido la oportunidad te abría matado no es así?
— Lo sé pero soy testigo de que la gente puede cambiar. Incluso un asesino como usted.
Daniel nos observaba con el mentón firme y detallando cada movimiento, me señalo su reloj indicándome que era tiempo de irnos.
— Prométeme que lo cuidaras de la ira de su padre.
— Descuide haré lo posible... ¿que pasara con usted?—pregunté—.
— No te preocupes, debes irte ahora.
Asentí con la cabeza y Daniel me arrojo una mirada que claramente decía.
¡Hasta que por fin!
Me provocaba decirle idiota, pero no soy tan mala, de alguna manera lo entiendo.
Salí de aquella oficina con Daniel y le pregunte por Julio él me dijo que lo habían capturado y que por eso no pudo ayudarme antes. Al enterarme intente correr hacía donde sabía que tendrían a Julio pero Daniel me tomo por el brazo.
¡Rayos!
—Ya no podemos volver, él me dijo que te sacara de aquí, todo lo está haciendo es para que puedas escapar.
Decidida lo empuje pero él me rodeo con sus brazos y me sujeto con fuerza.
—Si vas hasta allá y tratas de ayudarlo todo lo que hizo se hará polvo, ya que nos atraparían a los tres juntos, yo seguí luchando como una niña dando patadas.
— ¡Ya puedes quedarte quieta! — chilló ahogando un grito que no podía salir de su garganta, no solo porque se trataba de mi si no porque también estábamos en el fuego del sartén y queríamos salir—,
Bufé para mí misma ignorando su comentario.
— ¡Hey! ¡Mírame!—me giró con sus brazos y luego colocó sus manos en mis hombros.
— Debemos irnos —susurró en mi oído—.
— ¿Crees que estará bien?—pregunté dolida—.
— Ese chico es muy astuto. Estará bien.
Asentí y seguimos caminando y escondiéndonos al mismo tiempo.
Nadie nos había visto o al menos eso creíamos hasta que nos topamos con Carlos el hermanito de Julio, nosotros no le prestamos la mínima atención, ni si quiera pude detallar su ropa solo sus cabellos rebeldes despeinados y sus ojos clavados en nosotros.
Seguimos corriendo hasta que al fin logramos escapar de aquel lugar.
Narra Julio.
10 minutos después...
(...)
— Mi señor la prisionera no se encuentra en la celda — Anunció el sargento.
¡Si lo lograron! — exclamé de alegría dentro de mi mismo—.
— Envié a mis sobrinos y a su amigo Ropni en búsqueda de la chica.
— Si señor enseguida.
— En cuanto a ti Julio— giró violentamente hacia a mi —. Ya pensaré en un castigo adecuado por los momentos enciérrenlo y no permitan que Carlos se le acerque, no quiero que le trasmita ese pensamiento que tiene.
Lo dice como si estuviera loco ¡Él es que esta realmente loco aquí no yo!
Narra Aleyda.
Cuando estábamos bastante lejos entramos a un bosque por lo que puedo definir patagónico de la región. Debo decir que el paisaje era precioso parecido a un cuadro que está en la casa de Miriam realmente hermoso.
Me senté con Daniel en un tronco. Mil emociones y pensamientos me tenían completamente perdida y atrapada
— ¿Qué tienes? ¿Por qué esa cara larga?— pregunta sacándome de mi pensamientos—.
— Porqué ya pronto todo esto se acabara y lo único que hice por mis amigas fue traerles problemas.
— ¿Cómo que problemas? podrías por favor contarme todo desde el principio porque no entiendo bien esta historia.
Respiré profundo.
— Es que no es tan sencillo de explicar y la verdad nunca te dije nada de mis poderes porque pensé que me considerarías un monstruo, una extraña, una ET.
(Para los que no saben ET significa extraterrestre)
— Además correrías peligro a causa de la UDAP, aunque por ese lado igual sufriste mucho las consecuencias.
Lo mire triste.
— Daniel— lo llamé sin mirarlo, no quería ver la decepción en su mirada—. Yo no necesito tu lástima no te lo dije porque quería protegerte y ahora sé que nuestra amistad ya no será lo mismo, solo me alegra el saber que estés bien— él quería hablar pero no lo dejé—. Yo no quiero comprometerte a arriesgarte al estar cerca de mí, ya que la UDAP seguramente me buscará y lo último que quiero es que más personas sufran.
Quería llorar al pronunciar estas palabras pero no quería que él me viera hacerlo.
¡Fuerza Ale! ¡Respira! Contrólate.
Giré mi cabeza y baje la mirada.
— Borra esos pensamientos de tu mente, no te hacen bien—tomó mi mano y yo volteé a verlo anonadada por lo que hacía, una parte de mi quería que me soltara y la otra deseaba sujetarla con fuerza.
¿Soy a caso bipolar o es como si fueran dos personas adentro de mí?
— Cálmate — me sonríe al conseguir mi mirada—. Solo cuenta lo más importante y después tocaremos ese tema —prosiguió soltándome—.
— Está bien—.
Mientras le resumo toda esta locura de la última semana, como descubrí mis poderes, la aparición de Miriam, persecuciones, etc. Él me observaba en silencio, de vez en cuando miraba hacia arriba acomodando sus ideas y entendiendo poco a poco la historia. A pesar de que me molestaba que estuviera tan excesivamente callado me gustaba observarlo mientras lo hacía.
Al finalizar simplemente me calle.
—Debió ser muy duro para ti — musitó—.
—Sí, sí lo fue... Daniel yo no quiero que te pase nada, no quiero exponer a mi mejor amigo a otro trauma como lo que paso en la cápsula— él me interrumpe—.
—Por cierto gracias por salvar mi vida allá y perdóname dude de ti, por culpa de ese Antonio—gruñó al decir su nombre—.
— ¿Te puedo decir algo?—musité tan bajo que es probable que ni me escuchara.
— ¿Si?
— Mi mayor miedo no era el que me quitaran mis poderes era el que te hicieran algo a ti— confesé internándome en su mirada—.
— ¿Sabes? mi mayor miedo es el que mueras sin que pueda decirte— lo interrumpo.
— Daniel, sabes que para eso no hay remedio lo hecho, hecho esta lo importante es que estas a salvo por lo menos mi sacrificio no será en vano—sonreí forzadamente—.
— Descuida, no morirás.
— Claro que sí.
— No morirás si mi idea funciona.
— ¿Qué idea?— pregunté intrigada—.
—Pues esa máquina convertía tus poderes en la gema original de la leyenda que me contaste, si obtienes la gema creo que recuperarás tus poderes.
— Es una buena idea pero olvidas un pequeño detalle.
— ¿Cuál?—Pregunto.
— Pues que la gema se quedo en los cuarteles de la UDAP.
— ERROR— sonrió fingiendo la voz de un robot—. En eso te equivocas.
— ¿De qué hablas?—pregunté intrigada—.
— Permíteme mostrarte.
Vi como metía lentamente su mano buscando algo en su bolsillo a juzgar por lo que se tardaba se nota que tiene medio cuarto allí adentro pero después de un rato saco una gema blanca muy brillante era como una mezcla entre un diamante y una perla y con el tamaño de un Ópalo.
—Creo que esta fina gema te pertenece — expresó mientras la colocaba en mi mano—,
Tome la gema atónita, lo abrace feliz y luego al notar lo cerca que estábamos me separé despacio y un poco apenada contestándole con un sutil gracias, ya que mi emoción no me dejaba ni hablar con claridad.
Apenas la sostuve en mis manos sentí que recobraba las fuerzas y pude volver a hacer copos de nieve, viento, incluso moje un poco a Daniel cuando me entusiasme con el elemento agua, el cual no entiendo aun porque sigue dentro de mí... en fin, eso será una pregunta para Miriam.
¡Miriam! tengo que hacer los brazaletes de las chicas.
Comencé a hacerlos y Daniel me mira extrañado.
— Aleyda ¿Qué estás haciendo? — preguntó—.
— Hago unos brazaletes identificadores para que las chicas y yo sepamos si alguna es capturada o no.
Sorprendentemente la misma paloma que Lira había enviado anteriormente aún esperaba por mi respuesta. Le entregué la carta y los brazaletes en una canasta cuando ya la paloma se había ido miré a Daniel.
—Bueno Daniel, tengo una forma de regresarte a tu casa pero tendrás que ir conmigo hasta la de Miriam para que ella cree el portal para sacarte de aquí.
—Y ¿qué pasara contigo?— pregunto preocupado—.
— Pues entrenaré y crearé un collar con la gema y así podre llevarla conmigo y seguiría teniendo mis poderes así que seguiré viva, además cada vez que la mire recordaré al chico que me la dio—sonreí sonrojada—.
— ¡Ah! que linda yo no necesito algo para recordarte, cada vez que miro el cielo en las noches ahí estas, iluminando el cielo de mi soledad, haciendo que mi mundo sea un mejor lugar.
— Ok me ganaste, tienes talento en la poesía, bueno lo aprendiste de mi — presumí agitando mi cabello—.
— De hecho sí.
¡Alto! ¿Cómo así?
Estaba a punto de hablar pero el movimiento de sus labios hizo que me callara expectante a lo que fuera a decirme.
—Quiero aclararte algo sobre lo que dijiste de considerarte un monstruo por tus poderes—trague grueso, en ese instante no sabía que esperar—. Me duele que hayas pensado eso de mí, me parece genial que los tengas y que lo uses para el bien de otros y no como otras personas que solo lo usarían para sacar provecho de ellos.
Mi rostro se ilumino tan rápido como la velocidad del sonido de su voz, retumbando en mi corazón.
— ¿En serio no te molesta que tenga poderes?—sonreí—.
— No para nada y nuestra amistad no tiene que cambiar por eso, yo te quiero como eres única, original, comprensiva, algo testaruda a veces y amable. A lo que quiero llegar es que tú eres tú, con tus defectos con tus virtudes y ahora también con tus poderes, sigues siendo la misma Aleyda que tengo como amiga y que am...quiero.
Le di un fuerte abrazo, de verdad que de todas las respuesta que pudo haberme dicho esta sin duda alguna es la mejor de todas, nunca debí dudar de él.
Finalmente tenía la plenitud y veía parte de mis oraciones contestadas, sé que nada cambiara entre nosotros y me quite un peso de encima que era el ocultarle mi secreto.
Sin embargo había una realidad... Ambos seguíamos en grave peligro.
Después de pensar en todo esto me di cuenta de que Daniel aun me estaba abrazando estaba a punto de soltarlo cuando me interrumpe su voz.
—Bueno cambiando de tema, quisiera que me dejaras decirte algo que no pude decirte al final de la clase de Danza ya que es obvio que no pudimos ni comenzarla.
Reí por su comentario.
—Ok dime.
El me abrazo por la cintura y me miro de frente. Dándome cuenta de que al parece estar un poco más alto. Subí mi mirada, de pronto me sentía nerviosa y agitada por nuestra cercanía.
— Bueno Aleyda es que tu—Es interrumpido por un rayo que fue lanzado hacía un árbol y hizo que se cayera una rama.
— ¿Qué está pasando?—Chillé.
Ambos volteamos y mi rostro y el de Daniel se tornaron de un color pálido, al ver que era nada más y nada menos que Ropni y Yulian los que venían tras nosotros, además vieron que yo tenía la gema blanca de los poderes.
¡Lo que faltaba!
Ellos comenzaron a perseguirnos, Daniel de inmediato tomo mi mano y comenzamos a correr, logramos perderlos por unos segundos y entramos a una casa abandonada que estaba a mitad del bosque. Daniel cerró de un portazo.
— Nos tienen rodeados ¿Qué hacemos?
— Pues tengo una idea.
Creé con mis poderes una gema igual a la mía (falsa por supuesto)
— ¿Qué harás con eso?
— Me quieren a mi no a ti, yo iré con esta gema falsa y los distraeré lo suficiente, para que tu escapes por la puerta de atrás y le lleves esta gema (la verdadera) a Miriam, ella sabrá que hacer.
—Pero Aleyda te atraparan —lo interrumpí—.
—Lo que me importa es que los poderes estén a salvo — expresé cortante—,
— ¡No lo haré! Te harán daño Aleyda y ¡no lo permitiré!— emitió serio—,.
—Descuida en mi brazalete coloqué también algunas herramientas que me ayudaran a escapar. Entiende que si ellos consiguen esta gema será el fin del mundo, si de verdad quieres salvarme llévale esta gema a ellas por favor — le supliqué—.
— Prométeme que no te pasara nada.
— Prometo que volverás a verme pronto.
— Ok... con eso me basta, pero Aleyda quiero que sepas que tú — lo interrumpo—.
— Daniel tendrás que decirme luego, tengo que irme y hacer la actuación de mi vida para que crean que es esta la gema.
Le entregue la gema a Daniel y sentí un fuerte dolor en el pecho que disimulé para que él no lo notara. Debía seguir con el plan.
Por último Daniel me abrazo y me dio un beso en la mejilla, Tomó con sus manos mi barbilla.
— No olvides tu promesa.
— Descuida no lo haré.
— Adiós.
— No es un adiós es un hasta pronto.
— Cuídate Aleyda.
— Igual tu.
Salí corriendo y me escondí detrás de un árbol y vi que Ropni y Yulian estaban amenazando a ¿Lucas?
¿Lucas?
(...)
¿Será Lucas otra víctima de la UDAP y una nueva trampa para Aleyda?
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