Capítulo 8: Mi meta es un árbol
Holaaaa, aquí está el cap. Comenta, no te quedes callado xd
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La despedida fue un poco incómoda después de la discusión entre mi tío y papá. El bajar por el ascensor fue en silencio, ninguno de los tres sabíamos qué decir por lo que había pasado; me alegré un poco cuando las puertas se abrieron y vi los oscuros ojos de Duncan que todavía no se había ido.
Nos saludó y me hubiera gustado hablar con él, pero en ese momento vi a mi padre que estaba sentado en una silla esperándonos; así que solo le sonreí.
¡Y hemos estado conduciendo, en silencio total, durante los diez minutos más largos de toda mi vida!
El aburrimiento me está respirando en la nuca, el paisaje no me entretiene, me marea y hace unos minutos que Owen me ganó en una lucha de pulgares. Igual que antes papá va adelante, Rick conduce y Owen está a mi lado con la mirada perdida en la ventana como si fuera a quedarse dormido.
Tal vez sea bueno que practique un poco la comunicación mental y ya que lo está dominando...
— ¡Owen!
El nombrado se sobresalta golpeándose la cabeza con el pilar que recubre la ventana y me mira. No puedo evitar sonreír.
—No era necesario gritar. Y esto te costará energías, las cuales deberías estar utilizando en el entrenamiento —es increíble cómo puedo escucharlo claramente como si me estuviera hablando, realmente se fortaleció eso en el cambio.
—No me importa, además, igual sabes que necesito sangre más a menudo que cualquier otro semi-vampiro.
—Hablando de eso, te quería preguntar: ¿Qué dice tu padre?
—No lo entiende, mi condición física es normal para ser mitad humana y dice que tal vez sea una cosa del momento, que desaparecerá en cuanto me transforme por completo.
—Y esa para ti no es una opción razonable ¿cierto?
Niego con la cabeza. Sé que no podré escapar de la transformación por siempre pero quiero seguir siendo yo por un tiempo; quiero salir; quiero conocer gente; quiero poder pasar al menos unos años de intentar ser humana hasta que tenga la obligación de cambiar. No sé cuáles serán las limitaciones cuando lo haga.
No puedo evitar hacer una mueca al sentir una punzada de dolor en la cabeza. Empiezo a masajear mi sien.
—Te lo dije —canturrea Owen dentro de mi cabeza—. Ninguno de los dos está acostumbrado a esto.
Clavo mis uñas en su mano y sonrío. Se zafa de mi agarre.
—¿Por qué no descansas? Después de todo, hoy tienes que entrenar.
Le dirijo una mirada asesina.
—No me veas así, tú fuiste la que me lo pidió. —responde como excusa, apoyando su mandíbula sobre la mano que tenía sobre la puerta.
Idiota.
— ¿Ya te había dicho que odio cuando tienes razón? —pregunto con tono cansado.
Se le dibuja una sonrisa en los labios
—Muchas veces. Ahora descansa, o el dolor de cabeza será aún más fuerte si seguimos con esto.
Pasé el resto del viaje viendo por la ventana los autos que pasaban, creo que en algún momento me quedé dormida, ya que después de unos cuantos minutos habíamos llegado a casa.
Tom abrió la puerta justo en el momento que Rick apagó el motor. Nos quedamos observando cómo entraba a la casa seguramente dirigiéndose a su despacho.
Que predecible.
—Bueno ¿Cómo sigue el dolor de cabeza?
—Mejor. —miento.
—Vamos —Abre la puerta y sale, parándose en mi puerta—. ¿Qué te parece si almorzamos y entrenamos? ¿O quieres primero entrenar y luego comer?
¿Quiere que lo mate?
—¿Lo preguntas en serio?
Sube las cejas pero no por sorprenderse sino por confirmar sus sospechas.
— Bien, entonces primero comemos. —Rick rodea el auto y se acerca a darle las llaves—. ¿Quieres venir a entrenar con nosotros?
— ¿A dónde irán? —pregunta con intrigado.
— Ski Hill —respondo automáticamente.
—Eh... ¡No! Hoy no puedo, tal vez mañana —exclama al recordar algo—. Toma las llaves —las deposita en la mano de Owen, le mira y supongo que deben estar hablando mentalmente.
Owen asiente.
—Los veo luego —se despide y entra rápidamente.
— ¿Qué fue eso? —Pregunto en cuanto cierra la puerta—. ¿Por qué actuaba así? ¿Qué te dijo?
—No me dijo nada —asegura, le doy un pequeño golpe en el pecho—. Ok, solo me dijo que tenía algo que hacer.
Sí, claro.
Elevo una ceja mientras vuelvo a verlo.
—Solo dijo eso. —responde abriéndome la puerta.
Entramos en la casa y huele a quemado, vamos directo a la cocina. Al dar la vuelta veo a Dan y Luis cerca de la estufa, Mason en la barra descansando su cabeza sobre el brazo derecho, con mirada cansada.
—¿Qué creen que hacen par de idiotas? —pregunta Owen al acercarse, me siento al lado de Mason
— Espaguetis —se excusó Dan de cabello rojo caoba y ojos ámbar.
¡Hermosos ojos! Son mucho más claros que los míos.
— Van a incendiar la casa. —opina Owen revisando la estufa.
— ¿Qué tal si te sientas, te callas y nos dejas hacerlo, niño? —pregunta el rubio con tono indiferente, mientras revuelve algo.
Owen los ve y se dirige a sentarse junto a mí, ocupando el último lugar de la barra. Se inclina hacia mí y yo hago lo mismo al saber que seguramente me dirá algo.
—Que conste que si la cocina explota no me hago responsable —susurra.
—Te escuche. —dicen ambos al unísono. Rio por lo bajo.
—Confía en ellos ¿Cómo crees que sobrevivimos tanto tiempo sin ti? No eres el único que sabe cocinar, solo al que más le gusta y mejor le resulta —levanta una ceja interrogante—. Y sí, yo también sé cocinar un poco —suelta una risa socarrona hasta que me ve y se da cuenta de que hablo en serio.
Entonces solo suelta: —Oh.
Volteo y veo el brazo de Mason, su piel bronceada se ve algo pálida, levanto la vista para ver su rostro y resulta estar dormido.
—Mason —lo llamo suavemente pero no responde.
—No creo que vayas a poder despertarlo —dice Luis posando sus ojos negros en mí—. Estuvo leyendo y practicando hechizos toda la noche. Incluso me despertó a las dos de la mañana para que le tradujera un texto que estaba en español.
Después de un rato Dan y Luis le sirvieron a Owen espaguetis con salsa, carne y queso. Nos quedamos viendo cómo se lleva un bocado a la boca.
— ¿Y bien? ¿Tenemos la aprobación del chef? —pregunta Luis irónico entregándome un plato.
— No está mal, así que sí —responde Owen al tragar y comenzando a comer más. Dan y Luis chocan los puños.
Owen tiene razón, está rica.
Dan sacude a Mason para que despierte y este casi cae de la silla. Provocando que todos riamos; Owen se atragante un poco y el resto reímos aún más por su expresión. Por fin traga y nos dirige una mirada asesina logrando que Luis suelte una carcajada. Por un momento no puedo dejar de reírme.
Después de almorzar fui a cambiarme para entrenar con Owen; me sorprendió un poco no ver a Rick por ningún lado. Salgo de la habitación terminando de arreglarme la cola de caballo. Me he cambiado el vestido por un pantalón deportivo verde oscuro y una camiseta gris. Bajo las escaleras, abro la puerta y encuentro a Owen sentado en los primeros escalones de bajada hasta el corto camino de ladrillos. Se levanta al escucharme; está vestido con un pantalón gris oscuro, una franela negra sencilla y sus zapatillas deportivas parecidas a las mía. Lleva en la mano su sudadera azul.
— ¿Lista? —pregunta.
— ¿Para hacer ejercicio? No —respondo con calma.
Sonríe ante mi falta de entusiasmo.
— ¿Y para evitar un compromiso y posponer un poco más tu transformación? —pregunta divertido.
—Casualmente empiezo a sentirme con más energía —digo con entusiasmo. Owen suelta una pequeña risa.
—Bien, ahora haremos esto: vamos a hacer una carrera... ¿No necesitas sangre? —pregunta después de pensarlo un momento. Niego con la cabeza. Me mira un segundo y continúa—. Como quieras; haremos una carrera como calentamiento: iremos en la moto hasta el comienzo del bosque en la autopista, ahí iniciaremos y terminaremos en Ski Hill.
Se mueve hacía la pared de la casa y quita la lona de plástico que cubre dos motos; toma la Honda que es su favorita, creo que ya se adueñó de ella. La mueve hasta el camino y se sube, sin necesidad de que me hable me posiciono detrás de él.
—Cuídame esto —dice dándome la sudadera y me la amarro a la cintura.
Arranca y nos ponemos en camino, llega un momento en que Owen, sin avisarme, posiciona la moto sobre la rueda de atrás y si no fuera porque me lancé a su cuello, casi ahorcándolo, me habría caído.
— ¡Me vas a estrangular! —exclama en cuanto baja la moto a la posición normal.
—Es lo que te ganas ¡Imbécil! —Digo dándole un golpe en el casco y bajando mis manos hasta dejarlas en sus hombros—. ¡Me iba a caer! —Libera una pequeña risa—. ¿De qué te ríes? —No contesta.
Idiota.
Maneja la moto entre los autos y se desvía hasta el comienzo del bosque, donde la apaga, me bajo para que él pueda hacer lo mismo.
— ¿Entonces una carrera? —pregunto al momento de tocar el suelo.
—Sí y espero te esfuerces porque no te daré ventaja —responde ocultando la moto detrás de unos arbustos, junto con la sudadera que me pidió. — ¿Entendido?
—Entendido.
Termina de ocultar la moto, toma una piedrita y camina hacia mí.
—La única regla es que no hay reglas —elevo las cejas nada sorprendida—. Lanzaré la piedra y cuando toque el suelo empezará la carrera. —explica mostrándome la piedra.
Da unos pasos alejándose y toma una posición un poco inclinada, lo imito; me mira y asiente en un gesto casi interrogante, asiento de manera determinada. Lanza la piedra y por un segundo siento como si se hubiera quedado estática en el aire. Veo como la pequeña mancha gris baja y al tocar la tierra corro tan rápido como puedo. Owen pasa al lado mío como un rayo, esquivando uno que otro árbol.
Tengo que alcanzarlo.
Sigo corriendo tratando de darle alcance pero parece ser en vano.
¡No, sigue corriendo!
Le ordeno a mi cuerpo que vaya más rápido; logro ver la espalda de Owen pero se me hace imposible alcanzarlo.
¡Sigue corriendo!
Esquivo algunos árboles y al levantar la vista no veo a Owen. Lo he perdido y he perdido la carrera.
Continué corriendo hasta llegar a la zona de ayer; pero no hay rastro de mi acompañante por ningún lado. Me volteo esperando a ver si Owen aparece y me apoyo de un árbol. Tal vez algo pasó, porque es imposible que yo llegara antes que él considerando la ventaja que me tenía.
Siento que me toman del brazo derecho y sin pensarlo me giro al lado contrario y empujo con fuerza el cuerpo de la persona que al caer me doy cuenta que es el híbrido que me ve con mirada cansada.
— ¿En serio? —Pregunta Owen señalándose a sí mismo en el suelo— no sé qué decirte, porque me gustó tu maniobra pero debiste saber que era yo —explica levantándose.
—Bueno no te habría hecho eso si tú no me hubieras asustado —recalco apuntándole.
—Te estaba evaluando —dice sacudiéndose la tierra. Me crucé de brazos esperando a que me explicara lo que acababa de decir—. Erin, tienes que entender que aunque entrenes mucho tu fuerza y velocidad no será igual a la de un vampiro superior, si te esfuerzas lo suficientes puedes llegar a tener la misma velocidad de un vampiro promedio e incluso un poco más, pero no te aseguro nada
Es increíble como puedes tenerle tanta confianza a alguien, como para que sus palabras sean como un balde de agua fría que me traen a la horrible realidad de lo que soy y no soy capaz de hacer.
— ¿Entonces no tengo una solución? ¿Solo me queda convertirme y hacer todo lo que papá diga? —pregunto en una mezcla de frustración e ironía.
—Yo no dije eso. Podemos entrenar y hacer que llegues al nivel de una cazadora, como Duncan, después de todo llevas algo de sangre pura en ti y es más de lo que tienen la mayoría de los semi-vampiros y vampiros normales; aunque también sería bueno llamar a Duncan, él podría darnos algunos consejos si quieres. Y tenemos la ventaja de que el entrenamiento es casi el mismo por lo que recuerdo de la academia, solo hay que hacerlo —habla con calma. Y en realidad creo que podría resultar.
Una cazadora, en teoría eso soy, mitad humano y mitad vampiro. Los semi-vampiros en la antigüedad usualmente se dedicaban a cazar a los que eran como uno de sus progenitores. Duncan sería de gran ayuda dado que lleva siglos viviendo y peleando contra seres sobrenaturales.
Es una opción.
—Está bien; dime qué hacer. —al decir eso él lo piensa un momento y luego sonríe casi aguantando la risa. Frunzo el ceño ante el gesto.
—Eh... ¿Qué tanta fuerza dirías que tienes ahora? ¿Crees que puedas arrancar este árbol? —pregunta tocándolo con los nudillos como si fuera una puerta.
Veo el árbol y es inmenso, ni siquiera creo poder rodearlo por completo con mis brazos. La madera es clara en las ramas de arriba casi de un color gris, pero llegando a la altura de mis hombros se ve más oscuro, es extraño ya que el color se hace más intenso en la base como si estuviera cambiando desde la raíz.
—Supongo que podría intentarlo —en realidad sonó más a una pregunta que a una afirmación.
—Adelante —dice dando unos pasos atrás y señalando el árbol.
¿En serio?
—Me serviría de mucho algún consejo o una demostración de lo que debo hacer —suelto un suspiro al ver las pequeñas grietas de la madera. Giro a ver a Owen.
—Estas desanimada por lo que dije ¿cierto? — ¿Qué? No ¿Se nota mucho?— ¿Qué árbol quieres que derribe? —pregunta viendo algunos detrás de él.
— ¿Por qué no este? —señalo el que me indicó.
Owen voltea a verme y niega con la cabeza.
—... No, ese aun no... ahora que lo pienso tal vez sería mejor que lo intentaras con uno no tan grande y piensa en ese como una meta. Así que...—explica mientras empieza a caminar y ver otros árboles— derribarás este —toca uno de menor grueso— y yo ese —señala uno mucho más grande, aunque no tanto como el que ahora es "una meta".
Camina hasta el árbol que escogió, lo mira y procede a agacharse; pone sus manos en la parte de abajo del árbol, las engancha en los pequeños relieves de la madera que se acerca a la raíz y oigo el sonido de cómo se despega del suelo mientras observo a Owen ir levantándose y arrojar el tronco a un lado.
¿Cómo voy a hacer eso?
— ¿Viste como lo hice? —pregunta mientras se voltea—. Ahora inténtalo tú y agárralo desde la raíz.
— ¿Sabes? Esto es malo para el medio ambiente, será mejor que hagamos otra cosa —hablo al darme media vuelta y empiezo a caminar.
Owen se para enfrente de mí bloqueando el paso. Toma mis hombros y me da la vuelta mientras me empuja suavemente hacia el árbol.
—Estos árboles están muertos y te prometo que yo mismo plantaré nuevos cuando terminemos. —agrega lo ultimo con una sonrisa suave—. Vamos, solo inténtalo.
— ¿Están muertos? ¿Por qué?
Ahora que le presto atención, es verdad. Ninguno de estos árboles tiene hojas a diferencia de los de que están un poco más alejados y sus troncos se ven manchados en las raíces.
—Luego te lo explicaré; ahora hazlo.
Sin decir una palabra más me acerco al árbol, me agacho tratando de encontrar alguna raíz de la cual pueda enganchar mis manos, al conseguirlas concentro mi fuerza e intento levantar y empujar para terminar con esto de una vez. Siento como el árbol se inclina un poco y cede ante mí al levantar unas raíces del suelo pero un árbol no es como levantar a Owen o alguno de los chicos, es más pesado y más difícil de asegurar, mis brazos tiemblan y la tensión en los músculos crece, pronto será dolorosa.
No puedo más, libero mis manos y me pongo de pie tratando de soltarlos y relajarlos ante los rastros del temblor.
—Bien, es un buen comienzo —dice Owen detrás de mí—. Lo despegaste del suelo.
—Supongo ¿y ahora qué? —pregunto al voltearme sintiendo el temblor desaparecer.
—Ahora, haces lo que yo haga.
— ¿Qué?
—Imítame —responde tirándose al suelo y empezar a hacer lagartijas bajando y subiendo su cuerpo.
¿Por qué? ¿Por qué lagartijas?
Me coloco a un lado de él y empiezo el ejercicio con los brazos recuperando estabilidad poco a poco.
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Y ese fue el capítulo, si te gusto dale a la estrellita y si no, pues espero que lo que viene sí te guste .-.
¿Qué piensas de la historia?
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