Capítulo 4: Santa mierda
Bueno, aquí el siguiente capítulo. Espero te guste, comentes y votes :)
*************************************
— ¡Santa mierda!—grita Simon, haciendo muecas al tratar de erguirse. Owen reacciona, sus ojos vuelven a la normalidad y se acerca rápido a ver lo que pasa agachándose junto al de pelo negro.
— ¡Hermano, lo siento, no quise hacerlo!—exclama Owen al ver cómo está éste—. ¡Ayúdenme a llevarlo adentro! ¡Creo que le rompí la espalda!
¿La espalda? Esta vez exageró.
—Te dije que Owen ganaría. —Le recuerdo a Rick que tiene los ojos como platos, mientras nos aproximamos hacia ellos.
— ¡No me rompiste la espalda, idiota! ¡Pero duele! ¡Puta madre, como duele! —se queja Simon tratando de mantener la cabeza arriba. Owen lo ayuda a levantar sosteniéndolo del hombro.
—Dan y Toni, ayuden a traerlo a la cocina; los demás vamos a limpiar el camino y preparar todo. —digo y Rick me sigue de cerca entrando a la casa. Luis y Mason se adelantan.
—La mesa. —señalo.
—En eso estoy. —asiente Mason dirigiéndose a los platos—. Quiten todo.
Voy directo al refrigerador, tomo tres bolsas de sangre viendo como Rick y Luis apartan los últimos platos antes de que Masón quite las últimas botellas y extienda levemente las manos, el olor de su magia hace que me cosquillee la nariz casi haciéndome estornudar. La superficie queda brillante de lo limpio.
Traen a Simon un segundo después ayudando a dejarlo sobre la mesa, Owen se separa un poco para que los otros lo acomoden, se nota que de verdad está arrepentido por lo que hizo, mueve el hombro izquierdo y cierra los ojos durante dos segundos, ese es el lado sobre el que cayó, también tiene un corte en la mejilla. Sé que está herido y que le duele pero también sé que no dirá nada, su mayor preocupación ahora es Simon porque es su culpa. Porque perdió el control.
El autocastigo no revierte lo hecho. Ninguno de nosotros lo juzgaría porque sabemos que no es fácil, porque sabemos que tardamos mucho en recuperarlo. Me aproximo hasta él.
—Toma —digo pegando uno de los paquetes contra su pecho, sin dejar que responda llego hasta Simon, está boca abajo, y su camisa tiene hoyos de los cuales sale sangre—. Quítenle eso —Toni rompe la tela dándonos una mejor vista de su espalda, la cual está roja con muchos cortes y tanto pequeñas como grandes astillas clavadas en ella.
No puedo evitar hacer una mueca, es una vista dolorosa.
— Era mi camisa favorita —susurra con cansancio el vampiro sobre la mesa.
—De todas maneras estaba arruinada —comento al agacharme con una bolsa en la mano y la llevo hacia su boca—. Bebe con calma... —clava sus colmillos y empieza a ingerir con rapidez— O también puedes atragantarte.
Traga hasta la última gota y me ve mientras dice: —Más.
Sonrío elevando el segundo paquete pero me lo quita de las manos y lo acerca rápidamente a sus labios.
Me enderezo, puedo observar como las astillas van deslizándose fuera de su piel, sus heridas se cierran y de un costado se mueve algo, al sonar, Simon libera quejidos y hace muecas; al parecer se rompió una costilla y acaba de volver a su lugar. Se escuchan otros ruidos similares de huesos acomodándose.
Al menos no se rompió su columna... creo.
Volteo y veo como Owen traga todo el líquido rojo, el rasguño de su rostro desaparece como si nunca hubiera pasado; noto que Rick lo observa desconcertado y con curiosidad, debe ser raro para él ver a Owen como un licántropo y que esté sanando al beber sangre.
Simon suelta un suspiro cansado al terminar de curarse, se voltea quedando boca arriba y viendo al techo.
—Eso estuvo bárbaro.—expresa serio. Owen termina su bolsa, la deja en el mesón y se acerca a Simon.
— Sabes que no quería hacerlo, tú...
—Sí, querías hacerlo. —Interrumpe el pelinegro sentándose como si nada, recibe más de una mirada reprobatoria y al ver la expresión de Owen añade:— Pero no es tu culpa, admito que tal vez te molesté más de lo acostumbrado —habla estirándose, mueve su brazo mientras lo observa frunciendo el ceño —. Diablos ¿No te hice nada de daño? —pregunta con molestia.
Un atisbo de sonrisa llega al rostro de Owen.
—Casi me fracturas el hombro pero si quieres incapacitar tendrás que seguir entrenando —dice animándolo—. Entonces ¿estamos bien?
El pelinegro asiente.
—Bien, yo me voy a dormir. Mañana hay que ir a Seattle, así que buenas noches —digo dirigiéndome a las escaleras. Escucho como algunos responden "Buenas noches".
Entro a mi habitación y me deslizo hasta mi dulce y amada cama. El sueño llega rápido, apenas toco las cobijas se me empiezan a cerrar los ojos, apago la lámpara y caigo rendida.
...
Despierto con sed, enciendo la luz de la lámpara viendo el reloj; son las 4:25.
Bajo las escaleras hasta llegar a la cocina y ver a Simon todavía sin camisa, dormido encima de la mesa, roncando y aun lado de él, una bolsa de sangre vacía, niego con la cabeza mientras tomo un vaso con agua.
Al terminar de beber me acerco a él, le sacudo el hombro para que despierte. Hace una mueca, mueve su brazo sacudiéndolo como si fuera una mosca molestando para luego volver a dormir dejando de roncar al cambiar de posición.
Tendré que cambiar de táctica.
Agarro el vaso y le echo agua hasta la mitad. Me aproximo hasta él y levanto el vaso sobre su cabeza, antes de arrepentirme lo volteo tirando todo el líquido sobre su mejilla.
Simon se sobresalta al sentir el agua fría y cae al suelo, no puedo evitar reír, se levanta entrecerrando los ojos mientras pasa las manos por su rostro tratando de quitar todas las gotas; le alcanzo una toalla de la cocina.
— ¿Por qué? —pregunta secándose. Sonrío por su expresión.
—Deberías haberte visto, tu cara fue épica. —digo soltando una carcajada no tan sonora para no despertar a los demás. Él se pone serio—. No deberías estar durmiendo ahí, mi papá se enojara si te encuentra roncando en la mesa. Ve a tu habitación. —Voy a las escaleras y él me sigue.
— Yo no ronco. —Habla muy seguro.
— Sí, lo haces.
— ¿Quiénes irán mañana a Seattle?
— Papá, Owen y yo, aunque no sé si alguien más vaya. —respondo—. ¿Quieres ir?
— ¿Owen ira? Pensé que se quedaría. —Expresa dudoso sin escuchar mi pregunta.
— ¿De qué hablas? Él siempre va. —digo, me corrijo al recordar sus últimas veces:— O iba. Había dicho que intentaría estar presente por incómodo que fuera.
—Sí, pero hace un rato después de que te fuiste se veía cansado y dijo que quería dormir hasta tarde. —explica bostezando. Llegamos hasta su alcoba—. Solo sé que yo no iré, buenas noches —se despide mientras cierra la puerta y asiento.
Si Owen no va, estaré dos horas y media en un auto con mi padre sin hacer nada ¡Moriré del aburrimiento! Además del hecho de que todavía estaba un poco molesta por la discusión que tuvimos, él debe estar igual de disgustado. Sin embargo, mi asunto no importa, no hay a eso, así que me concentro en Owen, prometió que iría aun cuando se sintiera ansioso porque creía que era momento de enfrentarlo; tal vez no se sienta bien pero quiero asegurarme de que no lo va a lamentar si no va.
Me levanto del escalón de las escaleras que conducen al tercer piso y me dirijo a su puerta.
Entro al cuarto de Owen, enciendo la luz y está dormido tan profundamente que no se da cuenta de que estoy aquí. Me aproximo hacia él; lo empujo pero no hay señales de que vaya a despertar.
— Oye, despierta, quiero preguntarte algo. —no responde.
Le picoteo el brazo, el rubio frunció el ceño, abre los ojos y los entrecierra por la luz.
— ¿Qué pasa? ¿Hay una emergencia? —pregunta susurrando.
—No. Quiero preguntarte algo ¿Iras...?—me callo al notar que volvió a dormirse.
Subo a la cama, tomo la almohada que está bajo su cabeza y él gruñe suavemente cubriéndose con la cobija, lo golpeo unas cuantas veces y nada. Me decido por darle en la cabeza una y otra y otra y otra vez hasta que...
—¡Erin! ¡Deja de hacer eso! —se queja al tiempo que se sienta, levanta un brazo para evitar que lo golpee directamente en la cara—. Si no te detienes te lo voy a hacer pagar —le arrojo la almohada al rostro.
Se lanza tomándome de la cintura, cae sobre mí haciéndome cosquillas.
—¡No! ¡Para, estupido! —me rio como loca; Owen me ve un momento y en sus labios se forma una sonrisa maliciosa.— ¡Ni que se te ocurra! —antes de que me dé cuenta levanta mi camiseta solo lo suficiente y pega su boca en mi estómago soplando.
Suelto una carcajada demasiado fuerte mientras giro mi cabeza notando la puerta que está abierta y visualizo a los 6 tipos mirándonos. Mierda. Owen se detiene al darse cuenta de la situación. Él se pone rojo, yo debo estar igual. Incluso Mason está aquí y Dan trata de cubrirle los ojos al chico con una risa.
—Así que... ¿Al fin volvieron? o ¿solo quieren hacerlo por diversión?—pregunta Simon con la mano en su mentón y una sonrisa traviesa. Desgraciado.
Claro, ¿cómo no va a pensar en eso si estamos en una cama, Owen está sobre mí con sus manos en mi cintura y su boca en mi abdomen? Ya tenemos un registro de cuántas veces nos han encontrado por accidente en situaciones parecidas, y no con intenciones inocentes, como ahora. ¿Esto podría ser más vergonzoso?
—¡No! No, no es lo que parece. Ella entró y empezó a golpearme con una almohada —Owen se quita de encima mientras habla, dándome la oportunidad de sentarme cruzando las piernas—. No me dejaba en paz y le empecé hacer cosquillas. Eso es todo —todos sonríen ante la explicación; supongo que sí es un poco gracioso ver como se pone nervioso por lo que crean que hacíamos, parece que por un segundo ha olvidado que en realidad no suele darles explicaciones.
Como si su cerebro terminara de despertar aleja los nervios frunciendo el ceño y los mira.
— ¿Saben qué? No tengo porque darles explicaciones —declara recostándose de la cabeza como si nada—. Esto es entre Erin y yo, si lo quisiéramos así estaría bien ¿o no están de acuerdo? —pregunta serio esperando una respuesta.
Ya volvió el alfa... Momento ¿Qué dijo?
Todos se miran sin saber que decir, me miran como buscando ayuda pero solo le frunzo el ceño a Owen quien no deja de verlos con los ojos entrecerrados.
—Eh... ¡Claro que estamos de acuerdo! —soltó Toni al final
—Si ella dice que está bien... —dijo Luis asintiendo a su amigo.
—Entonces está bien ¿no chicos?—responde Simon hablando rápido. Los otros asienten y dicen palabras como "totalmente", "claro" y "sí".
—Es bueno que estén de acuerdo, ahora vayan a dormir es muy tarde. —Dice bostezando.
Mason es el primero en escabullirse sin que le interesara mucho el asunto, seguido por Rick y Toni.
—Sabes que tú no nos mandas ¿verdad, cachorro? —Interroga el vampiro fastidiado por la orden de Owen. Luis y Dan se empiezan a ir.
—Sabes que solo quedas tú en el pasillo ¿verdad, vampiro? —devuelve la pregunta usando el mismo tono que el pelinegro, el cual al darse cuenta de la situación murmura "traidores" yéndose.
Quedamos Owen y yo, y soltamos unas pequeñas risas al escuchar eso.
— ¿Qué era lo que querías decirme? —inquiere frotándose los ojos y acomodándose en las almohadas.
—Solo quería preguntarte algo: Mañana irás a Seattle con nosotros ¿cierto? —Él hace una mueca— ¿cierto? —pregunto esta vez más dudosa.
— Es que... ¿en serio tengo que ir? —pregunta viendo el techo.
— No, yo quiero que vayas —se queda pensando, no se ve muy convencido—. Oye, sé que no te gusta ir; después de lo que pasó el año pasado todos te están vigilando, pero tú ya estas mejor, además ¿Hay una mejor forma de demostrar que estás bien que yendo?
—No me restriegues mis palabras en la cara.
—Simplemente te las recuerdo.
—Solo quieres que vaya para no aburrirte si Eve no aparece, lo cual no pasará —declaró sonriendo.
Ok, tiene razón.
—Eso no es cierto —me mira alzando una ceja sin dejar de sonreír—. Bueno, tal vez es un poco cierto, lo admito. —Suelta un bufido y me inclino hacia él—. Oye ¿Qué paso con Eve? ¿No te gustaba? —digo para molestarlo recordando al Owen de 15 años.
— No, no me gustaba —dice con cansancio y me ve a los ojos—. Ya te lo he explicado.
—No lo recuerdo. —digo sonriendo.
—Oh ¿en serio? Porque me has molestado con esto desde hace años. —no respondo esperando que lo diga y suspira con el atisbo de una sonrisa al decir:— Fue culpa de Adrien y tuya.
—¿Mía? —inquiero con inocencia.
—Sí, tuviste culpa en eso por empezar a gustarme, si no me hubieras puesto tan nervioso no hubiera buscado ayuda en Adrien, que fue mala idea, y él no hubiera soltado esa idiotez de que me gustaba Eve para encubrir que me gustabas tú
—Sí, eso fue estúpido. —apenas aguanto la risa.
—Sé que tenía buenas intenciones pero... —niega con una risa y veo el sueño en sus facciones.
— Bueno, volviendo al tema por el que vine ¿Sí irás? Vamos, solo di que sí esta vez y no insistiré en la próxima.
— ¡Está bien! ¡Sí, iré! —pronuncia, cansado mientras se cubre con la cobija. ¡Sí!
Me lanzo sobre él y lo abrazo.
—Gracias, gracias, gracias y te aseguro que todo saldrá bien. —Owen asiente varias veces para complacerme y que me vaya. ¡Ja! aún no te librarás de mí.— ¿En serio no te gustaba Eve?
—Ya te dije que no ¡Ve a acostarte y déjame dormir! —gruñe cansado tapando su cabeza. Me levanto dirigiéndome a la salida—. Cierra la puerta y apaga la luz, por favor —Le saco la lengua aunque sé que no me ve pero igual hago lo que me dice. Al estar ya en mi cama, no siento ni un poco de cansancio y menos sueño. El reloj dice que son las 5:02am, me muevo tratando de buscar la posición más cómoda. Debe haber pasado una hora hasta que me duermo.
...
—¡Ya despierta! —oigo a Owen gritar quejarse No me muevo con la firme creencia de que se rendirá. Dormir se siente demasiado bien—. ¡Se te hará tarde!—Ni siquiera abro los ojos—. Muy bien, tú lo pediste. —Oigo como da pasos.
Sí, vete y déjame en paz.
Siento el impacto de algo suave en mi espalda. Abro los ojos y veo a Owen con una almohada sonriendo. Supongo que esta es su venganza. Me oculto debajo de la manta y recibo los golpes que me quitan el sueño.
— ¡Ya! ¿Qué te sucede? —pregunto saltando y quitando la manta enojada.
— ¡Son las 9 y salimos a las 10! —Responde en voz alta igual que yo.
— ¡Mierda! ¿Por qué me avisas ahora y no antes?—dije levantándome y sacando la ropa del closet.
—He estado tratando de despertarte desde hace media hora. —dice serio con cansancio cruzándose de brazos.
—Bueno, discúlpame. Tengo que cambiarme para bajar a desayunar o por lo menos tomar café. —hablo rápido llegando a mi armario y abriendo los gabinetes. Volteo a verlo porque sigue ahí—. Sal para que pueda cambiarme
Suspira y se da la vuelta para salir diciendo: —No es como que no te haya visto sin ropa antes.
—Sí, sí, lo que digas. ¡Dime que hay café! —Pido moviendo la ropa.
— ¡Sí, hay café! —grita tal vez desde las escaleras.
Café, mi amor, ya casi estoy contigo. Espérame
********************************
Sí, amo el café y si pudiera casarme con él, lo haría.
¿Qué piensan de la historia?
¿Qué esperan que pase?
¿Qué piensan de los personajes?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro