Capítulo 30: Aclaraciones
Taaan taaaaan taaaaaaaaan
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Tomo mi café pensando en lo que hablé con las chicas esa noche. Luego de la quinta vez en que la botella me señaló, estaba tan adormilada y un poco ebria como para encontrar una confesión buena. Terminé diciendo lo que ya sabía pero solo le bajé un poco la intensidad o al menos eso creí hasta que en la mañana cuando Eve me vio empezó a reírse un poco y tras un rato terminó diciendo, en una pésima imitación de mi voz cuando estoy borracha, "Confieso algo... por Alux... Confieso que siento...". Laia y Zafiro no dejaban de reír ante la actuación de Eve sobre mí y Melody comentó "Así que sí sientes, pequeña insensible". Según ellas luego tomé más y debo haberme quedado dormida porque no recuerdo nada.
Tuve que tomar dos bolsas de sangre para estar algo recuperada de la resaca y la debilidad del alcohol.
Apesto a humillación.
Por esa conversación de casi 100% sobriedad es que estoy aquí en la cafetería esperando a que Alux llegue para hablar, pasar un rato juntos y aclarar algo.
Veo a Alux entrar y al encontrarme con la mirada camina entre las mesas para llegar a mí.
— Hola. —saluda quitandose la gorra roja dejandola en la mesa y antes de que pueda decir algo me besa ligeramente para luego tomar asiento. — ¿Qué? — pregunta divertido pasándose una mano por el cabello.
Oh, cielos.
— Nada. Besas bien. —dije empujando el café en su dirección como si no hubiera dicho una estupidez.
— Y la venganza continúa —dice sonriendo antes de tomar un sorbo.
— ¡Ay, vamos! —me quejo entrecerrando los ojos— Solo me dejé llevar —digo encogiéndome de hombros y tratando de controlarme para no ponerme roja.
— Y ansío ver cuándo pasará eso de nuevo —comentó levantando el café hacia mí.
No te pongas roja. No te pongas roja.
—Sobre eso... Quiero que me digas tu opinión sobre esto que tenemos, que no sé qué sea, pero me agrada.
— ¿"Esto que tenemos"? —inquiere con cierto tono divertido.
—Sí, quiero saber lo que sientes y quieres realmente de mí.
— Erin, estamos en un lugar público, no creo que sea apropiado que hable de eso aquí. — dijo seriamente y casi susurrando al inclinarse un poco.
— Alux...
— Pero eso no significa que no esté dispuesto a escuchar tus propuestas indecentes. — dijo con una sonrisa torcida sin poder disimular la diversión en sus ojos.
— ¡Alux! — exclame al saber que iba a ponerme roja y le pateé la pierna por debajo de la mesa, él se rió abiertamente.
No es que no haya pensado en ese tipo de propuestas pero no es el momento. Concéntrate, Erin.
— Está bien, está bien —dijo suavizando su sonrisa para verme a los ojos, ahora sí, dispuesto a tomar el asunto en serio—. La verdad, me gustas. Mucho.
— ¿Por qué te gusto?
—¿En serio quieres que te diga todo lo que me gusta de ti? —inquiere sonriendo incrédulo. Asiento y él levanta las cejas soltando un suspiro— Bien, me gustas porque eres inteligente aunque no alardeas, eres fuerte tanto física como mentalmente, eres amable... cuando quieres. —Sonrio un poco por eso— Me gusta tu voz, tu sonrisa e incluso tu risa, tu forma de hacer esto—dice frotando su dedo pulgar con el indice y frunzo el ceño— pero siempre dejas de hacerlo en cuanto lo notas. Creo que no te gusta tener hábitos notables —Ante eso no cambio mi sonrisa pero estiro y relajo la mano que ocultaba tras mi brazo izquierdo— y, aunque no lo creas, eres muy hermosa.
— Tú también me gustas mucho, Pajarraco. — dije sonriendo antes de tomar un trago de café. Él suelta una corta risa por el apodo.
Él sonríe sin mostrar los dientes, me mira a los ojos y no es incómodo. Entonces dice: —¿Ya te dije que me gustan tus ojos?
—Sí, una vez.
—Pues lo repito, son hermosos.
—Son castaño. — digo automáticamente.
— No —asegura de manera amable apoyandose en la mesa para verme más de cerca—. Tienen marrón, sí, pero también verde oscuro, como las aceitunas—sonrío al saber que que se dio cuenta—. Dependiendo de la luz se ven diferentes; castaños, verdes, dorados, e incluso creo que vi algo de rojo una vez.
Wow
— En conclusión, —me apoyo en la mesa acortando aun más la distancia entre ambos — soy una especie de camaleón.
— Un camaleón al que le gustan las gomitas y el helado de chocolate. —dice sonriendo abiertamente. Bajo la mirada a la mesa y al verlo de nuevo su sonrisa es suave de nuevo. — Justo ahora se ven... — dice pero empieza a dudar— La verdad no distingo si se ven verdes o marrones pero hay pequeños rayos dorados iluminandolos.
— Creo que ahora amo mis ojos aunque sean extraños.— digo sonriendo con algo de ironía.
— Son extrañamente hermosos.
Rio por sus palabras y él parece darse cuenta de lo cursi que ha sido y baja la mirada apretando los labios al sonreír antes de beber de su café.
No puedo con él.
— ¿Como le haces para que te salga tan natural?
— ¿Qué cosa? —inquiere frunciendo el ceño un poco.
— Decir cosas tan acertadas y lindas.
Alux se encoge de hombros con una sonrisa inocente: — Supongo que viene incluido en el paquete.
...
Mason estaba sentado en el sofá viendo la televisión con Dan y Rick pero realmente su mente estaba en otro lado. Escuchaba a Toni, Luis, Owen, Simon y Adrien jugar poker en la mesa pero él tan solo visualizaba su habitación y el escritorio allí donde reposaba la carta de la academia. Sin tener ganas de hacer más esfuerzo se puso de pie y despidiéndose subió las escaleras para ver lo que ya rondaba en su mente. Esa maldita carta.
Cerró la puerta tras él y tomó la carta mientras se sentaba en el borde de la cama viendo el sello y el escudo de la academia. Terminó arrojando la hoja de papel sobre la mesa, apagó la lámpara y se dio la vuelta para intentar dormir. A los minutos se quedó dormido pero los sueño no fueron buenos.
Pudo ver caras que no había visto desde que fue expulsado y dejó Birren dos años atrás, casi tres. En ese entonces las chicas, Dan y Ryan se estaban graduando mientras que Owen y Adrien se habían graduado el año anterior y luego estaba él que se había saltado dos años siendo el menor de su clase y el único que llegaba a ver algunas de las clases de los dos siguientes años. Todos estaban seguros de que sería el graduado más joven. ¿Sus amigos? solo los que tenía ahora, así que al graduarse ellos, él se quedó solo.
Ya había tenido unos cuantos problemas con algunos estudiantes y profesores pero la gota que colmó el vaso fue la explosión antes de acabar ese año escolar. Ese día tocaba ver clases en el laboratorio y siempre llegaba antes para preparar encargos de los años siguientes y tras tener una discusión, o mejor dicho: una pequeña pelea, con otros chicos terminó agregando un ingrediente que no debía estar ni cerca de esa mezcla de hierbas, frutos y esencias birrenianas. No fue a propósito, fue un descuido. Un accidente.
Abriendo los ojos recordó el olor, el humo y que en cuanto vio lo que había vertido salió corriendo del laboratorio gritándoles a los que venían por el pasillo, a los que estaban cerca, que debían alejarse. La explosión no tardó en llegar destruyendo todas esas esencias exóticas y especiales que eran difíciles de conseguir. Por suerte nadie salió herido. Su único consuelo era que ese no era el laboratorio principal y que ninguna especie extinta se resguardaba en ese lugar, pero eso no importó. Lo echaron por destruir parte de la propiedad, por su negligencia y muchas otras cosas que dijeron que solo le dejaron terminar de enter algo a Mason. No lo querían allí, no era aceptado, no estaban de su lado. Ni siquiera habían dejado que se explicara por completo y lo poco que había dicho, lo ignoraron.
...
Los chicos estaban jugando mientras los otros dos hacian lo posible por permanecer despiertos y ver el final de la película. Ya Simon le había dicho a Adrien que continuarían hablando esa noche pero tras Luis sacar su licor y Toni buscar las cartas el vampiro se dio como desentendido del tema hasta que ganara la rebanada de pastel que quedaba, y por la cual jugaban al terminarse las galletas.
— Póker —dijo Owen bajando sus cartas y logrando que Toni soltara las suyas con un gruñido.
Simon y Adrien no se quedaron atrás, tampoco tenían buenas combinaciones, solo bajas y las de Owen les ganaba. Entonces Luis mostró las suyas y la sonrisa de Owen se esfumó al hombre lobo decir: — Flor imperial.
— Tiene que ser una broma...
Entonces el rubio de ojos oscuros, ya entrado en tragos, tomó su rebanada de pastel contento ante la mirada entrecerrada de Owen y Toni.
— Yo me salgo. —dijo Adrien empezando a comer una de las galletas que le quedaban de la ronda anterior.
—Ah, cierto. Te debo una historia —dijo Simon con ese pequeño tono al alargar vocales— Dame un momento. — pidió dandole un trago a su vaso y haciendo una mueca ante el ardor.
— Déjalo, estás muy ebrio como para hablar.
—Nunca estoy tan ebrio como para dejar de hablar.
—Y que lo digas. —dijeron Toni, Luis, Owen y Dan, que aun seguía despierto, al unísono.
Simon puso los ojos en blanco al sacarles el dedo medio que le devolvieron los otros tres en la mesa.
— Como sea ¿Qué te había estado diciendo?
—Ibas a hablarme de tus amigos.
—Juliette y Louis... —dijo el de ojos azules al barajar las cartas— Mierda.
—Si no quieres está bien.
—En realidad sí quiero —dijo Simon pasandole el mazo a Owen y dejando sus manos sobre la mesa. Eso llamó la atención de todos, incluso Dan miró sobre su hombro un momento, ya todos habían escuchado un poco del pasado de Simon pero que estuviera en plan de contar historias era raro—Juliette era genial. Me enamoré un poco de ella.
—¿Y ella se enamoró de Louis? —inquirió Adrien adivinando lo que quería decir Simon.
—No, yo me enamoré de él —admitió Simon restandole importancia viendo como Owen empezaba a repartir—. Louis sí se enamoró de ella pero a ella siempre le guste yo —explicó moviendo las manos de un punto a otro en la mesa a forma de ejemplo—. Un triángulo amoroso algo complicado ¿eh? Ella quería a Louis pero solo como un amigo, como yo la quería a ella.
—Y aquí empieza el drama. —dijo Luis con cansancio y tristeza viendo sus cartas. Ya su visión estaba borrosa.
— Ok ¿Qué pasó con ellos? —inquirió Adrien y la cara de Toni mostró un pequeño gesto de pena.
El vampiro ya sabía lo que había pasado porque Simon se lo había dicho una vez estando borracho pero ni el más fuerte alcohol pudo evitar que lo hiciera jurar nunca hablarle sobre el tema, por lo menos estando sobrio. Y cumplió, Toni nunca le dijo algo sobre el tema a Simon, y este se lo agradeció al día siguiente con una sonrisa que solo podía significar alivio.
— Murieron —dijo Simon en una exhalación como si el decirlo quemara su lengua. La expresión de Luis se tensó al maldecir internamente por su comentario anterior, se sentía un idiota.
— Lo lamento —dijo el rubio.
El vampiro movió su mano en un gesto que le daba a entender que no se preocupara por eso. Siguió jugando en silencio durante un rato y luego continuó.
— El hecho es que con sus muertes yo también morí, figurativa y literalmente, al menos por un rato. —señaló el de ojos azules al sacar billetes de su cartera y ponerlos en la mesa. — ¿Igualan?
Luis lo miró entrecerrando los ojos y valorando sus cartas. Owen tomó un trago e igualó. Y Toni puso sus billetes sobre la mesa sin decir nada. Al final el hombre lobo rubio se salió y solo se quedó ahí comiendo y tomando.
— ¿Cómo? —preguntó Adrien con pena.
— Fue en un enfrentamiento —dijo Simon tomando un trago—. Las cosas estaban tensas en esos días. A uno de los oficiales le gustó Juliette, demasiado, y la esperó en un callejón —continuó dejando ver sus cartas. Corrida de diamantes. Ante las cartas de los otros dos, él había ganado—. Louis y yo estábamos de camino a encontrarla, solíamos esperarla cerca pero nos retrasamos.
Simon empezó a comer una de las galletas al recostarse del espaldar de su silla.
— El malnacido la violó y luego bebió su sangre. Louis sin siquiera pensarlo se lanzó contra él pero le rompió el cuello como si fuera un lápiz... —la calma con la que hablaba el vampiro era ciertamente escalofriante—.Recuerdo haber tomado el arma del maldito que dejó para poder... para encargarse de Juliette. —su mirada no se despegaba del vaso en su mano sobre la mesa, y eso ojos azules no puedieron verse más fríos, sin vida y tristemente vacíos.— La tomé, dispare y golpee tanto como pude mientras el bastardo devoraba mi cuello — explicó y se apartó un poco la camisa para dejarle ver la cicatriz en su lado derecho, esa porción de piel palida mayormente circula, ubicada entre el cuello y el hombro, sin estar realmente solo en uno o en otro—. Debí haberle atinado porque algo de su sangre llegó a mí.
Seguía pensando en la cicatriz. Irregular y tosca. Esa era la unica cicatriz que nunca sanaria por completo, sin importar el tiempo. Adrien sabía que si despues de doscientos años aún se veía así entonces la herida había sido realmente grave, feroz, al que la hizo no le importaba nada más que lograr alimentarse.
— Siempre creí... —Empezó a decir Adrien pero al ver lo ojos interrogantes de Simon se arrepintió.
— ¿Qué? ¿Qué creíste? —ante las preguntas Adrien bajó la mirada con pena y culpa, negándose a responder.
Entonces la claridad llegó a la embriagada mente de Simon.
— ¿Creeíste que yo lo escogí? —inquirió este con una débil sonrisa irónica y ojos con ira helada— No, no, no. No podrías estar más equivocado. —Negó con la cabeza al terminarse el trago y se levantó tomando la botella para servirse más alcohol y su sonrisa venenosa se desvaneció al darse vuelta y caminar por la cocina.
— ¿Qué harás? —preguntó Owen tenso. Simon no contestó solo tomó la manija.
— Son las 2 de la mañana. —señaló Toni y Dan desde el sofa volteó a verlo.
—¿Y?— preguntó Simon al salir y cerrar de un portazo, el cual despertó a Rick quien al ver a Dan terminó volteandose de igual manera, somnoliento y confundido, tratando de entender lo que pasaba.
— ¿Voy yo? O ¿Quién va a ir? —interrogó Dan frotándose los ojos.
— Supongo que yo —dijo Owen levantándose.
— Yo puedo ir por él —comentó Toni. Y Luis abrió la boca para decir algo como "o yo" pero tras recordar su comentario decidió quedarse callado. Adrien y Toni lo notaron y lo entendieron.
— Yo debería ir — dijo Adrien poniéndose de pie. — Está enojado y es culpa mía.
— No está enojado contigo o con alguno de nosotros —dijo Luis sin despegar la mirada de la mesa, aun concentrado en su comentario. Empezaba a notarse que estaba ebrio. — Es su pasado lo que lo hace enojar.
— Pero han habido cosas buenas. — dijo Adrien recordando el brillo que aparecía en los ojos del vampiro y la sonrisa suave y sincera que aparecía cuando menos se lo esperaba. Cuando le habló de su madre...— Ha hablado de cosas que realmente lo han hecho ver... no tan miserable. — explicó luego de sentir la atención de todos.
—Adrien, puede que no todo lo que recuerde sea malo pero le está afectando —dijo Toni, frunciendo el ceño—. Nosotros estamos lidiando con el pasado, tratando de aceptarlo y vivir con él por duro que sea. Simon no, él ha estado enterrandolo, engañandose a sí mismo con la idea de que no significa algo para él.
—Trata de evitar que el dolor lo consuma — dijo Owen cruzandose de brazos sin dejar de ver el suelo, absorto en pensamientos.
Adrien no pudo evitar sentir pena por su amigo, él estaría recordando los detalles del ataque que había acabado con la vida de sus padres y hermana, ya debía de haberlo recorrido en su cabeza una y otra y otra vez.
—Pero así solo hace que todo sea más doloroso. Nunca podrá hablar de estas cosas.
—No te ofendas pero los de naturaleza congénita nunca entenderán totalmente por lo que pasamos lo de naturaleza adquirida. —terminó diciendo Luis defendiendo el punto de Simon. Tomó un trago y continuó viendo por momentos a Dan y Rick: — Digo, sí, es una mierda que ustedes no tengan opción pero no es lindo despertarse un día siendo tú y al siguiente ser algo diferente, algo que no escogiste.
Luis normalmente era callado pero con alcohol y una opinión no había persona que lo hiciera guardar silencio si él se veía en la necesidad de hablar.
— Estamos de acuerdo en que ninguno de nosotros eligió ser lo que es pero no hay cosa que lo solucione. — Aclaró Toni viendo a Luis quien presionó los labios—. Entonces ¿Por qué hablar sobre el tipo de naturaleza?
— Es un punto importante.
— Te estás tomando esto personal.
— Porqué él quiere entender a Simon y nunca lo hará si no entiende el asunto de la transformación y el como lo afectó.
— Tiene sentido pero no debemos hablar de ese asunto.
—Lo sé, lo sé. —dijo el rubio de ojos marrones tomando el vaso de nuevo pero Toni se lo quitó.
— Es suficiente alcohol por hoy —dijo Toni y se acabó lo poco que quedaba en el vaso y tras ver a Luis estirándose para tomar la otra botella sobre la mesa se movió tomándola antes.
Luis soltó un gruñido dejándose caer sobre la mesa aun queriendo alcanzar la botella que tenía el vampiro.
— No más.
— Pero... — se quejó Luis haciendo un puchero al levantar la cabeza—. Está rico.
Owen negaba sosteniéndose el puente de la nariz antes de decir: — Nos estamos olvidando de Simon.
— Sí y me están dando dolor de cabeza —dijo Morgan entrando en la cocina. Todos se tensaron. — Alguien, preferiblemente alguien no tan ebrio, debe ir por Simon y déjenlo en paz.
Morgan tomó una bolsa de sangre del refrigerador y empezó a volver por donde vino.
— Morgan... —llamó Luis logrando que se detuviera para verlo interrogante— Quiero un aumento ¿Me lo da, jefe?
Toni se golpeó la frente porque su amigo de verdad estaba ebrio. Tom Morgan entrecerro los ojos y sonrió ligeramente al negar y volver a retomar el paso diciendo:— Y después preguntan por qué prefiero a Mason, al menos el niño no me molesta.
—Pensé que Owen era su favorito. —dijo Luis frunciendo el ceño y Owen puso los ojos en blanco.
Tras Morgan volver al despacho Adrien, Rick y Dan fueron a buscar a Simon, mientras Owen y Toni iban a asegurarse que Luis no decidiera dormir al pie de la escalera.
— ¿Me explicas qué pasó? —preguntó Rick tratando de encontrar el olor de Simon.
—Alcohol y un pasado traumático no son una buena mezcla —dijo Adrien con las manos en los bolsillos observando la oscuridad a medida que avanzaban— Menos si te atormenta aun estando sobrio.
Tras eso Rick asintió como si entendiera realmente a lo que se refería y no dijo más nada. Adrien los escuchó pero actuó como si no concentrándose en el débil rastro en el árbol, dio la vuelta a este buscando la dirección en la que fue pero el olor se hizo débil. Rick continuó siguiendo el olor sin encontrar nada, como él. Cambió de lado pero nada, ahí estaba su olor pero era débil. Soltó un gruñido y vio a Dan viéndolo con los brazos cruzados, sonriendo. Levantó una ceja y entonces el vampiro vio hacia arriba.
Al alzar la vista vio a Simon dormido en una de las ramas del árbol.
— Oh, Dios... —dijo Rick luego de un segundo se pasó una mano por el cabello despeinándolo inconscientemente— ¿Cómo lo bajamos?
— ¡Simon! — gritó Dan y el vampiro sobre el árbol se sobresaltó, perdió el equilibrio resbalando hasta caer duramente en el suelo soltando una maldición. — Ya lo bajé.
— Dany —llamó el vampiro sentándose en el suelo.
— ¿Sí?
— Te odio.
— Lo sé —dijo el pelirrojo tendiéndole la mano para que se pusiera en pie, la cual el vampiro tomó enseguida con un quejido— ¿Por qué siempre que estas ebrio y enojado te montas en un árbol?
Simon puso su brazo sobre los hombros del pelirrojo y se encogió con otro quejido diciendo: — Paz y silencio — frunció el ceño un poco pensándolo—. O tal vez soy parte ardilla.
Miró a Rick y Adrien y los saludó moviendo la mano.
— Sí, bueno, Sr, ardilla, es hora de dormir.— dijo Dan empezando a caminar dejando que Simon se apoyara en él.
— Claro que no, puedo seguir despierto hasta el amanecer. — dijo el vampiro, aun un poco ebrio, levantando su puño en el aire.
— No creo que el árbol piense igual.
...
Se giró bajo la sábana tratando de alejar los malos recuerdos pero ellos no cedieron. Recordó a sus padres repitiendo una y otra vez durante sus años de estudio que no era suficiente, que debía esforzarse más y ser el mejor. Los ignoró tanto como pudo y sin saber de su hermana, que al parecer lo habia olvidado, terminó pidiéndoles un favor a sus amigos de los años siguientes. Después de hablar con Tom Morgan tomó sus cosas, los libros de Laia y con una firma que sus padres dieron incluso antes de que terminara de decir a donde se iría abandonó Birren y tomó residencia en esa casa. Podría haber ido con Laia y Ryan o Melody y su familia, pero mientras más lejos estuviera sería mejor.
Había estado estudiando por su cuenta los libros y anotaciones, que había hecho Laia en sus cinco años ahí, sobre el flujo de su magia, hechizos, pociones y mezclas que no conocía. Tom le había dado permiso para tomar los libros de su biblioteca que quisiera pero solo había un estante de archivos que le había hecho jurar no tocarlos nunca; no le importaban realmente, al menos no por ahora.
Terminó viendo el techo pensando en las cosas buenas que habían pasado luego de la expulsión y emigrar; había conocido a más personas, tenía buenos amigos que incluso llegaba a verlos como hermanos. Eran su nueva familia... Había sido más feliz en esos pocos años en Leavenworth que en la mayor parte de su vida en Birren.
No necesitaba a Birren, no los necesitaba, ni a la academia, ni a sus padres o a su hermana... solo necesitaba a su nueva familia, a las personas que lo apoyaban, alentaban y guiaban en vez de los que le lanzaban miradas agudas y se tragaban el veneno para soltarlo en privado o que simplemente lo habían dejado atrás.
Tomó una respiración profunda y trató de dejar ir eso, todo eso. Soltar era bueno. Soltar era sano. Soltar... Pero ¿y si fuera a Birren contra todo lo que esperan la mayoría de los que habitan allí? ¿Y si les echara en cara a sus padres el que ya no dependía para nada de ellos? ¿Y si se graduaba y pudiera ver la cara de ciertos maestros cuando sostuviera su diploma? Y podría ver a sus amigos, su familia, gritando en apoyo sin importarles en absoluto los que estuvieran presentes. Sonrió con el pensamiento y se sentó en la cama sin borrar esa sonrisa.
"Soltar" está sobrevalorado.
Se levantó, tomó la carta de la mesa, sin preocuparse por tomar una hoja de papel, y tomó un bolígrafo y escribió las letras con muchas emociones recorriéndolo, incluso el arrepentimiento corría por su cuerpo; pero no lo escuchó, siguió trazando línea tras línea hasta que pudo leer la respuesta.
"Solo digan cuando y estaré ahí"
Con eso pensó en no mandar la carta. Decirles que se fueran al diablo pero sin hacerle caso a sus pensamientos dobló el papel la metió dentro de un sobre donde escribió la dirección y tomó el encendedor de cocina del que se había adueñado hace algunos meses. Le prendió fuego a la carta y vio como está se quemaba y las cenizas no caían ni se volvían opacas, se elevaban como si para ellas la gravedad fuera inversa y resplandecían con el fuego que les dio vida hasta desaparecer. Él se quedó sentado en la silla con los brazos apretando sus rodillas al pecho, viendo como las llamas consumían lo que quedaba de esa carta. Ya no había marcha atrás.
Soltó un suspiro cuando vio la última brasa arder y elevarse para desvanecerse y finalmente terminar de formarse en Birren. Tomó su celular y marcó el número. Esperó y esperó y luego contestaron.
— ¿Laia? Sí, soy yo, Masón. —podía escuchar a la híbrida somnolienta del otro lado. — Perdón por despertarte, es que-... Sí, sé qué hora es... Mira, solo quería saber-... No, no estoy en problemas, solo iba a preguntarte-... Carajo, Laia, cállate, estoy bien, al menos físicamente... ¡Bueno, lo sabrías si me dejaras hablar!... ¿Cuándo volverán a Birren Melody y tú?
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Gracias por leer <3
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