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Capítulo 24: Mates

Abajo está la nueva versión de este dibujo <3

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Eve estaba sentada en el puesto del copiloto del Jeep de Duncan. Acaba de montarse y esperaban a que Erin llegara.

— ¿Dónde está Erin?

—Llegará en un rato, está en la feria.

— ¿Una feria? ¿No iban a una tienda?

—Lo hicimos y sobró tiempo así que fuimos a la feria. —Explicó como lo había practicado en su cabeza.

—Espera, Erina Morgan, la hija de Tom Morgan ¿Está en una feria, no sé dónde, sola? Te das cuenta de que voy a morir ¿cierto?

—Mira, no morirás. Allá está. —exclamó Eve sin saber que contestar.

Ambos observaron en silencio a Erin tomada de la mano con Alux, se estaban despidiendo y en eso Alux se acercó plantándole un pequeño beso en los labios a ella antes de irse. Eve no pudo evitar sonreír sin mostrar los dientes.

—Oh, en definitiva, el hijo de perra me va a matar si se entera de esto. —comentó Duncan recostándose en el asiento.

—No tiene porqué enterarse. —dijo la castaña clara.

—Hecho. —dijo al final el cazador. Luego volvió a observarla. — Este siempre fue el plan ¿cierto?

—Creo que sí.

...

Dan salió del hospital con enojo, tenía que subir a la moto e irse de allí, pero al tomar el casco lo aplastó y lo lanzó contra el pavimento. Miró por un momento el cielo oscuro y estrellado, en eso vio la luna y un gruñido subió por su garganta. La ira lo llenó tanto que pateó la moto abollándola, trató de respirar para calmarse pero no podía, sentía tanto dolor y lo peor es que no era físico. No, este dolor no lo causaba una herida como una bala o una apuñalada, ni siquiera un golpe. Lo que causaba su dolor era algo mucho peor. Trató de controlar su fuerza y llamó a Owen para que lo fuera a buscar.

En unos cuantos minutos la camioneta llegó y Owen al ver la moto dijo:

—¿Quieres que pregunte o hablamos después?

—Después. —respondió Dan subiendo la moto a la maletera y cerrándola de golpe. —Ahora solo quiero olvidar esto.

Subió a la camioneta y el híbrido después de convencerlo, condujo al bar de Ben donde le dijo que lo invitaría a una cerveza. Estaban todos allí menos Mason. Vio a Melody en la barra hablando amenamente con el dueño. Luis y Tony hablaban en una esquina lejana. Dan tomó asiento en la mesa donde estaba Simon con Rick y Adrien, allí le presentaron a Zafiro, un ángel que lo saludo animadamente y hasta lo hizo sentir mal por no poder contestar con la misma amabilidad. Llegó Owen a sentarse con ellos llevándole la cerveza prometida al vampiro. Estaban jugando algo con los tragos.

—Yo nunca me he emborrachado lo suficiente como para que me tuvieran que cuidar. —Dijo Zafiro.

Simon, Adrien y Owen bebieron. Dan bebió aunque en realidad nunca le había pasado. En eso llegó Laia y sonrió maliciosamente hacia Dan.

—Hola, Daniel.

—Hola. —dijo de la manera más cortante imaginable.

—¿De qué me perdí? ¿Debo tomar? —preguntó la híbrida tomando asiento junto a Zafiro.

—¿Te has emborrachado tanto como para que tuvieran que cuidarte?—preguntó Simon alargando un poco las palabras.

—No.

—Yujuuu, toma. —exclamó dándole el vaso y Zafiro negó con la cabeza.

—Bien, ahora Rick.

El hombre lobo lo pensó un momento.

—Yo nunca he hecho o recibido sexo oral. —dijo por fin.

Zafiro bebió, sin avergonzarse o negarlo; Owen bebió en silencio y Simon bebió aunque ninguno de los presentes sabía si lo hizo porque realmente lo había hecho o solo porque se le antojaba seguir bebiendo.

—Me sorprende que no bebas, Dan. —dijo Laia.

—A mí me sorprende más que tú tampoco lo hicieras. —Le dijo mordazmente Dan logrando que Laia borrara su sonrisa.

—No voy a dejar que nos arruinen la diversión. —dijo Simon con una asombrosa lucidez. Tomó la botella abierta que estaba por la mitad de lo que se veía como vodka cuando en realidad era vino birreniano. — Los reto a que se terminen entre los dos esta botella siguiendo con el juego allá afuera.

—¿Y por qué te haríamos caso? — Inquierió Laia.

—Porqué te daré lo que me has estado pidiendo.

Laia se sorprendió y le estrechó la mano al decir:

—Hecho.

Tomo la botella y arrastró a Dan afuera contra su voluntad. Este último llevándose su cerveza.

—¡Hey! —exclamó él soltándose cuando ya estanban afuera.

—Por favor Dan, tan solo quédate aquí para que pueda obtener lo que quiero. —él se cruzó de brazos.—Te la dejaré fácil. —dijo sentándose sobre el capó de su camioneta.— Voy a acabarme esta botella yo sola.

—No. Quiero beber también. —se quejó tratando de tomar la botella que ella apartó.

—Entonces juega. —dijo ella encogiéndose de hombros y sonriendo, la luz golpeó el piercing de su nariz haciéndolo brillar como una estrella que no deseaba apartarse de su rostro.—. A ver. Yo nunca he besado a alguien. —dijo y bebió de la botella. Ella se la tendió y Dan la tomó, bebió. —Bien, es tu turno.

—Sabes que así no funciona el juego ¿verdad?

—Lo sé, pero así termináremos más rápido. —explicó bebiendo y le ofreció la botella antes de que dijera algo más.

Ante eso Dan solo la tomó y bebió. Laia lo observó expectante.

—Es tu turno.

—No quiero jugar a esto. Solo bebamos y ya.

—No seas aguafiestas.

Esa palabra lo golpeó duro y se incrustó en su pecho un momento antes de desaparecer. Le dolió todo y tomó un trago más del vino.

—Yo nunca he tenido sexo. —dijo antes de beber de nuevo. Laia tomó la botella cuando se la tendió y bebió.

—Yo nunca he golpeado a alguien. —dijo ella bebiendo y dándosela a Dan satisfecha de que ambos estuvieran colaborando.

El alcohol ya empezaba a hacer efecto en ambos, tal vez un poco más en Laia porque ya había bebido más que Dan.

—Yo nunca he querido destrozar a alguien. —dijo Dan y ambos bebieron.

—Yo nunca he sentido celos.

Bebieron.

—Yo nunca me he sentido estúpido.

Bebieron.

—Yo nunca me he sentido sola. —dijo ella y volvió a beber. Dan tomó la botella y bebió un gran trago.

Sí, lo había sentido antes pero al conocerla... dejó de sentirse solo. Y ahora ¿Qué sentiría de ahora en adelante si ella no estaba?

—Yo nunca he sentido que una emoción me destroza desde adentro. —dijo Dan y bebió. Laia lo observó y tomó la botella para beber también.

—Muy bien, Dan. Voy a hacer que ganes. Yo nunca he encontrado a mi mate. —dijo Laia con la voz extraña y antes de que pudiera beber Dan le quitó la botella para darle un trago y luego se la regresó.

Laia intrigada bebió y le dio la botella.

—Yo...—comenzó a decir pero la voz se le apagó. Se aclaró la garganta. —Yo nunca he perdido a mi mate.

Laia estaba desconcertada por lo que decía. Dan no la veía, solo tomó otro gran trago de la botella.

—Supongo que aquí acaba el juego. —dijo él por lo bajo. Laia negó con la cabeza mientras le arrebataba la botella y bebía, al terminar de tragar Dan la observaba frunciendo el ceño. — ¿Qué? ¿Ryan...?

Laia inhaló profundamente antes de asentir cerrando los ojos.

—Laia, lo lamento...—dijo Dan acercándose a ella con dolor en la voz.

—No. —Negó Laia. —Yo soy la que lo lamenta. Ustedes eran amigos, como hermanos. —Las lágrimas empezaron a caer por su rostro silenciosamente y las limpió con calma. —Debí decírtelo en cuanto llegué, no, debí decirte en cuanto ocurrió pero yo... no pude. Por favor, Dan, perdóname.

Dan tocó su hombro y fue la primera vez que se vio reflejado en esos ojos violetas.

—No tengo que perdonarte nada. Entiendo lo que sentiste y lo que sientes. Lo estoy sintiendo justo ahora. —dijo con la garganta comprimida.

—¿Cómo se llamaba? —preguntó la hibrida y Dan tragó con fuerza. —Lo siento, no tienes que...

—Emilie. —Dijo con los ojos vidriosos recostándose de la camioneta a su lado. —Se llamaba Emilie, era humana, tenía 12... y leucemia. Tal vez pienses mal de mí porque era una niña, pero realmente yo no...—lagrimas se deslizaron por sus mejillas cuando su voz se apagó. — Teníamos un vínculo pero no era nada romántico, en cuanto la vi solo quise protegerla y estar ahí para ella, quise que me viera como un hermano mayor, alguien en quien pudiera confiar... y ahora está muerta.

Laia entendía a lo que Dan se refería, el vínculo de Mate no necesariamente es algo como "la pareja destinada", a veces sí pero otras veces es solo alguien con quién te entiendes mejor o alguien que necesitabas conocer para lograr cosas... O cambiar cosas en tu vida. Muchos mate son mejores amigos y terminan llamándose hermanos de alma, este parecía ser el caso de Dan, nada parecido al de ella con Ryan, quien sí había sido su Mate romántico pero eso no hacía que fuera menos doloroso; por eso Laia automáticamente movió su mano hasta frotar la espalda de Dan para que de alguna manera, por difícil que fuera, se diera cuenta de que no estaba solo.

—Dan, pudiste haber muerto si lo intentabas y tal vez igual no sobreviviría.

—Lo sé y eso realmente no me importaba. Lo que realmente me frenó fue el asunto de la edad.

Laia asintió entendiendo a lo que se refería. Si la lograba convertir, por improbable que fuera, viviría en el cuerpo de una niña de 12 años por siempre. Eso no sería justo para ella. Transcurrió un rato en que solo se escuchaba el bullicio del bar, sin embargo, no había sonido proveniente de ellos.

—¿Ryan? —preguntó por fin el vampiro.

—Alunancia. —respondió con normalidad.

Dan suspiró sintiendo de nuevo la opresión en el pecho.

—¿Hace cuánto?

—Mmm, serán cinco meses el 9.

—¿Cómo puedes soportarlo? —preguntó Dan con frustración.

—Con mucho esfuerzo. Es difícil pero sé que me amaba y aunque pase el tiempo seguiré amándolo. —empezó a hablar como si estuviera enojada—Trato de seguir adelante por él, porque sus últimas palabras fueron "vive bien" y porque sé que me diría que soy una tonta si supiera que no podía dormir sin él hasta hace dos meses. — estaba sacando todo ese dolor e ira que aun sentía. Tomó un gran trago del vino.

Dan se quedó en silencio un rato para dejar que se calmara y se sentó en el capó de la camioneta, luego de un rato terminó recostándose allí viendo el cielo, pensando tanto en su mate, esa increíble niña, como en su amigo, que había dejado de serlo hace mucho. O al menos eso pensaba.

—¿Crees que podríamos llegar a "vivir bien" sin ellos? —preguntó Laia resaltando esas palabras con irritación.

—No lo sé.

—Ryan fue un desgraciado ¿Cómo se le ocurrió que podría "vivir bien" sin él? —preguntó tomando otro trago.

—Porque te conocía y sabía que eres fuerte.

—No lo soy. —escupió bebiendo de nuevo.

—Sí tú no eres fuerte entonces yo no tengo esperanzas en cuanto a Emilie. —se alzó sobre los codos al verla. —Dame la botella.

Ella se la dio a regañadientes. Dan se sentó y bebió un poco más antes de devolverle la botella.

—¿Y ahora qué haremos?

—Seguir viviendo sin ellos. Recordándolos y extrañándolos pero sin estancarnos.

—¿Hablas en serio?

—No, estamos jodidos.

Dan soltó un bufido al sonreír suavemente. Laia sonrió antes de darle un trago más al vino.

—Yo nunca he tenido el corazón roto. —Canturreó ella sonriendo mientras unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas, miró a Dan y estaba igual que ella. La misma sonrisa triste que esperaba a que algo bueno pasara y las lágrimas que no podían ocultar el hecho de estaban rotos en el interior.

Ambos bebieron.

...

Duncan después dejar a Eve y a Erin en la casa de Morgan decidió vagar por el pueblo, ya era tarde y no le provocaba seguir conduciendo así que buscaría un hotel o algún lugar donde pasar la noche que no fuera en la casa del vampiro. Las chicas le habían dicho que Owen y los demás estaban en un bar. Llamó a Owen y le pidió la dirección, en unos minutos ya estaba allí. Creyó ver a uno de los chicos que trabajaban para Morgan, el pelirrojo, afuera con una chica, pero no recordó su nombre así que solo entró aprovechando el hecho de que ninguno se dio cuenta de su presencia. Llegó a la mesa donde estaban Owen, Adrien, otro tipo de ojos castaños y Simón que se notaba había tomado, mucho.

Realmente el vampiro no le caía muy bien, por su culpa tenía una cicatriz bajo la clavícula izquierda. Gajes de su antiguo oficio.

Al tomar asiento pidió una cerveza y empezó a conversar con ellos.

...

En una esquinan Zafiro, Luis y Tony hablaban animadamente. Luis le había hablado un poco a Tony sobre lo poco que sabía de ella y la conversación tomó forma y sentido después de un rato. Al menos hasta que Zafiro volteó para llamar a Simón y vio a alguien que le pareció conocido.

—Oigan ¿Quién es él?

Ambos lo observaron y Tony contestó:

—Es Duncan Bixler.

—Bixler...—Lo pensó un momento. —Ya vuelvo. (Tengo que ir un momento)

Ella se levantó y se acercó allí. Luis y Tony la observaron presentarse, hablar, sonreírle y coquetear con él. Ante eso Luis desvió la mirada para ver a Tony y este apretó los labios un poco decepcionado.

—Supongo que debería olvidarme de esto ¿no? Ella es así —dijo volteando a observarla para luego volver a ver a su amigo — y yo no.

—Encontrarás a alguien, yo lo sé y mira que soy escéptico sobre el amor.

—Gracias por el apoyo.

—Cuando quieras, además hay muchos más peces en el mar, creeme—agregó Luis para proceder a beber de la cerveza con una leve sonrisa.

Tony sonrió con desgano al decir:

—El hecho es que yo estoy en tierra y sin barco.

Luis se ahogó un poco al tratar de evitar reírse y Tony soltó una carcajada ante su expresión.

...

Al final de la noche Zafiro se fue con Duncan. Para la mañana siguiente ella trazaba la cicatriz de su pecho desnudo y él le agradecía mentalmente a Simon por habérsela hecho.

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Gracias por leer <3 Sigue mis cuentas para más dibujos :)

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